No recuerdo la última vez que dejé de atender por completo a una película. Ah sí, esta.
Me cuesta seguir películas sin guión. Las imágenes son potentes, si hubieran estado unidas por una historia habría sido magnífica, pues tiene momentos impactantes. Pero no es más que un batiburrillo de personajes y escenas bajo la excusa de "es que estaba soñando".
Es mala y hay que decirlo. Amé Cabeza Borradora, porque desde el principio sabes que la película es una larga pesadilla y desde el principio tienes ese hilo conductor que te va guiando. La pesadilla avanza y dentro del surrealismo sigue un camino y, por tanto, una historia.
Esto es lo más parecido a grabar escenas sueltas que se te van ocurriendo y juntarlas después de postproducción.
Es aburrida y los espectadores (incluso los gafapastis) no pueden seguir una película sin guión. Ya se han hecho películas sobre el mundo de los sueños y son capaces de retener tu atención, porque desde el principio te lo dejan caer. Aquí es todo caótico y desordenado por capricho, no por necesidad.
Una pena, porque el director sabe grabar escenas de una fuerza enorme.
Resumen de esta peli: "la potencia sin control no sirve de nada".

No he podido creer, tan salir del cine, lo que mis ojos habían visto.
No podía creer que el mismo director que nos dejó el Protegido (su mejor película y un pedazo de drama en la historia del cine) nos haya dejado este producto muerto, vacío, autocomplaciente y, sobre todo, ridículo.
Que al final de una triología se le pueda adherir el adjetivo ridículo y frío, es para hacérselo mirar.
Probablemente podría hacer una crítica detallando más no solo los agujeros de guión (es un queso gruyer), como el cambio absoluto de tono, estilo y profundidad en la película. No vine a ver una película de Marvel muy lenta, señor Shyalaman. Venía a ver la sucesora espiritual de el Protegido, que es una de mis películas favoritas de todos los tiempos. Venía a ver algo que continuara el legado de la interesante Split (no es una maravilla, pero es entretenida y como thriller oscuro cumple). Lo que no venía a ver es una película que busca el giro de guión aún a costa de reirse del universo que estableciste en la primera parte. Una película que se ríe de la credibilidad del espectador, que vapulea a los personajes tan bien construidos en las películas anteriores y que nos ofrce un cierre de trilogía desangelado y completamente olvidable. De verdad, que el final de una triología sea olvidable es, repito, para hacérselo mirar.
He visto una película que pareciese de otro director, de uno que no entendía ni el espíritu, ni el mensaje ni la temática del Protegido. Una peli que en el tramo final roza los niveles del ridículo y de un guión malo desechado por Marvel.
No venía a ver una película de superhéroes. Venía a ver un drama psicológico, donde el tema superheróico estubiera tan bien introducido, tan sutilmente insinuado, tan bien resuelto; que pareciera poder ocurrir en el mundo real (como ocurre en el Portegido e incluso, en menor medida, Split). Esta peli transforma en histrionismo esas bases y hace mal todo lo que las anteriores hacían bien.
La película no hay por donde cogerla. A los que sean fans verdaderos del Portegido y no los que la hayan visto solo para ponerse al día tras ver Splir, sabrán de lo que hablo. De un director poco inspirado, insípido y al que, después de esto, no pienso seguir más.
Maldito seas, Night Shyalaman.

Había leído muy buenas críticas en todas partes, pero seguía teniendo mis reservas, especialmente después de ver otras adaptaciones que pasaron sin pena ni gloria y vieniendo de la épica Infinity War. Por otro lado, el historial de Sony con los superhéroes no estaba demasiado arriba y ver un spiderman-cerdo en el elenco tampoco me traía buenos pronósticos.
Y me encontré con magia. Una peli echa con un cariño y amor por los comics y el mundo de Spiderman como nunca habíamos visto antes. La trilogía de Sam Raimi es muy conocido y querida por todos, pero vistas de nuevo hay más de nostalgia en ellas que de calidad real (salvándose quizás la segunda que sigue siendo una de las mejores películas del arácnido); pero lo que han conseguido en esta película va mucho más allá de eso o incluso de lo que ha hecho Marvel con Tom Holland en Homecoming.
La película es un cómic en movimiento. El trabajo de animación es novedoso, único y revolucionario en muchos sentidos. Nunca habíamos visto un cómic de superhéroes animado así. Y de paso, me ha echo recordar como a pesar de los esfuerzos titánicos de producción (como lo conseguido en Infinity War, ese Thanos al que casi se le pude tocar la barbilla), aún existe todo un espectro visual que es imposible representar en los live-action.
La historia es sencilla, los personajes todos ellos están muy bien perfilados, el guión no se anda con rodeos, te cuenta lo que quiere contar y se acabó. Es un historia de aventuras divertidísima y, a la vez, muy épica. Nos introduce a un nuevo Spiderman y nos enseña también la otra cara del otro al que ya conocemos. Ver a Peter Parker luchando contra un enemigo y mientras cae, recibe golpes y cuenta chistes, soltar un "qué cansado estoy", me puso los pelos de punta. Explora el otro lado de lo que significa ser Spiderman, lo duro que es y la manera en que afecta a Peter, que después de todo también es humano. Y eso es para quitarse el sombrero.
La historia de Miles Morales (a pesar de ser desconocido para mí), funciona a la perfección. Es coherente, sus relaciones familiares están muy bien trabajadas y, en fin, nos dejan a un personaje al que dan ganas de seguir y del que saber más.
En definitiva me ha hecho entrar de lleno en toda la magia de los cómics y los superhéroes, algo que las grandes producciones de MCU ya no eran capaces de conseguir. Veo un futuro brillante para el arácnido si deciden continuar por este camino, mano a mano con una animación de vanguardia.
Es, para mi, la mejor película de Spiderman que se ha hecho. Tiene de todo y de todo en las dosis justas. Es una película que hay que ver y que, además, te ayudará a olvidar el mal trago de las dos películas de Amazing Spiderman (aunque la segunda está un poco más decente) o de la reciente Venom; y te hará recuperar la esperanza en las adaptaciones cinematográficas del universo aránido. Un éxito rotundo.

