Los monstruos del terror

Una premisa sci-fi pasada por el filtro yeyé producto de la ingesta de una dronja o varios años de alcoholismo nos sirve esta deliciosa mamarrachada psicotronibérica: unos seres de otra dimensión (de Ummo, ni más ni menos... Fernando Sesma sería fan de la peli) hacen turismo en una villa que el diseño de producción pretende simular como perteneciente a Gran Bretaña (pero donde los periódicos se editan en castellano y los personajes cuentan con apellidos de pensadores austríacos adinerados) y, como sucede siempre con la inmigración extradimensional, las intenciones no son amistosas. Los malos, siempre con un rictus así como de persona severa o que va mal de cuerpo, montan un cirio importante con la intención de trasladarse a nuestro planeta, por el tema de los pisos de renta antigua. Para su propósito se sirven de la mesmerización de mitos fantaterroríficos de siempre: Drácula, el hombre lobo, la momia, Frankenstein (aquí llamado de otro modo por el tema de los derechos) y hasta están a punto de inmiscuir también a El Golem, pero al final no.

Esta astracanada sirve para hacer una basurilla entretenida que mezcla el clásico policiaco con el terror de a dos pesetas, con una factura técnica bastante digna y momentos de homenaje al expresionismo alemán y a los clásicos de la Hammer. A destacar Paul Naschy haciendo lo de siempre una vez más, la banda sonora con toques neobeat y los momentos finales, con un clímax inexistente y el hombre lobo teniendo agarradas con todos los demás monstruos.

La típica peli que mola más ver ahora que cuando supuestamente hay que ver esto, con ocho o nueve años.

Mezcla de ciencia ficción y terror, nos encontramos ante una película con un cierto encanto visual (el despertar de las criaturas, la terrenal elegancia del extraterrestre del planeta Ummo y la ambientación del laboratorio) y que como no podía ser menos con tan singular y psicotrónica premisa resulta realmente entretenida (espectacular el combate entre el hombre lobo y la momia y la traca final) y que por lo demás supone la segunda aparición del bueno de Waldemar Daninsky.
Recomendable, siempre que no la veas bajo un espíritu demasiado critico y con los ojos del avezado y curtido espectador de hoy en día.
Como curiosidad en algunos países se la conoce como Dracula contra Frankenstein, el mismo título que la película rodada por Jesús Franco un año después.

La idea de partida no es que no sea buena, para mí es incluso brillante: tirar más allá de donde ha ido nadie y reunir en una película lo mejor de lo mejor del cine de terror. La excusa puede que ya no sea tan genial, pero había que encontrar alguna, así que una invasión extraterrestre es tan buena idea como cualquier otra. Lo importante es la actitud, el homenaje, ofrecerle al espectador en menos de hora y media una reunión única de personajes del terror clásico.

Esto no es la Hammer, es made in Spain, hay momentos muy ridículos así como una evidencia clara de falta de presupuesto, sin embargo creo que consigue lo que busca y que transcurrido ya casi medio siglo de su realización verla no es perder el tiempo. Si se es friki hay que verla, y si no se es uno puede verla como un entretenimiento aceptable si no se es exigente. Tal vez algún personaje más no se incluyó en este festival por falta de la inyección monetaria que hubieran querido los que estaban detrás de las cámaras. Por otro lado, los que salen delante de las cámaras aceptan con seriedad su trabajo y eso se agradece, lo dan todo pese a que podamos entender también el conjunto de ridículo. Hay buenas intenciones y al menos a mí no me parece un desastre. Es especial, es inclasificable, es único, porque ver al hombre Lobo liarse a leches con la momia es algo espectacular. Hay poca acción, pero cuando se desata uno siente que alcanza la gloria. Una verdadera verbena apta para todos los públicos.

Caspa ¨de la buena¨, con una historia tan original como absurda, que recuerda un poco a ¨Plan 9 del espacio exterior¨: unos alienígenas quieren conquistar la Tierra, para ello van a revivir a los monstruos clásicos (Drácula, el hombre lobo, la momia y Frankenstein) y los van a poner bajo su control. Hasta ahí bien, más o menos, la cosa es que Drácula y el hombre lobo van a su bola, que la policía les sigue la pista de cerca, y que los propios cuerpos humanos que donde se han introducido se salen de control por los sentimientos humanos que mantienen...

La película podría haber estado muy bien, pero la verdad es que no consigue enganchar realmente en ningún momento, quizás por la locura de argumento, quizás porque la dirección y los actores no daban para más.

Se deja ver, se disfruta a Naschy dándose de palos con los monstruos, pero poco más.

Desde luego no puede decirse que con la segunda incursión licántropa de Paul Naschy fuese empleada tanta energía para crear una rocambolesca y apetitosamente absurda premisa scifi -¡conspiración alienígena!- como en darle título a tan estimulante broma de invasores galácticos resucitando a los monstruos legendarios para que los ayuden en el sometimiento de los terrícolas.
Y por descontado ya sabemos cuál de esos cuatro infrahumanos será el que termine parándole los pies al mad doctor espacial (Michael "Klaatu" Rennie) corriéndolo a zarpazos. Y es que Waldemar Daninsky puede ser volátil e incontrolable cuando no se afeita, pero la nobleza de (anti)héroe torturado del fantaterror ibérico obliga más que ninguna resurrección con tecnología alienígena. Y con esto no entro en más detalles de qué papel desempeñan ese conde Dracula -el todoterreno, y no es por hacer un cumplido, es un hecho- de Manuel De Blas caracterizado igual que en 'Y si no, nos enfadamos' (4 años después, pero con ataúd para pernoctar en lugar del estuche para la ametralladora), Nando Murolo -como monstruo de
Frankenstein- y un tal Gene Reyes al que momifican para el evento.
Miedo, miedo no da... Lo que sí es probable es que te lo pases de miedo viéndola. Y creo que ése es su principal objetivo.