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España España · Sevilla
Críticas de Seldon
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Críticas 245
Críticas ordenadas por utilidad
8
7 de octubre de 2013
0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sólo recientemente algunos directores han sido capaces de sacarle partido realmente al 3D, como Comeron con Avatar, Scorsese con Hugo o Jackson con el Hobbit (lo cual no quiere decir que el 3D sea imprescindible para ver ninguna de esas películas, pero te da un añadido).

Gravity es una de esas películas. Si existe alguna película que merece la pena ver en 3D, es precisamente la de Alfonso Cuaron.

En el apartado técnico es sencillamente impecable, espectacular. Todo flota, y no se nota el truco; no hay ni arriba ni abajo, o mejor dicho, abajo es hacia el centro de la pantalla, donde –en muchas escenas- hay espectaculares planos de la curvatura de la tierra. Todo gira, continuamente, tanto en las escenas tranquilas como en las trepidantes, que son muchas, la mayoría de hecho. Si de técnica hablamos no me extraña que James Cameron haya dicho que cree que esta es “...la mejor película sobre el espacio jamás hecha, y la película que había estado esperando a ver desde hacía muchísimos años”. Porque imagino que, hasta que no se invente alguna tecnología de inmersión completa, con pantallas esféricas o vete tu a saber qué, esto es lo más próximo que se puede mostrar a estar flotar en el espacio exterior sentado en una butaca y teniendo que notar la atracción de la gravedad.

Si por ejemplo en el caso de Alien el tagline de la película era el apropiado “En el espacio nadie puede oír tus gritos”, aquí el que han elegido es “Don’t Let Go”, que en España han adaptado, muy convenientemente, a “No te sueltes.” Porque de eso va gran parte de la película, de la angustia de estar perdido en el espacio, suelto, sin una referencia fija, sin nada a lo que agarrarse ni un ancla que te ate a algo estable. Incluso cuando la protagonista está en dentro de una cápsula, la película intenta transmitir esa angustiosa sensación de no estar fijado a nada seguro.

Ya se han hecho escenas similares tratando de mostrar la situación desesperada de que un astronauta trate de rescatar a otro que flota libremente en el espacio, e igual de dramáticas y emotivas que aquí, como por ejemplo en Misión a Marte, pero mientras que en la película de Brian de Palma la escena duraba sólo un par de minutos, aquí es larga, y ocupa bastante metraje: casi está contada en tiempo real.

Aquí la protagonista absoluta es Sandra Bullock, es decir la doctora Ryan Stone, una científica, que participa en una misión de la NASA como especialista de ingeniería. Es decir, aunque ha sido entrenada, no es una astronauta experimentada, es una novata, que se marea, y que realmente solo ha “subido” a colocar su experimento. El resto es cosa de la tripulación.

Y la tripulación es básicamente Gorge Clooney, es decir el teniente Matt Kowalski, un veterano astronauta, parlanchín, bromista, y que aquí básicamente es un secundario, lo cual es una curiosa elección para el reparto.

Y no hay más. No hay más actores, el resto, cuando interviene –y no lo hacen mucho- son sólo voces. Y la historia, la trama, es realmente sencilla. simple en el mejor sentido de la palabra. Así pues el esquema de la película es realmente uno que ya se ha usado antes en varias ocasiones: el de un personaje atrapado en un ambiente cerrado, que lleva todo el peso de la acción, y el reto está en hacer que pases cosas interesantes durante toda la película para que no nos aburramos. Por ejemplo ocurría con Buried, pero aquí, irónicamente, aunque el mecanismo funciona igual y la idea, en el fondo, es la misma, el lugar elegido no puede ser más abierto: el espacio vacío.

Y lo mismo que hacía Rodrigo Cortés en Buried, hace Cuarón en Gravity: el ritmo es trepidante, siempre están pasando cosas, y la hora y media que dura la película se pasa en un suspiro. No aburre en ningún momento.

