Hace casi una hora, en la mesa de almuerzo, mi hija de 22 años alcanzó a decirme sobre Mad Max Fury Road, más o menos lo siguiente: "una porquería, sin trama, sin guión, sin actuaciones, indigna". O sea, ¿qué se perdió la nena? Humildemente creo que bastante. Tarea para la escuela: a ver más cine del bueno (desde la época muda hasta hoy, si es posible), a leer a los que saben. Tremenda esta Mad Max. Como se dice vulgar y habitualmente, te atornilla a la butaca. Pero no solo te atornilla, más, la disfrutas de principio a fin (¿habrá un fin?). Te pasa la peli como un tren de alta velocidad, cuando te das cuenta terminó y tú te quieres morir (de alegría y de bronca). Miller filma como un visionario (creo que de verdad lo es) y su película es eso: un conglomerado de acción con una masa recalcitrante de belleza visual, música infernal, colores maravillosos y un desierto que parece el hogar de todos. No me digan que es mala porque como Furiosa -inigualable- y la inestimable colaboración de Max me los cargo a todos. Sí señor.

Me veo casi en la obligación de defender esta película. Y para ello, con toda la simpleza e ignorancia de un simple espectador que gusta del cine (en lo posible "del bueno"). Pasado ya el vendaval de los "Oscar", me topo con esta obra de 2013. No recuerdo ahora haber visto antes alguna dirigida por Glazer. O quizás sí. Seré sincero y admitiré que quedé cautivado (nuevamente, ya me había sucedido con "Perdidos en Tokio" y "Match Point") con la bella Scarlett. Pero en "Under the skin" lo hizo de una forma diferente, muy diferente. La alienígena, la mujer. Debo defender esta película y fomentarla. Lo tengo que hacer. Por todo lo que encierra, todo lo que muestra, lo que sugiere y lo que defiende. Scarlett, la alienígena, la Mujer.

¿Alguien se atrevería hoy a afirmar que "Tiburón" es la mejor película de Spielberg? Sí, yo. Humildemente. Interesantísima de principio a fin, el escualo en cuestión no es lo central del film ni lo que lo hace genial, aunque por supuesto su razón de ser. La historia, la ambientación, la música y el desarrollo de los diálogos tan acertadísmos. No exenta de humor a pesar de la tragedia y el terror. Filmada de una manera que sorprende (no por las características de su director sino por su excelente manejo de los recursos, que vendría a ser lo mismo). Luego aparecerían "La lista de Shindler". "I.A." y otras, algunas con recomendadas virtudes, otras no tanto y otras a medio camino. Pero de lo que estoy seguro, al menos de mi parte, que un film como "Tiburón", de dos horitas pletóricas de aventura, drama y terror del bueno, está entre lo mejor de este director y del cine de todos los tiempos.

Difícil, muy difícil permanecer inmune a la destacadísima, invalorable, inmensa labor de Adèle Exarchopoulos. Una actriz de veinte años que pone la piel, la mente y el cuerpo (y mucho más) para configurar ese personaje interesantísimo (y humano hasta lo bestial) que nos deja rendidos ante sus pies. Y qué ansias de tan sólo besar sus pies. Paralelamente, la compañía inestimable de Léa Seydoux cierra el círculo virtuoso, o vicioso, como quieran. Kechiche nos envuelve durante tres horas en un caleidoscopio de relaciones sociales generacionales y transgeneracionales, donde el prejuicio y la discriminación sexual siguen bien presentes en una sociedad como la francesa. No sólo eso, la condición humana, la cotidianeidad, lo citadino y urbano también tienen su lugar, todo engalanado con bellas y sugestivas imágenes. Además de grandes momentos dramáticos de intensa percepción. Párrafo bien aparte y subrayado las escenas de sexo, en especial la iniciática, de una duración de cerca de quince minutos: mis palabras no lo podrían explicar, véanla con sus propios ojos.

Hay películas que encierran un halo de especial sensibilidad. En el caso de Payne parece ser una virtuosa normalidad. Esa sensibilidad a flor de piel -y debajo de ella- también radica en un actor, el señor Dern, al que seguimos imbuido en su periplo durante todo el film, con sus humores, achaques y maneras, todas ellas provistas de una ternura maravillosa que seguramente pocos habrán logrado expresar en el cine. Acompañado de forma inolvidable por June Squibb. Honda en su esencia, agridulce e hipnótica. Nominada en varios rubros al Oscar, no recibió premio alguno. Y creo es lo mejor. Porque este cuento hermoso se merece mucho más que alfombras rojas que solo deslumbran artificialmente.