Genial como acercan a Paco y Manolo al mainstream ¿Hubiese podido ser un documental mejor? Sí ¿Hubiesen podido sacar más jugo? Por supuesto. Pero ya es mucho que se interesen por Kink y todo lo que represente aunque esta aproximación sea un tanto "naïf" e incluso "burguesa" en cuanto acercamiento al arte, seguramente debido a la moralina chilena que se queda en el subconsciente como la cultura judeocristiana que nos inculcan cuando somos niños.

Nos encontramos ante un film con muchos tópicos, trama previsible y que practica poco el activismo lgtbq.

A su favor he de comentar que deja atrás los "historias crueles" que siempre nos envuelven en las películas para cubrirlo todo con un celofán muy vistoso y apetecible con alguna mención a historia trágicas dentro del colectivo sin ahondar en ellas. En este caso se agradece pues la película no pretende nada más que ser un divertimento aunque esté cargadas de tópicos y tramas deducibles desde el minuto uno.

La película nos ofrece una debacle de referentes vomitados unos tras otros. Intentos de "homenajes" a otros directores como Fellini o Argento en esas mezclas de exteriores, creando puzzles urbanos... pero sin conseguirlo. Seguramente culpa de los esquemas formativos por los que pasó el director... que me huelen claramente a cierta universidad catalana donde si no usas referentes no eres nadie. Y cuando digo usar me refiero a citarlos literalmente.

Finalmente la película acaba siendo un totum revolutum muy al estilo de las primeras películas de Almodóvar, aquellas películas de los ochenta donde se juntaban los amigos a cantar y parlotear siguiendo más o menos un guión, pero en esta ocasión sin gracia.

Lo que más nos gusta es la recuperación de iconos pop: Yurena, Mónica dle Raval... Y la oda a la Barcelona absurda en la que todos los que vivimos aquí nos hemos visto envueltos alguna vez.

Lo que menos: los diálogos forzados, pero claro es lo que tiene tirar de amistades para hacer la película.

Un relato al nivel de Dalí: grandilocuente e incluso un tanto pedante.

Ventura Pons propone un film con un diálogo a base de "flashbacks", que bueno funciona sin más... No como los planos sin sentido que ofrece (planos detalle que no sirven para nada, por ejemplo). O unos actores un tanto forzados por los diálogos, pues éstos llegan a ser de una pedantería in-so-por-ta-ble.

Si con este film pretendía hacer llegar al mainstream la historia -muy muy interesante- de Anna Maria y Dalí... se equivoca en muchos puntos: desde el relato con esos diálogos que se enroscan como una melodía barroca que parece que nunca acabará, pasando por la fotografía que parece de una tv movie cutre, hasta en la química entre los actores... un tanto forzado, como si se tratase de unos aficionados cuando no se trata de ello para nada.

En definitiva, una apuesta pedante, grandilocuente y con poco que ofrecer. Una lástima teniendo los fabulosos escritos de Anna María.
A los entusiastas del arte, como es mi caso, nos puede gustar por el hecho de equiparar la película con el personaje que Dalí creó para promocionar su arte; pero ésta pasa sin más, una película para el olvido. No como el pintor que todos tenemos grabado a fuego en nuestra mente.
Hablar de arte no tiene que ser aburrido ni grandilocuente, al contrario debe de ser alcanzable para todo el público terminando con el estigma decimonónico y burgués que sobrevuela eternamente al ARTE y los artistas.

Una película entre la comedia negra muy a la altura en su primera parte, después flojea bastante.

No obstante, nos proporciona una interesante reflexión de cómo afrontar la muerte, como encontrarnos, finalizar un proceso para empezar con energías renovadas.