Más en: http://el-pobre-cito-hablador.blogspot.com.es/2013/10/gravity-no-te-sueltes.html
<< sigo en spioler sin revelar nada >>
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Seldon
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4
10 de diciembre de 2012
9 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
No entiendo como esta película puede tener un 7 ¿que dejan para puntuar El Padrino o Blade Runner? ¿un 18? ¿un 20?
¿Pero cómo se puede estropear tanto una idea original y tan interesante para un thriller? La parte central de la película es insufrible....
El comienzo de la historia está hasta bien. Un tipo maduro y aburrido, un banquero casado y con una hija que ya no vive en casa un día recibe una llamada de teléfono que lo inquieta. Es un amigo que llevaba años muerto, pero por teléfono le demuestra que es él, pues le dice cosas que sólo ellos dos saben y le cuenta que desapareció, que hay una Compañía que se dedica a simular tu muerte (con un cadaver parecido pero convenientemente desfigurado) y a proporcionarte una nueva identidad, una nueva profesión y una nueva carrera, con cirugía estética incluida para que no te conozca ni tu padre. Y le dice que es la oportunidad de comenzar de nuevo, y le da una dirección diciéndole que se identifique como el Sr. Wilson. Y el tipo va para allá más con curiosidad que porque esté decidido....
La primera parte de la película y la última están bien, pero el tercio central es insufrible. Son escenas de estas sesenteras casi sin diálogos y con música de fiesta de fondo: como las escenas de fiesta de El Guateque, o la fiesta de Desayuno con diamentes ¿sabeis a o que me refiero? con ese mismo look, pero sin gracia y aburridísimas.

Haciendo la media la película se meantien oscilando entre regular y floja. Muy lejos de otros peliculones de Frankenheimer
Seldon
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6
20 de noviembre de 2016
8 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cualquiera con un mínimo interés por la ciencia ficción (la de verdad) debería acercarse a esta serie y echarle un vistazo, porque prometía, y mucho. Yo lo hice

A ver, lo primero es lo primero. Ambientación. Estamos en un futuro no del todo lejano: solo un par de siglos a partir de nuestro presente. La humanidad ha empezado a colonizar el sistema solar. De hecho lo ha colonizado y bastante.

En la tierra rige una especie de gobierno global encabezado por funcionarios de la ONU (¿quién lo diría, no? Viendo el caso que le echan ahora). De hecho uno de los personajes principales de la serie es Chrisjen Avasarala, una alta funcionaria, metida en tramas de política, espionaje y represión antiterrorista.

Porque resulta que muchos de los planetoides del cinturón de asteroides han sido colonizados. Hay múltiples estaciones espaciales, tanto flotando por ahí como en los propios anteriores, y sirven de fuente de materias primas a la tierra. Pero la vida en los asteroides no es fácil. No dejan de ser como los pueblos mineros del oeste. Territorios de frontera, un poco salvajes, vertederos donde van a parar los buscadores de fortuna y la escoria del sistema. Y sus habitantes (los cinturianos), en el fondo no sin razón, se sienten explotados, menospreciados y maltratados por la madre Tierra, como sus hijastros o sus hijos bastardos, aportando materias primas y obteniendo poco a cambio.

Y por otro lado está Marte. No sólo ha sido colonizado (y probablemente terraformado, al menos en parte). También es independiente. Independiente y casi abiertamente hostil a la Tierra y su poderío. De hecho entre la Tierra y Marte reina una paz armada y tensa. Una especie de guerra fría que está a punto de convertirse en caliente y en guerra abierta.

La serie cuenta tres historias, que eventualmente acaban enlazándose en una única trama.

Por un lado, hay una trama de espionaje, en la que Avasarala, en la tierra, trata de evitar (o eso parece) que se declare la guerra abierta con Marte, al tiempo que trata de reprimir por todos los medios a un grupo de insurgentes (o de terroristas) del cinturón de asteroides, que lucha reclamando sus derechos. Esta es la trama más política, y de hecho para mi gusto la más aburrida.

Por otro lado, en Ceres, el mayor de los asteroides, tenemos al detective Miller. Un policía recio y que está de vuelta de todo, que tiene que vivir en medio de una estación superpoblada y donde la vida no es nada cómoda para sus habitantes, al tiempo que sigue su rutina en los bajos fondos. Hasta que su jefa le encarga “extraoficialmente” un trabajito: Julie Mao, la hija díscola de un multimillonario Terrestre, ha desaparecido en Ceres sin dejar rastro aparente. Y el papá está interesado en encontrar a su heredera, pero sin demasiada publicidad. Al fin y al cabo su “niña” simpatizaba con los cinturianos y parece ser que se ha unido a su causa.

