Estamos ante una película peculiar, una cinta que no encaja bien en su género, tinta el nacimiento de un puberto "villano" con un par de jumpscares; un remix no muy bien logrado.

Se han percatado de que he dicho "villano", y esas comillas no son algo azaroso, representan uno de los primeros errores de la película; el villano nace a causa de... ¿las hormonas?
Un niño con el repertorio de poderes de Supermán decide asesinar a sangre fría a su familia, y a centenares de inocentes porque... ¿lo pone en el guion?
La única pista que nos podría inducir a pensar que existe una justificación más elaborada es que ha sido enviado desde el espacio con ese mismo propósito, pero en tal caso, el mandar a tu arma de destrucción masiva en forma de bebé, fácilmente corrompible, no me parece una idea brillante.

La película se esfuerza en establecer un paralelismo con Supermán, pero con ello, le resta parte de su coherencia narrativa, el salto de niño enrabietado (bien) a niño que no sabe controlar su fuerza producto del enfado (Muy bien) a asesino sadista (Wat?) no me termina de parecer orgánico, y que la actitud del niño desde bien pronto en la película sea la de un niño insensible (además de chocar con el planteamiento de la impulsividad), le deshumaniza. Esta característica es realmente esencial y negativa, déjenme explicarme:

En Supermán, tenemos a un Super-Hombre, importante, Hombre, sus habilidades transcienden lo natural, pero sigue siendo humano, porque mantiene aptitudes exclusivas del ser humano, como son la moralidad o la ética, sea buena o mala, denota una mente que traspasa lo racional para adentrarse en lo emocional.

Aquí, Brandon, es súper, pero no es humano, y eso le confiere un papel de alien disfrazado de niño, un arma disfrazada de objeto frágil y sensible, que en su contraste halla el miedo que desprende. (No es casualidad que las historias de miedo más reconocidas en el cine, como son Annabelle, It, Chucky, Insidious, o mas recientes como el cementerio de los animales, utilicen elementos que asociamos a la infantilidad y a la fragilidad como los niños o muñecos, para tornarlos malévolos y tenebrosos)

Si bien los actores hacen un excelente trabajo, y la obra resulta interesante durante más de su primera mitad, errores en su planteamiento la lastran.

Una vez más, la receta Marvel, la que ya describí en Hulk, AntMan y en largo etcétera
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-Esto lo escribí en 2018, tres años ya, y con decenas de películas de Marvel a nuestras cuestas, parece que este arco argumental y temático es suficiente para sustentar lo que otros críticos consideran meritorio de un 6,7 de media a día de hoy:

-Película arranca en un lugar exótico: Afganistán vs Brasil (esta vez en china)✔
-Intromisión del ejército en el camino del héroe (Aquí se llaman el ejército de los diez anillos) ✔
-Chica guapa e inteligente en contante peligro a causa de su acercamiento con el protagonista (aquí es menos guapa y más graciosa, han pasado 12 años desde el arranque de Marvel y la moral “me too” ha comido su terreno en este aspecto, no me parece del todo mal, agradezco un poco de variedad y más jugo en un personaje que unas cuantas frases para clarificar que es inteligente y una patente estética de proporciones divinas) ✔
-Personaje avaricioso que quiere sacar provecho del héroe en cuestión (Sin comentarios) ✔
-Lucha final entre villano y héroe en plena ciudad y de noche (Aquí es en un poblado místico, y como el fondo es tan genético, los recursos para CGI ya no requieren de la penumbra de antaño, una cuestión más técnica y tecnológica que artística) ✔
-El villano ha de ser más grande, feo y peligroso que el héroe, puesto este es una versión "mejorada" (Aquí es una versión mas loca, mas vieja y con el añadido de contar con la ayuda de unos anillos milenarios que le confieren cualidades suprahumanas)✔
-El final ha de ser abierto (Más superhéroes = Más $$$) (Gracias por tu aparición Wong)✔

Seamos justos, Marvel ha madurado, es evidente que siguen con su mismo formato de creación de personaje, lo cual desde un punto de vista más amplio resulta un poco aborrecible, pero hasta cierto punto necesario, la mayor parte de los superhéroes siguen esquemas caballerescos, y es algo que hay que abrazar, pero el esquema es demasiado rígido y tras más de una década de Marvel en la pantalla, esa creación de personajes en pos de incluirlos al universo se siente forzado e inconexo.

Para mi, el mayor problema con la película esta ahí, el arco de Disney, el camino mil y una veces contado, y la sensación de que aquí todo es menos carismático.

Dese un punto de vista temático, es fascinante la implementación del mundo asiático en la franquicia, pero esos mundos de fantasía creo que casan mal con las pretensiones pseudocientíficas que persigue el universo cinematográfico. Los escenarios me son genéricos, y poco relatables, todo está envuelto por un “humo” que deslocaliza los entornos, y que te hace perder la perspectiva de donde está pasando todo.

