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Argentina Argentina · Buenos Aires
Críticas de darth_matu
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Críticas 91
Críticas ordenadas por utilidad
10
27 de octubre de 2010
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hete aquí mis amigos, la obra cumbre del cine posmoderno, la apertura a una nueva forma de hacer y contemplar el séptimo arte, una dinámica absolutamente innovadora, 90 minutos que duraran para toda la eternidad, el punto de quiebre que cambió para siempre nuestro hábitos perceptivos, he aquí, simplemente The Wall.
A sus detractores es necesario reconocerles su comercialidad, sus fines económicos y publicitarios, pero mis amigos, si todo lo comercial, lo propagandístico fuera de esta semejante calidad, que lugar hermoso seria el mundo en el cual nos toca vivir (o padecer)
Digo, alguien puede negar que este maravilloso musical (díganle videoclip si quieren, pero hay que tener mucho talento para hacer un videoclip de una hora y media y no solo mantener, sino hipnotizar al espectador con semejante muestra de virtuosismo y creatividad) marcó un antes y un después en la historia de mirar una pantalla, ya sea de cine, de tv o actualmente de reproductores portátiles? No les queda la sensación luego de apreciar este lienzo virtual y movible que derrocha arte a cada segundo, que todo lo visto en este género o similares desde esa fecha en posterior es un maldito plagio, una desfachatada copia de esa piedra fundadora que resulto The Wall?
En mi humilde opinión, la respuesta no es otra que afirmativa. Más allá de sus intenciones, de sus criticas, la obra de Alan Parker, Roger Waters, David Gilmour y compañía, es en lo que se refiere a posmodernidad lo más grande que se ha visto por mucho, muchísimo.
Animaciones fascinantes, un ritmo hipnótico de rodaje, concepciones reveladoras, una actuación de Geldof absolutamente descollante, ni un gramo más de exageración en sus descabelladas escenas de locura y descontrol, un montaje delicioso, de los más grandes de la historia, un derroche de creatividad y profundidad que ni un solo plano puede ser acusado de falta de significancia. Y que decir de la banda sonora que no se haya dicho aun: única, elegida, sobrecogedora, inmortal. Seguramente ese sea el calificativo que resuma en una palabra aquello que significa: inmortal, pues pueden pasar los años, pueden pasar las obras, las películas, los musicales, los discos, las estrellas, los Oscars, los reconocimientos, las criticas…todo pasa, todo fluye y en la memoria queda otro ladrillo en la pared, pero este más luminoso que ningún otro, imposible de no observar cada vez que nuestra mirada hacia el nos conduzca y nos llene de magia y asombro otra vez, como la primera, como siempre.
darth_matu
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8
1 de mayo de 2011
7 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un rumiante que se escapa de sus ataduras, cual espíritu de la naturaleza que se ha cansado de los abusos y violaciones del hombre. Su dueño la recaptura, la naturaleza pierde su primer batalla

Tio Boonmee sabe que está muriendo y en la despedida, la aparición de su esposa muerta y de su hijo desaparecido convertido en mono fantasma, no le resultan extrañas, pues las fronteras entre este mundo y el/los otro/s empiezan a hacerse difusas cuando llega la hora final

Los límites del universo comienzan a desintegrarse

El espectador se entrecierra sus ojos, las barreras entre la realidad y el sueño ya no son distinguibles

Los paisajes reales se vuelven oníricos y Boonmee nos traslada a una de sus vidas pasadas, cuando fue pez gato y le hizo el amor a una princesa que había perdido toda su espiritualidad y solo le preocupaba recuperar la belleza extraviada en su juventud

El occidente con su materialismo y su escala de valores frívola ha llegado a las tierras vírgenes de la selva tropical de oriente

El mundo se cae a pedazos y nuestro sistema de GPS interno también. Ya no reconocemos estar en una butaca de un cine, todo a nuestro alrededor se difumina, se transforma en un infinito limbo donde todo es posible

Los monos fantasmas nos miran tras la espesura de la selva, la luna nos vigila por entre las rocas, las paredes se transforman en miles de puntos centellantes, nos sentimos viajando como estrellas fugaces en la inmensidad aunque no sabemos si nuestra travesía es por parajes lejanos o por nuestros propios chakras interiores

Esto ya no es una película, es una experiencia espiritual

Pasan los minutos comparables a los experimentados en ese recorrido interestelar de “2001, una odisea al espacio” y solo nos queda un monje que reniega de sus sagradas vestiduras y un funeral que lejos esta de parecer tal