Cuado salí de ver Birdman me dije: "Otra vez". No es un otra vez de "otra palomitera más" u de "otra pretendida obra de culto, de falsa profundidad". Fue un otra vez de Alguien voló sobre el nido del cuco. Fue un otra vez de American Beauty. Un otra vez de "acabo de ver un peliculón como Vértigo ¿y sabes qué? Este sentimiento de euforia tardará muchos años en desaparecer".
Pero partamos desde el principio. Tampoco voy a ensalzarla ni sobrevalorarla por ser nueva o porque halla puesto ojitos brillosos a los adeptos de ese cine más rompedor e independiente (que a menudo ofrece pretendidos churros). Birman sobrevuela al cartelera y el metraje del cine con sus propias alas. ¿El plano secuencia eterno parece pretencioso? Lo es. Ahora ¿es eso malo? Hablamos de una película que nos acerca el mundo del teatro a la gran pantalla. Que persigue a sus protagonistas en un intento de acercarnos al metraje meticulosamente montado, la escena en vivo. Si no fuera pretencioso, no habría riesgo. Y si no fuera pretencioso, no habría conseguido alumbrar el escenario del teatro. Sería otra película en la que aparece un teatro. Pero no un teatro que se grabó como una peli. Esto puede encantar o decepcionar a muchos, pero no deja de ser uno de los objetivos de la película y, en ese sentido, debemos aceptar esta premisa.
Los actores bullen en estado de gracia. Pero ¡ah!, no están actuando para el cine. Son actores de teatro. Y eso les ha dado un espacio a la interpretación que ha revalorizado sus actuaciones. Keaton y Nolan se salen. Y el resto del elenco no se les queda atrás. La imágen que les rodea, les abraza con sus planos a cada instante, parece enseñarnos desde todos los ángulos el impresionante trabajo llevado a cabo por los actores. Y, de nuevo, introducirnos en la escena teatral.
Pero más allá de la parte técnica, ya revisada con mucho acierto por otros usuarios, querría detenerme en lo que me hizo salir exultante después de verla: la intrahistoria. ¿Son los diálogos de una falsa profundidad? Creo, que si se está atento, no son diálogos extraterrenos. Los mensajes son claros. Las palabras duras y concisas. ¿Intenta revestirse de un aura de significación de la que carece? Tampoco lo creo. De nuevo, los mensajes están ahí. No se dan vueltas en círculos para pretender la ambigüedad y la profundidad que no existía. "Papá, acepta que, como todos, eres prescindible" ¿Qué hay de pretendido en estos diálogos? ¿Se ahonda una y otra vez en el mismo tema? Sí ¿Era innecesario, aburrido? En este sentido no encuentro el problema. La película no es larga. Tenía claro el tema, el objetivo, aquello que quería analizar. ¿Para que abarcar más temas y terminar por planear, como Birdman, por encima de ellos pero sin darles mimo, sin desgranarlos? "Escribes críticas que te cuesta una mierda hacer, para destruir el trabajo duro de todos los que hacemos arte" Sigo sin encontrar la pretenciosidad en sus dialogos. Por otro lado, me fascinó sus sencillez. Su cercanía. Y su calado. Escribir críticas es, en efecto, bastante sencillo. El trabajo detrás de Birdman, llevó mucho, mucho más tiempo. Y por suerte, creo que ese tiempo no tendrá fecha de caducidad, que seguirá planeando por encima de la ciudad, por encima de todos, porque ese es su sitio.
Si algo agradezco a Birdman es poner sobre la mesa los recursos que han hecho grandes a esas películas que tantos nos gustan a todos. Tenía personas. Una historia acerca de ellas. Quería expresarse y, pese a no tratar un tema nuevo, darle un nuevo enfoque. Aportar otra cara del prisma. Ampliar el lenguaje del cine, sin caer en el error (usual del cine trasgresor) de que la gramática devore al contenido de la frase. No creo que eso suceda. La osadía, queda justificada. Debíamos acompañar a Keaton durante un viaje, sobrevolando sus fantasmas. La verdadera esencia de la pelicula, sucede dentro de Keaton y no en las circunstancias exteriores. Y el viaje de Keaton tampoco no es alejado. Todos buscamos amor, reconocimiento. Todos nos equivocamos. Y todos, después de sufrir mucho, podemos librarnos de nuestros miedos y obsesiones y volar por fin, libres de todo peso interno.
El final, concuerdo, es esquivo. Incluso en exceso. Una última vuelta de tuerca, que comprendo, podría no gustar a muchos. Pero considero que la obra demuestra a lo largo de todo el metraje un lenguaje visual poético. El objetivo no son finales concisos. No es mostrar lo obvio (eso ya lo han hecho otros filmes de temática parecida). Birdman sugiere. Birdman pinta y compone música. Y quiere que te dejes llevar por esos colores, por esas notas. Las rimas pueden ser confusas. No todos conectarán con ellas. Pero estarán ahí. Y Emma Stone, en ese fotograma final, pone punto y final a las insinuaciones. ¿Había otro final más claro, más conciso, apenas minutos antes? Sí. Pero entonces no sería Birdman. Sería cualquier película sobre la fama, sobre la búsqueda del amor y el reconocimiento de tus semejantes. Birdman tenía que terminar volando, por encima de todos, porque, guste más o guste menos, ese fue su sitio siempre.