Cuando empecé la película me olí patetismo. Sin embargo, según avanzaba la cinta, me daba la impresión de que no era tan mala como podía parecer por ese 3 y poco de nota que le han puesto los usuarios. Con sus incoherencias, muchas de ellas típicas en el género, sus clichés, las situaciones repetidas mil veces que todos sabemos de memoria... Pero rozando el entretenimiento (solo rozando, porque en algunos momentos le costaba avanzar). Y de repente pasan los primeros 45 minutos y empieza la última media hora.

Esa media hora permanecerá en mi memoria por siempre. Pero lo hará como una de las peores medias horas que recuerdo en esto del cine. Las incoherencias se multiplican exponencialmente tanto en número como en evidencia, todo se vuelve absurdo, el terror se convierte en una auténtica comedia sin pretenderlo que me hace carcajearme constantemente. Y todo para acabar, como no, absurdamente.

No entiendo la "estelar" aparición de secundarios, que parecen estar por estar.

El escenario parece precisamente eso, un escenario, no se si por falta de recursos que hace que quede como una auténtica cutrez o es que fue algo premeditado, por darle un tono diferente con el juego de luces y sombras, la maraña de muros y muretes con aspecto de cartón piedra, focos de luz que salen de no se sabe donde y luminarias de colores... El que fuera algo premeditado no restaría ni un ápice de cutrez, por supuesto.

El mejor momento, sin duda, es cuando deciden que ha llegado el momento de que Ana de Armas se quite la camiseta y corretee en sujetador por la pantalla. No lo pongo en spoiler porque es tan irrelevante el que lo cuente como el hecho en sí: Entra corriendo al baño, se quita la camiseta, la deja encima de la taza del váter y se esconde unos metros más allá. Una acción con una lógica aplastante y con una transcendencia en la película enorme, digna de profundo estudio. Supongo que es que tendrían que poner la imagen como reclamo en el cartel promocional, para ver si conseguían algo atrayente.

Película que da lo que promete, dramón familiar lacrimógeno, historia dura y agobiante en busca de un final feliz. La dureza es lo que más me ha sorprendido, no es nada fácil de digerir, e incluso no se corta a la hora de mostrar escenas desagradables. Y como digo en el título, quiere tocar la fibra sensible y lo logra, vaya que si lo logra.

Por el lado positivo, su nivel técnico es sublime, desde los efectos especiales, con el tsunami como protagonista y su devastador legado y la ambientación, hasta el maquillaje y la caracterización de todos los personajes, principales, secundarios y simples figurantes.

En el lado negativo, quizá su falta de credibilidad. A pesar de estar basada en una historia real (coletilla tan utilizada en tantas películas últimamente que acaba por causar el efecto contrario), lo que se sale de la trama principal huele a perfeccionamiento y engrandecimiento de la familia protagonista, un lucimiento innecesario para los personajes, aunque quizá necesario para llenar la historia y evitar la excesiva linealidad. Y también provoca que caiga en el tópico de este tipo de cine.

Y volviendo al principio, a las sensaciones que crea la película, hay que tener en cuenta que hay mucho efectismo: Cámara lenta, primeros planos, música que se eleva en volumen, las historias paralelas edulcoradas, imágenes recrudecidas... Sentimentalismo artificial, en definitiva.

Pero funciona.

Pues sí, pensaba que iba a ver lo más excretable del cine de terror español. Pero llega un momento en que uno se ha tragado tantas bazofias que es hasta difícil encontrar algo que encabece ese ranking. Sin embargo me ha resultado incluso ligeramente entretenida, aunque supongo que es debido a que, cuando intenta dar miedo, produce risa, y cuando intenta crear humor te dan ganas de pegarte cabezazos contra la pantalla, lo cual crea un interés por ver si viene otra más gorda.

El punto de partida ya de por sí es ridículo, y la presentación de los personajes, lamentable. Personajes tan típicos, por otro lado... Los raritos y los guays y su relación de aversión, pero con tan poca profundidad aquí que es que da exactamente igual.

Como decía antes, los intentos de aterrorizar se quedan en burda comedia, cuatro sustos de lo más recurrente. Y entre medias, un par de gracietas del personaje interpretado por Maxi Iglesias, que lo encumbran al olimpo de los más gilipollas que un guionista ha defecado. Al susodicho le diría: "Muerde el bordillo". Por otro lado, es fácil olerse la tostada de lo que ocurrirá al final, va germinando de una manera excesivamente evidente y temprana, para ayudar a dejar de pensar, que debe ser malo.

Lo más interesante de la película son los planos traseros de la Corberó, supongo que en un intento de justificar el 3D (yo la he visto en 2D, por supuesto). El resto de escenas que supongo que aprovecharían dicha tecnología parecen sacados de un mercadillo barato en rebajas, especialmente en una escena con chorro de sangre que parece de dibujos animados. Verlo en pantalla grande habría sido un espectáculo. Espectáculo de la cutrez, claro.

Por cierto, imagino que Sony habrá soltado la pasta, porque aparece bien grande en pantalla su marca, y sus productos (móviles, portátil, cámara...) reflejan bien sus virtudes. Aunque al final me queda la duda de si los terminales sirven para algo... Durante la película hacen alguna llamada, pero cuando necesitan ayuda... ¡A nadie se le ocurre usarlo! Es más lógico coger la furgo...

Nunca he sido fan del tándem cinematográfico formado por Burton y Depp, y no va a ser con esta película con la que me hagan cambiar de opinión. Como siempre, la ambientación muy personal y única de Burton es lo mejor de la película.

Sus personajes son ya muy recurrentes para él, y su protagonista es, como ocurre muchas veces con Depp, especialmente con este director, exagerado. Argumentalmente la cosa comienza con cierto interés, aunque se pierde en trivialidades y acaba por hacerse larga.

Creo que los detalles de humor son los que sostienen mínimamente la cinta, porque si no, todo quedaría en un tedioso relato. El final es muy previsible y alargado injustificadamente.

Esta frase define muy bien la película. No sé si será cosa del doblaje o ya viene de fábrica en la versión original, pero es una clara muestra de los grandes diálogos que podemos encontrarnos en la cinta.

Esta es la enésima película de acción de Steven Seagal, una más de las tropecientas de bajo presupuesto que hace últimamente, siendo además productor. Él se lo guisa, él se lo come. Reconozco que me gustaban sus películas de hace unos cuantos años, cuando era un tipo ágil, con movimiento, "el hombre con las manos más rápidas de América" decían (o decía él mismo, no lo sé...). Ahora, al menos en esta, ya no se prodiga en dar mamporros, es más bien un tirador. Tirador costroso, que decíamos cuando jugábamos en el cyber al Counter Strike sobre los que se quedaban fijos y agazapados en un sitio a pegar tiros. Porque cuando no pega tiros, tampoco es que se mueva mucho, podríamos decir que ha pasado de ser un actor de cara inexpresiva a ser de cuerpo inexpresivo, como si fuera un bloque de cemento.

El resto, coreografías ridículas, historia muy manida y recurrente, malos actores y una sucesión de escenas a cada cual más patética. Por no hablar de los diálogos, al nivel de la frase del título de la crítica.

En fin, ya he recordado por qué dejé ver películas de Steven Seagal hace ya unos cuantos años...