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Críticas de TerrorWeekend
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Críticas 1.842
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
4
23 de febrero de 2024
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tras el suicidio de su mentor, el psiquiatra James Martin debe asumir la misión que este dejó sin cumplir: determinar la locura o la cordura de un asesino múltiple que dice llamarse Nefarious y ser un demonio. Tras el juego del gato y el ratón entre el psiquiatra y el preso, Nefarious será ejecutado en la silla eléctrica o internado en una institución psiquiátrica. Las fuerzas se ponen en juego y antes de las once de la noche, siniestros sucesos tendrán lugar.

Nefarious arranca dinámica e interesante, aunque todo este principio es muy deudor de El Silencio De Los Corderos, con la llegada del protagonista a la cárcel y los primeros compases del “enfrentamiento” que tendrá lugar entre los dos protagonistas principales. El arranque de los diálogos también es rápido; como si de un partido de ping-pong se tratara, el turno pasa del preso al psiquiatra y viceversa.

Hay ideas interesantes a lo largo de este primer tercio que, como si de una obra de teatro se tratara, la relectura de la historia de la humanidad bajo el prisma de un demonio que tiene muchas quejas acerca de Dios y su supuesta “no beligerancia”. El libro en el que se basa Nefarious, The Nefarious Plot de Steve Deace, trata acerca de la creación y ascenso de Estados Unidos desde un punto de vista (muy) conservador, ya que el propio autor – con la voz de “su” demonio – avisa de los problemas que traerá el ascenso de la izquierda para la nación; sin haber leído el libro, independientemente de ese tono a conservadurismo, los comentarios destacan su capacidad de contar la historia de Estados Unidos con gran sentido del humor… Algo de lo que carece la adaptación a película llevada a cabo por Chuck Konzelman y Cary Salomon, dos tipos bastante peligrosos si atendemos a sus guiones anteriores: Dios (no) está muerto que trata sobre las dialécticas entre un chaval muy cristiano y el ateo de su profesor, y el panfleto antiabortista Unplanned, apadrinada por la productora evangélica Pure Flix.

Si partimos de aquí, encontramos joyitas a lo largo de Nefarious: ese tono grave con el que el demonio recuerda al psiquiatra sus “pecados” como dejar que su novia fuera sola para abortar ya que a él no le molaba tener hijos, o que hizo la eutanasia a su madre para quedarse con su dinero… Uff. No hay terror en Nefarious, sino una alargada conversación en la que, de pronto, se sale al exterior con personajes como el alcaide de la cárcel que hace una apasionada defensa de la pena de muerte aunque el acusado esté como unas maracas; entre los personajes solo faltaba un miembro de la asociación del rifle para tener el repoker del terror retrógrado en Estados Unidos.

La dirección de Konzelman y Solomon es competente e incluso brilla en las secuencias de la ejecución, pero todo está al servicio de la “palabra” y eso resta puntos. Sean Patrick Flannery se pasa con sus guiños, porque unos dicen que su personaje está tarado y él asegura tener el alma petada de demonios; Jordan Belfi tiene un palo metido en el recto durante parte del metraje, y el resto pone cara de sufrimiento extremo. Tom Ohmer es el alcaide y solo le falta escupir tabaco de mascar para ser más duro. El locutor radiofónico y conservador Glenn Beck aparece en el epílogo de Nefarious, solo para dejar más claro el mensaje de la película: Dios te ama, sé bueno.

Cuidaos de las películas de cristianismo extremo reconvertidas en películas de terror, son ovejas disfrazadas de lobos feroces.

https://www.terrorweekend.com/2024/02/nefarious-review.html
TerrorWeekend
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5
21 de febrero de 2024
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Los faros tienen un algo atrayente, para qué negarlo, puede utilizarse para el bien salvando barcos o para el mal si lo apagas cuando las embarcaciones están cerca de la costa y les dejas a ciegas para que se destrocen contra los acantilados.

Un faro es un escenario muy sugerente, pero hay que saber utilizarlo de forma correcta. ¿Lo habrá logrado la directora Ángeles Hernández?

Tras la trágica muerte de su mujer, este arquitecto y su hija se refugian de la tristeza y la culpa en el faro familiar, que se encuentra en el rincón de esta paradisiaca isla que, como cada invierno, se queda vacía.

