Aquí un, por lo general, enamorado de Paul Verhoeven, un director con un encanto bizarro, cuyas películas tienen de todo menos elegancia, con una estética metálica cuadradota que satura de un olor imaginario a calderilla, óxido, combustible, polipiel del malo... y sobre todo un orador del discurso incendiario que todo buen cyberpunk debe tener. En este caso una crítica a la ultraprivatización de entidades que damos por sentadas que tenemos como públicas y garantizadas. Un moderno Prometeo con una R, C o una TM al final de su nombre, un trozo palpitante de carne, ofensivo para la imagen del buen agente, padre y marido Alex Murphy, reanimado y aumentado no sin intereses por una empresa gobernada por canosos industriales que manejan el partido del elefante.

Deliciosa, dura, fría, bizarra, irónica. Cada momento en ella es único a su manera extraña, Murphy ahogado por el dolor, Murphy gritando, ver a través de sus ojos los cortes en su percepción y su memoria mientras es reconstruido, las detenciones, el pincho, los rifles antitanque, la intertextualidad en la narración apoyada en el mensaje televisivo, la huelga, los barrios deprimidos, el stop motion bien diseñado, planificado y realizado, el mutante que aparece para ser destrozado como un globo de sangre aguada...

Ya hace tiempo que no se hacen películas de estas.

Lo mejor del anime, sobre cualquier otra animación es, sin duda, su variedad temática. Esto puede resultar paradójico si tomamos en cuenta el montón de series de aventuras clónicas para adolescentes, pero, en serio ¿qué serie de animación occidental presenta como protagonistas a unos cuarentones y sus sueños de juventud?

Kacho Oji tiene mucho encanto, tiene una temática sencilla pero fácilmente única, pero tiene unos lastres importantes: el dibujo y la animación son realmente pobres, los elementos de comedia costumbrista (a lo Shin Chan o Kochikame) van de lo encantador a lo coñazo y, para ser una serie musical no tiene demasiados temas del nivel de su, eso sí, genial tema principal por John Sykes (dos o tres más).

Yo, personalmente, le tengo mucho cariño a esta serie, pero veo por donde flojea y lo digo claro. No obstante, su base, sobre unos rockeros que tuvieron que sentar cabeza y que se reencuentran a si mismos de esta forma tan especial y algunos estupendos giros del final la hacen interesante.

La veas o no, ya estás metiéndote en Youtube para ver su opening, genial.

En la misma línea que en la anterior, aunque en esta se nota que Burton tuvo más libertad. Catwoman increíble, ya cuando la vi en mi infancia esa mujer era lo más, el Pingüino tiene aquí una versión interesantísima, aunque sea algo libre (también es libre el realismo de las películas de Nolan).

Artísticamente es bastante superior, con una atmósfera mucho más elaborada.

Solo la veo un fallo, un gran fallo, ¿por qué tiene Wayne la bat-señal en su mansión? ¿Por qué apuntando a su despacho a través de las cristaleras? ¿Ya no es un secreto que él es Batman?
Es un único fallo pero bastante gordo, la penalización de dos puntos que le he dado se debe principalmente a ese disparate.

Pero es un clásico de mi infancia, una de las películas que me hicieron amar el estilo Burton de pequeño.

Uno de mis grandes favoritos que lo llevan siendo desde mi infancia hasta mi adultez. Defenestrada por muchos padres sobreprotectores por su aspecto supuestamente terrorífico para los niños, y por aquellos que no le dan una oportunidad por ser en su mayoría cantada, ciertas corrientes contraculturales encumbran ahora, entre sus personajes, a Jack Skellington como un emblema... seguramente sin haber visto jamás esta obra maestra.

Esta película, siendo "casi de Disney", tiene unas canciones que, tanto en inglés como en castellano, dan sopas con onda a las ridículas niñerías que se balbuceaban en los estándares de películas infantiles de su tiempo (¿¡qué "de su tiempo"!? ¡A cualquier película infantil! ¡A cualquier musical!).

Deliciosa al oído y a la vista (¡que pena que el cine tenga estas limitaciones!... bueno, no creo que al olor fuese agradable la mayoría del tiempo). No se engañen, estos tétricos monstruitos no son en absoluto terroríficos, sino entrañables personajes que se ganaran al público de cualquier edad. Contado así, Halloween y la Navidad pierden ese triste carácter de "americanada capitalista" (jeje, aun hay muchos idiotas que creen que estas festividades fueron inventadas por EE.UU./Coca-Cola, etc. aunque sea cierto que “algún pellizco” sacan).

Para cuando vi la saga, 1997 ya no era para nada una fecha futurista y, si bien, nada de lo que en la primera entrega se contaba ha ocurrido en el mundo real, la ciencia ficción de "futuros próximos" que en ella se nos mostraba era lo bastante comedida como para no provocar la risa del espectador moderno.

2013 en cambio, es aun ahora, una película ambientada en el futuro (quedan 4 añitos, prepárate L.A.) así que, el lapso entre una y otra película le hace permitirse algunas licencias de loca ciencia ficción distópica.

Sigue una estructura muy similar a la de la anterior: detención de Snake, informe de misión, "incentivo" para cumplirla, inserción en la ciudad enloquecida, varias escenas de acción y supervivencia en la urbe anárquica y... broma final por parte de ese gran cabroncete que es el protagonista.

No obstante, la película esta llena de momentos ridículos de serie B, como aquellos curiosos... llamémosles caníbales de la cirugía estética, la escena del surf pero, si bien, todo eso la convierte en una película mucho peor a nivel argumental y artístico la dan ese encanto "bizarro" de las películas de serie B que la convierten en más divertida, como un chiste vandálico e incluso de mal gusto sobre las costumbres de una ciudad de Los Ángeles... ¿más pervertida de lo que ya está?