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España España · Madrid
Críticas de Áralan
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Críticas 82
Críticas ordenadas por utilidad
9
20 de diciembre de 2015
147 de 201 usuarios han encontrado esta crítica útil
Terminada de haberla disfrutado hace escasamente veinte minutos, la sensación es la de haber visto algo grande, desde la espléndida fotografía que te coge de las tripas desde el primer fotograma, pasando por la crudeza de las escenas (inolvidable ya la de la primera batalla y la lucha con el oso) hasta las interpretaciones, donde DiCaprio da un nuevo recital en una consecución de primeros y primerísimos planos enmarcados en panorámicas boscosas, montañosas y fluviales de quitar el hipo.

Y Tom Hardy da la réplica a un magnífico nivel.

La historia (seca, cruda, realista y real) versa sobre dos temas ancestrales: la supervivencia y la venganza. Aquí, al contrario que en los western clásicos, no hay blancos buenos ni indios malos; aquí, al contrario que en los western "modernos" estilo Bailando con lobos, no hay indios buenos ni blancos malos. Aquí solo hay gente tratando de sobrevivir en un mundo áspero que los humanos hacen más cruel con unos actos que acarrean consecuencias. No hay justicia, solo acción-reacción. No hay honor, solo sed de sangre. Sin embargo, en este infierno que el propio hombre crea, la venganza y la supervivencia son lo único que puede hermanar a unos hombres heridos (como demuestra la magnífica secuencia del bisonte derribado y devorado a cuatro manos por quienes unos segundos antes no veían nada más en su existencia).

Iñárritu no da ningún respiro. Al mejor estilo de Shakespeare o Canción de hielo y fuego, es mejor no encariñarse con ningún personaje. Lo que pasa es la vida, no la idealización de la existencia o de cómo debería ser. En esa vida, DiCaprio nos ofrece estrategias de supervivencia (alguna toma puede recordar a El Imperio contraataca, por cierto. Sí, sí, a Star Wars... y sabréis cuál) que ríete tú de lo que has visto hasta ahora mientras Iñárritu lo filma desde su propia perspectiva, que a mí me parece de lo más adecuada y con unos hallazgos de mucho alcance.

En definitiva, una gran historia, una magnífica puesta en escena, alguna que otra metáfora visual acertadísima, un guion donde priman y se encumbran los silencios (no quiero decir que el texto sea malo, solo que los silencios son mejores) y unas interpretaciones soberbias.

Sí, sí. Quiero decir que, en mi humilde opinión, nadie debería perdérsela. Dicho de otra forma: me ha gustado.

Mucho.
Áralan
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5
11 de enero de 2010
103 de 122 usuarios han encontrado esta crítica útil
Al comenzar la cinta, los primero que me llamó la atención fue la naturalidad y las impresionantes actuaciones de la chica protagonista (Carey Mulligan) y de su padre (Alfred Molina). Cuando la cinta avanza algo más, sencillamente no me estaba creyendo la evolución de la relación entre este seductor y vividor treintañero con cara de Peter Sarsgaarg y la chica de dieciséis años, que ciertamente aparenta ser muy madura para su edad (es capaz de entablar conversaciones de música, de saber comportarse en sociedad y todo lo que conlleva la vida adulta). Todavía me creí menos la reacción de los padres ante esta relación. Y, desgraciadamente, para variar (¡viva el tópico!), es una relación que desemboca en lo que desemboca.
Mi sentimiento de extrañeza se vio aligerado cuando alguien más listo que yo me dijo que a su abuela la presionaron desde muy joven para casarse con alguien bastante, bastante mayor que ella ya que, aunque una educación básica era bien vista (por muy avanzada que fuese), que una mujer fuese a la universidad era una meta secundaria ante la perspectiva de que un marido te solucionase la vida.
Y esta es la parte que más me gusta de la película: ese dilema tan moderno ante el que una adolescente, asaltada por el glamour, la moda, la fiesta... lo divertido, debe optar entre eso o algo que va a ser mucho más aburrido, va a conllevar más esfuerzo y no tiene beneficios inmediatos: la cultura y la formación personal, precisamente, lo que más me gusta de esta inolvidable chica de 16 años, donde reside la mayor parte de su atractivo.
Ante ello, debe tomar una decisión. Siempre se ha de tomar una, y una detrás de otra, aceptando los errores, aprendiendo de ellos y no culpando a los demás de las elecciones propias (en esta parte casi final de película se comporta, sin duda, como una chica de 16... o menos). Habrá decepciones y alegrías, claro. Ríe o llora entonces, pero sigue adelante.
Y la chica aprende una de esas lecciones que no se enseñan en la escuela y que podía haber sido una de sentido contrario o de otros muchos sentidos.
Una película que merece la pena por la actuación de los personajes y varias partes de la historia, pero que dudo mucho que vuelva a visionar.
Áralan
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6
16 de enero de 2023
177 de 275 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si The Banshees of Inisherin pretende ser una parábola sobre la guerra civil irlandesa acaecida a principios del siglo XX, tiene mucho que aprender de las bíblicas tanto en desarrollo como, sobre todo, en la conclusión. Claro que una guerra civil entre hermanos o amigos rompe las relaciones de forma abrupta; claro hay una lucha entre un amor que no se quiere perder ante las decisiones de una parte y que solo cuando te matan lo más querido reaccionas con violencia ciega; claro que en una guerra se dan acciones extremas para evitar congraciarse y todo se vuelve lanzar lo muerto a la cara (o a la puerta); e incluso los mediadores (la hermana, los gentes del local) suelen ser desoídos porque pesan más otras razones, las más de las veces desatinadas. Pero mientras las parábolas deben ser creíbles, esta se va al extremo y pierde parte de su poder.

