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España España · Galicia
Críticas de dorian88
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Críticas 68
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
9
27 de julio de 2021
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Quizás sea esa la palabra para definir esta serie incluida en el universo Marvel: experimento, pero un experimento claramente exitoso. Es difícil explicar por qué, y más aún evitando spoilers, pero el caso es que esta miniserie rompe por completo todo lo que estamos acostumbrados a ver de superhéroes y demás fauna voladora. Tanto es así que hasta el ecuador de la historia no empezamos a entender qué demonios estamos viendo ni cuál es la naturaleza de los hechos a los que asistimos.
(sigue en spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
dorian88
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9
27 de julio de 2021
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
"House of cards" no es, desde luego, una serie para personas cándidas o que tengan la democracia especialmente idealizada. Es más, en su crudo y cortante realismo contribuye a que desaparezca cualquier atisbo de esperanza en la política que podamos conservar. Centrada en la imparable carrera de Frank Underwood, un político demócrata tan eficaz como carente de escrúpulos, "House of cards" desnuda de un modo cruel las turbias cloacas de la alta política de los Estados liberales haciendo uso de un guión solvente, con brillantes diálogos y constantes golpes de efecto. Aunque hasta el momento sólo he tenido ocasión de visionar la primera temporada, hay algo que me gusta especialmente en esta producción frente a otras centradas también en el mundo del poder: se podría calificar de serie "noir" y sin embargo no tiene ningún elemento particular de ese género: no hay asesinatos, ni violaciones, ni secuestros, ni una violencia explícita. Al contrario, todo es sutil y matizado, siendo el poder y todo lo que lo acompaña la única y letal arma que los personajes emplean o sufren. Son las palabras hipócritas, las sonrisas cínicas, las amenazas veladas, los chantajes a medio insinuar, los gestos, intrigas y maniobras en la oscuridad las que hacen daño, las que mueven la historia. Y sin embargo, ya le gustaría a Michael Corleone ser la mitad de eficiente que Underwood a la hora de llevar a cabo sus oscuros planes. Por supuesto, la interpretación del malogrado Kevin Spacey hace mucho en este sentido, pues lo que más engancha es la actitud de su personaje ante la cámara: sus sonrisas pícaras, su tremenda clase y su savoir fare en el intricado y peligroso mundo de Washington D.C. Y no podemos decir, desde luego, que se trate de un protagonista "malvado": simplemente hace su trabajo y es ahí donde reside el conflicto moral que se nos plantea: lo hace por ambición personal o de partido? actúa así porque ese es su trabajo o busca algo más? Sería posible la gobernabilidad en las democracias liberales sin individuos en la sombra como Underwood? Son cuestiones que la serie nos plantea y que quedan sin respuesta aparente.
En resumen, una serie que desnuda el poder hasta las entrañas con feroz realismo, no quedando títere con cabeza: políticos, empresarios, fundaciones, lobbistas, periodistas... vemos como todos ellos sucumben a las ambiciones, la codicia y los intereses personales y políticos. Todo ello con un elaborado guión y profundos diálogos, buenas interpretaciones y una puesta en escena realista y bien trabajada. Muy recomendable, de lo mejorcito en el catálogo de Netflix.

LO MEJOR: Aunque en estos tiempos donde predomina lo políticamente correcto quizás sea peligroso decir esto, en mi opinión lo mejor es la interpretación de Kevin Spacey, dejando a un lado las cuestiones legales y morales que lo acorralaron en tiempos recientes.
LO PEOR: Francamente, difícil escoger algún aspecto que se tambalee.
dorian88
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8
27 de julio de 2021
2 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
A día de hoy, cualquier producción que se enmarque en el género de la fantasía épica medieval o de espada y brujería cuenta con el hándicap de que será comparada una y mil veces con la sin par "Juego de tronos", una comparación inevitable que muy pocos productos -por no decir ninguno por ahora- puede resistir. Sin embargo, las diferencias son notables y contribuyen a que las comparaciones sean injustas y poco procedentes. "The Witcher", como adaptación de la saga de Geralt de Rivia del escritor polaco Andrzej Sapkowski, se enmarca -al igual que la laureada serie de HBO- en la tendencia dominante en el género fantástico durante los años 90 y principios de los 2000, una época en la que las grandes sagas de fantasía abandonaron la candidez y aires juveniles de obras magnas como "El Señor de los Anillos" para incluir temas y tonos más adultos (violencia, sexo, intrigas políticas...)
