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Críticas de Gunnar Hansen
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Críticas 40
Críticas ordenadas por utilidad
7
22 de setiembre de 2009
23 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ópera prima de Géla Babluani, 13 Tzameti es un producto original, inclasificable y un tanto atípico dentro del actual cine francés. El panorama cinematográfico de nuestro vecino país, al menos en cuanto a terror y fantástico se refiere, es apabullante. Los noveles directores que asoman desde aquellas tierras han revolucionado el concepto de terror a base de construir tremendas y viscerales piezas visuales. Con no excesivos medios y mucha mala leche, amén de una certera mano para la dirección, han ido ganando un nombre para el fantástico francés en los diferentes festivales que se consagran al género y lo exportan allende sus fronteras.

13 Tzameti, sin estar realmente encasillado en el fantástico o el terror, sin asentarse en premisas paranormales, sangrientas o psicópatas monstruosos, consigue, mediante un arranque pausado y desconcertante así como un buen pulso en la narración, ir introduciéndonos en una curiosa y turbia historia que, poco a poco, con el transcurso del metraje, nos deja aislados en la tensión y el malestar que compartimos con su protagonista. Se inicia lentamente, tomándoselo con calma, para en un mutismo casi absoluto dirigirnos a donde quiere: un lugar no tan irreal con gente demasiado real. Un paraje aislado, sofocante, encorsetando la acción en un hermetismo claustrofóbico que acentúa el desasosiego de la trama. Un protagonista humano, real, comprensible y ajeno a la estupidez de los púberes en celo que tienden a plagar las producciones de esta índole, rodeado de secundarios demasiado creíbles. Todo ello, en conjunto con un buen planteamiento formal y conceptual, nos lega una muy buena película, que entretiene y mantiene la atención durante todo su metraje. El uso deliberado del blanco y negro resalta su inherente crudeza así como potencia la violencia que se nos va mostrando, dosificada, a lo largo del metraje.

La trama, con todo lo que se la pueda achacar, es malsana y cruel, virtud esta que mesmeriza al espectador avezado en el género así como al que lo pulula ocasionalmente. No hay sorpresas o trucos con que ganarse al público. 13 Tzameti es un producto en bruto, sin aditivos digitales o montajes frenéticos, sin giros inesperados o trampas de guión. Lo que se ve es lo que hay y, si bien somos conscientes de que es producto de la nociva imaginación francesa, resulta incómodamente posible, potencialmente real. Y es precisamente esa potencial verisimilitud que nos turba, dejando un poso constante de malestar y una sensación de proximidad que incomoda, lo que convierte esta pequeña obra en un acertado e hiriente ejercicio de cine, óptimo para quienes gustan de lo macabro y alternativo.
Gunnar Hansen
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7
19 de junio de 2009
23 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
Producción británica casi desconocida en España donde, a mi parecer, no ha recibido su justo tratamiento. Gran parte de este indigno trato es debido, nuevamente en mi opinión, a los pocos tópicos visuales y argumentales de la serie, una carencia de la típica acción y ritmo hollywoociense, así como a la escasez de publicidad que ha tenido en las pantallas de estas tierras. Lo primero da como resultado una serie atípica, con escasas similitudes formales y semánticas con sus hermanastras norteamericanas, aquellas que mayoritariamente llenan nuestras televisiones y habitúan nuestros gustos y opiniones.

Esta mini serie no está dotada de efectismos baratos, de sensiblería de panfleto o desbordante acción sobrenatural. Es un tenso y oscuro descenso a la vida de una mujer con la supuesta capacidad para ver y sentir a los difuntos, un acercamiento a sus frustraciones y a la ardua y espinosa vida que este "don" le hace llevar. Y digo supuesta porque la sofocante trama llega incluso a hacer dudar al seguidor de la veracidad de lo que su protagonista proclama. Frialdad típicamente inglesa en la producción, buenas dosis de tensión, excelentes actores y un guión acertado y verosímil dotan al conjunto de la suficiente credibilidad para erigirlo en una muy buena y recomendable obra.

