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Rusia Rusia · Stalingrado
Críticas de Ferdydurke
Críticas 2.844
Críticas ordenadas por utilidad
8
7 de octubre de 2015
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Canto generacional, sátira sin compasión, autocrítica certera, humor juguetón y buena literatura.
El retrato de un grupo de amigos desde el "Mayo del 68", español y universitario, hasta la noche vieja del noventa. Lo que dejamos atrás y nunca volvió, aquellos maravillosos años y esas espantosas derrotas. El tiempo devorando, cruelmente, ilusiones, esperanzas y juventudes; destripando mentiras y revelando espejismos.
El Macguffin es sencillo: el más atrevido de la clase, el mito primero, el maldito, el poeta, el loco, el visionario anuncia que ha llegado el fin, "This is the end"; que se va a matar.
La serie es su búsqueda, su noche (infinita). Cinco capítulos, casi como si fueran películas independientes por su densidad y duración, con cinco parejas diferentes y cinco canciones (las que dan titulo a cada paso en el descenso a los infiernos; "Zamba de mi esperanza", "Por el camino peligroso", "El vídeo mató a la estrella de la radio", "No hay marcha en Nueva York" y "Cuando los santos salen de paseo").
En busca del tiempo perdido y Viaje al fin de la noche. Recordar y adentrarse en la oscuridad. Ajuste de cuentas y poesía sobre el esplendor en la hierba y los días de vino y rosas.
Se consigue algo casi milagroso; que el menudeo de los inevitables y numerosos tópicos de las diferentes épocas, especialmente todos los de los jóvenes revolucionarios que acaban inevitablemente siendo burgueses domados, se transforme, se destile en buen cine (televisión), incluso más, en arquetipos, en personajes con doble condición; la rígida y legendaria de los mitos y la compleja y ridículamente trágica de los simples humanos. Y todo contado a través del juego, del trampantojo, de la mascarada, del humor, de los diálogos ingeniosos y las nutridas alusiones culturales-coyunturales. Y con una constante banda sonora; infinidad de canciones que acompañan felizmente las andanzas de estos jóvenes-viejos tan derrotados.
Ungría, es el padre de todo esto, logra una mirada ajustada, equilibrada, sabia; la del que lo vivió pero es capaz de observar desde la distancia, con cierta objetividad. Desde dentro y desde fuera. Los quiere y los critica. Se apena y se alegra. Los ensalza y los echa al barro. Es de los suyos. Uno de los nuestros, más bien de aquellos.
Acaba siendo un gran poema. Una suma de rimas y autorreferencias. Se logra un espacio propio, fuera del tiempo, pura ficción, congelada. Un Macondo en el que los personajes trascienden y sobreviven, fuera de la realidad, trasmutados en símbolos, en un mundo con sus propias reglas, ensimismado y expansivo, ambiguo, reconocible e inaprensible.
Una muy buena serie. Quizás falle en los aspectos más técnicos. Nos (me) llega una versión con problemas de sonido y cierta pobreza formal (mucho más de medios que de ideas -buenas y abundantes).
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Ferdydurke
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4
4 de setiembre de 2015
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pepe Isbert y José Luis Ozores, inmensos. Algún diálogo inspirado y alguna situación simpática, incluso escenas graciosas.
Pero la película... es bastante tonta. Una ingenuidad parva, blanca, roma. Una simpleza alarmante.
La primera media hora, de robos, es un poco chapucera y ridícula. Cuando llegan a la mansión, algo mejora, tampoco demasiado. Pasamos de cierto costumbrismo a un vodevil recargado.
En general, se deja ver, entre el bostezo y la media sonrisa, agradecido por ver a tanto actor, y actriz, querible, sonrojado por un guion tan pueril y obvio.
