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España España · Neverland
Críticas de Dragondave
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Críticas 347
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
7
1 de agosto de 2013
8 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Por fin llega uno de los más esperados blockbusters de este verano. A la espera de películas como Pacific Rim, Elysium o El Llanero Solitario, Guerra Mundial Z se estrena como apuesta casi segura en el panorama español, sin que haya muchas películas que le puedan hacer frente.

Pese a que en Estados Unidos entró en segunda posición en el top el fin de semana de su estreno (por debajo de Monstruos University), y su recaudación se vio mermada por El hombre de acero y la película de Pixar, lo cierto es que no se puede hablar ni mucho menos de fracaso, pues lleva ya en todo el mundo la cifra de 470 millones, sin estrenarse aún en los grandes países del continente asiático. Lo mismo debieron pensar la Paramount y Brad Pitt, pues parece que ya están en proceso de preparación de la secuela.

Inspirada muy libremente en la novela de título homónimo de Max Brooks (admiradores del libro y satanizadores de adaptaciones no fieles, salgan corriendo ya), la película de Marc Foster narra la odisea de la especie humana cuando se desata un virus desconocido, similar a la rabia, que se propaga muy rápidamente y hace que las personas se ataquen entre sí y se desate el caos. Estos zombies (apodados Zetas), están causando el caos en el mundo, por lo que el secretario de las Naciones Unidas decide llamar a Gerry Lane (Brad Pitt), un ex investigador y compañero suyo, para que identifique la posible cura a esta terrible enfermedad que amenaza con destruir el mundo tal y como se conoce.

La película empieza como el modo survival puesto, metiéndonos en la piel de la familia Lane descubriendo, primero, e intentando salvarse, después, de ese Filadelfia apocalíptico a causa de los zombies. Brad Pitt es el perfecto padrazo para esta película, todos sabemos de esta faceta suya fuera de las cámaras, así que quien mejor que él para representarla dentro de ella mientras se ve las caras con la plaga zombie. El actor americano de casi ya medio siglo, ha sabido compaginar su carrera cinematográfica de forma sabia, mezclando éxitos de taquilla como Troya, la saga Ocean's o Sr. y Sra. Smith con otras de corte más independiente como El árbol de la vida o El asesinato de Jesse James por el cobarde Robert Ford. Aún se le resiste el Oscar a pesar de haber sido nominado tres veces, pero supongo que es cuestión de tiempo para un actor de su talla que tiene el beneplácito de crítica y público casi siempre y que envejece divinamente. En él recae básicamente el peso de la película, que, una vez finaliza el primer acto survival, empieza el de la investigación del virus, su origen, para luego finalizar el tercer acto en la búsqueda de su cura. Es esta tercera parte la que fue reescrita, causando su retraso en el estreno y el aumento final del coste de la producción, lo que levantó revuelo en su día y desató las dudas de más de uno. De hecho, el final que finalmente se ve es distinto al que había planeado en un principio (quizás para los extras del dvd/blu-ray).

Si bien es cierto que el primer acto deja mejores sensaciones que los otros dos, realmente el ritmo trepidante y la tensión es una constante en toda la película, dejando pocos momentos de respiro al espectador, que gratamente ve como las dos horas de película pasan bastante rápidas. La ágil dirección de Foster tiene gran culpa de esto, y si bien hay ciertas escenas de acción a la moderna con cámaras rápidas que cuesta asimilar, no es de lo que más se abusa y parece que Foster ha mejorado desde Quantum of Solace. Si bien se tira más a la acción que al suspense o el terror, sí hay en ciertas escenas el miramiento de trabajarse el clima de inquietud que pide una obra con zombies de por medio. Tampoco es este el aspecto en el que más destaca la cinta, cosa lógica, por otra parte, si atendemos a que estos zombies se les atribuye mayor agilidad y rapidez, como ya hiciera Danny Boyle en 28 días después. Pero hay detalles que pueden parecer insignificantes pero que demuestran que la historia, pese a lo tópica que pueda parecer en su fachada, tiene más implicación que la mayoría de los blockbusters hechos con el piloto automático. Se preocupan de explicar que el virus no parece tener la misma rapidez según en qué partes del mundo y, cosa que, incomprensiblemente hasta ahora nadie había pensado, se preocupan de protegerse los brazos (la zona que suele recibir más mordiscos) aunque sea envolviéndose revistas con precinto. Detalles que pueden parecer secundarios, como digo, pero que van sumando a la hora del cómputo general a favor o en contra.