Las escenas de acción están genuinamente bien coreografiadas, pero no son carismáticas, son un remake de las obras propias de Jackie Chan con segmentos en CGI.

Puede que el villano sea con diferencia el elemento de mayor interés, pero incluso ahí, se siente una necesidad de convertir lo plausible en demencial, y que solo un elemento de locura sea el justificante para el desenlace final.
Este es sin lugar a duda un paso atrás en el universo cinematográfico de Marvel.

Dejando de lado el hecho de que los tiburones no pueden quedarse quietos puesto que carecen de vejiga natatoria, esta película carece de sentido, gracia y coherencia, se toma demasiado en serio a si misma, y por ende se torna inverosímil cuando la acción es la que mueve la trama y los diálogos los que la aglutinan pringan el ambiente con un olor a infantilidad.

Si bien su ritmo es correcto, su estética es ridícula, plasticosa, y plana, como un muñeco de los chinos...

Empezaré diciendo que me ha impresionado, donde esperaba una película sobre tíos muy guapos que se lían a puñetazos, me he acabado encontrando con una película sobre tíos muy guapos que se lían a puñetazos y entre tanto, hablan.

Y si bien este último párrafo tiene un tono burlesco, que no se malinterprete como sarcasmo, y es que en la cinta de verdad tiene un poso interesante más haya de los tupés y los calzoncillos ajustados.

He de decir que siempre me ha desagradado la idea de Superman, para mi una persona sin conflictos internos, sin preguntas o sobras es tan plana como un robot o el tomo de un libro. Superman es un hombre perfecto, que vive en un mundo estúpido, con poderes genéricamente poderosos, como si un niño hubiese hecho una lista de los 10 superpoderes más deseados.

Para mi, la virtud de esta entrega dirigida por (Zack Snyder) es el sombreado que se le da a Clark, los duelos a los que uno se tiene que ver derivado por el mero hecho de ser un dios entre mortales, un sabio entre los belicosos, o un niño con capa rodeado de perros (Una de las mejores escenas de la película)

Las referencias bíblicas, como son los 33 años, o la sensación de que lo humano es superfluo refuerzan la identidad del personaje y plantean preguntas auténticamente interesantes como: ¿Por qué un dios ha de salvar a sus súbditos?
¿Por qué se espera de un dios intervenga en nuestros asuntos en pos de “salvarnos”?
Y lo que es más interesante, estas preguntas aplicadas a este Superman han de contener la variable humano, y es que al fin y al cabo, Clark es tan solo un joven de Missouri

Hasta ahí lo bueno, como era de esperar, una Lois Lane plana en lo intelectual y voluminosa en lo físico, violencia por violencia y ruido.
Las escenas de acción son, bajo mi criterio particularmente malas, y es que casi se perciben como una partida de tenis, lanzándose mutuamente de un lado a otro dejando una destrucción impresionante a su paso.

La identidad fantasma del padre perdido es, bajo mi criterio, una mala decisión por parte del guionista, y es que juega a ser un narrador de lo acontecido y elemento con consciencia e impacto en lo que se narra, al mas puro estilo Don Quijote, pero sin el más mínimo recato.

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Hoy, un groso porcentaje del espectador pseudointelectual medio que considera una obra de peso todo aquello que se muestra crítico con la naturaleza del ser humano. Esa imperiosa necesidad de sentirse una exclusiva identidad con una ética personal intachable, no dudará de hinchar de elogios a una cinta de esta naturaleza.

Esta narrativa se plantea de forma interesante, pero rápidamente se vicia, se torna abusiva, no con los personajes que trata, si no con el propio espectador, negándole la reflexión, y limitandolo a ver un in crescendo paulatino de violencia que concluye en la vejación.

Los paralelismos con "Die Welle" son infinitos, dese el cuestionado profesor, pasando por su búsqueda de aprobación en una autoridad moral (una directora vs un maestro de prestigio), la profundización en la vida del tutor como oportunidad para empatizar, imponiendo en la trama principal una mujer florero que, desde la lejanía que le confiere la imparcialidad en el experimento, se muestra como la voz más discordante a favor del sentido común.

Su mayor virtud reside en la violencia; siendo mucho más orgánica y mejor justificada que en la otra cinta anteriormente mencionada. El tiempo juega a su favor, y que ese machaque psicológico constante durante las 24 horas del día facilita una mejor asimilación de la supuesta transformación, pero su desenlace, a modo de desmembramiento del equipo, de un entrar y salir sin ton ni son del experimento, nutre todo de un aura extraña, de falta de control, elemento que parece esencial cuando pretender redirigir una conducta a esos extremos inimaginables.

Es evidente que nadie tiene que morir para darle el dramatismo del que goza el metraje.