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Críticas de John Dunbar
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Críticas 707
Críticas ordenadas por utilidad
6
6 de noviembre de 2018
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Entretenida producción sobre una banda profesional de ladrones de vehículos blindados, destinados incluso a hacer de proveedores de organizaciones dedicadas a la compra venta en el mercado negro. Sus vidas se ven distorsionadas en el momento en que la avaricia y la inconsciencia de la bisoñez, provocan un conflicto de intereses entre distintos tipos de bandas criminales. Buenas secuencias de acción que refuerzan una trama que habla de lealtades, de responsabilidades familiares y hasta de forma superficial, trata de explorar los límites de la ética entre delincuentes. Por lo mismo que el tiempo significa una cuestión fundamental en la ejecución de sus golpes, su desarrollo es ágil, va al grano de la acción y deja un margen bastante más estrecho, aunque sí el necesario, para cualquier cosa que tenga que ver con la interiorización de los personajes.
No trascenderá en los anales de la historia del cine francés pero te garantizará pasar un buen rato. La mejor parte se la reserva para la recta final: con una resolución emocionante y bien elaborada no te dejará insatisfecho.
John Dunbar
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10
31 de mayo de 2018
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esas letras y esos números, en su sentido original y estricto, hacen alusión a dos elementos químicos (Bromo y Bario) y sus respectivos números atómicos de la tabla periódica. Pero han llegado a adquirir un sentido más allá de la química. La televisión, esa caja tonta que de vez en cuando hace pensar lo contrario, les ha dado una dimensión nueva. En concreto a sus letras, que obedecen al inicio de dos palabras con las que cualquier seriéfilo (término que a marchas forzadas, y con razón, acabará siendo admitido por la RAE como lo ha sido cinéfilo) que se precie debe asociar de forma inmediata y, poco menos, que reverenciar como si el mismísimo Todopoderoso hubiera puesto su sapiencia divina sobre las mismas.

Tomar contacto con 'Breaking Bad' es tomar contacto con un largometraje contado en 62 episodios, con la diferencia de que el mejor cine, en líneas generales, lleva años generándose en televisión. Esto no debería suponer a estas alturas ninguna sorpresa para nadie que esté un poco al día. Como tampoco debería serlo poner entre las elegidas en los altares la serie creada por Vince Gilligan, sobre un anodino profesor de química de instituto (y antiguo coganador del Premio Nobel, ahí es nada), pluriempleado para cubrir gastos y vilipendiado por su jefe y hasta por sus propios alumnos, al que la vida le da un vuelco cuando le diagnostican un cáncer terminal. Su preocupación a partir de entonces, radicará en el sustento económico que dejará a su familia cuando éste ya no esté.
El segundo punto de inflexión, tras la adversa noticia, no se hace de rogar. Como en la vida misma, nunca sabes lo que te deparará el destino, y a Walter White (Bryan Cranston), nombre al que responde el anodino maestro, le llevará por una teórica y aparentemente inocente invitación de su cuñado Hank (Dean Norris), agente de la DEA, a una redada antidroga. Cuando ve huir del lugar de los hechos a su antiguo alumno Jesse Pinkman (Aaron Paul), et voilà!, Walter ve la luz, la solución a todos sus problemas.
El tercer acto, por llamarlo de algún modo, responde al nombre de encuentro; encuentro entre nuestro anodino profesor y su antiguo alumno, productor y vendedor (además de consumidor habitual) de la que, a partir de entonces, va a ser una de las palabras clave: metanfetamina. Momento en que aprovecha para hacerle la propuesta de fabricar de manera conjunta, lo que éste viene haciendo por separado y salir ambos beneficiados, sirviéndose de los conocimientos en química del antiguo Nobel.
Y todo esto se corresponde únicamente con el episodio piloto. Una apertura de puertas brutal, que te atrapa y te convence tras apenas unos minutos de visionado de ese primer episodio. Después de lograr enganchar al personal con suma facilidad, en el transcurso de sus cinco temporadas, conoceremos a traficantes de meta, consumidores, sicarios y un número abundante de personajes principales y secundarios, testigos todos del particular descenso a los infiernos del eje central de todo esto, el señor Walter White, el hombre sin rostro para la DEA conocido en el negocio como Heisenberg. Una mutación progresiva y sin vuelta atrás, de Dr. Jekyll a Mr. Hyde, capaz de convertir la manipulación y la mentira en un arte.

