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Críticas de Daverunner
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Críticas 176
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
10
18 de enero de 2023
22 de 43 usuarios han encontrado esta crítica útil
Babylon es una maravilla. Ya desde su prodigioso prólogo en el que te prepara para todo el torrente que te va a arrastrar a continuación durante algo más de tres horas. La radiografía que Chazelle realiza a los años 20 en la industria de Hollywood es impecable. Sus excesos, sus fiestas, orgías, frenesí, toda esa montaña rusa que llevaba a los que formaban parte de, como dicen sus protagonistas: El lugar más mágico del mundo.

Y tenían razón. Cuando Nellie LaRoy -Margot Robbie- se presenta a su primer rodaje, vemos como en esa parte del desierto californiano están filmando, simultáneamente, películas cuyos escenarios emulan al Antiguo Imperio Romano, aventuras que se desarrollan en el África colonial o en la lejana China, mientras que a unos pocos metros de distancia otra cámara capta a un grupo de personajes dentro de un salón en el lejano y nevado oeste. Todo al mismo tiempo, en el corazón de una industria incipiente en aquella primera parte del siglo XX.

Magia, por otra parte, es lo que hace Chazelle con la cámara. El director consigue que el espectador se sienta parte de esas fiestas desenfrenadas y orgiásticas dando una lección del uso de la steady cam. Primeros planos de esa locura de la que todo el mundo quería formar parte y disfrutar se mezclan con otras tomas y travellings realizados con la grúa de cámara, dejándonos claro que la dirección artística en este film es portentosa.

Nos encontramos sin duda ante uno de los mejores estrenos del año, llamada a ser de las películas del año. Difícilmente veremos una obra más espectacular en la gran pantalla. Incluso una semana después de haberla visto en una sala de cine, sigo emocionado y extasiado por el desenfreno, por la vitalidad, por los momentos de alegría, tristeza y emoción que la película de Chazelle te transmite. Por ese espectacular epílogo que quizá sea el mayor y mejor canto al séptimo arte. Por las lágrimas de Manuel Torres frente a una pantalla de cine.

Quizá ahora estemos viviendo otro momento de cambio. La gente prefiere la comodidad del hogar, con sus plataformas online en las que disponen de un gran catálogo de películas y series. Pero nunca será como asistir a una sala de cine, sentarte en tu butaca y esperar a que los créditos iniciales dejen paso a una historia en la que sumergirte y disfrutar rodeado de extraños con los que compartes afición y placer.

Babylon es la carta de amor al cine de un genio. Damien Chazelle deja claro que el cine es un arte. Hay una escena en la que el personaje interpretado por Brad Pitt le explica a su tercera esposa -Katherine Waterston- una petulante actriz de teatro de Broadway porque ellos, los actores y actrices de Hollywood, son artistas.

La importancia del cine para la sociedad, el fácil acceso que tiene el público para disfrutar de las películas y su combinación de diferentes ramas artísticas en una sola hacen que esta, nuestra afición, sea maravillosa. Una película que bebe de Como plaga de langosta, Así comenzó Hollywood y Boogie Nights y que está destinada a convertirse en uno de los grandes títulos del año. No dejéis pasar la oportunidad y acercaros a vuestra sala más cercana para disfrutar de esta master piece, para disfrutar de Babylon.

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Daverunner
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7
24 de marzo de 2022
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Combinando el cine negro con el drama psicológico, Guillermo del Toro pone sobre el tapete todos los ingredientes que conforman su universo cinematográfico. Porque, aunque no nos encontremos ante una película fantástica -ese es medio en el que mejor se mueve este director- hay elementos del mismo en su último trabajo. Especialmente en la primera parte, quizá la más interesante, la más bizarra y que cuenta con una galería muy nutrida de personajes secundarios -Dafoe y Strathairn me parecen lo mejor del filme-.

Esa primera mitad de la película es visualmente portentosa y quizá, al menos en mi caso, es la que más engancha al espectador. El mundo del circo, con tantas vidas errantes, rotas y sin futuro que deambulan de ciudad en ciudad sorteando en muchos casos a la justicia, está representado a la perfección y se exhibe de una forma muy tenebrosa, sucia y viciada. Y ese vicio, que parece llevar en su esencia el protagonista -un notable Bradley Cooper- enlaza con la segunda mitad.

Es ahí donde Del Toro cambia el frasco de tinta y juega al cine negro. Y es aquí donde me voy desenganchando de la película. No consigo conectar con esta parte, no me creo el papel de Cate Blanchett, ni entiendo su propósito en la trama. Y a la vez, como este director impregna sus trabajos de tanta potencia visual, me encuentro con las escenas más brutales y violentas que hacen que siga con cierta expectación hasta el final. Pero para mí, como espectador, ya es demasiado tarde. Esa segunda parte del filme me parece ciertamente tediosa, excesivamente alargada.