P.D.: Sé que es muy difícil, las fuerzas de la nostalgia, el amor por lo añejo, el gusto por la naftalina, el prejuicio paradójico de que algo cuánto más viejo y en blanco y negro sea, mucho mejor, la simpatía inevitable hacia nuestras expresiones patrias o más populares, la debilidad por nuestra raigambre y esencia, el ser bien nacido, el respeto debido a los mayores, el amor a los abuelos, en fin, todo ese entramado indestructible que ya conocéis tan bien; pero aun así, un consejo, ataros al mástil con ahínco, resistid la terrible tentación, que ya se cansarán, ya pasará, y cuando todo acabe, os lo aseguro, os sentiréis mejor, diferentes, renovados, libres, sin el peso ominoso de tanto pasado pesado, ñoño, tibio. Quizás estéis más solos y con dudas, no os lo niego, hasta es posible que no tengáis ninguna razón, posiblemente también, pero por lo menos hubo un intento, conocisteis el peligro y la aventura, moristeis con las botas puestas.
Así fue.
O así debió ser.
Ferdydurke
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2
29 de julio de 2015
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Día grande. Mi primer Seagal.
Primeras impresiones. Armario ropero aparente. Señor cincuentón fondón, papada traicionera y pies planos como patos al que le gusta vestir varias tallas por encima de la mera necesidad, atarse bien los machos, y lo botones de paso, e ir embutido como un chorizo de Cantimpalos. Cara de calabaza tras desintoxicarse de una fuerte adicción al aguarrás. Con peluca de mofeta siberiana.
¿Cómo actor?... No es actor, es algo diferente, tal vez mucho mejor.
¿Cómo mamporrero parece más bien que de medio pelo? Mata por aburrimiento, sin apenas esfuerzo, como funcionario en plena siesta, muy cansado, harto. Se mueve a la velocidad de la luz ("cuando crees que me ves, cruzo la pared, hago chas y aparezco a tu lado"), pero con la calma zen de un tibetano lama. No conoce el dolor, eso qué cojones es, solo la renuncia y la verdad.
Su mundo cinéfilo: Buenos y Malos. No hay más. En el lado de la luz vemos a un niño, a una niña y a una policía guapa a rabiar. Los malotes son una entente polaco-turca tremenda con energúmeno pinturero haciendo mucho daño y diciendo chorradas a destiempo.
Historia, o lo que esto sea: Hombre de pasado nefando en la CIA, pero más bueno que todas las cosas más santas, quiere salvar a niña secuestrada para fines ominosos. Nada le detendrá. El viento hablará.
Conclusión (imprescindible): No es ni mala. Es tan floja y liviana en su cutrez ridícula que no tiene ninguna entidad. Quizás te pueda llegas a sacar alguna sonrisa tímida ante tanta caradura y desvergüenza cinematográfica. No sé, alguna cara desencajada de Seagal con la expresión impertérrita y espeluznada de una oca violada por una hiena, algún diálogo de terror, alguna frase filosófica (como de peli porno) y...
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Ferdydurke
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9
15 de julio de 2015
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sanguinario asesino despiadado, el que mataba mujeres y niños. Este es el estribillo, el leitmotiv de la historia que es repetido constantemente, como si de un poema épico se tratara o, tal vez, la letanía agónica de un Dios corrupto, alcohólico, montaraz.
No se escucha tanto la hermosísima pieza compuesta por el mismo Eastwood; unos pocos acordes conmovedores de guitarra que dan inicio y cierre a esta aventura negra como el infierno.
Un guion complejo (Webb Peoples, gran escritor desaparecido en combate desde finales de los noventa), riquísimo, desmitificador, contado con mano maestra por el tito Clint, acompañado por una bellísima fotografía, de tonos oscuros pero también con escenas "nevadas" y otras más luminosas, enormes personajes y muy buenos actores.
Es la historia de dos venganzas: la de las putas y la de Munny; se trata de recuperar la dignidad perdida y de honrar la amistad ultrajada; en un mundo terrible en el que solo hay dos tristes opciones: retirarse del mundanal ruido y vivir entre los cerdos (literalmente) o adherirse a la brutalidad reinante.