Apichatpong nos devuelve de a poquito, como un avión que aterriza suavemente en el continente a esa realidad de la que nos sentimos tan lejanos durante gran parte de su extraordinaria obra

Una música electrónica de sones irritantes y melodía ridícula nos recibe

Y aunque estamos de vuelta en el mundo real ya no podemos decir que somos los mismos que hace 100 minutos atrás

No, ni siquiera que verdaderamente haya pasado ese tiempo podemos considerarlo como seguro. Aunque nuestro reloj nos de la certeza con sus agujas, en nuestro interior algo nos dice que ha pasado mucho más que una hora y pico de buen cine.
darth_matu
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9
17 de marzo de 2010
7 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Resulta un lugar común el señalar que el desierto es lo más parecido a la leyenda bíblica que habla del infierno como un lugar físico, de altas temperaturas y donde la muerte y el padecimiento predominan sobre la vida y la armonía. Es por esto también que se ha llegado a estigmatizar a aquellas personas que por designio divino o cuestiones de la pura suerte, les ha tocado nacer, crecer y vivir allí por el resto de sus días, como barbaros, seres irracionales, violentos, extremistas hasta para entender y desarrollar la religión que profesan, en fin, como apenas un escalón por encima de los animales, por el solo hecho de caminar en dos extremidades y tener pulgares opuestos. Sin dudas, usted lo ha escuchado más de una vez, no con estas palabras, pero si con los ya comunes latiguillos que enuncian “esos salvajes de Arabia y África”, o “que queres? Si viven como animales”, así se los ha descalificado. Y Hollywood y otras ramas del arte y el espectáculo han contribuido con ello, con cintas que no hacen más que reforzar esa estigmatización y representación de los pueblos de aquellas tierras colocándolos en innumerables ocasiones como los villanos desalmados, sanguinarios y de curiosas ropas en las estúpidas películas de guerra y de agentes secretos de los años 80 y 90.
Bueno, antes que toda esa chorrada de idioteces fílmicas, 40 años antes, David Lean nos dejo un legado que todo el tiempo llega a la mente de aquellos que la hemos disfrutado, para recordarnos que la verdad es un poco más compleja que la que nos muestran esas películas de enorme presupuesto, atractivas escenas de acción y por consecuencia enorme convocatoria de público.

Una historia donde los de occidente no son tan caballeros ni los de oriente son tan salvajes, donde los héroes no son tan perfectos, sino seres como cualquiera, como usted, como yo, perturbados, con más dudas que certezas, con temores y miedos, en busca de una respuesta acerca de que si aquello por lo que se está luchando es lo correcto, lo necesario, lo suficientemente valido que justifique los crímenes que se han cometido por tal empresa.

Una obra memorable, inmensa, fantástica y a la vez real, papable, que llega a sentirse tan propia como si cada uno de nosotros fuéramos los que nos calzamos la túnica haciendo hasta lo imposible para ayudar a ese pueblo tan castigado y dominado durante miles de años.

