Vincent Doit Mourir es una brillante propuesta de distopia made in France, que funciona razonablemente bien a muchos niveles.

A partir de una premisa potente con elemento fantástico (Todo el mundo que establece contacto visual con el protagonista, quiere matarlo), el guionista Mathieu Naert elabora una trama que alterna acción intensa con momentos donde se deja respirar a unos personajes, bien construidos, complejos, imperfectos, verosímiles.

En especial, el protagonista Vincent, interpretado magistralmente por Karim Leklou, con el que el espectador automáticamente empatiza, y que conforme avanza el desarrollo dramático reacciona con coherencia y lógica verosímil a las situaciones que se van sucediendo. La película fluye y incrementa su intensidad, a la vez que funciona como mecanismo de reflexión sobre la crispación que reina en la sociedad postpandémica, especialmente en las grandes ciudades.

Stéphan Castang, director de Vincent Doit Mourir, conjuga un pulso narrativo firme con un tono realista tragicómico que le añade otra capa al film. Una adecuada composición musical con toque electrónico a cargo de John Kaced hace crecer la película, durante todo su (largo) metraje.

La relación que matiene Vincent con el personaje de la mujer (Margoux) funciona también para reflexionar sobre la necesidad de mantener relaciones emocionales, como mecanismo de supervivencia en un entorno violento, caótico e inestable. Otro acierto de la película.

En definitiva una estimulante propuesta de otro talento a seguir en esta nueva ola de autores franceses que utilizan el fantástico para plantear universos sugestivos y provocadores, con muchas capas de lectura y personajes con voz propia.

Pablo Berger, responsable de maravillas como Abracadabra (2017), Blancanieves (2012) o Torremolinos 73 (2003), plasma su amor por el cine y su buen hacer en esta obra maestra que es Robot Dreams, adaptando el cómic homónimo de Sara varón.

Una película de animación que nada tiene que envidiar a Pixar, en tanto funciona como propuesta colorista y entretenida para público infantil sin renunciar a capas adultas o referencias cinéfilas que enriquecen la propuesta.

Decía Hitchcock que las películas deberían poder seguirse sin los diálogos, y el film juega fuerte en este sentido. 90 minutos de animación simple sin diálogos y puesta en escena funcional, que se centra en presentarnos en encuentro/desencuentro entre un perro y un robot.

El film ignora cuestiones accesorias (porqué solo hay animales?, que tipo de vida llevan? Trabajan? Por qué los robots son autoconscientes? etc…) para centrarse en la emoción. La relación entre el perro y el robot, ilustra temas como la soledad, la amistad, el amor, el azar o la fragilidad de las relaciones.

Uno de los grandes aciertos de la película es situar la acción en ese gran plató en el imaginario popular que es la ciudad de Nueva York (su director vivió allá 10 años), concretamente en los años 80. Agregando una capa de encanto vintage y referencias a la cultura pop que le vienen muy bien a robot Dreams. Mención aparte es la cuidadísima selección musical (magistral la utilización recurrente del September de Earth Wind and Fire!).

El film plantea una cuidadosa ambigüedad de género a sus personajes, lo cual universaliza mucho más su mensaje sobre el amor y las relaciones. Sin ser totalmente comedia, conserva en todo momento un tono vitalista y consigue tocar la fibra al espectador.

Estamos ante uno de los mejores films de animación de los últimos tiempos, que ojalá tenga un buen recorrido comercial. Bravo!

Emparentada por concepto y equipo en común con Bacurau (2019), Propiedade es una estimulante propuesta del director (y guionista) brasileño Daniel Bandeira que construye un film de género, hibridando con mucha inteligencia terror con cine social.

Propiedade situa la acción en entorno rural, donde una revuelta de trabajadores de una finca y la espiral de violencia que genera, es la trama que sirve para reflexionar sobre la violencia y la lucha de clases. El film tiene la habilidad de esquivar discursos simplistas o populistas, obligando al espectador a ser víctima y verdugo, y sin ofrecer respuestas fáciles de blanco o negro.

Personajes muy bien construidos, llenos de matices y motivaciones potentes. Hallazgos visuales, y planteamiento conceptual magistral. Pero a pesar de todo ello, un film incómodo, no apto para todos los paladares, criticado por no resolver o por recrearse en la violencia.

Terror a partir de la lucha social, en el fondo, los ingredientes habituales de cualquier informativo televisivo actual. Personalmente me parece una propuesta muy interesante, que sabe jugar sus cartas. Que sabe dónde quiere ir, que quiere explicar y donde no quiere ir, y de visionado imprescindible para quien tenga cierta inquietud por temas sociales.

Cine infantil para adultos. Con gags recurrentes y un aire a película de terror ochentera. Personajes caricatura y situaciones delirantes en una trama que no va a ninguna parte.

Producto de la era audiovisual actual, donde las plataformas necesitan contenido y se desarrolla todo aquello que consiga destacar en algún medio (en este caso videos virales en la red de su actor, director y guionista). Tiene su público por supuesto, y tiene un universo propio coherente con la personalidad de su autor.

Lamentablemente no apta para espectadores con alguna otra inquietud que vaya más allá del puro entertaiment desmanejado.

Podríamos escribir una crítica sesuda y indulgente sobre el film, afirmando que el “Apéndice” de la protagonista funciona como metáfora para reflexionar sobre los miedos interiores, que el film juega con el Body Horror, con el Doppelgänger, con influencias de Cronenberg, bla, bla…

La película no encuentra su tono, no funciona como comedia, ni como propuesta de terror. Se queda a medio camino de las dos y no consigue deshacerse de un tufillo a serie b (por no decir Z), con un retrato de personajes cliché y lugares comunes , que ni arriesgan, ni entretienen.

Probablemente debería haberse quedado en el corto inicial que fue, pero en estos tiempos de plataformas, hay que generar contenido para rellenar fondos de catálogo, y pasa lo que pasa…