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España España · la mia
Críticas de osferal
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Críticas 41
Críticas ordenadas por utilidad
8
8 de marzo de 2023
27 de 42 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un cura recibe el encargo de la supervisión en los trabajos de construcción de una iglesia en un remoto territorio al suroeste de Islandia y hacerse cargo inicialmente de la parroquia, en las postrimerías del siglo XIX. Historia ficticia que se inspira en el hallazgo real en esas tierras de siete fotografías que fueron tomadas por un sacerdote danés, como se explica al inicio de la cinta.


La película tiene una duración aproximada de 2:22 horas, unos 142 minutos. Partiendo de la base que para filmar un segundo se necesitan 24 fotografías o fotogramas, han sido necesarias un total de 204.480 fotografías para su culminación. Siete fotografías han inspirado a su director islandés Hlynur Palmason a tomar, más bien, seleccionar otras más de doscientas cuatro mil, reseñable sin duda.
Rodada o fotografiada, como se prefiera, en un formato 4:3 de ángulos redondeados, formato, por otra parte, típico del daguerrotipo de la época, pero con un color más próximo al conseguido a principios del siglo XX, nos hipnotizará, sin duda, en la representación contemplativa de la belleza y espectacularidad del paisaje al que se le dota de la entidad de un personaje más en la trama, dado que sin él nada tendría sentido.


Con un estilo sobrio, como suele caracterizar al cine nórdico, se descubre un relato seco y duro, muy próximo al género western, donde los personajes se ven forjados por las así mismo secas (a veces no tanto) y duras condiciones climáticas que se ven obligados a soportar. Historia poligonal que trata aspectos fundamentales en la concepción y configuración social, incidiendo tangencialmente en las particularidades del colonialismo, y retorciendo hasta el límite los sustentos y valores morales de sus personajes, en especial los del neófito cura protagonista.


Es un homenaje a los comienzos del cine, en una época en el que el cine no se encontraba tan siquiera en los brazos de su madre, la fotografía. Como apunte diría que no sabiendo si ha sido algo pretendido por el autor, se puede trazar un paralelismo, una alegoría, entre los personajes y sus iteraciones y los distintos factores y actores que intervienen y rodean a una producción cinematográfica (dirección, producción, parte actoral, crítica, etc.).

Seguro que en esta ocasión los árboles no nos impedirán ver el bosque.

Un saludo,
osferal
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8
23 de febrero de 2023
18 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
El triángulo, en tanto a figura geométrica, es la estructura más fuerte y poderosa de todas. Difícil de desestabilizar, ya que cada uno de sus lados se conecta y se apoya en los otros dos restantes dotando a este sistema cerrado robustez absoluta, tomemos como ejemplo al diamante o a una pirámide. No en vano, cualquier otra figura geométrica conocida se puede representar mediante triángulos, incluso la circunferencia, si estos son lo suficientemente agudos. Todo el universo conocido se puede representar con figuras geométricas, incluso los agujeros negros, ¿qué hay más fuerte que un agujero negro?, ¿qué puede escapar a un agujero negro?. El sistema capitalista, al igual que el triángulo o el agujero negro, es un sistema de poder de probada fortaleza que al intentar atacar a uno de sus fundamentos, se defiende y compensa por su férrea conexión a los restantes pilares.


Ruben Östlund, director Sueco, que de haber sido contemporáneo de la Edad Media no habría sido el simple bufón del rey, sino que hubiese sido, sin duda, el rey de los bufones. Durante algo más de dos horas y media ha demostrado lo anteriormente expuesto, valiéndose para ello de un estilo clásico, utilizando una marcada estructura en tres actos (como el triángulo): planteamiento, nudo y desenlace. Clásica en su estructura, pero nada convencional en su forma, donde cada acto es un subgénero en sí mismo. El primero se encuadraría dentro del drama romántico sin que haya drama ni romanticismo, el segundo sería una comedia un tanto trágica, y el tercero una de aventuras sin que los protagonistas afronten riesgo alguno. Bebe de, y plasma, temas ya tratados en su brillante y destacable filmografía anterior: Play (2011), Fuerza Mayor(2014), The Square (2017), manteniendo el marcado tono satíricamente ácido que le caracteriza para denunciar los aspectos, contradicciones y fallas de la sociedad contemporánea, dando un cuarto de vuelta más. Nunca se es lo suficientemente rico para considerarse capitalista ni demasiado pobre para poder definirse como socialista. Qué paradoja.


