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España España · Pamplona
Críticas de Meroe
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Críticas 138
Críticas ordenadas por utilidad
6
28 de setiembre de 2015
14 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
Debo reconocer que me ha sorprendido la bajisima nota con que los espectadores han obsequiado a esta nueva apuesta de Cuatro. Y es que no es tan mala, pobrecilla; no lo es. Vivimos en España, no en Estados Unidos y para cuando la calidad de nuestras series alcance el nivel de Walking Dead probablemente nos habrán invadido los marcianos, así que seamos serios. Con justicia la serie alcanza el aprobado, y no tanto por su argumento, quizás demasiado manido, sino por el buen trabajo de sus actores que consiguen una interpretación coral bastante creíble.

Personalmente lo que más me ha gustado es la perspectiva con la que se enfoca este súbito brote de rabia asesina, que es la de los propios contagiados y sus familias. Es interesante ponerte en situación y decir que si fueramos personas inocentes, sin ninguna clase de contacto con el virus, querríamos que las autoridades buscaran, persiguieran y encerraran hasta el último de los infectados. Pero si fueramos familiares lo único en lo que podríamos pensar sería en proteger a las personas que queremos, evitar que las encierren y experimenten con ellas como si fueran ratas de laboratorio. Pero ¿y si estuviéramos infectados, tan asustados de nosotros mismos como de lo que pueden hacer si nos cogen? Muy sencillo: querriamos sobrevivir. Huir, escondernos, protegernos aunque fuera a costa de la vida de otro... lo que fuera, pero seguir con vida.

Le he dado un voto de confianza a esta serie porque quiero creer que a partir de esta primera toma de contacto las cosas se desarrollarán con cierto sentido común, y es que aun hay muchas cosas por saber: ¿por que el virus se desarrolla en unas personas si y en otras no? ¿qué empuja a los rabiosos a destrozar a unas personas concretas antes que a otras? ¿de verdad es un efecto secundario o hay ciertos intereses detrás? En fin, preguntas al aire que espero sean respondidas sin prisa pero sin pausa, que la serie mantenga la tensión en sus tramas, en sus personajes tanto principales como secundarios.

Yo personalmente voy a seguir viendola, al menos por ahora.
Meroe
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3
3 de marzo de 2011
14 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aburrida, ridiculamente infantil e innecesaria tercera parte de "Arthur...", y esperemos que (realmente) sea la última. Si bien la primera parte de la saga tenía, digamos, un ligero encanto debido a la novedad de ver a Freddie Highmore, aquél que trabajó con Johnny Depp en "Charlie y la fábrica de chocolate" convertido en un semi-gnomo de dos milimetros de altura, la segunda parte decepcionaba por momentos hasta llegar al agotamiento mental y esta, bueno, no tengo palabras.
Ganas de rizar el rizo es lo que tuvo Luc Besson cuando insistió en hacer esta tercera parte que insisten en ir a a ver los niños pequeños, quienes aun no saben distinguir entre fantasía y fantasioso. Personajes poco definidos, lugares que son una copia cutre de "Bichos" y AntZ", y un guión que parece autoalimentarse de cliches mil y una veces vistos en pantalla grande y pequeña.
Pero esta película tiene una cualidad asombrosa, no crean. Una cualidad que hasta ahora no había conseguido ninguna otra película que he visto en mis 20 años de vida: ha conseguido que me quedara dormida en plena sala.
Trás mi despertar provocado por los toques en el hombro de mi primo, y tras salir de ese soporífero estado gracias al frío de la noche solo pude pensar en una cosa. Pensé en lo injusto que era que las productoras pusieran dinero para hacer tales bazofias que no aportan nada y películas como "El Hobbit" han estado en el umbral de no llevarse a cabo ( y seguramente muchas otras que jamás verán la luz) por la maldita crisis económica. Qué triste.
Meroe
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Kakegurui (Miniserie de TV)
MiniserieAnimación
Japón2017
6,2
773
Animación
6
17 de febrero de 2018
11 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Kakegurui es, y creo que es el mejor modo de definirlo, un anime de relevo; el clásico ejemplo de una historia de tramo que no tiene afán de perdurar en el tiempo. Su naturaleza es ser un producto ligero que se consume con facilidad dejando tras de si un recuerdo agradable y dulce pero que desaparece poco después. La pregunta es ¿Lo convierte eso en un anime desdeñable? Yo creo que no. En plena era millennial es muy común (casi diría que natural) encontrar productos fugaces en todas las ramas de la vida y el anime no iba a ser menos. Hay historias que valen lo que vale su duración, son el aquí y el ahora, y en ese sentido Kakegurui es una digna criatura de su tiempo; seguidora de la estela de series como Shokugeki no Soma con miradas furtivas hacia No Game no Life.