Si la película pretende ser una reflexión sobre cómo reaccionamos ante la muerte, también se queda a la mitad. Años de hablar sobre naderías y la muerte se acerca. Carpe diem, Tempus Fugit y solo se desea hacer algo que perdure. Todo muy griego clásico, también. Crisis existencial. Rompo con todo lo anterior. Aquí también se queda a la mitad porque, ¿para qué quieres que algo perdure si no vas a estar ahí para verlo? Porque tu obra seguramente muera contigo, como en el 99% de las creaciones humanas. Pero hay que intentarlo, supongo (sigue en spoiler 1).

Si la película pretende ser una reflexión sobre el suicidio, pues también queda a la mitad. Gente con depresión que coquetea con el suicidio (sigue en SPOLIER 2). De nuevo, faltan datos.

Y tampoco es muy entretenida (tampoco se hace pesada), ni es comedia, ni te ríes ni te emocionas durante el 50% del tiempo.

Eso sí, los paisajes son la pera, Collin Farrel lo hace fenomenal, las gentes del lugar están muy bien representadas y, en general, se deja ver. Pero también sé que no la volveré a ver.

Espero que a la gente le guste mucho más que a mí.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Áralan
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7
15 de diciembre de 2022
187 de 300 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me gustan las películas sencillas, que no simples. Ahí tenemos la primera trilogía de Star Wars, sencilla como ella sola. Buenos, malos, princesas, héroes salvadores... ganan lo buenos. No hay giros. Te lo ves venir de lejos. En la segunda (la mejor) y en la tercera los buenos y los malos son los mismos, de nuevo hay maestros Jedi viejos y los esquemas, igual. Incluso en la tercera hacen explotar otra estrella de la muerte casi con por el mismo método. Porque Star Wars, como Avatar, nunca fue de guiones meticulosos, sino de historias emocionantes y grandes efectos especiales que nunca se habían visto y que te hacen preguntarte cómo diablos han podido hacer lo que tienes delante de tus narices.

Avatar es sencilla, pero no simple. Los mismos alienígenas, pero ahora todo está más centrado en la familia, a la cual se le dedica un tiempo importante de la cinta para que puedas empatizar con ellos (y yo no soy muy familiar) y que te importe lo que les ocurre en la traca final de la última hora de película, de lo mejor que he visto en cine de acción en los últimos años. Boquiabierto e impresionado como un niño cuando de pequeño vi pasar el destructor estelar de Una nueva esperanza por encima de mi cabeza, de verdad; el mismo villano, pero alienizado, y los mismos malos (una compañía) con el mismo esquema: quieren cargarse ese mundo para conseguir sus recursos Puedo parecer lo mismo, pero es diferente.

De nuevo, el mensaje ecológico (más necesario aún que en 2009) pero esta vez centrado en el mar. James Cameron nos abre el mundo de Pandora, que es el mismo pero parece otro. Se recrea en él para que tú también llegues a amarlo, te importe. Vuelos e inmersiones con animales, escenas submarinas de recreo... El tiempo pasa volando mientras disfrutas de todas las maravillas que pasan ante tus ojos. Ellos aman ese entorno y tú también, por eso no quieres que nadie lo dañe. Te pones de su parte por lo que ves, sientes y casi vives sin que te vendan un panfleto o te den tediosas explicaciones; y, perdonad, pero esto hay que verlo en 3D. Nada que ver con verlo en 2D. Del HFR ya no hablo, pero que sea en 3D. Había muchos (pero muchos) momentos en que se me olvidaba que todo era digital, que los Na'vi no existen, así de realistas son las escenas. Increíble todo lo que el director ha conseguido a nivel técnico. Todo de premio y sin competencia. Nunca el agua en plano cerrado había tenido tanta naturalidad. Cada fotograma es una obra de arte. Otros, despectivamente, lo llamarán salvapantallas, pero es que hay salvapantallas que son obras de arte. Así, durante unas 3 horas y cuarto en la que se me ha olvidado hasta mear. No sabía las ganas que tenía hasta que la película ha acabado.