Si bien la historia, aunque no le he visto agujeros negros de esos que claman al cielo ni diálogos absurdos de echarse las manos a la cabeza, si tiene de esas “sospechosas coincidencias” que suceden justo cuando lo requiere la acción, pese a que todo iba bien hasta que el protagonista se implica. Detalles que quizás se podrían trabajar más, pero que no son demasiado grandes ni notorios para eclipsar las virtudes de una película de género bien hecha.

Dentro de los secundarios de la película no hay tantas estrellas como en otras producciones, aunque en un principio iban a estar Ed Harris y Bryan Cranston, al final se colaron David Morse y Matthew Fox en pequeños papeles. Pero la que me ha hecho especial ilusión ver es al alemán Moritz Bleibtreu, habitual en la filmografía de Fatih Akin. Si bien aquí no tiene un papel en el que se destaque especialmente, es una cara que me cae simpática y me alegro que se vaya abriendo hueco en la meca del séptimo arte aunque sea con pequeños papeles como éste (también apareció en Munich de Spielberg con un papel secundario)

Continúa en el spoiler por falta de espacio (pero no desvelo nada) ----->
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Dragondave
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4
31 de julio de 2013
7 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
El guionista de Carancho y Leonera, Santiago Mitre, debuta en la gran pantalla como director en solitario con El estudiante (en 2005 ya participó en el filme El Amor, junto a otros tres directores).
Este proyecto salió adelante sin el apoyo del INCAA (Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales de Argentina), pero eso no le impidió llevarse cuatro premios de la Academia Argentina de Cine (los Goya de allí) y el premio de la crítica argentina, aparte de triunfar en festivales minoritarios como el BAFICI, Gijón, Cartagena o Locarno.
La historia nos sumerge de lleno en el universo de Roque Espinosa (Esteban Lamothe), un estudiante que prueba suerte (por tercera vez) en la universidad de Buenos Aires. Sin embargo, pronto descubrirá que no tiene la vocación necesaria para el estudio. Entre idas y venidas, fiestas y encuentros con amigos, conoce a Paula (Romina Paula), una profesora de la facultad, que lo introduce en la política estudiantil. Roque empieza a asistir a las reuniones del partido y a relacionarse con otros militantes. Así es como conoce a Alberto Acevedo (Ricardo Felix), un antiguo político que, desde su cátedra, se dedica a formar a los cuadros del partido. A su lado, Roque aprende los entresijos de la política y se convierte en un dirigente estudiantil.

Lejos de la sátira fabulosa y acertada que era Election (Alexander Payne), Mitre tira hacia el tono dramático del asunto, usando en demasía el diálogo para hacer evolucionar la acción, aparte de presentar un guión anticlimático, y no porque la historia no lo intente en sus trejemanejes políticos, sino porque es todo tan obvio y poco emocionante que deja indiferente al espectador, en el mejor de los casos, o aburrido, en el peor de ellos.

Esta recreación del mundo político a escala universitaria falla a varios niveles, siendo uno de los más acusados los personajes, donde aparecen y desaparecen sin previa explicación, y los que quedan, se hallan faltos de vida o personalidad, son meros peones de la historia, utilizados para explicar sin dejar la posibilidad a la implicación o reflexión alguna.

Otro punto donde falla, que ya habíamos adelantado, es el guión, una historia de dos horas de duración con apenas cierto clímax en un par de ocasiones es jugar con fuego, corres el riesgo de que, como en este caso, la gente pierda el interés en lo que está sucediendo.

