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Críticas de Sibila de Delfos
Críticas 4.411
Críticas ordenadas por utilidad
9
28 de diciembre de 2012
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Frankenweenie es, ni más ni menos, Tim Burton en estado puro.
Sé que me repito más que el ajo cuando comento alguna película del californiano, pero es imposible no destacar el don que tiene (guste o no guste su estilo, convenzan o no sus historias) para extraer la ternura, el amor, la amistad y las emociones humanas de los cuentos aparentemente más siniestros. Es prácticamente el único director que se dedica casi en exclusiva a mantener vivo el género gótico (ojo, digo gótico, que no terror... son cosas distintas... porque si bien el terror casi siempre o siempre tiene bastante o mucho de gótico, el gótico no siempre da miedo especialmente), y encima extrae enseñanzas, belleza y mucha luz de ello.
Y éso es lo que ocurre en Frankenweenie. Partiendo de nuevo de la base de la muerte, y contando con personajes ciertamente siniestros (al menos de inicio), Burton, a través de la pluma de John August y traducido de nuevo a la partitura por el siempre extraordinario Danny Elfman, desarrolla en pantalla una historia de amistad enternecedora: la de Victor Frankenstein y Sparky. Un niño y su perro, compañero de aventuras y "actor" de sus películas caseras. Un amigo al que no se puede dejar marchar...
Y es ahí, en las escenas de ambos personajes, donde reside la magia de la película. Frankenweenie es encantadora de principio a fin, y se beneficia no sólo de un guión sólido y una música maravillosa, sino también de un diseño de personajes extraordinario (todos tienen su importancia, desde el profesor de ciencias a los peculiares compañeros de clase de Victor, o incluso el gato persa) que hace que el espectador se encariñe rápidamente con todos ellos, no importa lo raros o inquietantes que sean. La película es además, puro entretenimiento, y como se decía antes, pura ternura y emoción en la descripción de la amistad entre niño y perro.
Tan sólo lastra la maravillosa impresión que deja la película un pre-climax algo forzado con esos homenajes a Godzilla que frenan un poco el interés de la narración. Menos mal que la cosa se recupera de forma magistral en ese muy emotivo y espectacular final.
Y.... ¿comparaciones con Pesadilla antes de Navidad? No, por favor. Ni se parecen en nada ni le hacen falta a Frankenweenie. Sparky no será Jack Skellington, pero se basta y se sobra para resultar memorable.

Lo mejor: El encanto que desprende la historia, la música de Danny Elfman y el diseño de todos los personajes.
Lo peor: El episodio previo al clímax en el molino, que saca un poco al espectador de la historia.
Sibila de Delfos
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8
20 de noviembre de 2012
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Jim Sheridan es un autor curioso. comenzó su carrera contando grandes historias de Irlanda, su historia y algunos de sus personajes más célebres, para bien o para mal (Mi pie izquierdo, En el nombre del padre, El prado, The Boxer), mezcló EEUU e Irlanda (En América), dio el salto a Hollywood para filmar una especie de biografía del rapero 50 Cent (Get rich or die tryin')... extraña y fascinante carrera, sin duda. Lo último ha sido la fallida Detrás de las paredes, una cinta de terror, pero antes dio en el clavo de nuevo con Brothers, una película que demuestra que lo que mejor se le da son las historias de sentimientos, de familias, y en última instancia, de personas.
Además, cabe reconocerle a la película que evita caer en el panfleto político. No hay demonización de los afganos ni santificación de los estadounidenses. Tampoco existe una crítica explícita a la política Bush. Se trata, simple y llanamente, de un drama extraordinario que explora las consecuencias del trauma post-bélico en soldados supervivientes y en sus familias. Y lo hace de forma absolutamente creíble, sencilla, sincera, apoyándose en las frases maduras e intimistas de David Benioff.
