Y es que hacer una película como esta debería serlo. En el principio y casi la mitad del film tenemos un argumento que, sin ser espectacular, al menos es entretenido, claro está si ignoramos a Cage pues su actuación brilla por su ausencia. Pero el interés de la historia decae con el paso de los minutos hasta llegar a un final que, sin coherencia, nos muestra un escaparate de efectos especiales poco agraciados y un decorado que casi dan ganas de llorar. Por si todo esto fuera poco, y algo quedara de nuestra cordura, intentan darle una explicación a lo que ocurre que hace que todo se vuelva aún más absurdo cuando lo creíamos imposible. Y es que pienso que con esta película el director buscaba una venganza contra los espectadores igual que el encargado de caracterización lo hizo con Cage al ponerle la peluca con la que nos deleita. Muere monstruo muere... porqué no te haría caso...

Después de tantas versiones como se han hecho de las obras más famosas de Shakespeare, es difícil que el espectador no las mire con lupa. En esta ocasión, el resultado pasaría hasta el más minucioso examen, pues el director ha sido más que fiel al plasmar la historia. Pero poco me ha importado decorado, vestuario o música, pues sus protagonistas han eclipsado todo lo que les rodeaba. Con una actuación excepcional me han transportado a sus más íntimos pensamientos y el doblaje, en castellano, ha hecho que cada palabra se clavase en mi alma. Me han arrancado las lágrimas en los momentos más intensos y despertado mi indignación cuando lo requerían. Nada tengo que decir que no sean halagos y recomendarla a todo aquel que guste del teatro, el género. Shakespeare hizo una gran obra y Oliver Parker ha hecho una gran película.

... si viera esta película. Sin pies ni cabeza, nos presentaran un batiburrillo de magia y sangre que solo consigue hacer que el tiempo se nos haga eterno hasta que llega el único momento interesante: los créditos finales que nos indica que todo ha terminado. En un intento de construir una historia de terror, veremos un desfile de típicas escenas y manidos diálogos, con Ron Perlman que pasa sin pena ni gloria por este instituto que bien podría haberse quedado cerrado y que hace pensar si no hay otros proyectos mejores en los que gastar el presupuesto.

En esta ocasión los demonios aburridos que entran en cuerpos de devotas personas no son los protagonistas, y visto el panorama, casi hay que dar las gracias. Lo que esta película ofrece es algo típico, porque a pesar del título en castellano, la historia se centra en la casa. Pero más allá de una casa encantada, veremos unos personajes bien llevados, y unos momentos de tensión que merecen una oportunidad de aquellos amantes del género. Las escenas de terror, a veces más desagradables que aterradoras, se regodean en los movimientos de cámara extraños y las formas borrosas. A pesar de todo, una humilde cinéfila, ha disfrutado viéndola, pues después de las películas que salen desde hace unos años y que denominan "de terror", se echa de menos una donde los sobresaltos gratuitos no sean la estrella.