Rodada con cierta estética documental, se nos intenta acercar y meter de lleno en el mundo estudiantil, pero es difícil empaparse de lleno cuando hay tantas referencias a la política autóctona, lo que hace que el espectador ajeno a ella ande bastante perdido en ciertos tramos. Y cuando se juntan todos estos impedimentos, aunque la historia de fondo sea interesante y al final se intente levantar el vuelo, el resultado final queda bastante desaprovechado. No hay que perder de vista ni el fondo ni las formas a la hora de narrar, ni dejar que el mensaje se coma la película de tal forma que no haya disfrute para el espectador, pues un espectador adormecido, difícilmente estará receptivo para el mensaje.
Dragondave
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5
23 de julio de 2013
32 de 44 usuarios han encontrado esta crítica útil
La saga 'X-Men' de Marvel, la cual ha cosechado ya más de 1880 millones de dólares con 5 títulos, se resiste a abandonar la taquilla. Con la perspectiva de 'Days of the future past' con, de nuevo, Bryan Singer, prevista para el verano que viene, la que nos llega en éste es 'Lobezno Inmortal'.

De la mano de James Mangold (director de 'En la cuerda floja', 'Identidad' e 'Inocencia Interrumpida', entre otras) llega ahora la segunda película centrada en el personaje de Logan, que deja de lado aquel 'Origins' y hace viajar a nuestro héroe a Japón, haciendo de la película una mezcla de acción e introspección del personaje.

'Lobezno inmortal' recoge la historia de Logan justo donde terminó en la última entrega de 'X-Men' y presenta al héroe devastado por la muerte de Jean Grey, a la que recuerda mientras vive escondido en la montaña sin dejarse ver por la civilización.
Su aislamiento termina con la llegada de un encargo especial: Logan deberá viajar a Japón para despedirse del moribundo Yashida (Haruhiko Yamanouchi), soldado al que Logan conoció en la II Guerra Mundial y convertido ahora en un importante magnate.
Para agradecer que le salvara la vida en Nagasaki le hace un singular ofrecimiento: el mutante podrá volverse mortal siempre y cuando se comprometa a proteger a la nieta de Yashida, Mariko (Tao Okamoto), a la que la mafia japonesa quiere aniquilar.

La historia de Japón, una de las más famosas de su personaje en los cómics, ha visto la luz en pantalla grande gracias al interés de Hugh Jackman, que cuando termine la promoción de la película viajará a Canadá a reunirse con el resto del reparto de 'Days of future past' para continuar el rodaje.
Por primera vez se ve la vulnerabilidad de un ser inmortal como es Lobezno, ahora privado de su regeneración, deberá hacer frente a la mafia japonesa y al oscuro entramado que hay detrás del asunto.

La trama de la película empieza de forma interesante, con un flashback de Nagasaki donde Logan salva la vida a, por aquel entonces un joven Yashida.
Pero ni con un director solvente como James Mangold parece que Lobezno vaya a tener la película que se merece su carismático personaje. Si bien es más interesante a todas luces que la anterior 'Origins', según avanzamos en la trama se va perdiendo emoción e interés, plagada de demasiados sueños y flashbacks de Jean que ralentizan la narración y torpemente intentan aportar carácter al personaje. De hecho, es justamente cuando se viaja a Japón cuando, paradójicamente, lo que debería ser el motivo a favor, se acaba volviendo en el lastre de la película. Típicas persecuciones de mafia, ninjas por medio, y descubrimientos finales ya de cara al clímax final que hacen sonrojar a un guión poco trabajado y con un par de momentos ridúculos.

La salva de la quema que Hugh Jackman es el Lobezno perfecto y lleva el peso, amén que es entretenida lo suficiente como para que, aunque dos horas quizás le vengan algo grande, tampoco te aburras y tengas la dosis de X-Men necesaria hasta que Singer nos traiga, esperemos, el verdadero espectáculo en 2014.
Además, tras los créditos espera alguna sorpresa de lo que puede depararnos 'Days of future past', así que nada de salir con prisas de la sala.

