El cine ruso de ciencia ficción tiene una peculiaridad. Visualmente es muy atractivo, pero argumentalmente es, casi siempre, aburrido. Como ejemplo las películas “El Imperio Prohibido”, “Guardians”, “Attraction” o “Guardianes de la Noche” y su aún más aburrida secuela “Guardianes del Día”, ambas de Timur Bekmambetov, que hizo un mejor trabajo con “Wanted, Se Busca”. La cosa va de guardianes. Bueno, en este caso de inspectores, no tan crueles como los de Hacienda pero casi.

Resulta que existe una ciudad aparentemente dominada por un autoritarismo extremo, en el que vigilan constantemente un grupo de individuos enmascarados que se hacen llamar “Los Inspectores”. Allí se supone que hay una enfermedad bastante contagiosa que padecen algunas personas, y los inspectores se dedican a localizar esas personas y llevárselas de la ciudad para mantener a salvo al resto de los habitantes. Pero como siempre, ese supuesto bien oculta el mal. En realidad esas personas supuestamente infectadas no tienen ninguna enfermedad, lo que tienen es otra cosa, que puede poner en peligro el poder de los inspectores y quien se encuentra detrás o, mejor dicho, por encima.

En esta ciudad hay una niña llamada Abigail, que ve cómo su padre, que le cuenta fantásticas historias, es secuestrado por los inspectores acusado de tener la enfermedad. Años después la chica ya es una joven que sigue buscando a su padre, y descubrirá que ella también posee esa “enfermedad” que no es tal, sino otra cosa. Y con esa otra cosa tratará de acabar con el reinado terrorífico de los inspectores.

Poco más hay que contar. Lo bueno es que tiene muchas escenas de espectacularidad visual y una banda sonora bastante aceptable. Pero el transcurso es, en varios tramos, aburrido, no pasa nada destacable, tiene muchas escenas de transición, unas pocas de acción y eso sí, algunos momentos sentimentales de relación padre-hija que parecen funcionar, al contrario que otras películas del mismo género y nacionalidad, que son más frías que el propio frío ruso. Porque eso es lo que pasa con el cine ruso. Es frío, supongo que como el carácter de sus habitantes. Dicen que las mujeres son muy cariñosas, no lo sé, conozco pocas rusas y las veo como las no rusas. Las habrá cariñosas y otras que no lo sean tanto. En cuanto a los hombres, por lo que veo en Youtube, son bastante impulsivos y de mucho bebercio. Claro, de alguna forma hay que combatir el frío, y no hay nada mejor que el vodka. Si, poner calefacción también está bien, pero en fin. A lo que iba.

La película está mejor a varios niveles que las antes mencionadas, porque aunque la espectacularidad prima en todas, les falta chicha en el argumento. Pero como digo, “Abigail” es un caso aparte, mejora bastante las anteriores. Espero que los rusos aprendan por fin a hacer buen cine de acción y ciencia ficción. No es que lo que hacen esté mal. A nivel de argumento sí, pero a nivel visual no tienen nada que envidiar a los americanos, e incluso podrían darles unas cuántas lecciones sobre efectos visuales originales.

LO MEJOR: La historia, bastante interesante y bien llevada por la chica protagonista, y la banda sonora.

LO PEOR: A ratos es bastante aburrida.

No he leído el libro en el que está basada esta película, y ni siquiera sabía que existía, pero puede que lo busque y me lo lea. Es de lo más raro, divertido y friki que he visto en mucho tiempo. Parece ser que ese gamberrismo abunda cada vez más en cine y sobre todo en televisión. Me encanta. Bueno, aquí lo que pasa es que el cielo es como una especie de oficina donde se decide el destino de la humanidad, pero los trabajadores son tan normales como cualquier habitante de la Tierra, de hecho son habitantes de la Tierra que han muerto y han empezado a trabajar allí después de pasar una serie de entrevistas y pruebas, como para otro curro cualquiera.
En este contexto, una chica empieza a trabajar en el departamento de plegarias, que se encarga de filtrar aquellas peticiones de humanos que son factibles y rechazar las que son imposibles. Pero mira tú por donde que, obviamente, el jefe de la empresa es Dios, y resulta que es un idiota ególatra con pinta de hippie que no sabe poner un microondas ni abrir una puñetera caja de cereales. Y resulta que un día le da por destruir la Tierra.
La chica que trabaja en el departamento de plegarias se opone a ello y se reta a conseguir que una plegaria imposible se haga realidad, para evitar que nuestro planeta sea aniquilado por Dios.
Ya. No puedo contar más. Esto pasa en el primer capítulo, hay otros seis llenos de frikadas, paranoias, y un personaje que a veces me gustaría matar, pero no puedo porque es Harry Potter. O sea, Daniel Radcliffe, que me cae bien. Pero es que ese personaje... en fin.
Esta serie es para ver sí o sí, porque dentro de todo ese caótico cielo en el que la gente es tan torpe como en cualquier oficina terráquea, incluso más, hay un mensaje, y es el de que nuestro planeta no es, probablemente, el más perfecto del universo, pero tiene muchas cosas tan bonitas que debe ser preservado. Eso sí, quitando del medio a los que no paran de joderlo.
¿Veis lo que está pasando ahora con lo del coronavirus? Que la contaminación ha disminuido y la naturaleza vuelve a desarrollarse. Por lo que queda claro que es el ser humano, o sea, nosotros, sí, tú también, lector o lectora, quienes lo estamos estropeando todo. Así que vamos a ponernos las pilas, ser menos consumistas y respetar nuestro entorno y nuestros recursos. Y si es posible, dividirlos mejor, para que deje de haber casi todo para unos pocos y casi nada para muchos millones.
Además, esta serie tiene esa peculiaridad de muchas otras actuales, y es que cada temporada parece que va a ser una historia distinta aunque, como pasa en “American Horror Story”, con los mismos personajes. Y eso mola.