Lawrence de Arabia no es la historia de un hombre que se hizo héroe por sus legendarias victorias, sino la de un héroe que se creía un simple hombre presa de sus derrotas internas.
darth_matu
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9
18 de marzo de 2009
7 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Quizá la fábula mas trágica que jamás se haya contado, "La milla verde" es un fantástico cuento de amor, violencia, humor, muerte y sobre todo mucho, demasiado dolor. Como una reconstrucción ficticia de uno de los acontecimientos mas significativos de la historia humana, La Pasión de Cristo, Frank Darabont nos relata en sus tres horas de cinta los tormentosos estadios que John Coffey (Uff! Que actuación de Duncan), un hombre moreno de mas de dos metros de altura que a simple vista presenta un evidente retraso mental y ha sido acusado del asesinato de dos inocentes niñas, debe atravesar rumbo a su "necesaria", destinada muerte a la que ha sido condenado por medio de la silla eléctrica. Castigado, discriminado, salvajemente martirizado (las cicatrices en su cuerpo así lo demuestran) cuan Jesucristo en sus últimos días (existen demasiadas similitudes entre una y otra historia como para no detectar resabios de esta en la inspiración de Stephen King a la hora de escribir la novela) Coffey va revelando poco a poco a su verdugo y custodio, encarnado tan sobria como correctamente el papel lo requería por un majestuoso Tom Hanks, todo aquello que se esconde bajo su oscura y atemorizante apariencia, que no es mas que una mentalidad absolutamente íntegra, pura y atormentada por los males de una sociedad norteamericana que en medio de la gran depresión comienza a demostrar las primeras señales de una cultura capitalista que asomaba por el horizonte tan cargada de individualismo, la perdida de la escala de valores morales y la persecución feroz y salvaje por el éxito y la salvación personal, individual. Dotado de poderes sobrenaturales, Coffey es capaz de curar enfermedades y revivir a personas al borde de la muerte, pero a su vez esos mismos dones son los responsables de transmitirle a su delicada mente esas imágenes de muerte, odio y resentimiento existente entre los seres humanos que tanto lo aquejan y lo hacen desear su descanso final.
Una película poderosa que, incorporándonos en la piel del jefe Edgecomb (Hanks), nos plantea un dilema demasiado profundo y delicado: la efectividad de la tantas veces mal utilizada pena de muerte que coloca a Edgecomb en la disyuntiva de cumplir con su deber y ejecutar a Coffey pese a tomar conciencia de su inocencia o dejarlo libre como "milagro de Dios" que lo considera, aun a costas de perder su empleo y su propia libertad.
Imperdible, extraordinaria, tragicómica, tan bien contada que sus tres horas de duración pasan tan velozmente que uno se queda con ganas de disfrutar mucho más de una obra inoxidable
darth_matu
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9
29 de noviembre de 2009
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Jesús de Montreal” es mucho más que una de por si ya muy comprometida representación de la bíblica Pasión de Cristo en los tiempos contemporáneos, es nada mas ni nada menos que la mera demostración de un Denys Arcand que se muestra ambivalente, confuso (como casi todos) con respecto a una religión que nos da una bajada de línea que con el paso de los años ha perdido credibilidad a pasos agigantados.
A Arcand le pasa lo mismo que a nosotros y nos lo demuestra sin tabúes, sin disimularlo siquiera, pues intenta creer en el Cristo divino, en su muerte y resurrección, en sus celestiales milagros, pero sin embargo, los datos cada vez mas fehacientes, el desarrollo caótico del mundo actual y la desazón por los constantes errores de una iglesia católica corrupta lo han llevado a creer cada día mas en un Jesús humano, terrenal, carnal, con los mismos deseos e inquietudes, con los mismo anhelos y equivocaciones que cualquiera de nosotros. Y así, finalmente le rinde homenaje, no sin mostrar cierta vergüenza al respecto, es verdad (la venda en los ojos de la estatua de Jesús así lo demuestra). Con un escepticismo que remarca su humanidad y el poder de su mito, de su espíritu antes que una pureza extrema cada vez mas expuesta como absurda e insensata, a cada momento va convenciéndonos que los fenómenos sobrenaturales que envolvieron la vida del Mesías estaban mas emparentados con una sociedad, la de aquellos años, ignorante, inocente, que consideraba a la tierra como plana, y estaba convencida de la existencia de monstruos marinos, en la diversidad de Dioses que vivían en un plano superior a la tierra, en fin, una sociedad que consideraba al rumor y al relato como la fuente de información mas veraz que podía tener y por ende, la verdad absoluta sobre diferentes circunstancias de la vida. Y no lo hace para desprestigiar la obra de Cristo, sino por el contrario, lo hace para enaltecerlo, para llevar su vida a un nuevo plano, a un punto de observación distinto que lo configuren como un hombre ciertamente noble y hecho “de buena madera” que inspire a los hombres a su emulación, que rote su adoración no a su divinidad sino a la calidez que solo la humanidad de sus actos puede reflejar. Pues así es Coloumbe. Un hombre cotidiano, no el dueño de la verdad absoluta, sino un hombre, que se enamora, que se enoja cuando se encuentra frente a la injusticia, que busca inspirar a sus compañeros a sentir pasión por aquello que han elegido como medio de vida hasta caer victima de un sistema frio y cruel, por el cual va perdiendo poco a poco la luz de su interior, sus ideales de cambiar a la sociedad y su forma de ver las cosas de la mano de la injusticia y el abominable respeto por el status quo.
Coloumbe no es Cristo, Jesús de Montreal no es un relato bíblico…pero durante sus dos horas de calidez y espiritualidad fílmica uno se siente tan cerca de Dios, que olvidarse estar frente a una pantalla de un aparato de rayos catódicos es algo fácil de lograr.
darth_matu
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