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Críticas de Sibila de Delfos
Críticas 4.423
Críticas ordenadas por utilidad
7
12 de febrero de 2014
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Mariano Barroso apuesta por una puesta en escena muy teatral (pocos escenarios, decorados funcionales, muy pocos personajes y actores) sin renunciar a la esencia cinematográfica (atención a los primeros planos) para contar en Todas las mujeres una doble historia: la del problema legal de Nacho y su odisea para solucionarlo y la de las relaciones que mantiene con diversas mujeres de su familia y su entorno sentimental. El resultado es una película irregular, con momentos de mucha intensidad y otros de tedio, en la que los personajes están muy bien desarrollados con apenas unos pocos trazos (atención a la psicóloga a la que da vida la siempre excelente Nathalie Poza) pero sus conversaciones no son siempre interesantes.
Lo que sí es interesante es el recital de María Morales, Petra Martínez, Marta Larralde, Lucía Quintana, Michelle Jenner (en un personaje diametralmente opuesto al que interpreta en Isabel) y la mencionada Poza, todas excelentes al servicio de un Eduard Fernández sobrenatural. Fernández es uno de esos actores que nunca fallan, todo verdad, naturalidad y arrollador talento, pero esta es quizá su mejor interpretación y eso es decir muchísimo.
En definitiva, una propuesta notable de diálogos y actores, la base de toda historia.

Lo mejor: Eduard Fernández y las actrices. Todas sin excepción. Y por supuesto algunos diálogos, aunque terminen por resultar algo extenuantes.
Lo peor: No deja poso como lo dejan otras películas de estructura similar, como Una pistola en cada mano, de Cesc Gay.
Sibila de Delfos
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7
11 de febrero de 2014
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
... o nueve mil veces hemos visto la historia de la película.
La gracia de Nueve meses no es su originalidad sino precisamente la repetición de tópicos sobre parejas que se enfrentan a una paternidad en principio no buscada ni deseada. La cinta de Chris Columbus funciona a la perfección como divertimento y entretenimiento ligero pero la mar de agradable. Atención si no a la secuencia del parto, realmente divertida y simpática. Robin Williams está pasadísimo de rosca, como casi siempre, pero Hugh Grant y Julianne Moore funcionan muy bien como pareja. Él es perfecto para el papel y con eso le basta y Moore es una pedazo de actriz haga lo que haga.
En definitiva, una muy apreciable comedia romántica para fans del género y para pasar un buen rato.

Lo mejor: Julianne Moore y la simpatía de la propuesta. Un entretenimiento muy digno.
Lo peor: Que lo hemos visto todo ya mil veces y que tampoco es nada del otro mundo.
Sibila de Delfos
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9
8 de febrero de 2014
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nebraska es una delicia. Una película prácticamente perfecta. Tan sencillo de decir y tan difícil de hacer.
Alexander Payne, uno de los mejores y más únicos realizadores estadounidenses de las últimas décadas, se quita el mono comercial que tan bien se puso en Los descendientes (grandísima película donde las haya al servicio de un no menos espléndido George Clooney) para volver a su territorio auténtico, el de la maravillosa Sideways, que no sólo es el estado de Nebraska, sino también el cine independiente. Así, Payne apuesta en esta ocasión por un estilo de dirección que combina planos fijos muy alejados de la acción con otros muy pegados a los actores para que el espectador sea uno más en las vidas de los personajes. No se puede olvidar la maravillosa fotografía en blanco y negro de Phedon Papamichael, casi otro personaje más de la cinta, que aporta una personalidad muy especial a la película. El otro gran acierto es el libreto de Bob Nelson, que con tres pinceladas muy simples retrata la avaricia y la poca química que existe a veces entre miembros de la misma familia, las relaciones entre padres e hijos y por supuesto los primeros síntomas de la demencia senil de una forma absolutamente enternecedora y realista, sin renunciar por ello al humor. Hay que decirlo bien claro Nebraska es una de las películas más divertidas que se han estrenado en 2013. Y cuando vean escenas como la de la conversación entre padre e hijo en el bar acerca de la relación y matrimonio de los Grant, la de cierto robo en una granja o cada una de las apariciones de una excelsa June Squibb (qué comicidad la de esta señora; merecidísima nominación al Oscar)) sabrán a qué me refiero. Es una de esas películas a las que cuesta encontrar pegas o verdaderos defectos. Sólo una cosa se le puede reprochar a Nebraska, y es que alarga demasiado su parte final, una vez Woody y David vuelven a compartir el protagonismo absoluto de la película, pero incluso en ese tercio final menos logrado se acumulan tantos momentos memorables que es imposible no mantener la sonrisa en la cara.
Y qué decir de Bruce Dern en la que es quizá la mejor y más impresionante interpretación masculina de 2013. No se pasa nada, no exagera nada, matiza hasta el extremo cada mirada y cada frase, haciendo de Woody Grant un personaje inolvidable. En una palabra, es un trabajo absolutamente sublime, propio de un maestro. Por ello es quizá tan injusto que Will Forte haya sido casi siempre olvidado en todas las quinielas y comentarios. La estrella de la película es Dern, sin ninguna duda, pero Forte se queda muy lejos de ser un simple complemento y compone un personaje precioso de una forma simplemente extraordinaria.
Quizá no se vaya a convertir en la película favorita de multitudes de gente, pero Nebraska es una película casi casi perfecta, y eso es muy difícil de conseguir... salvo que te llames Alexander Payne.

