Desde luego, los que no somos especiales fans de la saga Bond, tenemos que agradecer el giro hacia el actioner puro que ha tomado la saga en los últimos años, desde que Daniel Craig se puso el smoking del simpar agente británico, dejando atrás los infantiles gadgets y demás trastos de alta tecnología que aparte de dar a los films un aire kitsch y estrafalario, también convertían los productos Bond en películas que envejecían antes de tiempo.Nadie puede ver hoy películas como MOONRAKER o LA ESPÍA QUE ME AMÓ y no decir que los films han quedado añejos, y en este caso, no precisamente le favorece ese hecho como le ocurre al buen vino.
Dejando aparte este proceso de cambio (o de adaptación a un actor que no es precisamente muy ducho en gastar comicidad como Craig) también podemos decir que SPECTRE ofrece todas las características y todos los tics propios de un film Bond: ese prólogo intenso, filmado casi todo en plano secuencia, en México DF; los títulos de crédito con la canción de turno; el malo malísimo de postura elegante que en vez de liquidar a Bond cuando tiene oportunidad pierde el tiempo explicándole su plan para controlar el mundo mientras riega la conversación con los más exquisitos manjares y vinos del mundo; Bond haciendo el amor a cuanta mujer se le ponga delante (a poder ser cada una de una distinta nacionalidad); buenas secuencias de acción en el que medio mundo queda destruido; y como viene siendo (desgraciadamente) habitual en las últimas entregas, la dilatación del clímax por un excesivo metraje (dos horas y media para una película de acción era impensable en los años 80, la época dorada del género).
Otro de los aspectos más positivos también de esta última entrega es que prolonga la información biográfica que se nos da sobre la vida de Bond en las últimas entregas de la saga. Si en la anterior SKYFALL descubríamos que Bond tenía orígenes escoceses (adaptando un personaje hijo de la Guerra Fría a la actualidad, ya que en aquel momento estaba anunciado el referéndum por la independencia de Escocia para septiembre de 2014 y rompiendo, de paso, una lanza en favor del unionismo de Reino Unido), en ésta descubrimos que tras la muerte de los padres de Bond, éste fue criado por los padres de su archienemigo Blofeld, provocando en el villano todo tipo de traumas que acabaron con él convertido en un parricida y en el líder de SPECTRA.
Un buen actioner, en definiitva, disfrutable, seguramente, más para los que no somos fans excesivos de la saga.

MISTERIOSO ASESINATO EN MANHATTAN es una comedia policíaca que a través de un planteamiento argumental muy sencillo, nos presenta uno de los temas clave de la obra de Woody Allen: las relaciones de pareja y el difícil mantenimiento de la pasión ante el paso del tiempo, el enquistamiento de la rutina en el día a día y la aceptación por el otro de las neuras de los individuos que la forman.
El asesinato misterioso al que hace alusión el título no es más que un leit motiv que utiliza el cineasta neoyorquino para encender una chispa en el fuego a punto de extinguirse de la pareja formada por Keaton y Allen; para vivir una aventura excitante que pueda sustituir una posible infidelidad. De hecho, Larry prefiere mantenerse al margen de la “investigación” del asesinato y critica a su mujer constantemente. Tan sólo cuando intuye el peligro de que su mujer pueda sentirse atraído por otro hombre (Alan Alda), hará “un mayor esfuerzo” y se inmiscuirá en la trama.
A diferencia de en algunos otros trabajos suyos menos logrados, Woody Allen utiliza aquí constantes referencias culturales de manera ciertamente lograda y efectiva: especialmente la secuencia del tiroteo durante el clímax en el viejo cine, durante la proyección de LA DAMA DE SHANGHAI de Orson Welles, que sirve para una doble función dramática-narrativa, puesto que el diálogo del fragmento es una síntesis de lo que está ocurriendo en la propia película de Allen y además, sirve para que los espectadores que están en la proyección no puedan escuchar el ruido de las balas disparadas entre el señor House y su despechada amante.
MISTERIOSO ASESINATO EN MANHATTAN se apoya, como en el resto de la filmografía de Woody Allen, en los (excelentes por otra parte) diálogos escritos por el propio cineasta y Marshall Brickman, llenos de ingenio, frescura, gracia y que contrastan y relajan el aspecto criminal de la trama y le dan un ritmo altamente intenso a la película, a pesar de que los actores se mueven por espacios a priori poco dados a acoger sucesos intensos, casi siempre por espacios cerrados como casas, coches, hoteles etc.
Es precisamente, la importancia que pone en los diálogos lo que seguramente lleva a una puesta en escena que sin ser merecedora de una crítica negativa, sea lo más flojo del film, especialmente la reincidencia un tanto irritante en los zooms, que más allá de un valor dramático, uno puede pensar que están realizados por la prisa puesta en la filmación.
MISTERIOSO ASESINATO EN MANHATTAN reluce dentro de la filmografía de Woody Allen como uno de sus mejores trabajos junto con MANHATTAN y ANNIE HALL. Un slapstick criminal que merece ser reconocido como una de las mejores comedias (y menos valoradas) de los años 90.