Después de siete años, y sus correspondientes altibajos, la serie sigue en una forma espectacular. Después de recuperarse de dos temporadas que quizás estaban por debajo de la media de la serie, ha sabido recuperarse y volver a tener esa frescura que la caracterizaba. Además han añadido un grado de seriedad que la serie antes no tenía, porque los años pasan y los personajes siguen creciendo. Las metas que tenían al principio de la serie ya se han alcanzado o se han cambiado a favor de otras. Ahí es dónde está la grandeza de esta serie, en que Ted y compañía siguen haciendo la misma gracia que hacían unos siete años atrás, pero ninguno de ellos es el mismo que en aquel entonces. Todos han cambiado. Y aún con esos cambios te gustaría ser uno más en esa pandilla tan genial. Te encantaría salir una noche con Ted y Barney, visitar a Lily y Marshall o tomarte unas cervezas con Robin. Porque esta noche son jóvenes, o ya no tanto, pero siguen molando lo mismo.

Tiene defectos, eso está claro. Pero aún con eso es una película interesante. La película va encajando piezas a lo largo de la película. Quizás por eso la primera parte se hace más pesada, porque Vigalondo va poniendo todas las piezas sobre la mesa. Aunque si es cierto que tiene escenas que te ponen en tensión y que hacen toda esa primera parte algo más interesante. Algo que tampoco ayuda es el trabajo de Karra Elejalde (el actor que interpreta al protagonista, Héctor), algo forzado y sosete.

Como iba diciendo la película va de menos a más. Las piezas que Vigalondo ponía se van encajando y el espectador se va involucrando cada vez más con lo que ocurre en la pantalla. Aunque algunas cosas sean algo predecibles no dejan de estar bien, ya que siempre resulta curioso ver como se llega a ese punto. Por cierto, tenía que haber un desnudo (¿alguien me puede decir si viene en alguna cláusula que tenga que ver un desnudo a la hora de hacer una película en España?) y ese es de Bárbara Goenaga, muy guapa la chica.

Finalmente las piezas terminan encajando, algunas más forzadas que otras, pero manteniendo una coherencia. Puede ser que para alguien como yo, al que la ciencia ficción no sea un tema que le apasione le pueda parecer algo aburrida en algunos momentos y que algunas cosas se estiren algo más de lo necesario, pero Vigalondo hace un buen trabajo y la impresión general que se te queda al terminar la película es la de haber visto un trabajo interesante y arriesgado. Así que bravo por Nacho Vigalondo, por atreverse a rodar este tipo de ficción en España y por hacerlo de una manera más que digna.

"Tengo mi creencia y en toda su simplicidad, es la cosa más poderosa". Y en esto se basa la película. Practicamente sin diálogos en la parte inicial, pero con imágenes que hablan por sí solas, difícilmente se podría expresar con palabras lo que McQueen cuenta con la cámara. Y cuando McQueen dice de hacer un diálogo, lo hace con una escena en la que la cámara no se mueve durante unos quince minutos, metiéndo al espectador en la conversación, sentado en el otro lado de la mesa. Y la película sigue, se acaban los diálogos pero como al principio de la película ahora tampoco hacen falta, porque para eso está Fassbender, para transmitirte lo que siente el personaje con cada gesto. Y así termina la película. Y si el cine es una manera de transmitir emociones, esto es puro cine, porque durante toda la película no puedes parar de sentir y de sentir, desde la rabia al asco, o quizás impotencia. Pero siempre vas a sentir algo. Como Bobby (Fassbender), que sentía que debía sacrificarse por los demás para conseguir lo que todos querían. Porque al final todo se resume en eso, lo más simple, sí, pero lo más poderoso, una creencia.