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España España · Azuqueca de Henares
Críticas de Juan Manuel Játiva Rosado
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Críticas 16
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
6
1 de abril de 2024
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Daniel Carpalsoro utiliza la figura ficticia de Iván Márquez (Arón Piper) para construir una crónica de la corrupción política y económica que ha asoló a España desde principios de los 90 hasta el estallido de la burbuja inmobiliaria. Dos décadas frenéticas en las que el ladrillo y el dinero negro se convirtieron en el motor de la economía patria y, por supuesto, permitieron que muchos políticos, banqueros y constructores se hicieran multimillonarios gracias a la institucionalización del mercado especulativo.

Arón Piper (que está bastante bien en la película) interpreta a un joven ambicioso que empieza a trabajar en trapicheos de poca monta pero que, poco a poco, al estilo de ‘Scarface’, va ascendiendo en el escalafón de esas organizaciones criminales de blanqueo, a costa de ir jugándosela a unos y a otros. La película recrea la clásica historia de auge y caída del criminal y Carpalsoro utiliza una narrativa que recuerda, en cierto modo, a varios filmes de Martin Scorsese, con esa voz en off cínica del personaje protagonista que va guiando al espectador en las distintas etapas de la biografía. Es esa voz en off la que mezcla situaciones ficticias con datos e imágenes reales de aquellos años negros de corrupción inmobiliaria en España, con los grandes acontecimientos de saqueo especulativo: las Olimpiadas del 92, los planes de recalificación urbanística de los 90, el caso Malaya en Marbella, el caso de Gao Ping, etc. En todos esos momentos está presente Iván Márquez, como si fuera un Forrest Gump del crimen, acompañado por secundarios de lujo como Luis Tosar o Luis Zahera. Aunque la que está espectacular en la película es la actriz belga Laura Sepul, poco conocida en España, pero a la que, seguramente, este trabajo le abrirá muchas puertas.

El resultado es una película bastante entretenida, con muchos homenajes a otros filmes norteamericanos como he comentado, buenas interpretaciones y una estupenda banda sonora de Carlos Jean, que acompasa perfectamente el ritmo frenético del guion. Eso sí, todo lo que ocurre es bastante previsible y la historia va cubriendo las etapas de la evolución criminal del personaje de una manera algo apresurada, lo que no permite que haya verdadera construcción dramática en las tramas. Todo se reduce a ese retrato rápido del crimen en consonancia con los acontecimientos históricos reales, pero, como digo, sin mucha hondura narrativa. En ese retrato están todos los tópicos esperables y eso es lo que le resta originalidad a la película de Carpalsoro: ambición, excesos, sexo, cocaína, traiciones, etc. No hay sorpresas de ningún tipo.

A pesar de la poca profundidad dramática en el desarrollo de los personajes y de los muchos clichés, ‘El correo’ es una película disfrutable. Son 100 minutos de diversión en los que el ritmo no decae en ningún momento y aunque se adivinan desde muy lejos los giros y el desenlace, se ven con agrado las peripecias de este joven Tony Montana vallecano.
Juan Manuel Játiva Rosado
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2
31 de marzo de 2024
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si hay un género cinematográfico totalmente gastado, casi mortecino, en las últimas décadas, es el de la comedia romántica. Pueden contarse con los dedos de las manos los títulos que realmente aportan algo de calidad en esta suerte de películas que parecen cortadas con un mismo patrón de mediocridad y clichés por doquier. ‘Cualquiera menos tú’ no es la excepción. Es más, dentro de la agonía del género, muy de vez en cuando, he descubierto alguna película que tuviera cierto interés, aunque solo sea por el trabajo actoral, algún momento lúcido de guion o un atinado sentido del humor. No es el caso de esta especialmente penosa producción de Will Cluck, uno de esos directores salidos de la TV que utilizan las productoras para trabajos de encargo puramente comercial como este.

Y es que ‘Cualquiera menos tú’ es una película francamente mala, sin ningún aliciente, más allá de la exposición constante del rutilante atractivo corporal de sus dos protagonistas: el guapo y fornido Glenn Powell y la exuberante Sydney Sweeney. Resalto esto porque es, sin duda, el gran reclamo que parece utilizar la película en su cartel oficial y en los tráilers, amén de que, realmente, ambos actores se pasan media película luciendo palmito y tratando de explotar una química demasiado forzada por un guion lamentable.

