En este segundo film de David Lynch, el cual esta basado en la historia real de John Merrick, una persona que tiene una deformidad en la cabeza, y que subsiste bajo condiciones infrahumanas, incluso considerado y mostrado como un animal de feria. El film enseña que bajo la apariencia de las personas siempre se encuentra algo mas, que generalmente se pasa por alto por aspectos banales que no suelen ser los más importantes, pero en el camino nos sumerge en las vivencias y sensaciones, de una persona que ha sido menospreciada y pasada por alto, apelando al sentido de la sensibilidad, nos lleva por los altos y bajos de las vivencias del protagonista, llevandonos a muchas preguntas, como las que se hizó el Dr Hopkins, de si estaba haciendo bien, o por otro lado solo estaba alimentando su propia curiosidad o morbo de una manera distinta. La incertidumbre de la obra y la atmosfera sombria que la rodea profundizan la sensación de sobrecogimiento.

En este film, perteneciente al género de falso documental, se explora una realidad en donde los hombres dejan de ser indispensables en el proceso de reproducción humana, así como todas las implicaciones y discusiones que esto conlleva, en donde se ve una aparente desaparición de las relaciones afectivas como se conocían, ya que las mujeres podrían quedar en embarazo sin necesidad de interacción sexual, en un proceso conocido como partenogénesis, lo que lleva a replantear la sociedad como se conocía, cambiando así los roles de poder y toma de decisiones, así como la idiosincrasia de la humanidad en general. El film presenta una visión interesante de esta posibilidad, explorando las fortalezas y debilidades que acarrea la situación tanto para hombres como mujeres.

Existen momentos en la vida en los cuales se presentan cambios inesperados que dan un giro de 180° a la existencia. Son momentos que nos hacen salir de la zona de confort, poniendo a prueba nuestra resistencia, desencadenándose tres fases: frustración, negación y aceptación.

Nada es verdad, todo esta permitido en la muerte. Yojiro Takita muestra de una forma imperceptible la capacidad que tiene el ser humano de adquirir resiliencia en los momentos que marcan un antes y un después, con sus escenas cargadas de dramatismo y solemnidad nos explica qué la felicidad, es un suspiro en medio de la tormenta.

Dicen que las historias se interpretan dependiendo del ojo de quien las observa y esto se evidencia en este film, mientras para unos la trama se hacia lejana y desconocida, dado que esta cargada de misticismo y costumbres ancestrales; para otros es un recordatorio de la efímera existencia y nos transporta a momentos pasados que generaron profundas reflexiones.