Si bien en comparación con otras producciones de Netflix, esta no parece la más escueta en el ámbito técnico, tampoco destaca por su derroche presupuestario.

El entorno se percibe muy artificial, como si de un estudio de televisión se tratase, la acción se desarrolla de forma estática, en compartimentos sin continuidad (Un tanto teatral incluso)

La historia se pierde en detalles nimios, como el de la escalera o el ir y venir de las cintas, que en lineas generales todo se resume en: "A nuestros protagonistas todo les sale bien"

La trama se toma unos riquísimos 130 segundos para mostrarnos como la gente sabe desfilar ante un cadáver, y si bien esto no resulta intrínsecamente malo, el afecto que se puede desarrollar por el personaje es nulo, haciendo esa escena un tanto molesta.

Pero, esos detalles, esos momentos de respirar, donde no todo es tensión y desgracia, la hacen un pelín (pelín muy pequeño) más personal.
El reparto es correcto, y se antoja verídico hasta que aparece Mario Casas con su dientes amarillos y abdominales de gimnasio.

La historia tiene una forma muy natural de fluir en torno al material del que se parte, no se vuelve melodramática ni particularmente cinematográfica, por lo que mantiene un poso de veracidad en la mayor parte de sus minutos.

No sé que decirles queridos lectores, la película da la talla como para que ocupe una hora de tu tiempo, pero no lo suficiente como para que ocupe una pizca de tu memoria

Eh, tú; si tú, el pringado genérico que está leyendo las críticas de una película antes de verla; te advierto que si bien puede ser muy reconfortante el ver como lo narrado encaja con la historia que tenías preconcebida para que luego en tu propia crónica puedas utilizar palabras rimbombantes y con un elemento implícito de superioridad intelectual; a ser:

Predecible
De fondo plano
Risible
Carente de ritmo
La propia palabra Etcétera
Etcétera…

Pero en esta ocasión te animo a que dejes tu egocentrismo a un lado y te limites a disfrutar de una comedia sin sentido que baila en sincronía con matices de terror.

Parodia de la parodia, humor de la épica.

Sin pretensión ni alcance, pero sin duda una buena elección si estás atocinado una tarde.

El proyecto comenzó en Enero de 2014
El objetivo era convertir a un don nadie en una celebridad

Hoy, a 21 de Noviembre de 2019, hace más de un año que el documental fue lanzado, y tras ser publicado en plataformas no menores como iTunes, Google Play, VHX, Amazon Prime y Vimeo, nuestro inestimable don Quijote ha conseguido:
- 70 seguidores en su cuenta de Twitter
- 94 Votos en IMDb
- 1034 Seguidores en la cuenta del documental

No hay más preguntas señoría.

Solo una cosa, un mero detalle que la saca de lo que podría haber sido una de las películas de superhéroes más mediocres de la historia; La naturaleza humana actuando sobre la masa y como ese gregarismo se retroalimenta del miedo y el gentío para, en una falsa sensación de seguridad, se elaboren barreras y segente a la población, aglutinando esos dos gupos pero paradójicamente diluyendo sus virtudes.
Prácticamente todo lo demás, a ser:
-La interpretación de la elfa encapuchada
-Los superpoderes de los héroes así como los de los villanos, tan desaprovechados, genéricos y desaprovechando los efectos que en los 2000 ya podían ser más que potables.
-La inconsistencia del poder de cíclope, a veces matando, otras veces empujando, otras veces cortando, otras veces limpiando…
Resulta un tanto patético…
Si, todo puede serlo, aquí las personas se embuten en licra y se pelean entre ellos, pero hasta aquí la idea de convertir a toda la ciudad de NY resulta risible, me evoca a unos inocentes niños jugueteando.

Más madura que su predecesora, porta el carisma de su protagonista.
Si buen me es menos hilarante, la historia, aunque un cliché en si misma, es sustancialmente más coherente.
Lo más peculiar de esta película es como todo se me antoja serio, a excepción de lo que rodea Rowan Atkinson y a su entrañable compañero Daniel Kaluuya.
Como si de payasos sin fronteras se tratase, nuestros dos espías convierten una trama de traición y complot en un festival del sin sentido. Y es que en torno a esto gira la película, a nefastos chistes y a una gran capacidad para convertir lo trágico en ridículo; cualidad que de por si no resulta negativa, pero que prolongándose en el tiempo elimina el peso que tiene el drama, y con él, el contraste que le otorga el toque humorístico.