Todas las películas de Christopher Nolan causan una atracción en mí para poder hacerme sentir que las he entendido. Ya comenzando con Memento y su divertida memoria de pez hasta llegar a Interstellar y su magia espacio-temporal.

Así que la expectativa para ver la última, estrenada en plena pandemia, era tanta que no esperé a que la colgaran en ninguna plataforma de streaming y la alquiler por 5 euritos

La decepción ha sido la mayor que me he llevado últimamente en una película. No solo era compleja, era prácticamente incomprensible y, lo peor de todo, es que NO QUERÍA ENTENDERLA. A partir de la escena en la que le dispara a su mujer ya dije que me cansaba de intentar entenderla y solo me iba a quedar esperando la siguiente escena espectacular, sin querer entender bien por qué sucedía.

Además los protagonistas no ayudaban. Desde la sílfide altísima de la protagonista que transmite poquísimo y que tiene la menor de las tensiones sexuales con el mucho más bajito héroe de la película, el cual por cierto no tiene siquiera nombre. Solo Kenetth Branagh aterra con su mirada fría, a veces diría que retocada por ordenador para parecer más aterradora, salva el cast.

En fin, una película de la que solo me gusto la idea inicial pero que para mi está mal desarrollada, pero por lo menos, es muy original.

Clásico entre los clásicos pero que hay que ver..y cuando mejor que en Navidad. Un malo malísimo contra un bueno buenísimo, el bien contra el mal y el mal pierde, porque es Navidad. La generosidad de la gente es la catarsis que necesitamos para lanzarnos a llorar como magdalenas y salir con ganas de apuntarse a una ONG.

Películas necesarias para sobrellevar las miserias de la vida. Feeling good movies.

Destacar a la bellísima Donna Reed que transmite la calma necesaria que el manojo de nervios de su marido necesita.

Una película correcta y entretenida pero sin más. Con escenas absolutamente increíbles como buena película de Disney pero la que mas esa en la que un grupo de soldados recién entrenados son capaces de vencer sin ayuda a los avezados y curtidos guerreros Rouran. O que alguien capaz de convertirse en pájaros y llena de magia muera por una simple flecha.

La película está adaptada a los niños y, a pesar de haber muertos a mansalva, ni una sola gota de sangre se ve en escena.

Interesante por otro lado saber que la protagonista hizo el 90% de su trabajo sin dobles.

Estéticamente bonita como no puede ser menos, no aporta gran cosa a la historia del cine y pasará al fondo de armario de la memoria solo como un buen rato y una aportación a la culebrilla general.

En el 68 en Paris todo estaba permitido, y si no, se podría experimentar con ello a ver que pasaba. Era un ambiente parecido al de la movida madrileña.

Soñaban nuestros protagonistas en que los esquemas habituales, los principios universales se pueden cambiar y nada hay sagrado mientras no hagas daño a nadie.

Bellísimos cuerpos en plena juventud buscando un sitio en el mundo, buscándose a si mismos en el mejor ambiente y en la mejor ciudad para hacerlo en esa época.

La placidez de no hacer nada. Quiero cambiar el mundo pero me da pereza empezar así que me dedico simplemente a pasármelo lo mejor posible.

Curioso estreno de Eva Green en el cine, con una película de alto voltaje erótico, pero naif al mismo tiempo.

Abandonas la película con una agradable sensación de elogio de la pereza y de la belleza física de la juventud

Toda la crítica hace spoiler del final así que apenas puedo escribir aquí que Sospechosos Habituales es una de mis películas favoritas de todos los tiempos.