Película que será muy del agrado del gran público, muy entretenida, que podría perfectamente referenciar a The White Lotus, e incluso a Parásitos (2019), (estoy convencido de que a mi amiga Capricornio, sin duda, le encantará), con mensaje un tanto más claro e inequívoco en este caso que aunque nos mantenga expectantes en la deriva del primer acto, se insinuará en el segundo, revelándose plenamente en el tercero. Durante su metraje no será difícil que nos arranque la más primaria e infantil de las carcajadas, al menos lo consiguió con la mayoría de los presentes en la sala de proyección, entre los que me incluyo. En mi caso, en parte, por evocarme a una particular secuencia de El sentido de la vida (1983) de los geniales Monty Python’s. A modo de resumen y siguiendo el juego del autor en términos capitalistas, se podría decir que se trata de una cinta de interés que no siendo de capital importancia en la historia del cine, el tiempo invertido se verá sobradamente amortizado. (Hala!, en tres párrafos ;-).


Un Saludo,


P.D. Consejo: Si se han adquirido palomitas junto con la entrada, mejor dejarlas a un lado y dejar pasar unas horas tras el visionado.


La tristeza encerrada en un triángulo se vuelve tan poderosa y devastadora como el más oscuro de los agujeros negros.
osferal
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9
14 de abril de 2023
9 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Alguien, no recuerdo en este momento quién, en cierta ocasión, dijo algo como que “El idiota no tiene ideas, el inteligente tiene muchas, y el genio solo una”. Para el profesor Émile Chartier, “Nada es más peligroso que una idea cuando no se tiene más que una”. Combinando ambas reflexiones llegamos a la lógica conclusión de que el genio puede llegar a ser, o de facto lo es, más peligroso que un idiota. Pero, ¿será capaz de ser más peligroso que 100 idiotas juntos?. Cristian Mungiu, encargado y creador de esta cinta, parece seguir el postulado del segundo, y la lo largo de su trayectoria, en cada trabajo que realiza, toma una idea, la convierte en tesis y juega con ella retorciéndola y enfrentándola a su antítesis hasta finalmente darla por demostrada. Claros ejemplos de esto son “4 meses, 3 semanas, 2 días (2007)” o “Los exámenes (2016)”. En esta ocasión no iba a ser menos.


R.M.N., es acrónimo de “Rezonanță Magnetică Nucleară”, y lo es a su vez, si despreciamos sus vocales, de la palabra Rumanía. País natal donde reside, y, por otro lado, habitual protagonista de su trabajo. La idea fundamental a desarrollar, todo lo demás, es accesorio, parte del amplio concepto de racismo, incluyendo a su hermana menor, la xenofobia y como estos permean en la sociedad, impregnando a sus individuos, no importando su origen, sexo, credo, nivel cultural, clase social. Se trabaja tanto sobre el sufrido como sobre el repercutido, incidiendo en mayor medida en este último, y se enfrenta, así mismo, la paradójica situación de poder llegar a inhibir, en un momento dado, la adversión al extranjero, para unir fuerzas frente al racialmente distinto, y viceversa. La región de Transilvania, junto con las regiones Banat, Bucovina y Dobrogea son las de mayor diversidad étnica del país, siendo los húngaros la minoría mayoritaria.


Para situar su idea en las cuatro dimensiones del espacio-tiempo nos conduce hasta un pequeño pueblo multiétnico de la región de Transilvania, en el 2018, donde la llegada de un reducido grupo de trabajadores inmigrantes asiáticos pondrá patas arriba la aparente tranquilidad reinante entre sus variopintos vecinos, abriendo viejas heridas y desenterrando antiguas rencillas. La trama se desarrolla en las festividades navideñas. La navidad es un tiempo de recogimiento, en el que se propicia la celebración de reuniones comunitarias y familiares (cuñados incluidos), de las que se suele sacar petróleo, y Mungiu que conoce bien el paño no deja escapar la ocasión y da el resto exprimiendo al máximo la utilización del plano secuencia, como lo hiciera el genial Berlanga, unas cuantas décadas atrás. Lo hace sin el esperpento y el humor ácido y castizo de este, pero manteniendo intactos sus restantes recursos e ingenio. Como apunte, se añade, que se propone una incógnita en el inicio del metraje y otra de mayor dimensión, aún, en el remate. La primera nada tiene que ver con la idea principal que se desarrolla, la segunda sí. Ambas serán convenientemente despejadas, o no. Otro apunte a remarcar, es la advertencia de la colocación en el metraje de trampas para "cazar" al espectador, usando como cebo, el propio prejuicio de este.


