Platónico (Serie de TV)

Serie muy de estos tiempos. Eternos adolescentes dicen, a ver, yo tengo su edad y si, supongo que soy infantil para algunas cosas pero es que estos personajes son odiosos por no decir tontos , pero no ahora.
Con 15 años eran tontos, con 30 lo seguían siendo, con 45 también y morirán así.

Rose Byrne hace de madre que no de de sí para todo, pero curiosamente nunca la ves en casa haciendo lo que tanto se queja, es decir ama de casa, siempre está haciendo el tonto con Seth Roguen.

Seth Rogen hace de Seth Rogen, desde aquí mi admiración para este señor que solo tiene este registro de interpretación, coronada con esa sonrisa bobalicona marca de la casa. Que este tío este forrado y con la vida resuelta y que personas que han estudiado carreras y tratan de curar enfermedades no lleguen a fin de mes.....eso si que es gracioso ja ja.

Serie en la línea de Judd Apatow, es decir adultos que no es que cumplan el concepto "young adult" no, es que directamente son imbéciles.

*Pareja infalible

La serie está protagonizada por el mismo dúo que interpretara al matrimonio en el díptico de Malditos Vecinos, también de Stoller. En esta ocasión Sylvia y Will, son un par de viejos amigos que han perdido el contacto. Mientras tanto, sus vidas han acumulado una gran carga emocional: Sylvia está casada, tiene hijos y se siente inquieta; Will está afrontando un doloroso divorcio. Cuando ambos se reencuentran caen en la incorrección, poco a poco parecen cambiar quiénes son, devolviéndolos a una etapa anterior de sus vidas. Es una narración sobre la juventud pasada, no sobre el amor perdido. Siempre es agradable ver a Seth Rogen desatado, pero el foco principal pertenece a Rose Byrne, interpretando a una mujer que necesita imperiosamente pasar un buen rato.

La comicidad de Platónico surge de múltiples aspectos del reencuentro entre Bill y Sylvia. El hecho de que la reconexión entre ambos sea fruto de sus respectivas fricciones contra sus circunstancias personales complica aún más esas mismas luchas. Sylvia ha renunciado a su carrera de abogada y ahora ridiculiza alegremente su vida doméstica con su amiga Katie (Carla Gallo). Se encuentra en medio de una crisis existencial, insegura de cómo ha llegado a donde está, de quién debería ser y de lo que quiere. Will no está mejor, desestabilizado por su divorcio y enfrentado a sus socios, a quienes les importa más el dinero que la elaboración artesanal de la cerveza.

*Apoyo emocional

Las angustias sobre el matrimonio, el amor y la carrera profesional recorren Platónico, derivando en el prototipo de fracaso patético, la especialidad de Rose Byrne y Seth Rogen. Tal y como los imaginan los co-creadores y directores Nicholas Stoller y Francesca Delbanco, Sylvia y Will son dos seres absurdos que utilizan su revivido afecto como válvula de escape para sus frustraciones. También son dos payasos afines en la misma sintonía. Rogen y Byrne tienen una química tan fluida, ya sea recordando hazañas pasadas, aceptando con entusiasmo las idioteces del otro, o insultando mutuamente el aspecto y las decisiones ineptas, que la serie prospera gracias a sus divertidas idas y venidas. La relación entre ambos está marcada por un entusiasmo juvenil que se apoya en una sensación mutua de agotamiento y descontento por el paso de los años.

Will y Sylvia tratan de ayudar al otro a encontrar la felicidad, aunque la naturaleza exacta de ésta no resulte obvia para ninguno de los dos. Platónico ofrece un caudal constante de escenarios lo bastante verosímiles como para resultar reconocibles, y lo bastante disparatados como para generar humor. También son capaces de provocar carcajadas los gags aleatorios y las frases hechas que salpican los distintos capítulos, como la costumbre de Will de descargar su furia y decepción en los omnipresentes patinetes de alquiler de Los Ángeles.

*Nada más que amistad

Platónico aborda temas reales sin anteponerlos en ningún momento a la comedia disparatada y nunca recurre a convertir su historia en un tira y afloja. Sólo el resto de personajes se plantean el potencial romántico de Will y Sylvia. Una serie cuya vertiente alegre versa sobre el redescubrimiento de la solidaridad frente a la miseria, y el sabor agridulce de trascender esa etapa tumultuosa, es una victoria del humor sincero y natural.

Es refrescante ver una comedia sobre esta dinámica entre dos personas que encajan pero no quieren llevar su relación más allá de esa amistad. En sus momentos más ingeniosos y agudos, Platónico es como una comedia romántica sobre una pareja que no avanza. No están inseguros sobre su proximidad, sino sobre las partes de sí mismos de las que intentan escapar una noche tras otra. Un intento en vano de volver a estar en el punto álgido de la modernidad y de recuperar esa juventud que claramente quedó atrás.