En cuanto a la historia, pues más de lo mismo, pero peor y sin gracia. Explota hasta la saciedad todos los tópicos habidos y por haber de otras comedias románticas comerciales como ‘La boda de mi mejor amigo’, ‘La proposición’, ‘Sígueme el rollo’, ‘Los padres de ella’ y un largo etcétera de títulos de los que utiliza tal o cual cliché. Ni hay ni un solo rasgo original en ‘Cualquiera menos tú’ y casi el único entretenimiento del espectador avezado o fan de ese tipo de comedias románticas se basa en ir adivinando los giros argumentales (son tan obvios que resultan de lo más burdo) y las películas en las que están “inspiradas” todas las situaciones que se van sucediendo en un guion penosamente escrito.

Ni siquiera técnicamente se puede hablar de un producto mínimamente aceptable. La película está rodada con el estilo exageradamente preciosista de los telefilmes más cutres. Todo en la película es una amplificación de la belleza y la composición perfecta de escenarios, colores y paisajes. Todos los actores son guapísimos, con unos cuerpos perfectos y un vestuario espectacular. Además, están todos podridos de dinero y pasan un fin de semana nupcial en Australia mostrando su opulencia en unos alojamientos, barcos y jardines magníficos. Todo es tan absolutamente perfecto a nivel visual que resulta estomagante. Ni el ficticio mundo de ‘Barbie’ me parece tan empalagoso. Por no hablar de la lamentable banda sonora de la película, que parece el hilo musical enlatado de un ascensor.

Solo cabría esperar eso que llaman “química” entre la pareja protagonista, pero es que el guion es tan malo, que cualquier atisbo de eso queda ensombrecido por unos personajes tan poco creíbles y tan absurdos que es imposible encontrar nada bueno ahí tampoco. Toda la historia se basa en un enfrentamiento entre la parejita por un par de comentarios y detalles ridículos y sin sentido alguno que fuerzan una situación más falsa que un billete de 15€. Por lo demás, el elenco de secundarios está en consonancia con el absurdo guion (o sea, mal) y, a nivel de humor, solo se salvan un par de chistes escatológicos que dan más vergüenza ajena que otra cosa, pero que, al menos, te hacen esbozar una ligera sonrisa.

Un clavo más en el ataúd de un género cinematográfico que está totalmente muerto gracias a películas como esta.
Juan Manuel Játiva Rosado
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7
29 de marzo de 2024
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta es una de esas estupendas películas que pasan muy desapercibidas para la mayoría del público por no tener detrás un escaparate publicitario demasiado importante. Aunque, en este caso, el hecho de ser una de las nominadas al Óscar a mejor película internacional sí que le ha permitido tener algo más de proyección en fechas y salas, aunque solo sea por ese reclamo de los premios. Si algo tienen de bueno los Óscars es esto mismo: que aportan cierta visibilidad a películas que, sin las nominaciones, prácticamente nadie vería. Pasó lo mismo con la que, para mí, es la mejor película de 2022, también nominada a esta misma categoría: esa maravillosa y tierna película que es ‘The quiet girl’ (de Colm Bairead). Una pequeña obra maestra que no deben perderse.

Curiosamente, ambas películas comparten ciertos parecidos, además de su estilo indie y una apuesta por una producción sencilla y naturalista que vuelca todo su interés en las historias y los personajes, especialmente los niños. Ambas películas tocan ese tema, el de la infancia, con interés claramente ético, pedagógico incluso, mostrando situaciones complicadas desde la perspectiva de la inocencia infantil o el enfrentamiento injustamente precoz a la problemática adulta.

‘Sala de profesores’ es un thriller inteligente que parte de un problema más bien cotidiano (en un colegio están sucediendo pequeños hurtos) sobre el que se van desbordando una serie de acontecimientos y decisiones que ponen en jaque la profesionalidad de una idealista maestra y llevan al espectador a compartir su angustia, pero también sus dudas con respecto al modo de actuar, no solo de ella, sino del resto de personajes. La profesora, intentando actual bien, se ve envuelta en un dilema moral de difícil resolución, pues afecta, no solo a su ética, sino a su propia imagen como referente de sus alumnos y, sobre todo, a un niño en concreto al que quiere proteger, pero no puede evitar dañar.

Los docentes que vean esta película (como es mi caso), reconocerán muchos de las disyuntivas y conflictos morales que se plantean en una historia con connotaciones tan sensibles como las que se dan en una problemática intrínsecamente retorcida, pues su solución siempre sabes que va a acarrear dolor y cierta incomprensión. La joven profesora se ve atropellada por una pequeña bola de nieve que, casi sin darse cuenta, se convierte rápidamente en un alud gigante ante sus ojos. Ese es uno de los grandes aciertos de la película: lo frenético del guion y la zozobra que provoca esa avalancha emocional que atrapa a la protagonista y con la que es imposible no empatizar. Por cierto, fantástica interpretación de Leonie Benesch, que transmite de manera muy natural esa ansiedad que la va consumiendo con el paso de los acontecimientos. La tensión que empieza a sufrir es asfixiante y cualquier docente podrá verse reflejado en ella porque, efectivamente, en un centro educativo, siempre estás a la mínima de que una pequeña chispa insignificante origine un incendio descomunal. Y cuando algo de eso pasa, es verdad que no hay quien lo pare.