Lo mejor: El sentido del humor y la ternura del guión y todos los actores, capitaneados por unos gigantescos Bruce Dern y Will Forte.
Lo peor: Le sobran fácilmente quince minutos en la parte final.
Sibila de Delfos
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9
6 de febrero de 2014
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Joe Wright, un director de lo más interesante, se marca una apabullante versión del inmortal clásico de Tolstoi con esta peculiar Anna Karenina. Los más puristas seguramente se atragantarán con la puesta en escena de actores en el escenario que plantea Wright y con esos movimientos coreográficos grupales que a ratos parecen más propios de un musical que de otra cosa, pero lo cierto es que la historia conserva intacto su atractivo universal, sus personajes apasionantes, su historia de amor arrebatador y su retrato de sociedad y de prejuicios. El trabajo técnico es, como no podía ser de otra forma, sobresaliente, aunque la fotografía a ratos es demasiado luminosa y tiene un aire como de cuento e irrealidad que no ayuda demasiado a una historia tan apegada a lo palpable y real.
Entre los actores brillan los dos protagonistas masculinos, un casi irreconocible Jude Law cuya interpretación no hace pensar en ningún otro personaje previo que haya interpretado, y por supuesto Aaron Taylor-Johnson, que está simplemente extraordinario en la piel del otro Alexei de la vida de Anna. Una Anna a quien da vida la gran musa de Wright, Keira Knightley. La protagonista de Piratas del Caribe hace un poco lo de siempre, es decir, combinar momentos de excepción con otros bastante mediocres, y como tal hay que reconocerle dos cosas: este es un tipo de personaje que sabe hacer hasta con los ojos cerrados (¿cuántos dramas de amores trágicos y/o adúlteros lleva ya a sus espaldas?) y sin duda con quien mejor funciona es con Wright dirigiéndola. Es él quien saca lo mejor de una intérprete que quizás se aupó al éxito demasiado pronto y se ha quedado a la mitad de todo (véanla en El rey Arturo y Domino y no me digan que no le ponía muchas más ganas y carisma que ahora a sus interpretaciones).
En definitiva, una película preciosa que da gusto ver por ese sabor tan auténtico que tiene y porque sigue resultando fascinante y maravillosa para todos los públicos.

Lo mejor: Aaron Taylor-Johnson, Jude Law, Keira Knightley (a ratos) y el eterno e imperturbable atractivo de la historia.
Lo peor: El ritmo es algo irregular y la fotografía no casa bien con los demás elementos.
Sibila de Delfos
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5
1 de febrero de 2014
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Vamos primero con las obviedades. Las hermanas Bolena está tan cerca de la historia real de Enrique VIII, sus amores y sus actos politico-religiosos como un hincha del Barça de otro del Madrid. Quien quiera saber más y mejor sobre el tema tiene dos opciones: buscar libros o enciclopedias con información contrastada, o ver Los Tudor, la maravillosa serie de Showtime, que aunque también tendría sus errores y licencias al menos se preocupó por ofrecer un retrato de personajes complejo y nunca fácil, siempre mostrando todas las opciones para que fuese el espectador quien escogiese qué creer o qué pensar.
Las hermanas Bolena es una película entretenida y hecha con lujo en los decorados, el vestuario y la ambientación, pero es una película enormemente sosa. Le falta garra y fuerza por todas partes, y la narración va inevitablemente atropellada porque es mucha historia para contarla en menos de dos horas. Hay por ahí alguna que otra escena poderosa, como aquella en la que Jusitn Chadwick coge primeros planos de Ana y Enrique mientras se cortejan en secreto y ella lo convence para divorciarse, pero el conjunto es simple y llanamente un culebrón sin sustancia que hace con la historia lo que le da la gana y nunca termina de enganchar ni apasionar. Y eso, teniendo en cuenta el fascinante material histórico del que parte, es un pecado.
Entre los actores brillan las dos protagonistas. Natalie Portman ya es una experta en personajes sufrientes con dos caras, y Scarlett Johansson sorprende en una faceta más frágil y bienintencionada que no ha podido mostrar en muchas ocasiones. Eric Bana no molesta, en parte gracias a su portentoso físico, pero lo cierto es que no aporta nada a la figura del más famoso rey de Inglaterra y parece enfadado todo el rato.
Para pasar el rato y poco más.

Lo mejor: Portman, Johansson y la siempre interesante Kristin Scott-Thomas.
Lo peor: Es totalmente anémica, sosa y por supuesto falsa.
Sibila de Delfos
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