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Críticas de Pp Ferrer S
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Críticas 132
Críticas ordenadas por utilidad
5
27 de mayo de 2009
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los americanos inundaron el mundo de películas antijaponesas después de la Segunda Guerra Mundial y, más tarde, cuando ya se permiten ser críticos con su propio país, muy pocas veces tocaron el tema de los japoneses residentes en Estados Unidos durante y después del ataque de Pearl Harbour. En esta ocasión Alan Parker prepara un guión sobre el tema y lo dirige con abundancia de medios. Pero si bien a muchos espectadores les llamara la atención la existencia de campos de concentración en Estados Unidos para recluir a los japoneses y a los hijos de estos que nacidos en los Estados Unidos son americanos también, Alan Parker se perderá en una historia de amor demasiado melodramática entre un americano sindicalista y una hija de japoneses nacida en los Estados Unidos de tal forma que al espectador le parecerá que solo lo está pasando mal esta familia, donde el problema parece que se sobrelleva y encima, según el guionista, por ese buen carácter de los japoneses. Las caras orientales suelen dar bien en pantalla y especialmente las chicas jóvenes y los niños, pero aquí será la madre japonesa que en un papel secundario se lleva gran parte del interés. En resumen, película para ver y despertar al tema del sufrimiento de los japoneses en Estados Unidos, pero casi seguro que el espectador será arrastrado a la historia de amor.
Pp Ferrer S
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4
7 de enero de 2011
14 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nunca había visto esta película, así que desde los títulos de crédito hasta el final he ido de sorpresa en sorpresa. Con los ojos como platos me he quedado cuando he visto la ambientación de un clan gitano europeo en Estados Unidos. No me lo podía creer y cuando entra en escena Cornel Wilde, casi me levanto para apagar el televisor. Menos mal que me he dado cuenta a tiempo que me he comprometido a un ciclo de Nicholas Ray y he continuado sentado. Y digo menos mal, porque he podido disfrutar de una Jane Russell que lleva ella solita toda la película. O quizás es que no he tenido ojos más que por ella. A medida que iba pasando la historia yo dudaba de estar viendo una película de Ray, y menos una película realizada después de las que son sus joyas: “Johnny Guitar” y “Rebelde sin causa”. Hay unos números musicales, o eso pretenden ser, que no pueden estar peor realizados y sobre todo cuando se produce el salto de los primeros planos del protagonista a plano general. ¡Cómo se nota que no son el mismo actor! ¿Y el paso del tiempo? En algunos momentos parece que lo ocurrido fue ayer cuando ya han pasado meses. Y hay que llegar al final para creérselo, o no, porque ni en los cuentos de Disney se solucionan las cosas de esa manera. Aunque el director se viera obligado a dirigir este bodrio tenía que haberle dado un poco de dignidad. Insisto, no me lo puedo creer. Véanla, véanla y juzguen ustedes. No soy tan malo, así que mejor no la vean.
Pp Ferrer S
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5
3 de noviembre de 2010
13 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sólo en el arranque de la película ya podemos comprender que se trata de una obra en la que el director no tiene puestas muchas ilusiones. Sobreimprimir los títulos sobre una tela de seda es una vulgaridad aunque procure que esa tela tenga unos pliegues. ¡Faltaría más! ¡Qué le estaría pasando al director! Y a partir de ahí toda una serie de sonrisas y expresiones insulsas de Joan Fontaine que uno no acaba de creerse, ni siquiera en el propio personaje. Creo que Nicholas Ray se equivocó en la elección de la actriz principal. No así al elegir a Robert Ryan que configura perfectamente su papel, muy especialmente cuando tiene que abrazar a una mujer. La historia es un melodrama increible de novelita rosa en el que seguramente el Comite de Actividades Antiamericanas estuvo totalmente de acuerdo. Dentro del ciclo del cine de Nicholas Ray es necesario verla para comprender que tambien se hacía cine para comer y por encargo y muchas de sus escenas nos pueden servir comparando con otras anteriores y comprobar que se pueden hacer mucho mejor aunque resulten menos folletinescas para la venta. Necesaria si quieres conocer a Nicholas Ray, prescindible si buscas una buena película.