Reverso oscurísimo de "Medium" o de la lamentable y pueril "Entre fantasmas", Afterlife nos plantea un enfoque diferente de la parapsicología y de los efectos de esta en la psique de quienes afirman tener semejantes poderes. Buenísima ambientación y habitual sobriedad inglesa para cada episodio sirven de colofón a una minoritaria serie de televisión que hará las delicias de más de uno. ¡Para descubrir!
Gunnar Hansen
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7
26 de noviembre de 2008
27 de 33 usuarios han encontrado esta crítica útil
En 1977, cinco años después de su áspera y brutal opera prima, La Última Casa a la Izquierda, el irregular Wes Craven volvía a adentrarse en el género que tato merodearía con posterioridad. Lejanamente basada en los morbosos y grotescos crímenes del escocés Sawney Beane, Las Colinas Tienen Ojos, hoy recordada por algunos como gran hito del cine de terror, no pasa de ser una mediocre película. Torpe, poco creíble y, en definitiva, mal pergeñada, solo cuenta con aciertos casuales, aislados y esporádicos que animan escasa y puntualmente la proyección. Años después, se anuncia nueva versión. El elegido, un francés escasamente conocido del que solo había podido ver su contundente Alta Tensión. Alexandre Aja había sabido condensar en imágenes la tensión afilada y el desasosiego más malsano. Si bien Alta Tensión tenía un final tramposo y artificial que, en mi opinión, deslucía su inquietante desarrollo, me pareció una tremenda y visceral pieza de terror. Las Colinas tienen ojos es una muy superior revisión del clásico de los setenta. Exagerada, cumple con creces su objetivo: remover emocional y físicamente al espectador. Si bien muchas películas de terror consiguen lo segundo sobradamente, dejando un emético poso y mal cuerpo en el espectador, fracasan estrepitosamente en lo primero. La ausencia de identificación con unos desdibujados personajes, agentes de reacciones y personalidades poco verosímiles, impide el vínculo público-histrión que se demanda en la creación de una reacción emocional. Aja no cae en este error y desarrolla un guión que no solo se basa en la agitación física del espectador a partir de la violencia explícita y la sangre de determinadas secuencias. Junto al impacto visual del dolor, Aja introduce una asfixia psicológica que atrapa y sofoca el ánimo, convirtiendo la película en una pesadilla claustrofóbica y épica. La movilidad salvaje de la cámara, brutales primeros planos conjugados con amplias tomas del crepuscular desierto, inmóvil y desolado paisaje que crispa los nervios, crean un bizarro espectáculo, pesadilla visual que cautiva y repele a partes iguales. La familia va siendo atrozmente masacrada tal y como mandan los más vetustos cánones del terror. Los enemigos, unos desagradables mutantes que habitan el paisaje lunar del sur de Estados Unidos, representan la antítesis de la sociedad que los protagonistas encarnan (aunque curiosamente sean fruto de su lado más oscuro). El enfrentamiento hace derivar la obra hacia el (sub)género de supervivencia antes que encasillarse en el terror. Los civilizados urbanitas deben recurrir a sus más primitivos y atávicos instintos para escapar con vida del inmenso cementerio que es el desierto sureño. Deberán convertirse en lo que enfrentan para salir con vida del deletéreo escenario que se extiende ante ellos: miles de kilómetros deshabitados a excepción de unos teratológicos y muy violentos humanos mutados que se alimentan de todo aquel que pasa por allí. La lucha solo acaba de comenzar.
Gunnar Hansen
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1
21 de enero de 2009
23 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Quién ha escrito esto?! ¿Para quién?! Y, sobre todo, ¿por qué?!!!! Diálogos estúpidos, humor estólido, balas disparadas con efecto (sí, has leído bien, con EFECTO), saltos prodigiosos, cámara lenta o rápida según la necesidad, encuadres poco convencionales, y mucho efecto digital para un film que no engancha de ninguna manera salvo por la incredulidad ante lo que se ve. No hay atisbo de credibilidad en ningún personaje, no hay identificación posible, la historia hace aguas por todas partes lo cual, todo aunado, deriva en que la película naufrague desde su arranque y solo pueda ir decayendo con cada fotograma. Ni Angelina Jolie, ni un avejentado Morgan Freeman sacan esta obra de lo más profundo de la innecesariedad.