Por supuesto, hay que destacar las interpretaciones de los protagonistas. Que Jake Gyllenhaal es uno de los mejores actores del mundo ya lo sabíamos, pero no deja de resultar sorprendente la enorme facilidad que tiene para cambiar de registro sin despeinarse. Aquí ataca un personaje muy alejado de los chicos buenos e inteligentes a los que suele interpretar, y lo hace manteniendo intacto su carisma y saber hacer. Natalie Portman también sale la mar de airosa de su complicada papeleta de esposa sufriente, evitando caer en la sobreactuación. Sam Shepard aporta elegancia y presencia. Quizás la gran sorpresa es Tobey Maguire, mostrando una vulnerabilidad y fragilidad que pocas veces antes había tenido la oportunidad de mostrar.
En definitiva, una película que hay que ver, por sus múltiples valores cinematográficos, y también humanos.

Lo mejor: Maguire, Gyllenhaal y Portman (sin olvidar a las niñas, Bailee Madison y Taylor Geare).
Lo peor: No es una obra maestra, y tiene cierto tufillo a telefilme.
Sibila de Delfos
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9
17 de noviembre de 2012
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
No le doy el 10 porque es demasiado larga, pero el nivel de emoción que alcanza, así como de perfección técnica, no tiene parangón. Por el tema que trata, por cómo está hecha, por cómo nos adentramos al modo voyeur en los últimos días no sólo del Reich, sino de la mente criminal más tristemente famosa de la Historia. Nada sería igual, por supuesto, sin el trabajo estratosférico de Bruno Ganz, que hace humano al monstruo sin dejar de ser monstruo. Tampoco sería justo olvidar a Alexandra Maria Lara, Juliane Kohler o Thomas Kretschmann, ni a Oliver Hirshbiegel, todo corazón y alma en su realización.
Excelente.
Sibila de Delfos
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9
17 de noviembre de 2012
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Normalmente, con el cine de David Fincher hay que tener paciencia. Al menos, con las últimas películas que ha dirigido en los últimos años. Los hombres que no amaban a las mujeres, El curioso caso de Benjamin Button.... aparte de los larguísimos títulos, son igualmente películas largas, densas, llenas de detalles, que hay que dejar reposar y con las que hay que tener, sobre todo, mucha paciencia.
Pero sin duda, de todas las películas de Fincher, Zodiac es la que más atención y paciencia merece. Porque mientras Millennium era un gran entretenimiento desde su primer minuto, y Benjamin Button enganchaba por su preciosísima historia de amor, Zodiac, de inicio, no cuenta con nada que realmente atrape al espectador. y es por ello por lo que hay que echarle paciencia, paciencia, paciencia. Porque finalmente hay recompensa.
Si usted, querido lector, siente en cierto momento el impulso de quitar la película y apagar la tele, tranquilo. Es de lo más normal. Hay momentos durante la primera hora y media de película en que la investigación policial es demasiado farragosa, demasiado lenta, y parece que la historia no va a ningún lado. Pero, como digo, PACIENCIA. Paciencia porque, lo que están haciendo Fincher y James Vanderbilt es prepararnos (con demasiada parsimonia, de acuerdo) para una hora final absolutamente extraordinaria, en la que todas las piezas encajan, y en la que todo es de una perfección que asusta, que deja con la boca abierta y con muchas ganas de hacerle la ola a Fincher por ser tan maestro y tan genio. Incluso se permite insertar una secuencia con puro olor a terror clásico que es absolutamente maravillosa (la visita de Graysmith a la casa y el sótano de cierto caballero), y nos acaba contando una historia que no es tanto sobre un asesino, sino sobre la obsesión de un hombre. Una obsesión que acaba afectando toda su vida.