LO MEJOR: Cuando aparecen en el último capítulo, personajes que trabajan en diversos departamentos del cielo como el de nubes, el de bichos, el de la aurora boreal o el de los pezones masculinos.

LO PEOR: Que los pezones masculinos no den zumo de naranja.

No todas las películas de la factoría Pixar pueden ser obras maestras. Algunas sí que lo son, como “Toy Story”, “Buscando a Nemo”, “Ratatouille”, “Cars”, “Wall·E”, “Up”, “Coco”, “Del Revés”… bueno, casi todas. Y luego hay obras menores como “Brave”, “El Viaje de Arlo” o esta “Onward”, que en principio parte de una premisa interesante.
Resulta que los seres de la mitología como elfos, hadas, unicornios, dragones y etc, que vivían en una época llena de magia, han ido evolucionando igual que los humanos y ahora viven en ciudades como los humanos, haciendo cosas de humanos y con la magia prácticamente olvidada, excepto para unos pocos. Una pareja de hermanos ha de recurrir a esa magia para intentar devolver la vida a su padre temporalmente y se embarcan en lo más parecido a una “road movie” que yo haya visto en alguna película de animación.
Y luego está el inevitable y al mismo tiempo necesario mensaje reflexivo, en este caso, el de que a veces buscas algo en los alrededores o incluso más allá, y resulta que lo has tenido a tu lado toda la vida y no te habías dado cuenta. Por ahí van los tiros.
Pero el transcurso de la historia se hace largo y aburrido, a pesar de todas las peripecias que pasan los dos hermanos en su furgoneta. Solo se anima en la parte final, cuando la magia ya se desata en pleno. Luego están los personajes, que no son tan carismáticos como la rata Remy, el robotito Wall·E, el vaquero Woody o el pececito Nemo. Hacen sus gracietas y tal, pero no terminé de conectar con ellos. A lo mejor es que me falta magia.
Baste decir que he tenido que ver la película en tres partes, porque en las dos primeras me aburrió tanto que me quedé dormido, lo que denota o bien mi falta de atención o la falta de interés de la película. Esperaré a su siguiente obra, “Soul”, que se estrenará este año o el que viene, siempre y cuando el puñetero virus nos deje respirar un poco y salir de casa, no en manada como hacen algunos idiotas, pero sí para poder disfrutar de nuevo en la oscuridad del cine con su luz y su espectáculo visual.

LO MEJOR: El tramo final, cuando todo se anima mágica y emotivamente.

LO PEOR: El transcurso es una “road movie” aburrida y pesada.

Tal y como dijo Negan al final de la séptima temporada de esta serie, “esto es la guerra” (o algo similar), y sí, es la guerra. Y como toda guerra, está dividida en batallas, unas con más éxito que otras. La mayor parte del tiempo, tanto los integrantes de Alejandría como los invasores del Santuario se lo pasan haciendo planes, estrategias, preparando emboscadas, fabricando armas o munición, etc, y el resto del tiempo, recordando tiempos mejores, tratando de entenderse unos a otros, echándose cosas en cara, o agradeciendo sus servicios.

En lo que respecta a los caminantes, que es supuestamente el tema central de la serie, parece que están pasando a un segundo lugar, no ya como la amenaza que suponía al principio, sino más como un recurso que, aunque hay que temer, es muy valioso como camuflaje e incluso como arma arrojadiza. Es lo que pasa en cualquier situación, por terrible que sea, que uno ya se acostumbra a ella y casi la ve como normal. Entonces es cuando empieza a sacar partido de esa situación, en la medida que puede.

En la temporada anterior hubo dos sorpresas impactantes. Una fue Negan junto con su bate Lucille. La otra fue el tigre Shiva. En esta nueva entrega la sorpresa ya no existe por ese lado, así que tenían que hacer algo para seguir llamando la atención. Y lo hay. Algunas muertes que no son tan impactantes como las del primer capítulo de la séptima, pero son más tristes y traumáticas, por lo que suponen para los protagonistas e incluso para los fans. Solo hay que ver los vídeos de reacción a esas muertes para entenderlo.