*Una bofetada de realidad

Tenemos multitud de escenas relacionadas con reflexiones sobre la edad, o mejor dicho, la incapacidad de aceptar el paso del tiempo propio. Sylvia y Will vienen cargados con preguntas interesantes sobre la crisis de la mediana edad: ¿Cuándo se considera que algo es guay o simplemente inmaduro? ¿Tiene importancia estar dentro de la modernidad? ¿Conseguir mis sueños significa perder mi antiguo yo desinhibido? ¿Es crecer una evolución a mejor o a peor?

Analizada en su conjunto, la narración es una certera reflexión sobre lo que significa madurar para la generación a la que pertenece el dúo protagonista. A pesar del tono humorístico predominante, no deja de aparecer una cierta amargura en la mirada de esos jóvenes que ya no lo son, pero se niegan a aceptarlo. Hay algo casi alienante en ese paso a la mediana edad, que resulta especialmente doloroso para los contemporáneos de la pareja. Una generación apegada a la ilusión de la eterna juventud.

Estamos inmersos en un proceso que parece buscar la infinitud a través del retorno a la juventud. Afrontar la finitud siempre ha resultado traumático pero esta generación afronta el problema a través de la evasión. Ese constante intento de no perder la juventud resulta muy problemático para afrontar la cuestión de la pérdida y además para la propia vida diaria. Una de las escena finales de los capítulos ilustra a la perfección esta situación, con el We are young de Fun sonando de fondo mientras Will camina reflexivo por la calle.

Podíamos dar una nueva vuelta y relacionar esa negación del paso a la madurez con lo difícil que resulta en la actualidad construir y encontrar películas adultas cuando audiencia e industria prefieren una adolescencia suspendida y alérgica a lo sustancial, como señalaba recientemente Paul Schrader.

Escrito por Juan Avilés Torres

Toda una sorpresa. Es la típica comedia tontorrona de Rogen, muy divertida pero que sabe explotar las implicaciones una amistad tóxica entre hombre-mujer al borde de crisis de mediana sin convertirlo en una telenovela.
Rose Byrne esta fabulosa.
7/10

Creo que Seth Rogen es uno de los cómicos más divertidos y entrañables de la actualidad. Y luego tenemos a Rose Byrne, una de las actrices más fascinantes e infravaloradas de los últimos años, y con una fabulosa vis cómica que muy pocos han sabido aprovechar. Ambos actores coincidieron en las dos partes de Malditos Vecinos, un díptico sensacional que os recomiendo desde ya, en especial su hilarante primera entrega.

Pues bien, ambos vuelven a coincidir en Platonic, serie de Apple escrita y dirigida por el mismo director de la saga de Malditos Vecinos (junto a otra compañera de profesión), y de ahí la hermosa casualidad. Obviamente, no se le puede decir que no a una producción protagonizada por dos estrellas tan graciosas y adorables, por lo que me he subido al barco sin dudarlo ni por un momento, y debo confesar que el viaje ha merecido mucho la pena.

Eso sí, algún día alguien me tendrá que explicar por qué esta serie se titula Platónico, pero mientras tanto, advertiros de que no estamos ante una comedia romántica, sino más bien ante una gamberra y acertada radiografía de la crisis de los 40. Sí, esto ya lo hemos visto antes, pero no por ello tienes menos valor, en una propuesta tan sencilla como sincera, y con la que te puedes identificar a pesar de lo alocado de algunos momentos.

La serie es estupenda, y de ese tren no me bajo, pero seamos sinceros: es posible que esto no fuese lo mismo sin la presencia de Rogen y Byrne, el primero repitiendo algunos de sus tics habituales o, dicho de otra forma, volviéndose a interpretar a sí mismo, lo que para un servidor jamás es un problema; y Byrne volviendo a demostrar que tiene un don para la comedia totalmente desaprovechado por Hollywood.

Curiosamente, Byrne sale victoriosa del duelo, con un rol más protagónico y mejor escrito, ya que al personaje de Rogen dan ganas de estrangularlo en no pocos momentos, siendo el clásico cascarrabias peleado con la vida, pero todavía más detestable. Y al igual que en Malditos Vecinos, ambos vuelven a formar un tándem perfecto, cargado de química y buen hacer. El director de la serie ha estado avispado al repetir la jugada, siendo la clave de la producción, y lo mismo se puede decir del inspirado plantel de secundarios, a cada cual más tronchante.

No es una de las mejores series del año ni te va a cambiar la vida, ni tampoco creo que lo pretenda, pero los dos protagonistas te venden la serie sin pestañear, siendo una comedia con instantes muy logrados, y que se disfruta en sus diez episodios. No obstante, y a pesar de que me parece una serie tan acertada como entretenida, cuesta recomendarla, porque quizás sepa a poco en unos tiempos en los que vivimos saturados por infinidad de propuestas.

Dicho esto, si eres de los míos, y adoras a esta adorable pareja, te invito a que te unas a la fiesta, porque vas a salir con una sonrisa de oreja a oreja, con una comedia (no romántica) la mar de festiva y que da lo que promete, además de contar con un reparto de lujo y las mejores intenciones del mundo. Para mí es un sí, pero en tu mano está la última palabra. Por cierto, soy yo, o Apple TV es la mejor plataforma del momento. Sus series me confirman que sí. Ahí lo dejo.

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