Tiene muchos tonos y temas, pero, sobre todo, es un western "revisionista", malhablado y prosaico, vulgar y zafio en ocasiones, la cara B, lo que nunca salía en la mejor tradición de Ford o Hawks; aquí se habla sin tapujos de masturbaciones, cagadas y zorras, de cegatos, malos carpinteros y nada menos que la reina de Inglaterra. Y es también un, perdón, "metawestern" que se cuestiona sus orígenes y leyenda, que los revierte, se ríe de ellos, con cariño pero implacablemente (el personaje del escritor y el momento en el que Little Bill le cuenta su versión de los hechos son dos momentos/elementos asombrosos, muy brillantes; el primero es un medroso y cobarde poetastro ansioso por descubrir mitos, por crearlos -sí, "Liberty Valance" ya se adelantó en aquel final glorioso-, el segundo supone una tremenda demostración de talento, la exposición sin ambages de la cruda verdad, seguramente, llena de revulsivo sarcasmo y reflexión atinada, como se verá al final -la rapidez y la puntería son buenas, pero menos importantes que la sangre fría).
Humor, ordinariez y bestialidad como inevitables y agradecidos acompañantes de la narración.
Y aun así no deja de ser un recuento de leyendas, un duelo de titanes: Bob el inglés, Little Bill, William Munny, Ned Logan... tienen un tamaño mítico, gigantesco.
Acaba siendo una extraña, deslumbrante mezcla de posmodernismo (esa afrenta inicial, la que mueve y da inicio a la trama, termina perdiendo sentido, deriva hacia el absurdo grotesco, ya que los perseguidos, los vaqueros que marcaron a la puta, se ven envueltos en una lucha de intereses y cruce de destinos que claramente les excede, tanto a ellos como al hecho en sí, convertido en una simple excusa, pálida, ridícula en comparación con lo que provoca y pone en juego, casi como el comienzo del proceso kafkiano en el que se apunta que alguien debió haber denunciado a K como si fuera algo anecdótico o inadvertido, casual, accidental, y se transforma progresivamente en una pesadilla fatalista, marcada, como si se hubiera puesto en marcha un mecanismo diabólico imposible de detener y del que en verdad nadie entiende sus razones profundas, su sentido o finalidad, y en el que conceptos como justicia, dignidad, verdad... aparecen como espantapájaros vaciados, diluidos en una confusión ambigua, inextricable, caótica y chapucera, cruel y ridícula*) y clasicismo (hay un héroe que triunfa y restablece el orden, aparentemente, se podría decir que mandaría la ley de las putas y los asesinos, que luchan contra el poder dominante representado por el sheriff, torturador, pateador y bestial, el proxeneta y los vaqueros maltratadores; un romanticismo irónico, confuso, lleno de furia y ruido).
Un personaje principal que recuerda obsesivamente un pasado que le atormenta para tratar así de conjurarlo, como si verbalizando la ristra de pecados nefandos perpetrados se redimiese, se inmunizase ante la tentación de volver a cometerlos. Pero la mirada es fatalista y viene a decir que más allá de las circunstancias cambiantes, somos inevitablemente de una determinada manera, algunos quizás más claramente que otros, y que aunque esta parezca enterrada u olvidada, sigue latente, al acecho, y Munny era, es y será un sicario, su oficio verdadero, su carácter y destino, su sino, el resto son solo excusas. Un personaje que recuerda a otro mítico ser de ficción, el juez Holden de "Meridano de sangre" (espeluznante poema sobre el mal, más metafísico y lírico, menos "humorístico" que "Sin perdón"; otra obra que recrea el pasado americano como un gran experimento de barbarie y perdición) concretamente, menos filosófico y mefistofélico que el creado por McCarthy, pero de cualidades y atributos semejantes (si forzamos la máquina de las comparaciones, ya que estamos, podemos ver reflejos también de otros personajes: el niño, Glanton, el capitán White... ).
Por lo tanto, se puede afirmar que es una película abierta, ambigua, en contradicción y lucha, inabarcable, ya que lo mismo pisotea los arquetipos que los reconstruye, tanto parodia los valores heroicos como los reivindica, ensalza la necesidad de buscar la justicia y la pervierte, cree en una moral y la niega, insiste en la fuerza redentora del amor y a continuación la desmiente.... De ahí esas frases finales, misteriosas, sin explicaciones ni aclaraciones fáciles, tan ensimismadas y relativas como todo lo demás, como, supongo, por otra parte, que debe ser la vida.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Ferdydurke
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7
28 de junio de 2015
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Muy brillante. Muy bien pensado y resuelto.
De la fuerza imprevisible de los hechos, de los callejones sin salida y los amores encontrados.
Ferdydurke
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