Resumiendo, no es la película de Lobezno se merece, y es una pena que el atractivo del mundo samurái no esté aprovechado como merece, pero satisfará medianamente bien a los fans de la saga, sobre todo tras aquel decepcionante 'Origins', pero 'Lobezno Inmortal' tampoco está a la altura de las otras 4, y eso puede que haga que pese más lo malo que lo bueno.
Dragondave
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6
18 de julio de 2013
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Después de un satisfactorio recorrido por los festivales tanto de temática gay/lesbiana como de reputado nombre, entre los que destacaría el Teddy bear en Berlín, las nominaciones a los Independent Spirit Awards, Sundance o Tribeca; Ira Sachs, que ya sabía lo que era triunfar en Sundance con 'Forty Shades of Blue' (premio del jurado en 2005), nos presenta un romántico drama intimista en la convulsa ciudad de Nueva York.

Basada en una historia autobiográfica e inspirada en películas como 'Los chicos están bien' de Lisa Cholodenko, 'Miradas en la despedida' de Bill Sherwood y 'Before i forget' de Jacques Nolot; 'Keep the lights' on nos adentra de lleno en el viaje emocional que supone la relación de dos hombres durante una década, mostrando el amor en todas sus manifestaciones.
La película tiene clara su vocación universal en cuanto al relato, como el mismo matiza: “no tenía por qué aproximarme a ella necesariamente como una película sobre la vida gay per se sino como una película sobre una relación de pareja en Nueva York – en ese momento en concreto – que resulta ser entre dos hombres. Esto constituye un interesante estudio de unos personajes que el espectador siente muy cercanos y su relación en pareja y los retos que conlleva.

Sin duda, lo más destacado de la película es la cercanía y sinceridad con que está contada la historia (algo tendrá que ver que sea autobiográfica), y la interpretación de Thure Lindhardt, uno de los grandes actores emergentes de su generación en Dinamarca que destaca, sobre todo, por las arriesgadas elecciones de sus personajes.
Lindhart debutó en el cine en 1987 con 'Pelle, el conquistador', y destacando sobre todo en la película de Ole Christian Madsen 'Flame y Citron' junto a Mads Mikkelsen.
El joven actor de 39 años ya ha dado el salto a Hollywood, participando en 'Hacia Rutas Salvajes', 'Ángeles y Demonios' o en la reciente 'Fast & Furious 6', y próximamente le podremos ver en 'Bizantium', la nueva película de Neil Jordan.
En 'Keep the lights on', Lindhardt soporta el mayor peso de la película, destacando por su papel inocente y tierno, pero encima de su compañero de reparto, quizás porque tiene un papel menos agraciado o porque no sabe otorgarle un sello propio, pero el caso es que a las semanas de haber visto la película, si algo permanece en la memoria, es la actuación de Lindhardt.

Entre los secundarios, destacamos a Paprika Steen, veterana actriz danesa que realiza el papel de amiga íntima del personaje que interpreta Lindhardt, que además ya pudimos ver en 'Noche de vino y copas'.

Gran parte de culpa de esa cercanía del relato recae en la sencilla fotografía de Thimios Bakatakis, conocido sobre todo por su trabajo en 'Canino', la cual fue nominada al Oscar a mejor película de habla no inglesa. Plagada de tonos cálidos donde predomina el amarillo y los planos medios, su composición aporta la intimidad que requiere la historia y que ya empieza desde su acertado título (menos mal que no lo han traducido) y promueve su director. Un gran acierto.
Lo peor es que llega un tramo que el espectador se cansa de tanto ir y venir en la relación y acaba perdiendo cierto interés en ella. Es curioso como un ejercicio tan íntimo y cercano puede a veces distanciarse tanto de nosotros y no implicarnos debidamente.
Dentro del apartado menos destacable englobaríamos su banda sonora, que si bien acompaña a la historia sin desentonar, tampoco es que destaque especialmente.