Esa es una de las cosas que más me gustan de estas series, y digo “estas” porque incluyo a otra como “Juego de Tronos”, donde la muerte es algo tan habitual como ir a comprar el pan. Cada muerte de un personaje genera una reacción en los espectadores, y muchas de esas reacciones son grabadas en vídeo y colgadas en Youtube. Si estáis interesados, buscad cosas como “Game of Thrones Red Wedding Reaction” o “The Walking Dead Glenn's Death Reaction”. Ya veréis. Y si buscais además “The Walking Dead Reaction Mashup” ya lo fliparéis en colores.

A lo que iba. En esta ocasión te encontrarás cosas inesperadas hasta en el último capítulo. De hecho, hay un personaje que yo odio desde que hizo aparición en la serie por primera vez, varias temporadas atrás, y lo he odiado más en esta, pero mira por donde, que a pesar de seguir cayéndome mal, he cambiado mi percepción sobre él. Cuando veáis ese último episodio, el 8x16, sabréis de quién hablo.

Y sí, es como el resto de la temporada, hay cosas que van cambiando, igual que las personas cambiamos con el paso del tiempo, y otras que no cambian, por ejemplo, la intensidad de esta serie, las ganas de seguir viéndola y el interés por ver cómo se desarrollan los acontecimientos a partir de ésta, porque hay muchas cosas, pero muchas, que pueden darle un giro importante a la trama, y es que cada persona es un mundo, y las de “The Walking Dead” son seis o siete mundos cada una de ellas. No os perdáis esta temporada, ni las anteriores, ni las que están por venir.

LO MEJOR: Que poco a poco, los buenos van ganando. Más o menos.

LO PEOR: Demasiadas escenas oscuras en las que apenas se ve nada.

Hugh Jackman debería hacer más musicales. “Los Miserables” me encantó y esta también, aunque no tanto como la otra, pero lo suficiente para recomendarla.

“El Gran Showman” está inspirada en la vida y obra de Phineas Taylor Barnum, creador de uno de los circos más grandes y espectaculares de la historia, algo así como el Cirque du Soleil pero con animales, algo que afortunadamente cada vez se va viendo menos.

Y ojo, digo que está “inspirada” y no “basada” en su vida, porque la vida real de Barnum no fue tan glamurosa ni colorida como se muestra en el film. Podemos verla como una fábula de lo que fue realmente, una fábula donde se cuenta la historia muchas veces vista del humilde que nace en la pobreza para alcanzar un mayor estado de bienestar no gracias a su posición social, sino a su esfuerzo y su lucha constante, cosa que muchos hacemos y casi nunca con buenos resultados.

Pero esto es una película. Digo más, es un musical, y en los musicales, excepto algunos como la ya mentada “Los Miserables” o “Sweeney Todd”, las cosas son super happy y super chulis, todo lo bueno se celebra con una canción coreografiada y lo malo se arregla con otra canción coreografiada. De pronto, el prota se pone a cantar y todos los que están alrededor mágicamente empiezan a hacer un baile que se saben todos a la vez, y hasta hacen coros con la canción.

Tal vez la vida debería ser un poco más musical. ¿Qué tienes problemas de dinero? No importa, te pones a cantar una canción sobre lo desgraciado que eres y que vas a pelear contra viento y marea por mejorar, y todos los que pasan por la calle empezarán a cantar lo mismo que tú y a bailar, y al terminar la canción aparecerá alguien con una maravillosa oferta de trabajo, o la noticia de que te ha tocado la lotería.

¿Qué tienes problemas amorosos? Nada, le cantas a tu pareja una bonita y romántica canción, eso sí, bailando, siempre bailando, y tu pareja te lo perdonará todo, también cantando y bailando. Qué bonito y chupi guay sería todo.

Por desgracia, la vida no es un musical. Pero “El Gran Showman” sí que lo es, y de los buenos. Así que vedlo, sufrid con él y regocijaos con su alegría, sus números, sus Hugh Jackman y Zac Efron cantando y bailando y el espíritu de que las buenas personas, aunque parezcamos todas muy diferentes, en realidad compartimos un mismo corazón, que a veces puede ser más grande que el propio mundo. Ole, qué bonito me ha quedado.

LO MEJOR: Los números musicales, la alegría y la esperanza de un mundo mejor basado en la solidaridad y el buen rollito que te transmite la peli.

LO PEOR: Que no es una transcripción literal de la vida de Barnum, pero si lo hubiese sido, no podrían hacer un musical como éste. Más bien un drama con algo de espectáculo y mucha más tragedia. Por otra parte, “Los Miserables” es todo drama, así que sí, harían un musical igualmente.