Técnicamente la película está muy bien rodada y es fácil sumergirse en los pasillos, aulas, despachos y salas por los que esta profesora deambula tratando de encontrar una solución que se antoja imposible mientras intenta no perder el control definitivamente. Esa atmósfera un poco claustrofóbica está bien conseguida por la buena dirección de Ilker Catak. Quizás es cuestionable el final, pero a mí me parece que tiene un desenlace interesante, de esos que provoca debate e interpretación. Lo dejo para el spoiler.

Una película que merece mucho la pena ver y, además, sobre la que merece también mucho la pena pensar.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Juan Manuel Játiva Rosado
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4
28 de marzo de 2024
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Que la MCU lleva varios años dando tumbos, desde ‘Vengadores. Endgame’, es una obviedad. Solo se han salvado las películas de Sony del trepamuros (especialmente ‘Spiderman: No way home’, que es bastante buena, aunque solo sea por la nostalgia) y la tercera entrega de ‘Guardianes de la galaxia’. Todo lo demás ha sido un fracaso tras otro, incluyendo la mayoría de las series, excepto las de Loki y Visión y Bruja Escarlata que, bueno, tampoco es que sean para tirar cohetes, pero se pueden ver.

Sony quiso estirar el chicle de la franquicia Spiderman, ampliándolo a otras historias y no solo a Tom Holland y Zendaya. Erró con las películas de Veneno, que son bastante malas, pero acertaron con las entretenidas versiones animadas de Miles Morales y sus aventuras por el multiverso.

Ahora nos llega esta película protagonizada por un personaje totalmente secundario (bueno, terciario más bien) del universo arácnido y uno se pregunta ¿por qué? ¿Qué necesidad había de hacer una película sobre Madame Web, un personaje bastante intrascendente que solo recordamos los fans acérrimos de las etapas de John Romita padre? Pues anda que no hay personajes mucho más carismáticos en el universo cercano de Peter Parker que resultarían más atractivos que Madame Web.

El caso es que alguien dio el visto bueno a esta absurda idea y aquí está. A veces, con una ocurrencia tan extravagante, salta la sorpresa en Las Gaunas, le encargan el marrón a algún director o directora semi amateur (o del mundo de la TV o los vídeos musicales) que, en medio del desconcierto, se saca de la manga una película, al menos, divertida (como ocurrió con Ant Man). Pero no es este el caso, desgraciadamente. ‘Madame Web’ es otro truño importante de esta Fase 5 del MCU y, posiblemente, el gran fracaso de Sony con la franquicia, porque las películas de Veneno, sin ser buenas, pues sí funcionaron algo en taquilla, aunque solo fuera por el tirón de Tom Hardy.

‘Madame Web’ solo se salva por el trabajo de sus cuatro actrices principales, especialmente Dakota Johnson, que es una actriz excelente y está para proyectos mucho más importantes, aunque entiendo que el cheque habrá sido jugoso. También me ha gustado mucho Adam Scott, un actor que siempre cumple con solvencia. Todo lo demás, es un desastre en esta película. Un guion plagado de casualidades absurdas, personajes ridículos (como las Arañas de la selva), un villano que no puede ser más arquetípico y aburrido, malas escenas de acción, pésimos exteriores (las escenas grabadas en la selva y en el bosque de Nueva York son un bochorno para una película que se supone que tiene detrás a la MCU y a Sony), etc.

Le pongo un 4 y no menos nota por los guiños a los cómics originales que comento en el spoiler y por el trabajo de Dakota, que hace lo que puede en semejante bodrio.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Juan Manuel Játiva Rosado
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7
27 de marzo de 2024
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Christopher Zalla escribe y dirige esta preciosa e inspiradora historia basada en hechos reales con la que quiere homenajear a Sergio Juárez Correa, el joven maestro al que interpreta con tanta ternura y sensibilidad el gran cómico Eugenio Derbez en la película. Juárez cambió la vida de muchos de los alumnos de uno de los pueblecitos más pobres de México gracias a una metodología pedagógica innovadora consistente en crear el interés y la motivación de los niños por el aprendizaje a través de proyectos. Métodos didácticos que están muy de moda en los últimos años, especialmente en los sistemas educativos de países del norte de Europa, pero que, en 2011 (año en el que llegó Sergio a esa escuela) chocaban con las rígidas estructuras curriculares y administrativas. Y más en un pueblecito como Matamoros, en el que la pobreza, la violencia y la droga era (es) algo tristemente común en la vida de unos niños que, solo hace poco más de una década, ni siquiera habían visto nunca un ordenador. Juárez enseñó (y sigue enseñando) a esos niños a creer en sus posibilidades, convenciéndoles de que su futuro no tiene por qué estar ligado a la recogida de chatarra, a trabajar en el enorme basurero municipal del pueblo o a transitar caminos mucho más peligrosos.