Pero aún siguiendo esos estándares de su época, la saga de Sapkowski siempre tuvo algo diferente en cuanto a su tono jocoso y casi autoparódico, su evidente sátira de los grandes tópicos del género y su soltura en cuanto a la estructura narrativa. La serie de Netflix tiene la gran virtud de que, sin ser absolutamente fiel a la historia, la recompone conservando todos eses matices que definen la saga. No es que sea una comedia ni una producción poco seria, y las cartas nunca están del todo sobre la mesa, pero uno no puede evitar sonreírse ante ciertos pasajes que rozan la parodia o elementos contemporáneos absolutamente anacrónicos que, sin embargo y por alguna razón inexplicable, le dan precisamente a la serie una identidad y una diferenciación que se agradece. Desde las cantigas desafinadas y en tono pop del bardo Jaskier hasta la puesta en escena manifiestamente cutre y pulp -un efecto sin duda buscado-, pasando por la pose exageradamente ruda y seca del protagonista, todo contribuye a una sensación de ligereza y sarcasmo que lo convierten en un buen entretenimiento.
Por otra parte, la adaptación de los libros (dejemos a un lado los videojuegos, que se centran en otra parte de la historia de la saga) es muy correcta, conservando incluso la estructura narrativa fragmentaria y extraña de las novelas. Tanto es así que nos obliga como espectadores a estar atentos a cada detalle para percibir en qué momentos la historia avanza o vuelve atrás, conformando así un mosaico que agudiza el ingenio y el interés del espectador. También el espíritu de los personajes se mantiene, hasta el punto de que se profundiza en algunos flecos de la historia que en los libros no se detalla, como la hermosa historia de amor entre Yennefer e Istred con la cual los guionistas han hecho un buen trabajo. Además, la serie se construye a base de tramas episódicas sin renunciar a un argumento general que unifique los capítulos, algo que la acerca todavía más a las novelas.
En suma, no es "Juego de Tronos" ni falta que hace. La fantasía épica necesitaba algo diferente y la historia de Geralt de Rivia se prestaba desde un principio. Netflix tuvo el acierto de llevar a cabo una buena adaptación, con un buen diseño de producción acorde a lo buscado, unas interpretaciones muy solventes y un guión atractivo y bien hilado.

LO MEJOR: Que, a diferencia de "Juego de tronos" y sin despreciar la magna obra de HBO, en "The Witcher" al menos puedes encariñarte de los personajes sin riesgo de que sean decapitados, castrados, despellejados o eviscerados en el capítulo siguiente. Eso sí, violencia y sexo los hay también a raudales.
LO PEOR: Diría que en cuanto al diseño de producción se echa de menos un poco más de belleza y colorido en las localizaciones. Es cierto que las atmósferas oscuras y deprimentes es lo que se lleva hoy en día, pero en una obra de fantasía nunca está de más alguna localización verdaderamente hermosa.
dorian88
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10
25 de agosto de 2020
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Después de varias décadas obsesionada con comercializar ridículas fábulas con animalitos parlantes, la factoría Disney, madre de la animación occidental, se encontraba en una profunda crisis de ideas de la que no era capaz de salir. Si bien es cierto que a finales de los ochenta y principios de los noventa firmó dos intentos muy loables ("La sirenita" y "La Bella y la Bestia"), no fue hasta el "Rey León" que Disney recuperaría su prestigio en el nunca suficientemente reconocido ámbito de la animación. Y todo se debe a que, por fin, la factoría opta por dejar de lado los cuentos tradicionales que la habían llevado a la fama y toma la decisión de materializar un guión original. El problema es que dicho guión no es, en absoluto, una historia para niños. El resultado fue una obra maestra imperecedera que desde su estreno ha formado parte de la cultura popular universal.
