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Críticas de Strénliko
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Críticas 88
Críticas ordenadas por utilidad
1
6 de octubre de 2023
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Se imagina alguien que en la mitad sur de Estados Unidos haya triunfado un golpe de Estado y que esas fuerzas avanzan hacia Nueva York sin que todas las cadenas de radio y televisión hagan de este asunto su principal y único tema durante las 24 horas del día?

¿Puede haber una pareja de novios más descolocados, distraídos y desnortados que viajen en el Metro hacia la boca del lobo sin que se hayan enterado de nada de nada? Más absurdo, imposible. Y, en este plan de estupidez, el Metro sigue funcionando como si nada de lo que sucede en la superficie resulte anormal.

Cuando el ataque a las Torres Gemelas, desde el primer minuto todos los medios de comunicación se centraron en este hecho, se interrumpió el transporte público tanto por las calles como por el subsuelo, y por supuesto el aéreo, antes de conocerse lo que había detrás de esos aviones estrellados contra los dos rascacielos.

Pero en esta delirante película, un ejército secesionista viene dando caña desde Tejas y demás estados sureños hacia Nueva York -se supone que ya han conquistado Washintong, que está más al sur- ¡¡y nadie se ha enterado todavía, ni en el barrio de Bushwick ni en otras zonas de la ciudad!! Espeluznante la idiotez de los guionistas y de los que pusieron el dinero para producir este bodrio.

Es evidente que para la ideología "woke" todo son facilidades para la difusión de sus creencias. Porque ésta es una película aparentemente de acción, pero que en realidad es un panfleto ideológico. Por eso, el único de los siniestros y malvados uniformados es de raza blanca, mientras que la inmensa mayoría de los heroicos resistentes son negros y mestizos de diversas etnias difíciles de determinar. Incluso durante un par de minutos se ve a un puñadito de judíos ortodoxos poniendo su nota de color. En fin, es la ideología "woke" dando otro paso más para señalar a quiénes son los buenos y quiénes son los malos. Igual que en aquella serie de películas basura con el título genérico de La Purga. Que en "Bushwick"la protagonista femenina sea blanca es, simplemente, un trampantojo.
Strénliko
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2
27 de julio de 2020
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Claro, cuando uno se sienta a ver "El sendero de la traición" aún tiene en la memoria el Costa Gavras de "Desaparecido" y también de algunas anteriores. Al establecerse la comparación con la pelicula de la presente crítica, la pregunta que surge de inmediato es qué se habría fumado Costa Gavras para ponerse detrás de la cámara y aceptar un guión tan ridículo, lamentable y lleno de agujeros por donde se escapa toda lógica. ¿Tenía acaso alguna apremiante deuda y por eso dio el visto bueno para dirigir este bodrio? ¿Quienes fueron los productores que le pusieron el contrato para que firmara este film que tanto hacía retroceder su credibilidad?

Las situaciones argumentales de esta historia de blancos malísimos, y que hace aguas por demasiados puntos de su trama, mejor las doy a conoces en el destripe de más abajo.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Strénliko
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1
13 de abril de 2020
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ignoro con exactitud cuál fue la causa de que Rovira Beleta hiciera esta penúltima desastrosa película al final de su carrera. Tal vez algún apurillo económico le movió a aceptar la dirección de "La espada negra", aun sabiendo que el guión era una completa bazofia plagada de delirios que desvirtuan la historia real.

Todo en la película es un disparate hilarante, desde el comienzo (el traslado del cadáver del joven Alfonso a lomos de un mulo tras ser, se supone, desenterrado) para que una especie de forense, extraído de la serie televisiva CSI, le haga una autopsia y, con los "sofisticados" medios de la época, determine tajantemente que el hermano de Isabel ha sido envenenado. Ya de por sí, este detalle chafardero y de puro chiste propicia la carcajada incluso en el más flemático espectador.

Si a partir de ahí no abandoné el visionado de la película fue por la curiosidad de anotar cuántos más grotescos elementos contenía esta cinta. Por ejemplo, para dar mayor morbo se retrata al rey Enrique IV como homosexual digno de subirse a una de esas carrozas actuales en las que se celebra el día de los que sienten atracción por los de su mismo sexo.

Todo funciona mal en "La espada negra". Desde la ambientación, el vestuario e incluso la arquitectura de los supuestos escenarios históricos, hasta la forma de interpretar los respectivos papeles por parte de unos actores de prestigio en 1976 y que eran fácilmente recordables por sus actuaciones en el espléndido y añorado Estudio 1 de TVE. Pero en este desastroso filme hasta ellos resultan una carticatura.

Carlos Ballesteros, como marqués de Villena, aparece como una especie de chulo de putas; a José Bódalo, como alto dignatario eclesiástico, se le viste con unos ropajes ridículos que nublan sus capacidades interpretativas por la risa que provoca; y a José María Rodero, lejos de contenerle su sabida propensión al histrionismo, el director le da barra libre para que su personaje no sea otra cosa que un esperpento de "locaza" homosexual. En cuanto a Juan Ribó, también el encargado de vestuario se lució con él, de tal modo que en la película, en vez de ser el machote que en realidad fue Fernando de Aragón, no sea más que un efebo con ropas de extraño maniquí afeminado.