¿Tiene 'Breaking Bad' algún episodio malo? No, solo los tiene extraordinarios. ¿Y los actores?, ¿alguno está fuera de lugar? Tampoco. Todos los personajes cumplen un papel fundamental y los actores que los interpretan (Aaron Paul, Anna Gunn, Dean Norris, Bob Odenkirk, Jonathan Banks o Giancarlo Esposito, por mencionar a los más importantes) están sensacionales, pero, por encima de todas las cosas, se encuentra Bryan Cranston, el verdadero alma máter que para nosotros, sí tiene rostro. Sobra decir que es una de las obras más descomunales que la televisión mundial nos ha regalado y que uno ha tenido el placer de disfrutar. Si 'Breaking Bad' se midiera al peso, no habría báscula industrial que lo soportara.

Todo un hito televisivo con mayúsculas.
John Dunbar
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10
18 de julio de 2012
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tras los fracasos de los "Batman" de Joel Schumacher a pesar de contar con grandes repartos, no era una empresa fácil resucitar a uno de los grandes superhéroes del comic y de la gran pantalla. Sin embargo Christopher Nolan, que ya hubiera deslumbrado com "Memento", lo consigue... y vaya si lo consigue.
Con un guión muy bien trenzado, Nolan nos acerca a los orígenes de Bruce Wayne, desde que era tan solo el heredero huérfano de una inmensa fortuna hasta que se convierte en el azote de la delincuencia y la corrupción de Gotham City como un misterioso hombre murciélago. Y nos ofrece también una visión del superhéroe más atormentada que en las entregas de Tim Burton o Joel Schumacher.
Las escenas de su duro adiestramiento son tan espectaculares como su vuelta a Gotham.
En cuanto al reparto de actores... magnífico. Todos están sencillamente geniales. Los más veteranos encima ejerciendo de secundarios de lujo engrandecen aún más la película.
En resumen, una maravilla que ha merecido la pena esperar.
John Dunbar
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8
15 de julio de 2012
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Quizá la principal película por la que serán recordados Bud Spencer y Terence Hill juntos como pareja de hecho en la gran pantalla es ésta coproducción entre Italia y España.
Confieso que soy fan de ambos desde que los viera por primera vez hace ya más de veinte años. Recuerdo que por aquella época llegué a verlas todas y varias veces incluso. Eran como una versión más latina y socarrona del gordo y el flaco.

Sus argumentos y personajes son siempre más o menos el mismo cambiando únicamente el escenario. Bud Spencer es el noble y bonachón, tan grande de corazón como de tamaño el cual siempre se deja manipular por Terence Hill, quien pone la pimienta y la picardía allá donde les lleve la historia. Incluso los actores que hacen de malos se repiten en alguna de ellas y siempre son tontos hasta decir basta. Las peleas se repiten también usando siempre la misma coreografía.
Con este grueso trazo de lo que son sus películas cualquiera diría que merecen la pena verlas. Pues sí, sí que lo merecen, porque son genuinos, porque son divertidos y porque en la simpleza de sus historias reside también su encanto.

En "...Y si no, nos enfadamos" encontramos todo lo dicho. Inolvidables todas sus escenas como la del gimnasio, la del coro (popopo popopo... laralaralala...) o ese Bud Spencer apareciendo en una moto ridícula y acompañados de una canción tan pegadiza como "Dune Buggy". Con secundarios además que engrandecen esta pequeña joya como Donald Pleasence (la mano derecha del jefe), Emilio Laguna como un simpatiquísimo director de coros y Luis Barbero como el entrañable anciano del taller.

Una delicia.
John Dunbar
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2
15 de julio de 2012
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Menudo coñazo de supuesta comedia. Sólo la pareja protagonista se salva por su buen hacer, pero la película es mala y aburrida con ganas. Apenas si esbocé un par de sonrisas.
Resulta que a nuestra pareja les van mal las cosas; a él le despiden de su trabajo (no se sabe muy bien la razón, todo hay que decirlo) y a ella la HBO le rechaza un documental sobre pingüinos por lo que ambos se quedan en la puñetera calle y con un "minipiso" recien comprado que les ha costado una pasta. Para colmo él tiene un hermano que es un gilipollas integral que le hace de menos siempre que tiene ocasión y su mujer es una yonki de los antidepresivos (normal con el marido que tiene).
De camino a casa del hermano se encuentran con una especie de comuna hippie que les hace ver la vida de otro modo pero que pasados unos días se dan cuenta de que no es oro todo lo que reluce.
Y digo yo: ¿pero que coño esperaban?. Si no son más que una panda de tarados mentales que en lugar de aplaudir frotan los dedos porque es menos agresivo.
Si quieres pasar un buen rato y echarte unas risas ésta NO es la película.
John Dunbar
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