Con todo, se erige como una más que interesante propuesta dentro de las películas de temática gay de los últimos años, por la sinceridad del relato y la actuación de Thure Lindhardt, aunque con la amarga sensación de perder fuelle mientras avanza en la historia y no implicando al espectador tanto como se desease.
Dragondave
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5
7 de junio de 2013
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
El director de 'La sombra del crimen' y 'Felon', Ric Roman Waugh, vuelve al género de sus inicios, el de acción, aunque esta vez detrás de las cámaras en vez de sustituir a las estrellas en las escenas de riesgo. La idea de 'El mensajero' surge a raíz de un reportaje del programa de la cadena TBS 'Frontline', sobre casos reales del sistema judicial americano, en los que a la gente se le daba a elegir entre convertirse en informadores o ir a la cárcel. Entre Ric y Justin Haythe (guionista de 'Revolutionary Road') se encargaron de darle forma a la idea sacando adelante un guión que, aunque se haya catalogado de acción, tiene más de thriller dramático, con alguna que otra escena puramente adrenalítica.

'El mensajero' nos pone en la tesitura de un padre (Dwayne Johnson) que al enterarse de que su hijo Jason ha sido condenado con 30 años de cárcel por tráfico de éxtasis, aunque realmente el chaval ha sido engañado por un amigo suyo, para reducir su propia condena. La única posibilidad de Jason para reducir su condena es hacer lo mismo que su amigo e inculpar a otra persona relacionada con el tráfico de drogas. Al no conocer a nadie más implicado y negarse a mentir para implicar a otros amigos, no le quedará otra opción al padre de Jason que colaborar con la DEA (Drug Enforcement Administration) para conseguir reducir la condena de su hijo cuanto antes.

Una idea de partida interesante pero que ya de partida tiene una pega considerable: es cuanto menos difícil mentalizarse de que Dwayne Johnson puede hacer de un padre coraje sin que vaya por ahí soltando hostias a diestro y siniestro. Seguramente pesó más el nombre de su estrella de cara a la taquilla y la financiación del proyecto que para la credibilidad en la historia.
Tras este, a mi parecer, error de casting, le sigue otro asociado al mismo.
Ya que contratas a Dwayne Jonhson, dale una vertiente explosiva al asunto, más acción al guión, que a fin de cuentas es lo que esperará ver la gente tras el cartel y la estrella protagonista. Pero Ric Roman Waugh prefiere enfocar el asunto tomándose demasiado en serio, intentando hacer una crítica al sistema judicial con las armas equivocadas.
A su favor puede decirse que se sigue con cierto interés y al final llega la acción de mano de una persecución automovilística, pero quizás demasiado tarde.

Tampoco ayudan pequeños detalles que denotan dejadez en el proyecto, como si se estuviera rodando con el piloto automático, como que en una escena Dwayne se sobrecoja cuando le apuntan a la cara con una pistola para demostrar que no es un policía, pero más adelante cuando ya no hay que justificar este hecho, parece que lleva toda su vida rodeado de armas, no se inmuta. Que en películas de acción estas cosas están a la orden del día y suelen pasar más desapercibidas, pero cuando intentas hacer del tema principal un padre corriente que se mete en un mundo de delincuencia ajeno a él... y más si quieres otorgarle cierta credibilidad y seriedad como parece ser el caso, hay que cuidar estos detalles bastante básicos.
Susan Sarandon, por su parte, tampoco es que resulte una fiscal muy convincente, la verdad sea dicha.

Que, si bien no estamos hablando de un desastre de película, y es verdad que tiene cierta calidad o interés al menos en trabajar una historia más allá de las clásicas del cine de acción, jugar a medias tintas entre el cine de denuncia o el de acción hace que ni unos ni otros disfruten satisfactoriamente de la película, más allá de haber pasado un rato más o menos entretenido, como cuando no tienes nada que hacer en casa y tras un zapping exhaustivo te quedas viendo una película hasta el final. Pudo ser peor, pero eso tampoco la hace buena.
Dragondave
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