Pp Ferrer S
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6
27 de setiembre de 2012
9 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Para mi esta película no está incluida entre las que más me gustan. Es cierto que tiene momentos magistrales, como la recepción y la boda, pero en general decae el interés por buscar más la sorpresa del espectador que el contarnos los hechos tal como se van produciendo. Por otra parte, tantos personajes que tienen que hacer llegar al espectador sus sentimientos hacen que este se pierda, máxime cuando se trata de una película oriental que en general ofrecen una gran dificultad para recordar los nombres y relacionarlos entre los personajes. El guión me ha parecido bastante simple y Kurosawa lo alarga aumentando el número de escenas en las que de forma reiterativa vemos la maldad de los personajes y el ansia de venganza del protagonista. Además, hay una historia melodramática entre el protagonista y su mujer, que presenta una deficiencia al andar, que baja el tono intrigante para llevarlo al sentimentalismo. Parece ser que el guión de esta película era de un sobrino de Kurosawa y este se limitó a darle algunos retoques. Si algo sobresale en la película y la hace motivo de visión obligada es la magnífica interpretación de Toshiro Mifune en un papel de ejecutivo, muy distante de los papeles de samurai a los que nos tiene acostumbrados.
Pp Ferrer S
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10
12 de diciembre de 2008
8 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
La secuencia de arranque, como un prologo antes de los títulos, nos introduce en ese submundo de las apuestas y las mafias del juego. Y en esa secuencia se engañará al espectador durante unos minutos porque consideraremos a Eddie como un personaje que por casualidad juega una partida de billar. Después de este engaño, el espectador entra en el personaje y quiere saber más de él. Descubrimos a continuación que su meta es desafiar al "Gordo de Minnesota", considerado el mejor jugador de billar y que no ha perdido una partida en los últimos diez años. El enfrentamiento de ambos constituye la primera parte de la película y la partida nos servirá para conocer a fondo a Eddie. La secuencia de la partida es una auténtica muestra magistral de hacer cine. Cada plano, el montaje, la iluminación, el sonido, especialmente el choque de las bolas, la vestimenta de los que allí se encuentran y en especial del "Gordo de Minnesota"; y la interpretación de ambos contrincantes, hace que ese enfrentamiento sobre la mesa se convierta en un enfrentamiento de formas de ser. Lo que allí ocurre nos marcará el mundo en el que se desarrolla la película, el juego, el alcohol y el dinero. A partir de aquí la película discurre como el seguimiento de Eddie y nos encontraremos en distintas situaciones que están resueltas, cada una de ellas, como modelos de hacer cine.
Cada uno de los elementos formales de esta película tiene el tiempo y la intensidad necesaria para que el espectador, como el lector de una gran obra literaria, penetre en la historia y en el sentir de los personajes. Es decir, la narración fílmica en esta película alcanza la cota de obra maestra. El encadenado de secuencias extraordinariamente planificadas para durar lo justo y la relación entre estas secuencias son un claro ejemplo de narración cinematográfica.
Eddie “Relámpago” Nelson, un granuja y un perdedor, se convierte en un personaje memorable del cine gracias a la interpretación de Paul Newman. Así mismo personajes que son secundarios, como el Gordo de Minnesota o Sarah, consiguen un máximo nivel de interpretación gracias a Jackie Gleason o Piper Laurie. Hay que hacer notar que habiendo grandes interpretaciones en esta película no se le dio ningún oscar por estos conceptos.
La banda sonora es de Kenyon Hopkins que utiliza un ritmo de jazz ideal para la película, por los espacios en los que se desarrolla y por los sentimientos de los personajes.
La fotografía en blanco y negro de Eugene Schufftan que maneja a la perfección las luces y las sombras define perfectamente a los personajes y al ambiente sombrío de los garitos donde redesarrolla la mayor parte de la acción. Se le concedió un merecidísimo Oscar. El otro Oscar lo consiguió la dirección artística.
Al final, con esta película, ocurre lo mismo que con el postre favorito, quieres repetir.
Pp Ferrer S
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