No se espera de un título prácticamente desconocido que parece mezclar la aventura, el suspense y el triángulo amoroso una expresión tan afortunada de la psicología humana. Ni tampoco unas imágenes tan minuciosamente descriptivas de lo cruel y paradójica que puede ser la vida. El convincente realismo del film se revela en secuencias como un escorpión en un zapato, el fango que sale por la ducha, el brutal y sanguinolento atropello de un policía, la gangrena de la protagonista y el salvaje y sorprendente desenlace, que castiga una buena acción.
En esta historia todo es áspero, doloroso, desagradable, desde hacerse rico hasta enamorarse. En principio se mata sin odio, por necesidad, pero poco a poco los personajes, sumidos en el miedo y la mala suerte, acaban queriendo matar por matar.
No entiendo el olvido de esta magnífica película, que además de profunda es ágil, muy amena, llena de acción y de giros estimulantes. La fuerte personalidad de Anthony Quinn, el brillante cinismo de Ray Milland , la explosiva belleza de Debra Paget y el buen pulso narrativo de Allan Dawn consiguen un resultado estético y temático de primer orden que merece mejor consideración.

Como en "Tierra de todos" y "Posición avanzada" se trata de un film bélico donde se respeta al enemigo comunista. Sólo que este relato de José Antonio de la Loma es puramente bélico, es decir, de acción. Se trata de defender un puente tomado por los nacionales y que tratan de recuperar los rojos de "El Campesino", en la batalla del Ebro.
Si los aspecto dramáticos del guión son desiguales e incluso algo tópicos, la narración de la lucha por el puente es de excelente calidad, con el carácter de los personajes que se enfrentan muy bien creado. Ambos contendientes muestran gran valor y hasta coraje. La tensión del combate es de primer orden. Y los actores están bien elegidos, en especial Rafael Hernández y Simón Andreu.
Este último encarna el papel de un teniente que hace la guerra por su cuenta para vengar el asesinato de su padre por parte de un miliciano muy bruto. De la Loma condena esa venganza y sin ocultar su inclinación por los franquistas nos dice que el teniente incumple con su deber por una cuestión puramente personal.
Es de lamentar que no se pueda hoy adquirir este film por no existir edición del mismo ni en DVD ni en Blu-Ray. Sin embargo hace poco se podía ver en inglés o en castellano con subtítulos en inglés en Youtube.

Este es uno de los mejores films de acción bélica que se hicieron en el franquismo, junto con "La fiel infantería" y "Tierra de todos". De 1965 y no de 1966, hacía tan sólo un año que se habían celebrado los "XXV años de paz". Pero esta historia no se corresponde con ningún espíritu triunfalista. Narra la defensa, por parte de los nacionales, del vado de un río atacado por las brigadas internacionales. Su desenlace es más bien pesimista, si bien se corresponde con los valores de la España vencedora.
Los personajes están bien creados, aunque necesariamente idealizados para cumplir con la censura. Donde se encuentra verdadero realismo es en las espléndidas secuencias de acción, magníficamente logradas y que consiguen tensar el ánimo como en los más afortunados films de Hollywood.
Soldados que no se rinden aunque vean acercarse la muerte, una breve historia de amor, humor costumbrista y absoluto respeto a los españoles republicanos, en contraste con el odio a los comunistas extranjeros de la guerra civil.
Actores secundarios que interpretan muy bien su papel. Y un Lazaga que no siempre dirigía así, sin zooms, sin planos neuróticos, con encuadres sólidos y un ritmo perfecto. Cuando Lazaga tenía en las manos un buen guión como éste de Angel del Castillo no se desequilibraba, como en la torpe "La ciudad no es para mí" o mamarrachadas como "El turismo es un gran invento".

Esta brillante comedia de Sáenz de Heredia parte de un hecho real, una discusión que el director sostuvo con alguien que le ofendió. Pero el film trasciende lo anecdótico y nos narra, mediante un juguete cómico aparentemente disparatado, la historia de un enfado exagerado en una partida de dominó que acaba en casi tragedia.
El guión se centra en los inútiles esfuerzos de don Evelio (Manuel Gómez Bur) por evitar el duelo en un gimnasio con un joyero muy chulo, Horcajo (José Bódalo).Evelio le ha retado en un irreflexivo arrebato de orgullo sin saber que su enemigo tiene fama de usar la navaja sin escrúpulo alguno. Tras fracasar en un intento de que alguien los reconcilie, se deja embaucar por un charlatán vanidoso que asegura ser capaz de resolver cualquier problema. (Rafael Alonso).
Pero el remedio resulta peor que la enfermedad y al fin el protagonista arruina su vida.
Se satiriza no sólo el dar importancia a lo que no lo tiene, sino la mala suerte de jugar una partida con un energúmeno que no respeta a nadie y la peor suerte aún de confiarse a un imbécil que se cree un genio.
Se suceden secuencias muy divertidas, como la inútil pelea del café, la de la caja de galletas atascada en la cabeza de Evelio, la persecución por la autopista de Barajas de la policía y la del zapato de Horcajo con un clavo.
No obstante el desenlace no es una broma. Nos dice muy en serio que todo anda mal en la sociedad y que llega un día en que la paciencia se agota y se desea acabar con lo de siempre, es decir, las injusticias cotidianas, a tiros.
No hay actor que no esté en su sitio, desde Bódalo a Gracita Morales, pasando por Amparo Soler Leal, Rafael Alonso y Antonio Garisa. Pero sin duda se trata del mejor papel que le he visto interpretar a Manuel Gómez Bur.

Lo que sorprende en este casi desconocido western es el inteligente realismo de su guión, centrado en una acusación injusta de asesinato , y cuyo desarrollo crea una admirable tensión que se traduce en el esfuerzo por demostrar el protagonista (Tony Curtis) no sólo que él es inocente, sino quién es el culpable.
Vemos a la gente linchar en la horca sin comprobar ninguna culpabilidad ,a una bella corista (Colleen Miller) acostarse con el asesino para salvar a su novio, a un tramposo en el juego indignarse con su socio porque ha sido honrado y a las fuerzas vivas de un pueblo organizando robos a los barcos que recorren el río.
Mezcla de film de suspense, aventuras y western, está narrado con un ritmo perfecto y unos diálogos de gran calidad. También influye en el resultado la fuerte personalidad del director, Rudolph Maté.