Por supuesto, ayuda muchísimo el reparto que Fincher escoge, y especialmente el trío protagnista. Ahí está Mark Ruffalo, ese actor todoterreno a reivindicar como uno de los grandes, capaz de absolutamente todo. Jake Gyllenhaal, en su mejor interpretación sin duda (vaya hora final se marca). Robert Downey Jr, haciendo lo que mejor sabe hacer, que es ser excéntrico y, en una palabra, original, pero sin los excesos de Iron Man, por ejemplo. No me olvido de Chloë Sevigny, fantástica y muy natural.
En definitiva, una casi obra maestra de Fincher, lastrada por todo ese rato que te hace esperar para darte cuenta de lo que estás viendo, que es una prueba de fuego para el espectador. Imprescindible, sin embargo.

Lo mejor: Los tres protagonistas y la última hora de la cinta.
Lo peor: Su primera hora y media tendría que haber sido más corta.
Sibila de Delfos
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8
14 de noviembre de 2012
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Atención a la filmografía de Sam Mendes: American Beauty, Camino a la perdición, Jarhead, Revolutionary road, Un lugar donde quedarse, Skyfall. Una comedia dramática (o drama con toques de comedia, como se prefiera), un drama mafioso, una película ¿bélica?, un durísimo drama matrimonial, una comedia independiente y un Bond, James Bond. Vamos, que vale el inglés para un roto, un descosido, un tapiz y lo que haga falta. Y gracias a ello, tenemos un genio del cine que, esperemos nos dure muchísimos años, porque no sólo lo hace todo, sino que encima lo hace bien.
En el caso de Jarhead... bueno, decir que es una película bélica es la manera fácil de clasificarla. Porque resulta una película ciertamente inclasificable. Si por película bélica entendemos enfrentamientos entre ejércitos, entonces Jarhead no es una película bélica. No hay ni uno sólo. Si entendemos marines diciendo chorradas, más salidos que el pico de una plancha, y superiores dando gritos... entonces sí. Lo que está claro es que Sam Mendes, basándose en las memorias del auténtico Anthony Swofford, ha creado una película la mar de peculiar.
Una película acerca de... nada.
Porque éso es Jarhead. Una crónica acerca de la vacuidad de la existencia de los soldados mientras esperan a que llegue su hora de actuar y, en última instancia, también acerca del vacío de las guerras. El guión no sólo reflexiona acerca de lo poco que realmente les importa a los soldados los motivos por los que luchan o el tan manido patriotismo, sino sobre lo absurdas, aburridas y vacías que pueden estar las guerras. Y, aunque parezca extraño, es en esa descripción acerca de la nada donde la película encuentra su mejor virtud y sus mejores momentos. Ayuda enormemente el esfuerzo de todo el reparto por resultar naturales, tipos normales, gente corriente. Quizás la excepción sea Jaime Foxx, que se empeña en dejar claro (al contrario que en Collateral, por ejemplo) que es Jaime Foxx. Pero todos los demás actores, y muy especialmente el espectacular dúo que forman Jake Gyllenhaal y Peter Sarsgaard (cómo debió disfrutar Maggie Gyllenhaal, hermana del primero y mujer del segundo, con la película), rozan la perfección en su encarnación de muchachos perdidos, física y metafóricamente.
Sin embargo, la magia se pierde cuando Mendes y su guionista William Broyles pierden las riendas del relato, convirtiéndolo durante una media hora en un extraño impass auténticamente bélico que, a pesar de ciertas imágenes muy poderosas, fruto de la maestría de Mendes (Swofford y el caballo lleno de petróleo, el ataque de ansiedad de Troy en la trinchera), no logra mantener el interés.
Pero a pesar de este fallo, y gracias en parte a la recuperación de los minutos finales, Jarhead es una película merecedora de uno o quizás varios visionados, pues detalles tiene a puñados y enseñanzas... probablemente también unas cuantas, demasiado valiosas como para no hacerles caso.

Lo mejor: Jake Gyllenhaal, Peter Sarsgaard y la reflexión acerca de la guerra.
Lo peor: El tercio casi final de la película, cuando al fin los soldados salen al desierto.
Sibila de Delfos
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