Tristemente, el negocio del cine ha comprendido que este tipo de películas, todo forma y estética, venden. Tras esa fachada espectacular, debajo de los retoques digitales y los efectos de cámara, no hay nada: vacuedad gratuita, un vacío intelectual y argumental que, lamentablemente, cada vez nos resulta más cercano. Nuestra cartelera va siendo invadida por este tipo de productos. Ya que son solo eso, productos, mercancías que vender y con las que obtener el mayor beneficio posible recuperando las millonarias sumas que se invierten en su producción. La escasez de ideas se suple con efectos, alguna estrella dispuesta a todo por dinero y técnica emparentada con el videoclip antes que con el cine en sentido estricto.
Curiosamente, para muchos esta película será el novamás en cine, trepidante obra postmoderna y renovadora del estilo. Para los menos, espero que tú entre ellos querido lector, el simple hecho de nominar este engendro como cine denigra todo aquello que hemos concebido como tal. Y esto, demuestra una vez más lo expuesto: Wanted es un producto comercial, una mercancía para las masas no apta para minorías con ciertos mínimos y exigencias. Que te guste o no, va a depender de ello. Tú mejor que nadie, sabrás en que sector te encuentras.
Gunnar Hansen
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6
28 de enero de 2009
21 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
Parece que una misma fórmula se pueda usar mil y una vez sin que esta, aparentemente, llegue a desgastarse o peder fuerza, al menos en lo que a productoras se refiere. El plantemiento de arranque para The Strangers no es nada nuevo, es más, es algo que hemos visto unas cuantas veces. A unos, este abuso reiterado les cansará y eliminará al poco de arrancar la película todo su interés en el desarrollo de ésta. Otros, entre los que puedo decir que me encuentro (no sé si con cierto rubor o con el orgullo que otorga la fidelidad), aun reconociendo este handicap argumental, no podrán resistirse a otra peli más de terror y deberán agotar su metraje antes de darse por satisfechos. ¿Qué decir de Los Extraños, debut tras la cámara de Bryan Bertino? Pues que comparte con los demás ejercicios de terror similares todos sus defectos y, he aquí lo que la salva, muchas de sus virtudes, incluso superando a algunos de sus hermanastros fílmicos. El argumento, desde luego, os va a sonar:
Una pareja que pasa por un tenso momento se desplaza a una casa en el campo o, al menos, lo suficientemente aislada como para que la premisa funcione. La aparición en la puerta de la casa a las 4.20 de la madrugada de una adolescente enfermiza que pregunta por Tamara marca el arranque de unos extraños sucesos que se desarrollan de acuerdo a todos los clichés y demandas del cine de terror y suspense. A partir de esta inesperada y bizarra aparición, comienza un salvaje y cruel acoso que acabará como en estos casos debe acabar.
Si bien la película adolece los habituales lastres del cine de este tipo de subgénero (reacciones inverosímiles por parte de los protagonistas, unos ubicuos acosadores que parecen teletransportarse, un final ambiguo y abierto que no aclara gran cosa...) hay que reconocer la buena mano y capacidad de Bertino para mantener la tensión y producir efectistas sustos. Claustrofóbica (lo que para otros será lenta), inquietante y desasosegadora, con buena fotografía y caliginosas texturas, la película cumple en el plano formal y consigue el objetivo de hacer que una hora y veinte minutos sean un largo mal rato para espíritus sensibles.
Desde luego, en casos como este donde se repite un mismo patrón con diferentes protagonistas y diferente envoltura técnica, va a depender de tu nivel de adicción a los productos de terror antes que a las cualidades o defectos inherentes al film que éste te guste o no.
A mí, enfermo mental reconocido, me entretuvo durante todo su metraje solo para reconocer, finalmente, que todo aquello ya lo había visto antes aunque, seguramente, con peores resultados técnicos y cinematográficos. Aquí, con un único escenario, dos protagonistas (si excluimos a los extraños en cuestión) y una trama tan simple como la arriba expuesta se alcanza un buen resultado comparable al nivel de adrenalina que al final de la película hemos segregado.
Interesante.
Gunnar Hansen
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