Sin embargo Kakegurui no es, y ésta fue una sorpresa inesperada, del todo fiel a las impacientes normas de la era millennial. Al contrario que los dos animes antes mencionados éste no se vale de la potencia y la sobresaturación (en Shokugeki no Soma era el extremo de los placeres del comer, en No Game no Life el puro y simple Ecchi) para entrar por los ojos e invadir los pensamientos de los espectadores… por mucho que se insinue en el opening. En realidad es más sencilla y sofisticada que todo eso, o quizás sólo más inocente. Hablando en términos metaforicos Kakegurui aparenta ser una joven ávida y feroz, pero en el fondo no es más que una traviesa chiquilla sin malicia alguna en sus acciones. El anime tiene una historia curiosa y confusa al principio. Quizás un poco incómoda debido a su tendencia de deformar las caras de los personajes como si fueran demonios, pero en seguida se suaviza entrando en un esquema de narración clásica con un original toque lánguido que, a mi entender, es su mejor baza.

Bienvenidos a la Academia Privada Hyakkaou donde solo tienen plaza los hijos de las personas más ricas de entre las más ricas del mundo. Riámonos ahora de la escena de El Lobo de Wall Street en la que un notable Leonardo DiCaprio arruga un billete y lo lanza a una papelera presumiendo de su superior estatus. Un mísero billete, ¡qué vulgaridad! Aquí los alumnos se juegan, pierden, ganan, intercambian y ceden millones a cada hora, a cualquier momento del día, conscientes de que ocurra lo que ocurra mamá y papá no tardarán en enviarles otro fajo como acompañamiento de la siguiente caja de bombones Godiva. El dinero, en otras palabras, no significa nada para ellos; no por sí mismo. Pero como instrumento de un juego… eso cambia las cosas. Lo que en cualquier colegio del mundo son cromos de futbolistas o personajes de series y películas en la Academia Hyakkaou es el dinero, y en cantidades indecentes. Ni conseguir la mejor nota, ni resaltar en los deportes, ni entrar en un respetado club; la única pasión que mueve a los alumnos de Hyakkaou es ganarse el dinero de los demás, y eso sólo se consigue apostando. Juegos con apuestas. Desde el icónico póker hasta complejos juegos ancestrales, pasando por cosas tan básicas como levantar las cartas o el clásico “piedra, papel, tijeras”; ya sea en modo clásico o en cualquier versión del mismo, todo juego es válido para que los alumnos se entreguen al vicio. La cosa, naturalmente, no acaba ahí. Todos tienen derecho a practicar su pasión pero cuando alguien pierde más dinero del que posee físicamente entonces empieza lo divertido. El castigo. Hasta que el moroso no salde la deuda se convierte en el blanco del acoso de sus compañeros con especial atención de la persona a pagar, que tiene derecho a hacer del deudor un esclavo de sus caprichos. La historia comienza precisamente con un muchacho llamado Suzui que tras apostar y perder contra una de las mejores jugadoras de Hyakkaou, Satome Mary, se prepara mentalmente para una temporada de humillaciones y vejaciones por parte de la sádica joven. Y así hubiera sido si no llega a ser porque una nueva alumna llega a la Academia: Jabami Yumeko.

Blanca como el algodón puro, roja como las flores más bellas y negra como la tierra fresca. Yumeko es tan guapa y dulce que en cuanto es presentada en clase despierta la atracción de sus compañeros así como los furiosos celos de la hasta entonces más admirada, Mary, que tal que una reina amenazada en su trono se propone destruir a la tierna doncella con un golpe rápido y certero. Un juego. Pero a veces las cosas no son lo que parecen y es que aun con cara y actitud angelicales esa Blancanieves no es cándida ni mucho menos indefensa. Tras una irregular partida a “piedra, papel, tijeras” Yumeko logra una rotunda victoria que hunde a la otrora imbatible Mary en las deudas y la convierte a ella, la recién llegada, en el nuevo punto de mira de muchos. Seguida en todo momento por el hipnotizado Suzui, Yumeko juega y juega, granjeándose a cambio del placer de apostar una reputación de jugadora fuerte y arrojada en pos del mayor premio de todos: el puesto de Presidenta del Consejo Estudiantil.

La serie, o al menos ésta primera temporada, es una entretenida y amena sucesión de juegos entre la ambigua Yumeko y los mejores apostadores de la Academia Hyakkaou, rivales con cada vez más peso y posición en el Consejo de Estudiantes que, paradójicamente, cada vez se alejan más de lo que se entiende por una conducta cuerda; todo hasta llegar a la misteriosa y serpenteante Presidenta que si bien siente una curiosa atracción por Yumeko no está dispuesta a dejar que nadie altere el orden que ella ha creado. Ésto es Kakegurui; la historia del ascenso de una portentosa joven en un estimulante mundo que, en éste caso, son los juegos con apuestas millonarias. Su mayor gancho es el mismo atractivo de Shokugeki no Soma, que consistía en que el chico explicara los pasos que le llevaron a crear ese extraordinario e inmejorable manjar.