A nivel personal, como docente en activo, es una película que me ha emocionado mucho. Admiro profundamente a los maestros y profesores como Sergio Juárez y me parece que este tipo de películas, que no ofrecen seguramente nada que no se haya visto en otras historias similares (reales o ficticias), son de una inspiración necesaria para todos, especialmente para los niños, pero también para sus padres y los docentes. En lo que me toca como profesor, entiendo perfectamente las trabas con las que se encuentra Juárez, ya que muchas veces chocamos casi frontalmente con sistemas tan rígidos, con currículos tan antiguos y con metodologías tan desfasadas, que provocamos lo contrario que un docente debería transmitir a sus alumnos: ilusión, interés y curiosidad. En un momento de la película, Sergio le dice al director de la escuela (magnífico también el trabajo actoral de Daniel Haddad) que los maestros siguen enseñando con los mismos métodos de hace mil años. Y, tristemente, es verdad, por mucho que las leyes quieran maquillar de vez en cuando un sistema que, al menos en España, adolece de muchas mejoras.

Zalla le rinde un precioso homenaje, no solo a Sergio Juárez, sino, en realidad, a todos los Sergio Juárez del mundo. A todos esos maestros y profesores que, a pesar de los muchos obstáculos y sinsabores de la profesión, consiguen lo más difícil y lo más maravilloso de la docencia: conectar con los alumnos hasta el punto de reafirmar su autoestima, despertarles interés por aprender cosas (lo que sea, pero que sientan el placer y el orgullo de aprender) y potenciar sus capacidades. También ‘Radical’ es un bonito muestrario de valores éticos, que es otro aspecto educativo que muchas veces olvidamos los docentes, demasiado obsesionados con los exámenes, las pruebas externas, las promociones, etc., y dejamos a un lado algo tan importante como ayudar a los alumnos a tomar buenas decisiones y ser mejores personas.

Como he dicho, no es una película original en el sentido estricto de las tramas que desarrolla (hay muchos títulos clásicos acerca de profesores inspiradores y experiencias educativas similares), pero el buen hacer de Zalla ofrece un estupendo resultado. Cinematográficamente, la película está construida con buen tino narrativo y ofrece una excelente combinación de momentos divertidos, tiernos y dramáticos. La fotografía de ese pueblo costero y fronterizo, absorbido casi por el basurero municipal, ofrece un retrato notable del ambiente de pobreza y marginalidad en el que vivían (seguirán viviendo) muchos niños de Matamoros. Pero, sobre todo, en ‘Radical’ resulta deslumbrante la actuación de Eugenio Derbez, gran cómico que recuerda mucho al Cantinflas más tierno y menos histriónico (incluso en su voz, tan similar). Derbez construye un personaje maravilloso, vulnerable, tierno y divertido al mismo tiempo. También los niños resultan encantadores, igual que sus personajes.

En definitiva, no es una película que nos ofrezca nada nuevo en el cine de este tipo de género y descansa sobre todos los tópicos ya conocidos: el carismático profesor, la extrañeza de los nuevos métodos, el recelo inicial de los alumnos, obstáculos ambientales y familiares, la implicación personal… Desde ‘Rebelión en las aulas’, pasando por ‘El club de los poetas muertos’, ‘Diarios de la calle’, ‘Lecciones inolvidables’, etc., son muchos los ejemplos de buenas películas con una estructura temática similar a ‘Radical’; pero nunca viene mal contemplar este tipo de cine, tan necesario y tan estimulante.

A pesar de esos tópicos y algunos giros habituales (y esperables) en este tipo de filmes, Zalla firma una hermosa película que recuerda todos esos valores que nunca debemos olvidar, como sociedad, como padres y educadores. Y Eugenio Derbez nos regala este inolvidable y tierno maestro para la historia del cine que, ojalá, sirva también de inspiración real para muchos docentes y alumnos.
Juan Manuel Játiva Rosado
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