Una estrategia perfectamente válida para definir un concepto es hacerlo por contraposición a su contrario. Nada dice más sobre algo que su antónimo. En esta balanza, como en todas, tiene que haber un contrapeso para conocer la dimensión de la medida. Los personajes antagonistas encargados de servir a este cometido, son Matthias y Csilla. Matthias, un hombre de mediana edad, matarife, padre separado, impulsivo, básico, clásico y mezquino que regresa a su pueblo desde el extranjero para encargarse de su hijo traumado y de su padre enfermo. No lo hace por amor o responsabilidad, es un antihéroe, lo hace por puro instinto de supervivencia. Por otro lado, Csilla, es una mujer de mediana edad, sola, cultivada, moderna, independiente y bondadosa. Interesante metáfora esta, ¿Quizás sean ellos, el vivo retrato de dos Rumanias que conviven una anclada al pasado y la otra empujando al futuro?, condenadas a coexistir la una con la otra. La estampa que se presenta, a vista desde la piel de toro, no me quiere sonar lejana.


Cuando una patología, de la gravedad y dimensión expuesta, no es visible ni analizable mediante los medios más modernos de los que disponemos, como lo es, por ejemplo, la resonancia magnética nuclear, se debe recurrir al método empíríco para poder llegar a diagnosticar adecuadamente la enfermedad. Al proponer y defender una tesis empírica, entre otras características, por definición, no se debe caer en prejuicio alguno, aunque, como en el presente caso, la finalidad última de esta sea demostrar que la causa del fenómeno es consecuencia del prejuicio en sí mismo. Por otra parte, denunciar el prejuicio sin caer en él es una misión, que en principio, se antoja compleja. La tesis, así mismo, por definición, debe tener una conclusión clara y definida que, en este caso, queda meridianamente cristalina y como a priori se podría sospechar, se puede resumir en los siguientes términos: Los inmigrantes son aceptados de buen grado siempre que se queden en su país de origen y que de aproximarse a nuestras tierras, por una razón lo suficientemente justificada y de peso, de la que obtengamos un beneficio, lo hagan por el tiempo mínimo imprescindible sin tocar nuestro pan ni a nuestras mujeres. Haciendo extensible el concepto de inmigrante, desde el proveniente de la zona mas remota de África, hasta el vecino del pueblo de al lado.


Un idiota no tiene ideas, en su lugar rellena el hueco con prejuicios, y uno solo de estos puede llegar a ser más fuerte que 100 sabios juntos.
osferal
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Unicorn Wars: La película
España2022
6,6
2.921
Animación
9
31 de marzo de 2023
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
En el título tenemos parte de su sinopsis, un ejército de ositos en guerra contra un grupo de unicornios del bosque.


P: Quieto, quieto, quieto. ¿Pero qué me estás contando?. ¿Estás hablando en este respetable foro de una peli de animación infantil?.
R: Pues no, no es precisamente para los peques de la casa. Al contrario, ya que probablemente no llegarían a comprender casi nada, amén de que muestra violencia de una manera demasiado explícita para ellos.


P: Pues entonces cuéntame algo más, ¿no?
R: Te cuento que se trata de una creación con sello español, del director y novelista gráfico gallego Alberto Vázquez Rico, premiada en los pasados Goya, que nada tiene que ver con la animación de los EE. UU., ni tampoco demasiado con la japonesa, aunque podría referenciar, más en el fondo que en la forma, a la realizada por los estudios Ghibli, en el sentido de que se trata de un cine de un trazo y estética infantil con un sub texto que encierra mucha chicha. En este caso el sub texto se va bastantes pueblos más allá.


P: ¿Pero de qué va?
R:Pues no te voy a contar mucho para no chafártela, pero te diría que se trata de una fábula en la que quedan perfectamente retratados los justos y los traidores (los hijos de Caín). Te recomendaría que antes de empezar a verla (si claro está, te animas), sería conveniente que revisases el significado del unicornio como ser mitológico. Más en concreto en el imaginario del cristianismo medieval. Tampoco estaría de más, bucear o googlear, someramente en el concepto de superhombre, así como el sentido de la muerte de Dios que diera el pensador Friedrich Nietzsche.