(Sigue en spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Meroe
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5
11 de febrero de 2022
16 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esa es la respuesta, no importa. No importa quién es Anna. Un capítulo y medio (que dicho así parece poco, pero hablo de hora y media de visionado) es suficiente para arrastrar todo el interés que genera el trailer, y ese sí que merece unos aplausos.

Aún recuerdo The Bling Ring, una película no redonda pero que te introducía en la mente retorcida de unos adolescentes presuntuosos y engreídos. Había cierta satisfacción en ver sus "hazañas" y había mucha más satisfacción en ver su caída, coronada por el discurso final de Emma Watson. Tenía cierto toque adictivo. Eso era lo que prometía el trailer de ¿Quién es Anna?, quizás con demasiada vehemencia y al igual que Anna es un gran estafador.

La historia comienza con una enigmática joven en la cárcel, a la vista de un juicio, denunciada por innumerables hoteles y personas por impago, fraude y estafa. Y una periodista embarazada (quizás para justificar con sus hormonas su exageradisimo comportamiento) que se aferra a la historia de Anna como a un salvavidas. El argumento nos comenta que es una periodista caída en desgracia por lo que necesita relanzar su carrera antes de que su horrible superior la degrade a un puesto casi invisible. De nuevo, no importa. Pero ¿Quién es Anna? sigue a ésta periodista en la relación con su marido ¡a éste hombre hay que canonizarlo!, en su visita al ginecólogo, en sus conversaciones con sus amigos y jefes que arrojan algo de luz sobre su vida.

Y ese es el gran problema de ésta serie: focaliza demasiado en una trama secundaria, y para cuando se empieza a centrar en la supuestamente gran pregunta ¿Quién es Anna? el interés por saber de ella ha desaparecido. O es una niña rica que se cree superior al resto del mundo o es una advenediza narcisista que se cree tan lista como para hacer lo que quiera sin sufrir las consecuencias. Continuaré viendo la serie solo por no dejar algo a medias pero no la recomendaría.

¿Quién es Anna? es solo fachada. El desarrollo es lento y aburrido, las actuaciones son malas en su mayoría y lo peor es un guión que hace que los personajes se vean si cabe menos creíbles.
Meroe
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7
30 de mayo de 2011
13 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con un pavo real blanco, psicótico y terrorífico (voz de Gary Oldman en versión original), que posee un letal y espectacular estilo de lucha, pero con matices que lo hacen más humano -llamado Lord Shen- como villano, creo que ya es gancho suficientemente apetitoso como para ver la segunda parte de la taquillera "Kung Fu Panda". Eso sin contar un lobo con mazo, gorilas azules con cara de malas pulgas y una carnera sabía, adivina y con gafas.

De DreamWorks Animation (el estudio que deleitó con “Cómo entrenar a tu dragón", “Shrek”, y, por supuesto, “Kung Fu Panda”) llega la última aventura de uno de los héroes más insólitos que hayan pasado nunca de empleado en un restaurante de fideos chinos a maestro del kung fu. En esta digna secuela el orondo, peludo, torpe y encantador guerrero regresa, acompañado por sus marciales compañeros, los Cinco Furiosos, en esta espectacular aventura donde no falta el humor y la acción para todos los públicos; y aunque posee un tono algo más oscuro que la anterior entrega, no ha perdido fuelle ni frescura.

Sobre una sencilla pero nutrida historia la nueva directora Jennifer Yuh articula una divertida y amena aventura que encuentra en los paisajes y en la animación de los personajes una de sus mayores virtudes. Aunque su punto fuerte es la trama, notablemente bien hilada, en la que conoceremos nuevos aspectos del pasado del protagonista al que presta su registro Jack Black, que vuelve a dotar de vida propia a un personaje que se le ajusta como un guante. Junto a él se mantienen firmes y fuertes Tigresa (Angelina Jolie), Mono (Jackie Chan), Mantis (Seth Rogen), Víbora (Lucy Liu), y Grulla (David Cross). También regresa el dos veces ganador del Óscar Dustin Hoffman como el maestro Shifu, el gurú del kung fu y mentor de Po, y James Hong como el señor Ping, el "padre" de Po y propietario de uno de los mejores restaurantes de fideos. Eso sin contar las incorporaciones vocales de Gary Oldman y Jean-Claude Van Damme, conformando uno de los mejores repartos que nos ha regalado el género animado.

Con un ritmo loco y desenfadado, nos encontramos ante una superproducción que aunque aprovecha el éxito de la anterior entrega funciona perfectamente por sí misma, y hará las delicias de aquellos que se quedaron con ganas de más tras el tierno final (después de los creditos) de "Kun Fu Panda". Pandasticamente buena.
Meroe
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