La saga empieza a degenerar, y Ashey Laurence, con buen criterio, ya no protagoniza esta cinta (aunque hace una pequeña escena). La presunción de que los cenobitas sólo aparecen cuando se les llama al resolver una etapa del puzzle, ya no se cumple. Y tampoco se cumple que sólo castiguen a quien ha completado esa etapa. Esto, desde mi punto de vista, es una herejía a la franquicia. A partir de aquí todo vale.

La protagonista femenina en esta ocasión es una modelo altísima y guapísima llamada Terry Farrell, que por cierto, fue estrella televisiva en Star Trek y está casada con Adam Nimoy, el hijo de Leonard Nimoy.

Yo era estudiante de instituto cuando emitieron por primera vez Hellraiser por televisión. Fue una película que me impactó por lo crudas que eran sus imágenes, y por lo original que era la trama. Unos seres de otra dimensión que disfrutaban con el dolor físico propio y ajeno, y que eran invocados mediante una caja que era un puzzle. Todo aderezado con una historia de amor, traición e infidelidad. Era una película rompedora.

Al ver esta nueva entrega, lo primero que he pensado es que no recordaba que la caja tuviera una cuchilla que al hacer derramar tu sangre te condenara a la vida de suplicio que los cenobitas ofrecen. Ni que hubiese recompensas por lograr formar el puzzle final. Estoy revisando toda la filmografía Hellraiser, y no hay nada de eso. Lo cierto es que no me parece mal, porque al menos impone un orden en el universo Hellraiser. Según avanzo en la filmografía, veo que se parece más a Pesadilla en Elm Street, donde cada nueva película intenta ser original pero sólo consigue distorsionar la franquicia.

En general la película me parece buena, pero lo único que me ha desagradado ha sido ese tufillo a peli para adolescentes. Es decir, protagonistas adolescentes, todo limpio e impoluto, y cenobitas que no causan repulsión, si no que parece que han salido de un desfile de moda. Si no hay manchas de sangre, pieles desgarradas y torturas aberrantes... llámalo como quieras, pero no Hellraiser.

Casi todas las adaptaciones cinematográficas o televisivas que he visto de Stephen King pecan de lo mismo: pelis cutres. Sí, cuentan la historia, pero no hay grandes efectos especiales, una música y efectos sonoros que realcen los momentos de tensión, no hay excelentes interpretaciones, e incluso diría que les falta viveza en los colores. A eso le añadimos que toda adaptación de un libro decepciona a los lectores de ese libro.

"La tienda" no es una excepción, y cumple todos los requisitos anteriores, pese a que tiene a actores de reconocido prestigio como protagonistas. Mi impresión, como lector ávido que fui, es que los tejemanejes del dueño de la tienda en el libro deben ser más sibilinos, y hacia la parte final todo lo hilado dará forma a la conclusión. Aquí, sin embargo, son más descarados y convierten a la película en predecible.

Quizás algún día una productora se anime a hacer una versión modernizada de este libro, como ha pasado con It, con excelentes resultados.

Me llamó la atención esta película porque sale Amy Smart, de la cual quedé prendado en "Road Trip, viaje de pirados". Es la chica con la que se acuesta el protagonista y lo graba en vídeo, provocando todo el embrollo. Leí las críticas y la ponían muy bien, así que me lancé a verla.

Amy apenas sale en tres o cuatro escenas, ya al final de la película. Primer palo.
La película es una de esas donde un adolescente anda confuso por la vida, y al final aprende lecciones que le hacen tomar las riendas y convertirse en un hombre. Segundo palo, porque aborrezco esas películas aleccionadoras.
El protagonista no es un adolescente sufridor al que la vida está castigando, si no un niño bien al que su padre colma de caprichos. Vamos, que su confusión le viene de lo bien que vive y lo acomodado que esta. Tercer palo.
Es una película de fantasía, donde todo lo hace un mago. Cuarto palo.

Lo único destacable es que como película para adolescentes no está mal. Es como una especie de cuento de hadas, con contenido alegórico a la vida presente del protagonista y en lo que se puede convertir, y con personajes ambles y simpáticos. Muy del estilo de las comedias de los 90. Pero a mí ya me pilla mayor.

Me gustó la nueva adaptación que hicieron de Jumanji hace unos años, con estos mismos actores. Le daba una nueva frescura a la película, y orquestarla como un videojuego tenía su gracia. Me parecía más divertida y entretenida que la de Robin Williams (actor al que detesto, dicho sea de paso).

En esta segunda parte no aportan nada nuevo. Supuestamente debe hacer gracia meter a dos ancianos como personajes y sacar a relucir todos los tópicos de la tercera edad (mala memoria, achaques, despistes,...) pero a mí esos gags no me han gustado. No me he reído y llegó un momento en que se me hicieron pesados. Así que estamos ante la misma película, con la misma calidad de interpretación, un guion similar, pero sin el soplo de aire fresco de la anterior. Es decir, más de lo mismo, pero peor.