Esta trama es un thriller de cine negro, y con ciertos ramalazos de ciberpunk. La ambientación: en los túneles y galerías abarrotadas de Ceres, debe bastante a Blade Runner: tugurios de todo tipo, luces de neon, y un policía solitario siguiendo una pista... Incluso de Desafío Total: las escenas con el aire contaminado y escaso, por reducirse las raciones para “el pueblo llano”, ya estaban en aquella película. La ambientación ciberpunk se nota en pequeños y simpáticos detalles, como por ejemplo el teléfono móvil (o lo que sea) de Miller. Aparentemente ultramoderno (un lámina transparente en la que se proyectan imágenes y botones) pero con la patalla “casacada” y atravesada por una arañazo.

Y la tercera historia es sin duda la más “espacial” por decirlo de algún modo. Ambientada puramente en el espacio, a bordo de cargueros y naves de guerra. Aquí seguimos a Jim Holden, el oficial de un carguero de hielo que recolecta hielo en las lunas de Saturno para que los habitantes de Ceres tengan agua.

Si la ambientación aséptica y ultramoderna de la Tierra futura no está mal, y la ambientación ciberpunk de Ceres (sucia, abarrotada, oscura,...) es sobresaliente, la ambientación “espacial” de esta tercera trama también está a la altura: hay todo lo que podrías esperar: naves, batallas espaciales, soldados marcianos...


La serie promete mucho, muchísimo, y los cuatro o cinco primeros episodios, a medida que van desarrollándose (y convergiendo) las tres tramas, no hace más que mejorar. Tengo por costumbre ver al menos una temporada completa de cada serie antes de decidir si sigo con ella o si la abandono. Y antes de comentar nada al respecto. Cosa que cumplo casi siempre. Y en este caso, ¡menos mal que lo hice! Lo que prometía al principio cada vez más acaba estancándose y convirtiéndose en una historia cada vez más convencional y que avanza con mayor lentitud a medida que avanzamos hacia el final. Empieza a no pintar bien... Y para mi desesperación llegamos al décimo y último episodio... para dejarlo todo abierto. Es como si las 10 horas que han tardado en que nos enteremos de que le pasó a Julie Mao, y que es eso que se “se expande” no fueran más que un gigantesco prólogo de lo que vendrá después.
Y de hecho parece que habrá más temporadas, porque al parecer esto se basa en una serie de novelas (que no conocía no he leído) de un tal James Corey. Y por el momento cinco publicadas y otras cuatro más anunciadas...

En fin, no se. Una pena es lo que puedo deciros. Prometía mucho pero se va desinflando a medida que las tramas se van expandiendo. Considerada en conjunto no pasa de interesante y no es más que pasable.
Más en: http://el-pobre-cito-hablador.blogspot.com/2016/11/the-expanse-space-opera.html
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Seldon
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7
17 de setiembre de 2014
0 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hubo un tiempo en que decir de una película española “no parece una peli española”, o “parece una peli americana” era un elogio, porque comparado con las historias que se contaban aquí, esas otras sobresalían bastante, y no solo necesariamente por los medios y la calidad técnica. La cosa empezó a cambiar hace algunos años, y nuevos directores de cine se lanzaron sin ningún tipo de complejos a hacer películas de género, y no las consabidas comedietas costumbristas, los manidos dramones sociales o las películas sobre la posguerra civil.

El Niño es una de esas películas, una película de género, un thriller de acción policial a la que ese carácter de “no parecer española” quizás le perjudique más que le ayude: lo que antes era una rareza digna de destacar, ahora ya no lo es tanto, y ahora si corre el riesgo de ser comparada en serio –y desfavorablemente- con las películas americanas de género.

Antes de contar nada más, dos cosas: una explicar el título de este post: no es que El Niño cuente el mismo tipo de historia que The Wire, ni que tenga el mismo formato (película frente a serie de TV) ni la misma calidad (para mi The Wire es una serie casi perfecta, así que cualquier comparación...) pero fue una referencia que se me vino a la cabeza, por el tema del tráfico de drogas, por el puerto y los containers (¡esa segunda temporada de The Wire!), etc.

Y la otra cosa: ¡pero que malo es el póster de la película! No se como le han iluminado la cara al actor que hace de El Niño, pero con esos ojos parece más bien un extraterreste, o mejor, uno de los niños de El pueblo de los malditos.

