La serie más original de los últimos tiempos. No es que hayan inventado los viajes en el tiempo para la ficción, pero sí resulta novedoso en este formato... es decir, en una serie española y con la historia de España como trasfondo. Los actores van cogiendo carisma con el tiempo, en especial Nacho Fresneda, que está muy acertado en su papel. Sin necesidad de sobreactuar la serie está plagada de momentos cómicos, hecho que siempre se agradece, y los guiones por el momento resultan bastante sólidos, así como los escenarios.

Se pueden ver sus capítulos cientos de veces y resultan tan divertidos como la primera vez. La serie perfecta para echar unas risas entre amigos e incluso en pareja. No ya para niños, pues no la considero adecuada para su educación. Humor gamberro basado en personajes estereotipados hasta el extremo son los que generan las historias y todo mezclado genera un cóctel explosivo que no nos deja parar de reír. Cada personaje representa, en su punto más extremo, comportamientos que se pueden apreciar día a día en la vida real. Así por simplificar: Leo el friki, Javi el calzonazos, Amador el inútil que se cree capaz de todo, Maite la víctima de la moda y las compras, Maxi el sabelotodo de bar, Raquel la tia buena, Vicente el jubilado perezoso, Nines la parásito social, Antonio el facha salido, Berta la cristiana intransigente, ... etc. Roles muy claros, pero que al haber tantos personajes no llegan a hacerse tediosos, sino al contrario. Muy recomendable para pasarlo bien.

Mezclar crítica social con humor, creo que es lo máximo a lo que se puede aspirar tras ver una película. Sala llena con risas bien dosificadas desde el principio hasta el final, para luego salir del cine sin la sensación de vacuidad que te dejan algunas comedias, pues Perdiendo el Norte es una crítica social muy certera. Los actores también estuvieron a la altura del guión y en fin... espero que en los próximos Goya la película arrase y no le den los premios a los bodrios habituales. Con humor todo se digiere mejor.