Poco que decir que no se haya dicho ya. Ya conocen el argumento, pareja de vejetes en la que él le lee a ella, demente senil, una historia de amor extraída de un diario. Por supuesto el diario no contiene otra cosa que la historia de los dos abuelos.

La película va alternando momentos actuales, con los vejetes, y pasados, contenidos en el diario y que narran su juventud. Todo ello con unas dosis de almíbar y ñoñería que matarían a un Oso Amoroso.

En un momento determinado, ella, de joven, exclama admirada "¡No puedo creerme esto!". Claro que no, ni ella ni nadie. Supongo que en ese momento toma conciencia de la insoportable historia que está viviendo y que, para superarla, su organismo se sumerge en una enfermedad degenerativa que le hace perder la memoria. Sin embargo él, sádicamente, le lee la historia una y otra vez para hacérsela recordar y perpetuar su sufrimiento.


En otro ejercicio de sadismo el director prolonga la historia por dos largas y soporíferas horas.

Tremendo aburrimiento de serie centrada en las "relaciones humanas" entre sus personajillos, definidos estos por una serie de posturitas a cual más ridícula: desde el arquero a la negrita samurai, pasando por el sheriff y su insoportable familia.

No hay por dónde cogerla. Ni las situaciones por las que atraviesan tienen el menor sentido ni las relaciones entre personajes mayor interés.

Lo único que salva la serie son algunas imágenes icónicas, como la del sheriff entrando a caballo en una Atlanta devastada. Si ya ha visto eso puede ahorrarse el resto de este engendro.

... Y, si le gustan los zombies, échese una partidita de "Zombies contra plantas". Créame, tiene mucho mejor argumento y los guisantes más personalidad que el sheriff.

Película muy estimable y que ha envejecido bien. Buena muestra del buen cine que se hacía en España en los 50 y primeros 60.

Correcto Marsillach como un improbable comisario, con problemas familiares consecuencia de una desgracia y que suelta sus galletas; pero siempre justificadas, que la peli, como no podía ser de otra manera, presenta la mejor y más agradable cara de los "grises".

Estupendo López Vázquez metralleta en mano y, sobre todo, impresionante Susana Campos, que llena la pantalla cada vez que aparece.

Pero el verdadero protagonista de la película es el coche patrulla Z, ese SEAT 1400B largo cargado de funcionarios de todo pelaje que "apatrulla" un Madrid imaginario en el que la mayor preocupación policial era el seguimiento de una fiesta en Ciudad Lineal.

Tremendo truño.

Españolada insufrible.

Intento agónico de explotar el éxito comercial de "La escopeta nacional". Patética la actuación de Vilallonga.

En fin, la verdad es que el único mérito de la película es que esta gente se ganara la vida haciendo cine.

Recuerdos "entrañables" de aquellos años, aquellos años de aquella España de vergüenza, aquella España en la que no había industrial que, por supuesto, no fuera catalán o, quizás, vasco.

Porque la película es presa de los estereotipos franquistas. Se hace insufrible con la coña de que parte de sus protagonistas hablen en catalán (como todo el mundo sabe, en la España franquista, tan solo vascos y catalanes tenían inteligencia suficiente para ejercer de empresarios y, además, se expresaban en la lengua de su terruño y todo el mundo les entendía. Lamentablemente con la muerte del general se les acabo ese chollo)

En fin, película prescindinble, pero salvable por las memorables actuaciones de Luis Escobar (Él es el Marqués) y José Luis López Vázquez ... Bueno, y por lo buena que está Bárbara Rey, jeje