Sin embargo, "El Rey León" no se ha visto libre de las críticas. Aquellos que no respetan el arte de la animación, y que consideran que los dibujos animados solo sirven para llevar a los críos a pasar la tarde al cine, han alegado que el mensaje que lanzan no es adecuado para los más pequeños. Y es cierto, pero eso es lo que la hace grande: su vertiente explícitamente política, la forma directa que usa para profundizar en temas como la legitimidad del poder, la tiranía y como esta se apoya siempre en la mediocridad e indolencia de una parte de la sociedad. En ese sentido, "El Rey León" se introduce en el concepto de "la banalidad del mal": Scar es débil y egoísta, no lucha por el bien común, y debe apoyarse en las hienas, incapaces de cazar y de sobrevivir sin un régimen ilegítimo que las sostenga. En ese sentido, la mediocridad de los que ejecutan el golpe de Estado criminal, y la indolencia del resto de la manada se conjuran para dar lugar a una tiranía que amenaza con destruir el bienestar y pervivencia del grupo. De forma paralela, el joven príncipe Simba, exiliado y despreciado por el nuevo régimen, sufre un proceso de aprendizaje vital en el que descubre que disfrutar de la vida no está reñido con ejercer las responsabilidades que le corresponden ("Hakuna matata"). En ese sentido, el descubrimiento de esa certeza le lleva a un descubrimiento de sí mismo ("has olvidado quién eres, y por lo tanto me has olvidado") y a la recuperación de su dignidad. El destino juega un papel fundamental en esta historia, pero este destino es necesario y natural: es el ciclo de la vida, que compromete desde el nacimiento hasta la muerte a todos los personajes y que tan bien describe Mufasa en los compases iniciales de este drama shakesperiano: "ser rey es mucho más que hacer siempre lo que quieres".
Mención aparte merecen los aspectos artísticos de la película, con especial alabanza al apartado musical: nunca antes TODAS las canciones de un musical de Disney habían sido tan buenas y tan bien encajadas en el ritmo y argumento del conjunto. Y no olvidemos el apartado visual, que es un brillante canto al dibujo tradicional y que no tiene parangón en el recorrido de la factoría norteamericana. De hecho, el solemne prólogo que da inicio a la cinta es una obra maestra en sí mismo y toda una declaración de intenciones.
A modo de resumen, no cabe duda de que estamos ante la culminación de la tradición animada occidental, una violenta e impactante tragedia que deslumbra por su indescriptible belleza y la solemnidad de su mensaje.

LO MEJOR: Aún siendo difícil tomar partido por un apartado en particular de "El Rey León", me quedaría con los legendarios diálogos, de una profundidad y belleza poética que perduran para siempre en la memoria.
LO PEOR: No me atrevería a criticar una obra maestra así. No sé si habría aspectos mejorables pero si los hay yo no los he visto.
dorian88
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WALL·E
Estados Unidos2008
7,9
130.394
Animación, Fred Willard
10
25 de agosto de 2020
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si aún queda alguien que no piense que la animación es el sumum de las artes audiovisuales, debería ver "WALL-E". Se trata, quizás, de la prueba más palpable del gran acierto de Disney al hacerse con los servicios de Pixar, un estudio que desde sus orígenes en los años noventa ha sabido combinar la mejor tradición animada con la innovación visual, sumándole a ello la calidad que surge cuando un equipo de gente aspira a crear clásicos imperecederos. Y se nota mucho, sobre todo en obras maestras como "WALL-E" o "Up!", que Pixar no solo quiere comercializar películas infantiles, sino que aspira a firmar auténticos clásicos universales que trasciendan las generaciones.
Pero hablemos de "WALL-E": Es una obra maestra, sin más. No tocaría de ella ni un ápice. La primera parte de la película es absolutamente brillante, hermosísima en lo visual, absorbente en un guión sin diálogos, y solemne y grandiosa en su mensaje. Bebiendo de la mejor tradición del cine mudo, lo mejor es lo gratamente sorprendido que uno queda cuando comprueba como espectador que, en pleno siglo XXI, la belleza del silencio sigue vigente. Y sorprende especialmente, en tanto que estamos ante una cinta de animación y en principio orientada al público infantil. Pero ojo, porque si bien "WALL-E" gustará también a los más pequeños, no cabe duda de que emocionará e impactará más al público adulto. Además, está repleta de referencias culturales y cinematográficas, bebiendo de fuentes como Chaplin o Kubrick, por lo que incluso los cinéfilos más sibaritas se sentirán satisfechos.
No vamos a pararnos a analizar sus innumerables mensajes y la profundidad de sus temas: simplemente, véanla.

LO MEJOR: La secuencia del baile en el vacío del espacio, un momento inolvidable que perdura para siempre en la memoria y que lo tiene todo para convertirse en una escena legendaria del cine de principios de este siglo.
LO PEOR: Absolutamente nada, no tocaría ni una coma.
dorian88
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