Bueno, vamos al lío. Realmente El Niño cuenta dos historias -dos historias que se cruzan- casi hasta el punto de decir que hay dos películas en una. La historia del policía (de Jesús) y la historia del traficante (El Niño).

Por un lado está la historia del policía, la historia de Jesús, que investiga las redes de tráfico de drogas en el estrecho junto con su compañera Eva. Jesús investiga desde Algeciras a las mafias internacionales que se dedican a pasar grandes cantidades de droga desde Africa a Europa a través del estrecho y con la inestimable ayuda de Gibraltar como “base segura” desde la que operar. Es una historia de detectives, de escuchas telefónicas, de investigaciones de cuentas bancarias, de seguimientos a sospechosos,... y de hecho es la historia que más me interesa de la película.

Probablemente sea porque aquí es donde el nivel de los actores está altísimo. Tosar es muy grande, y aquí lo vuelve a demostrar, pero es que Eduard Fernández, o incluso Sergi López no se quedan para nada atrás.

Y esa historia sigue siendo la que más me interesa incluso cuando la “parte de acción” de la película entre en juego dejando un poco de lado la “parte de thriller”, que es cuando Jesús se ve degradado/castigado/obligado a volver a ser un agente de a pie, o mejor dicho “de aire” y a patrullar el estrecho en helicóptero.

Y aquí es donde el nivel técnico de la película no desmerece en absoluto, las escenas de acción, las persecuciones en helicóptero están muy bien hechas, muy bien rodadas y muy bien montadas, y no desmerecen en absoluto a producciones extranjeras, que seguramente han tenido un presupuesto mucho mayor.

Y por otro lado está la historia de El Niño y de El Compi. Esta historia también la hemos visto antes muchas veces: es la de unos chavales de barrios marginales, que sobreviven con trabajos que no les gustan rodeados de gente con más dinero que ellos, (dinero de las drogas) haciendo lo que ellos hacen pero a mucha mayor escala. Como se dice en un diálogo de la película, mientras dos personajes pasean entre yates caros del puerto deportivo:

Entonces, ¿no crees que se pueda ser rico sin ser un delincuente?

Esta parte contiene la historia de amor, las dificultades para intentar abrirse hueco en el mundillo del tráfico de drogas desde Marruecos,... Ya sabéis: los peces pequeños se asocian entre si, y quieren imitar a los peces grandes haciendo lo mismo que ellos, y lo grande, como ellos. Pero claro, las cosas no son tan fáciles, ni nadie se lo va a poner tan fácil para trepar...

Y esta es la historia que me interesa menos, y creo que es la más lastra a la película. No es que esté mal, pero la otra está mucho mejor. Probablemente también tenga que ver con los actores. Decía antes que el nivel de los actores es altísimo, me gusta prácticamente como lo hace todos, salvo curiosamente Jesús Castro, el que interpreta al supuesto protagonista de la película (aunque para mi que este título debería ser para Tosar). Nunca me lo acabo de creer del todo, ni me acaba de parecer natural. Incluso me gusta más el que interpreta a El Compi (Jesús Carroza) que ya le daba sopas con honda a Juan José Ballesta alias El Bola en 7 vírgenes.

<sigo en el spoiler sin revelar nada>
Más en: http://el-pobre-cito-hablador.blogspot.com.es/2014/09/el-nino-no-es-wire-pero.html
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Seldon
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5
24 de junio de 2013
0 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tengo que reconocer que me gusta el cine de Danny Boyle. Incluso en sus películas más flojitas este hombre siempre trata de ofrecer algo nuevo u original, o al menos de contar una historia no tan nueva de una forma novedosa, por eso incluso sus películas más flojas me parecen como poco interesantes.

Esta es de esas, es decir, no es de sus mejores películas, no cuenta la historia más original, porque la historia de un atraco o un robo (supuestamente) perfecto la hemos visto ya muchas veces en el cine, como el uso de los argumentos de la amnesia, hipnosis, y la mezcla de realidad, y de falsos recuerdos y los engaños de los personajes y al espectador también.

Aún así es una película interesante de ver.