Con estos mimbres, "La espada negra" pretende lo imposible, dar la apariencia de sesudo relato histórico. pero el resultado no es otro que el de una parodia de tres al cuarto. Absolutamente ridícula y propicia para la mofa.
Strénliko
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3
16 de noviembre de 2019
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
El primer capítulo de la serie no despierta la suficiente curiosidad para continuar viendo más entregas de "Promesas de arena". El producto no comenzó con buen pìe, ya que durante varios días las páginas de cine y televisión, como la de Filmaffinity, mantuvieron una sinópsis argumental que se supone había sido remitida por la productora y en la que se describía la acción en Palestina (en la franja de Gaza, se supone).

Después del inicial traspiés, que es significativo acerca de la falta de calidad de la serie, nos encontramos ante la duda de si esta cosa es una especie de secuela de "El príncipe" porque por el primer capítulo van desfilando todos los actores y extras moros de la absurda, grotesca y surrealista serie que decía reflejar la existencia de una Comisaría radicada (¡!¿?) en ese barrio de Ceuta poblado de inamistosos mahometanos. Y también aparece esta chica llamada Thais Blume, que en "El Príncipe" era una imposible policía nacional española que se encandilaba de todo moro que estuviera cerca, y que en "Promesas de arena" hace de una borde ginecóloga que tampoco da el pego.

Quizás de lo más malo que he visto del capítulo 1 está una de las peores escenas de acción que puedo recordar. Me refiero a esa en la que una pandilla de chorizos moros intercepta en una calle a la atolondrada cooperante Andrea Duro -más bien de tontita figurante- con el objetivo de utilizarla como esclava sexual. En estas circunstancias aparece el traficante de armas interpretado por Francesco Arca, diciendo éste que se olvide la pandilla de la calentura de gozar con las carnes blancas de la doncella. Y va y le pega un tiro al hermano del cabecilla. Éste comienza a cagarse en los muertos del actor italiano, y toda la fuerza se le va por la boca, pues los chorizos moros tienen pistolas y AK-47. Así, en esta surrealista e increíble escena, en vez de dejar hecho un colador al Francesco Arca, la pandilla agarena permanece inactiva mientras se larga el otro con la española en un todoterreno.
Miren, después de esto, prefiero que me cuenten lo de Caperucita Roja o cualquier fábula así.
Strénliko
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3
28 de agosto de 2014
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Todas las cadenas de televisión lo hacen: reservan lo más bodriesco de su filmoteca para julio y agosto, cuando se supone que nadie les presta atención y que los pocos espectadores que se sientan en sus casas a ver una película no son cinéfilos ni les importa apagar el aparato a mitad de la historia. Es así: lo más flojo, lo más aburrido, lo más trillado y lo más fallido.
No tuve la precaución de informarme previamente de cómo era "Visto para sentencia", cuyo título en español ya da pistas de lo poco esmerado del producto. ¿Qué malo tenía el título en inglés, ese que sin ningún problema podía traducirse literalmente como "La confesión"? En fin, que pagué caro ese desliz de no recabar previamente datos en las página especializadas acerca de este bodrio de verano.
Me cuestra llamarlo producto cinematográfico porque, en realidad, tiene hechuras muy fáciles de identificar con el telefilm, desde la realización a un guión que me hizo estallar en mas de una carcajada, aunque el director supongo que pretendía lo contrario. Comienza con el consabido truco de todos los telefilmes de tarde de fin de semana: una exposición rápida y ágil referidas a unas circunstancias extremas, llamativas e intrigantes. Si se cae en la trampa telefilmera de ese primer cuarto de hora, lo más seguro es que se continúe hasta el final para no desperdiciar el tiempo invertido, aunque el desarrollo de la trama se haya vuelto tedioso, lentísimo, previsible hasta más no poder en los diálogos, y camine directo desde el absurdo hasta el más patente ridículo.
¿Pudo funcionar aceptablemente bien la película en 1999? Lo dudo. Yo creo que esta cinta nació ya envejecida, como si ya hubiéramos visto unos centenares de veces, con un guión que parece surgido de la misma mano que nos ha acompañado en la misma somnolencia de tantas sobremesas de sábado y domingo, y con una factura en la producción más propia de la Cannon Group y su famoso par de propietarios judíos (ambos, consumados artífices de bodrios cada vez más deleznables y siempre puestos al servicio de su raza y religión).
La moraleja final a favor de la integridad y de la ética profesional, todo ello encarnado por el personaje que interpreta Alec Baldwin -especializado ya entonces en sumar michelines y reiterar a la menor oportunidad esos morritos apretando los labios-, resultó un alivio porque era señal inequívoca de que el pestiño se acababa.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Strénliko
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