En interpretaciones, Zoe Saldana se lleva la palma, y eso que es un personaje digital, así que imaginad lo que se ha mejorado la técnica de captura facial y el nivel de detalle.

En resumen, para mí Avatar: el camino del agua ha sido una experiencia emocionante y una lección de técnica de cine como hacía años no vivía. Hace reconectar con nuestro yo niño, ese que alucina en colorines por lo que ve antes de que el cinismo y la pedantería lo entierren. Conozco muchos casos de estos últimos, y por aquí ya ha aparecido alguno que pone verde a quien no tenga sus gustos, porque él forma parte de la reserva intelectualoide de occidente y el resto solo podemos venerar sus palabras o somos ciegos, sordos e idiotas. Pero dejemos a los narcisistas y volvamos a Avatar. Es algo peor que la primera, y mira que Cameron está especializado en mejorar originales, como Alien's y Terminator 2), y también he echado de menos a James Horner, tristemente desaparecido. He salido del cine al triste y gris mundo terrestre sabiendo que la volveré a ver (esta vez en IMAX para apreciarla todavía mejor).

Espero ansioso que llegue la tercera en 2024 y este mundo se abra aún más y la narrativa haga lo mismo.

En fin... que ahí lo dejo.
Áralan
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7
26 de diciembre de 2017
77 de 92 usuarios han encontrado esta crítica útil
Dentro del mundo del deporte, del cine, y del espectáculo en general, nos encanta tanto crear leyendas como destruirlas. Con la familia ocurre lo mismo. Muchas veces, a quienes menos soportas es a quien has adorado desde pequeño, con quien has convivido. "Quien más te quiere, más te hará sufrir", dicen. O algo así.

Pues de esto va esta cinta: sobre una patinadora "amada" y golpeada por su madre, por su marido, por una masa llamada público, por una crítica especializada (esa que dice saber de lo que habla aunque los criterios estéticos anden en las mismas antípodas que las estrellas o puntos que asignan) y por la vida.

Con una cámara que no para quieta y en base a un montaje dinámico, asistimos a los "amores", las hostias y los odios que esta patinadora tuvo que sufrir antes, durante y después del "incidente" que la puso en el punto de mira de toda la sociedad estadounidense. Primero fue "amada" y golpeada por una madre dura y seca interpretada por una espectacular Allison Janey (¡qué recuerdos de El ala Oeste de la Casa Blanca!), luego por su violento novio y marido (un correcto Sebastian Stan) y, finalmente, por unos jueces que admiraban su patinaje pero cuyas puntuaciones para las clasificaciones locales y olímpicas tenían casi más en cuenta su vestimenta y su volátil vida personal que su técnica. Sin embargo, cuando consigue hacer lo que ninguna patinadora había hecho hasta entonces, público y crítica se rinden ante ella; empiezan a conocerla, a adorarla. A servirse de ella.

Desgraciadamente, llega el incidente. Y ahí cambia todo, incluyendo la película. Y el público. Y Margot Robbie. En la mejor interpretación de su carrera por la cantidad de registros que maneja en una única cinta, la vemos pasar de adolescente vulgar e hija sufriente a esposa maltratada y patinadora constante amargada en las derrotas y eufórica en los éxitos. Y suma y sigue. La vemos hundirse con la crítica de unos medios que la habían encumbrado para terminar haciendo del "incidente" pura carnaza televisiva, independientemente de si pasó lo que pasó o no.

Gracias a estas dos estupendas actrices, la película se libra de lo que de otra manera podría haber sido catalogada como "una película del montón". Sinceramente, no es una película de virguerías técnicas ni de originalidad cinemática o cinematográfica, por más que conjugue falsas entrevistas con realidad, hablar a cámara al estilo de House of Cards, algún falso plano secuencia y que los efectos especiales de Margot Robbie "patinando" estén bastante bien. Es una película de interpretación. De actrices. De ellas. Ellas hacen todo aunque haya algún bache narrativo en el ritmo allá por los cuarenta minutos de película que dura más de lo necesario. La película habría estado perfecta con quince minutos menos. Se recupera también por el cambio a "thriller" en el que desembocó el rocambolesco incidente y que da una nueva oportunidad a todos (y todos y todas lo aprovechan) para seguir evolucionando intepretativamente con la película.

En definitiva, I, Tonya se ve muy bien pero que me deja la misma sensación que me dejó Dallas Buyers Club en su día: qué buenas actuaciones, la historia es interesante... pero temo que de aquí a dos años tendré que hacer esfuerzos por recorar el título, no así a las actrices.

Pero sí, creo que nadie sentirá que pierde el tiempo visionándola.

Es mi opinión.
Áralan
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