La historia, como ya decía, la hemos visto muchas veces: James McAvoy (Simon) trabaja en una galería de subastas de Londres. Por sus manos pasan a diario obras de arte carisimas que van a parar a las manos de exclusivos coleccionistas de abultadas cuentas corrientes.

Hasta que un día, una banda de ladrones con un plan perfecto irrumpe en la sala durante una subasta de un cuadro de Goya: Vuelo de Brujas, cuadro que de hecho existe y está en El Prado (por cierto, una curiosidad, he leído una noticia que dice que lo que lo que si se ha subastado realmente es el recibo, de puño y letra de Goya, con el que el pintor firmó la venta de ese y otros cuadros suyos, por el que le pagaron 250 pesetas de la época).

Durante el protocolo que siguen los empleados de la sala para poner a salvo el cuadro en caso de robo, Frank (Vincent Cassel) el líder de la banda, logra interceptar a Simon y se lo arrebata… sólo para descubrir más tarde que le han dado gato por liebre, que se ha llevado un marco vacío, y que el bueno de Simon se ha quedado con el lienzo en sus narices.

Así que Frank decide ponerle remedio, e ir a por Simon a arrancarle (literalmente) el paradero del cuadro. El problema es que Simon ha recibido un golpe en la cabeza durante el robo, tiene amnesia temporal y ni él mismo recuerda donde lo ha puesto.

El arranque de la película es magnífico, toda la escena del atraco está muy bien rodada, con ritmo y con ese estilo videoclipero tan característico de las películas de Boyle, con la voz en off del protagonista hablándole directamente al espectador, como Trainspotting o en La Playa… A partir de aquí la película cambia bastante.

Simon recurre a una hipnoterapeuta, Rosario Dawson, que normalmente se dedica a ayudar a la gente a dejar de fumar o a dejar de comer, o en casos simples como tratar de encontrar las llaves, para intentar recordar, mediante hipnosis donde ha escondido el cuadro. Y ya tenemos montada la historia, con chica y triángulo amoroso incluídos.

A partir de aquí todo es un juego de espejos, donde se nos enseñan escenas reales mezcladas con recuerdos falsos, escenas que no están más que en la mente de Simon (sugestiones hipnóticas) mezclados con recuerdos verdaderos… ¿o es al revés? De forma que ni los personajes ni el espectador saben muy bien qué es real y qué no lo es… y cuando creen (crees) saberlo, te lo vuelven a cambiar porque el argumento da un giro, y otro, y otro más.

Y es aquí donde la película patina un poco: lamentablemente Danny Boyle no es Christopher Nolan, y este juego de “realidades” verdaderas y falsas no lo domina como hizo Nolan con Memento o con Inception. De hecho retuercen el argumento tanto que llega un punto en que sabes que lo que te están contando tampoco es verdad, y sólo esperas que al menos al final te lo aclaren todo y te lo cuenten… Y lo hacen, al final, al menos, le explican al espectador bien clarito que ha pasado de verdad, para que al menos no se vaya de la sala sin entender el argumento.

Además de un thriller psicológico, la película es casi un film noir, o neonoir o como se diga, ambientado en un Londres de pisos lujosos y clubes nocturnos de diseño que le va muy bien al estilo particular de Boyle. Me recuerda un poco a Tumba Abierta, su primera película, o incluso, por su temática a las películas del también británico Guy Ritchie, pero eso sí, sin ese sentido del humor negro que tienen Snatch o Lock & Stock.

De los actores me quedo con Cassel antes que con McAvoy. Aunque no me lo acabo de creer como villano, líder de la banda de atracadores. De hecho ni siquiera la banda de atracadores da mal rollito, y mucho menos él. Y luego está la exuberante Rosario Dawson, de la que el director nos regala un esplendoroso desnudo frontal integral, para alegrar la vista al personal. Por cierto, que bien mirado, y si prestas un poco de atención a la trama, la escena en la que Rosario Dawson aparece desnuda, es un spoiler en si misma.

Resumiendo. Es una película un poco fallida, no está a la altura de las mejores de Boyle, pero se deja ver y como yo particularmente tengo cierta debilidad por este tipo de historias y estas tramas enrevesadas, pues a mi, me entretuvo bastante.

Más en: http://el-pobre-cito-hablador.blogspot.com.es/2013/06/trance-lamentablemente-boyle-no-es-nolan.html
Seldon
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