Documental del año 2016, que representa la opera prima y la entrada por la puerta grande de la directora María José Cuevas; que relata un poco sobre la gloria que fueron y, se centra, en la decadencia que ahora viven un puñado de mujeres que se dedicaban a la vida del espectáculo en los años 70s y 80s, estas bellezas exóticas que entretenían en los centros nocturnos de su tiempo fueron nombradas con un peculiar nombre; vedettes.

Tratar con dignidad a tus personajes principales cuando los muestras en su peor momento según el ojo público, no es tarea fácil; sin embargo Cuevas supo demostrar la humanidad de estos individuos que en su momento fueron ídolos de sexualidad para hacer que el espectador las contemple como lo que son; personas que se enfrentan a una vida diaria nada sencilla después de tener las riquezas y comodidades que cualquier ser vivo sueña alcanzar.

Cada una de las vedettes narra, sin máscaras, con humildad y sin fantasía lo que es estar en lo que se dice popularmente “los cuernos de la luna”, y encontraremos en esas historias, eventos tan pintorescos como lo eran las grandes fiestas a las que asistían u organizaban, o sucesos más trágicos como los contados por la vedette Olga Breeskin con sus problemas de drogas y alcohol. El contraste a estas narraciones de opulencia son las imágenes presentadas que reflejan a señoras con una edad que rebasa los cincuenta años, que viven en vecindades, rodeadas de objetos antiguos que reflejan sus viejas glorias.

El film conjuga junto con las imágenes actuales de las vedettes, imágenes de archivo, música de la época y algunos eventos de ficción que logran darle al documental personalidad y fuerza al presentar en pantalla los retratos de unas protagonistas que a pesar del tiempo unido a la perdida de belleza aún creen poder salir al escenario y continuar la función interrumpida por el olvido del público que observa lo que ellas saben pero tratan de ignoran; la realidad.

Bellas de noche es la continuación de una oleada de cine documental mexicano de gran calidad que llega a tal punto de rebasar el cine de ficción, tal vez por el motivo de que ninguna película de ficción no podría mostrar con fidelidad, complejidad y sin sentimentalismos lo que Cuevas logra plasmar en una sola toma, con cámara fija, en un dialogar continuo al espectador, lo que está oculto, no detrás de la mente, sino en el corazón de estos seres frágiles, llenos de dudas y con un remolino de sentimientos encontrados como lo es el ser humano, encarnado por estas mujeres llenas de errores y desaciertos.

En conclusión, la cinta utiliza como temas centrales la caída de la gloria, la perdida de belleza y el fin de una etapa, para hablar de cuestiones más difíciles como lo son la dignidad humana, la lucha ante la adversidad y la resignación ante los sucesos en la vida. Mil veces recomendable, la mejor películas mexicana del 2016.

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