P: ¿Nada más?
R: Bueno, es una animación inmensa, de una calidad suprema, donde los cuadros en ocasiones pasan de ser una simple viñeta a una verdadera obra de arte con un color y una técnica apabullante. El diseño de sonido es así mismo un ‘trabajazo’. Y anecdóticamente se podrá ver referenciadas en ella, obras como ‘La Chaqueta Metálica (1987)’, ‘Senderos de Gloria (1957)’ del maestro Kubrick, además de explicitar la maldad violenta, así como la violenta maldad, de fundamentación fascista, que este plasmara en ‘La Naranja Mecánica (1971)’.


P: Pues, no sé …, creo que voy a pasar.
R: Pues, qué pena.
osferal
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9
23 de abril de 2023
12 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
La localidad de Rimini, viene a ser el equivalente al Benidorm alicantino, de la costa del mar Adriático italiano. Una ciudad de vacaciones para los que buscan jolgorio, fiesta, playa y sol, inundada de turistas procedentes de distintos puntos de Europa, los más jóvenes en la época estival, los menos, fuera de temporada. Como cualquier lugar de vacaciones y diversión que se precie y más si este se orienta a un público más senior, debe contar con espectáculos adecuados al gusto. Aquí aparece nuestro protagonista, Richie Bravo, una vieja gloria de la canción, venida a menos, que sobrevive de sala en sala cumpliendo las añoranzas de sus, ya pocos pero, fervientes fans. Una especie de Julio Iglesias, a la austriaca, sin la cabeza ni la suerte de este, que en los últimos coletazos de su carrera más se pareciera a, nuestra queridísima, Maria Jesús y su acordeón.


Si tomamos el símil de que la historia que se pretende contar en una película es el equivalente al concepto de una casa, veríamos que la mayoría de directores la filmarían en modo vuelo rasante mostrándonos fugazmente el tejado, otros menos, mostrarían la fachada y recorrerían sus habitaciones, otros muchísimos menos, se asomarían al patio trasero. Prácticamente ninguno, se atrevería a conducirnos hasta el sótano. Ulrich Seidl, es uno de estos, “prácticamente ninguno”, que gustan de husmear y rebuscar en las bajeras de sus personajes y de sus historias.


Muy buen cineasta, pero mal cocinero, no conoce el punto adecuado de la carne, siempre le queda poco hecha, cruda. “Import/Export” y la trilogía “Paraíso” son claros ejemplos de ello. Tan cruda que duele al masticarla, cruda al igual que la de Haneke… Ambos son austríacos, compatriotas, así mismo, de Mozart y de Sigmund Freud. El genial músico nada tiene que ver con los sótanos de la gente, el segundo no se ha dedicado a otra cosa que no fuera eso. En este caso, el “sótano”, a sondear, es el del citado Richie Bravo, interpretado magistralmente por un inmenso Michael Thomas, que guarda cierta similitud con “El Luchador” que encarnara Mickey Rourke o al crepuscular Bardem visto en “Huevos de Oro” de Bigas Luna. Para ser justos, hay que decir, que toda la parte actoral, está a una altura suprema, transmitiendo tal verdad que dan la ilusión que extendiendo el brazo se les pudiera tocar con la punta de los dedos.


Un sótano sin ventanas, muy oscuro y sucio, sobre el que se sustenta una casa, a punto de colapsar. En él, no se encuentra solo, lo comparte con su anciano padre, y una tercera persona. No es una cuestión baladí conocer el origen geográfico de un director, ya que este dato nos puede dar pistas de cuál es la herida por la que respira. Herida, en este caso, que sigue abierta, viene del pasado, no curada en el presente y con muy mal pronóstico de futuro. Le sangra la patria del ayer, del hoy y la del mañana. Le duele la decrepitud de una orgullosa nación y otrora esplendoroso imperio. Sufre el declive por extensión, de un viejo continente.


Para compensar su poca “habilidad culinaria”, le ha sido otorgado el don del encuadre. Pocos enmarcan como él, colocando la cámara en el punto y momento preciso, para darnos la más bella imagen del peor de los bodegones. Además, posee el don de la transgresión, pudiendo convertir un paradigmático y bucólico lugar de placer y diversión, como lo es Rimini, en la peor de las cárceles, donde el tormento de la tortura es liberación y la aceptación de la realidad, la única forma de seguir adelante.
Rimini pone de manifiesto que la ruina económica es un accidente, y que, sin embargo, la ruina moral es una elección. No llegando a la sordidez del “Saló” de Pasolini, es incómoda, provocativa, perturbadora, decadente, obscena, es pasado, es presente, es futuro, es real, y además, es muy buena.
osferal
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