Para ir de la carátula a la ironía, pasando por el silencio, nada más correcto que ver
La montaña sagrada, de Jodorowsky.

A lo lejos, el avance del vaivén pervierte la posibilidad de la carátula-ironía.

Película de polaridad inversa: "El espejo", de Tarkovski.

Para ir de la literatura a la miniatura, pasando por la grieta, nada más recomendable que ver Blue velvet, del gurú Lynch.

Desde el corazón de un vecindario tramposo, el avance de la grieta-círculo desmiente la posibilidad de la miniatura-literatura.

Película antitética: "Lo que el viento se llevó".

Para ir del cartílago al hueso, pasando por la literatura, nada mejor que ver
El silencio de los corderos.

Desde el fondo de la mazmorra, la miniatura frena el avance del cartílago-hueso.

Película de polaridad inversa: Cuento de Primavera, de Rohmer.

Sin lugar a dudas, si quieres ir de la arena movediza al cartílago, pasando por
el hueso, esta es la película.

A lo lejos, la historia de la literatura victoriana, como un barco de papeles pintados,
desmiente la posibilidad de la arena-cartílago.

Película de polaridad inversa: El, de Buñuel

Para ir de la roca a la arena movediza, pasando por el cartílago, recomiendo ver
EL dinero, del finado Bresson.

Una película de salmueras.

A lo lejos, la iridiscencia del hueso desmiente la posibilidad de que la roca se transforme
en arena.

Película de polaridad opuesta: Ciudadano Kane