La oscuridad reina por completo en toda la obra. No únicamente a nivel conceptual, con unos sujetos que, por los azares de la vida o por su avaricia deshumanizada intentan sobrevivir sin importarles las vidas que tienen alrededor, sino desde el punto de vista estético. El manejo que Del Toro hace de esa oscuridad y que esta impregna al filme, predispone al espectador para que éste baje a los infiernos que transitan todos los personajes que aparecen en la trama.

No puedo decir que sea una película mala, para nada, es la visión que el director de Hellboy o La forma del agua quería dar a la novela de William Lindsay Gresham. Que no haya entrado yo en esa propuesta es cosa mía. Me quedo con esa primera parte en la que el autor sitúa todas sus obsesiones cinematográficas. Y éstas, siendo Guillermo del Toro uno de los cineastas más interesantes en la actualidad, merecen todo el respeto y para quien no haya visto el filme, la oportunidad de al menos un visionado.

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Daverunner
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9
14 de febrero de 2022
3 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Gary Valantine -Cooper Hoffman- ve a Alana Kane -Alana Haim- y se enamora de ella. Un flechazo en toda regla, que constituye el argumento de la nueva película de Paul Thomas Anderson: Licorice Pizza. Una idea principal que encierra no solo una gran historia de amor entre un chico y una chica, sino una carta de amor a una ciudad, el Valle de San Fernando, y a una época, los años 70. Y eso, en manos de un director como PTA es una auténtica delicatessen.

Desde el primer fotograma te das cuenta que vas a asistir a algo especial. La historia entre un atrevido chaval de 15 años, que invita a cenar a una chica 10 años mayor que él. Ese optimismo que presenta el bueno de Gary Valantine ante las barreras y el carácter arisco al principio de Alana, te recuerdan a algunos momentos de tu adolescencia, en la que no había ni temor ni complejos, en los que el atrevimiento propio de la edad te gobernaba y como decían Marvin Gaye y Tammi Terrell: No hay montaña alta, no hay valle bajo, no hay río lo suficientemente ancho, nena -Ain't no mountain high enough, ain't no valley low, ain't no river wide enough, baby- cuando el amor llama a tu corazón. Especialmente el primer amor.

Alrededor de esta encantadora relación, Paul Thomas Anderson rinde homenaje a una época y a una ciudad, como ya lo hizo Quentin Tarantino en Érase una vez en Hollywood. El cine, la música -estupenda banda sonora-, los restaurantes... En definitiva, la vitalidad de la baja California en la década de los 70 aparecen reflejados a la perfección. Lo cotidiano, a través de la cámara de este director, adquiere el carácter de extraordinario. En un filme tan movido y dinámico como el que nos ocupa, los travelling, marca de la casa, acompañan las carreras no solo de los dos protagonistas, sino de otros secundarios -la escena nocturna envuelta en humo de Sean Penn con la moto es una maravilla-.

Licorice Pizza no solo un tributo a una ciudad y una época; es la carta de presentación de dos jóvenes valores que demuestran que hay familias que desbordan talento. O que se hereda, según se mire. Sin un gran atractivo físico, ambos intérpretes derrochan frescura y carisma frente a las cámaras.

Hay que aplaudir la valentía de un director, que concede una valiosa oportunidad a dos desconocidos, dos jóvenes inexpertos en esto del cine que llevan el protagonismo de su trabajo más personal detrás de las cámaras. Un brindis a la amistad que tenía con Philip Seymour Hoffman quizá, o tal vez el olfato de un tipo que siempre ha demostrado ser un virtuoso con la cámara. Sea como fuere, PTA arriesgó con estos dos intérpretes y ahora recoge y saborea junto a ellos el triunfo.

En definitiva, Licorice Pizza es un rotundo triunfo. Nostálgica, bulliciosa y con una gran carga humanista, sales del cine feliz, feliz por haber presenciado una historia fascinante, que siempre da la sensación de estar viva y no decaer en ningún momento. Que te atrapa, te hace partícipe de ella y te toca el corazón. Que más le podemos pedir a este arte que tanto nos gusta. Por pedir, que Paul Thomas Anderson siga rindiendo culto a su profesión como lo ha hecho hasta ahora.

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8
27 de diciembre de 2021
2 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Inquietante. Este podría ser el mejor adjetivo para El contador de cartas, la última película de Paul Schrader. Probablemente sea un apelativo que se haya repetido en el noventa por ciento de los trabajos que ha realizado durante toda su carrera, tanto en aquellos casos en los que se encargaba únicamente del guion, como en aquellos en los que se ha puesto tras las cámaras.

Gran parte de los ingredientes de su cine aparecen reflejados en su última obra. Pecado, violencia y redención se posan en el personaje de Oscar Isaac, que como un ángel vengador, debe llevar a cabo una misión que le ha sido concedida por obra y gracia de un ser superior a él y por supuesto, sin contar con él.

El planteamiento del filme es bastante austero. Sin grandes alardes, Schrader nos presenta a Tell, un tipo frío, que posee un don para el juego y el manejo de cartas y que huye de cualquier contacto social o humano. A través de una serie de flashbacks, nos deja ver algo de su pasado, tormentoso, en el ejército, que pueden justificar esa huida hacia adelante pasando de puntillas por su actual vida.

A medida que avanza la obra, la aparición de dos personajes va a trastocar el modus operandi del protagonista, provocando así, un cambio en su personalidad. Por un lado, el joven Cirk, un chico que perdió a su padre y al que Tell acoge como si fuera su mentor, para poder ayudarle a encauzar su vida. Por otro, La Linda -Tiffany Haddish, una mujer que viendo el potencial del protagonista como jugador de cartas, contrata sus servicios para ir de casino en casino buscando rédito económico.Estas dos nuevas presencias borran de un plumazo la soledad del personaje principal y esa sobriedad en el planteamiento inicial que, salvando las distancias, pueden recordar a filmes como El Silencio de un hombre de Melville o El Profesional de Besson, se va transformando.

La segunda parte de la obra es más agitada, mucho más potente si atendemos al aspecto visual. Hay que destacar, en este sentido, el paseo nocturno en el jardín de luces, con la canción Arise Sun de fondo, como punto de inflexión en la historia. Además, se trata de una experiencia sensorial para el espectador, puro espectáculo óptico.

Y, finalmente, la redención, esa que persigue a Schrader desde su niñez, debido a su educación calvinista. Esa que le marcó desde sus orígenes debido a la educación calvinista que recibió y que enfatiza la depravación de la naturaleza moral humana hacia la necesidad de la gracia soberana de Dios en la salvación. Ambas, la depravación en la figura del coronel y la salvación en el acto final del filme, dejan al espectador con una sensación extraña, desasosegante y áspera.

Nadie podrá sorprenderse por ello, es puro cine de Schrader y sabían a lo que se exponían. Muy recomendable, tanto por la historia y su desarrollo, como por el gran papel de Oscar Isaac. Un actor que va camino de convertirse, si no lo es ya, en uno de los tres mejores de su generación.

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Soul
Estados Unidos2020
7,4
33.644
Animación, Voz: Jamie Foxx, Tina Fey
9
17 de diciembre de 2021
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Soul tiene un planteamiento muy sencillo: la historia de Joe, un profesor de música interino en un instituto de Nueva York que, tras conseguir la oportunidad de su vida -participar en un concierto en el mejor club de Jazz de la ciudad-, tiene un accidente que le catapulta al Más Allá.

Tras ese inicio, Pete Docter y Kemp Powers nos introducen en uno de los asuntos más trascendentales para el ser humano: el alma. Dónde va nuestra esencia, nuestra parte intangible, la que nos define como personas, cuando fallecemos. Y a su vez, dónde se forman las almas, dónde adquieren sus rasgos, esos que van a gobernar la parte material una vez en vida, en la tierra.
Soul se diferencia de sus antecesoras en la falta de personajes secundarios de peso. Salvo Astro, el místico, figura de gran importancia dentro de la historia, que ayuda al protagonista a volver a su cuerpo y que tiene una de las frases clave y más esclarecedoras de la obra, que debería resonar en nuestro interior -lo que te obsesiona te desconecta de la vida-, el filme tiene únicamente dos grandes personajes. Y no le hace falta más, ya que ambos llevan el peso de la trama.

El acierto de los guionistas recae en las personalidades opuestas de ambos. Mientras que Joe es un tipo bastante soso, al menos inicialmente, 22 es todo un huracán. Se le presenta como si fuese un niño, en algunos casos repelente, sabelotodo y muy inquieto, capaz de sacar de quicio a cualquiera que esté cerca de él. Joe, sin embargo, vive encorsetado, con la idea fija de que cada alma tiene un propósito, confundiendo la chispa que cada uno de nosotros tenemos -en su caso, tocar el piano- con nuestra función o propósito en la vida.

aspectos técnicos sobresalientes. Desde el punto de vista visual, Soul es una maravilla que, está dividida en dos partes.

Por un lado, Nueva York, dibujada a la perfección, con unos matices que en algunos planos pareces estar observando una foto o imagen real de la famosa ciudad. Por otro lado, el mundo del más allá, con formas y trazos más sencillos, como queriendo separar el mundo material del intangible. En este último, distinguimos a su vez dos ámbitos, el de la creación y preparación de las almas, con colores muy amables, cálidos y la parte donde los místicos y las almas perdidas transitan, bastante más oscura.

La música de Trent Reznor, Atticus Ross y Jon Batiste ponen el broche perfecto a una obra maestra del cine de animación. Un título diferente dentro del cine de Pixar, quizá con un enfoque más adulto que alguna de sus predecesoras, pero muy disfrutable por todos los públicos.

Uno de los aspectos negativos con los que se encontró el filme en su estreno fue el de aquellas voces que lo señalaron como poco apropiado o difícilmente asequible para los ojos de un niño. Sin embargo, a través de esos ojos -y al igual que pasa con 22 y Joe-, seguro que los más pequeños sacan lecturas diferentes a las nuestras, pero muy sabias. Una de esas lecciones debe ser vivir cada minuto. Para eso estamos aquí, y ese debe ser nuestro propósito.

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