Cada noche el faro se enciende e ilumina los alrededores, pero en su interior mora una presencia que ronda a la familia, que puede ser buena o mala… Aunque tal vez las mayores amenazas vengan del exterior.

Ángeles Hernández buscaba una historia de terror cuyo motor fuera la culpa, una culpa que levantará muros entre los protagonistas y les impidiera hablar acerca lo que les ocurría. Pero vaya por delante que aunque la intención es buena Faro se va un poco de madre ya que los tres guionistas, la propia Hernández junto a David Matamoros y José Pérez Quintero, crean enormes de guion al intentar meter demasiados elementos – la hija, el padre, el primo, las desapariciones, el tono familiar, el fantasma – que obliga a la historia a saltar entre el drama, el thriller, una historia de fantasmas clásica imbricada con un coming of age e incluso jugueteos con el elemento social… y cada uno de estos géneros resta al otro.

Los guionistas parecen acordarse del fantasma cuando necesitan hacer de bisagra en la historia, acumulando elementos de ruido continuo y jumpscares al tiempo que rozan un J-horror muy resultón gracias al moho, las algas y todo ese elemento de podredumbre que asola el lugar… pero realmente el espectador no siente la amenaza en cualquiera de estos momentos, ya que una secuencia lleva a la siguiente y sucesivamente mientras personajes dicen frases lapidarias como la tendera interpretada por Noelia Blanco quien suelta perlas estilo “ese faro no trae nada bueno”, “debería salvar vidas y hace lo contrario”, sin que tenga continuidad o peso en la historia.

¿Obedece todo esto, junto con la trama del chaval desaparecido, a continuas reescrituras de guion que hacen perder el norte? O ¿Es tal vez el miedo de los productores a un producto puro de terror que espante a los espectadores? En ese sentido a la película le falta foco ya que salta de forma caprichosa entre el mundo adulto y adolescente sin decidirse por uno de los dos.

A nivel puesta de escena, Ángeles Hernández se mueve con soltura (aunque abusa de los planos aéreos cada vez que los personajes se trasladan de un lugar a otro) acompañada por la gran labor de la directora de fotografía Gina Ferrer cuya paleta de colores es impresionante al generar esos dos mundos condenados a jamás entenderse como la tierra firme y el mar.

A nivel actoral, Faro va más justito ya que Hugo Silva se nota un poco perdido ante una joven muy potente a nivel imagen como es Zoé Arnao; el tercero en discordia, Sergio Castellanos, interpreta al primo y aunque da bien de físico su papel es terrible mientras Irene Montalá funciona siendo el motor de la historia

Tal como nos enseña Faro, la culpa es un gran motor que empuja a reconciliarse, matar, cometer locuras… La culpa suele llevar consigo un punto de drama que suele funcionar dentro del terror, pero nunca cuando la historia da tantos bandazos y se pasa de frenada.

Imposible terminar sin el recuerdo para un clásico olvidado, una película también ambientada en un faro y con muchos puntos en común con Faro, y que debería haber servido como espejo para la película que nos ocupa: Paperhouse de Bernard Rose.

https://www.terrorweekend.com/2024/02/faro-review.html
TerrorWeekend
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6
6 de febrero de 2024
5 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los perezosos de tres dedos son unos asombrosos mamíferos que habitan en zonas tropicales del continente americano. Su amorosa apariencia, así como sus característicos movimientos nos han encandilado en múltiples documentales, sin embargo, su presencia en la ficción es prácticamente inexistente (me viene a la cabeza la película de animación Zootrópolis en la que un perezoso protagonizaba los mejores chistes de la película). Slotherhouse, o Perezoso Amoroso, viene a cubrir ese hueco, y quién sabe si ha abierto las puertas de una nueva franquicia.

Emily Young, estudiante de último curso, quiere ser elegida presidenta de su hermandad. Adopta un simpático perezoso, pensando que puede convertirse en la nueva mascota y ayudarla a ganar, hasta que una serie de muertes implican al perezoso como principal sospechoso de los asesinatos.

Castores zombis (Review), ovejas asesinas, osos cocainómanos (Review) han sido algunos de los animales exóticos que han poblado el cine de género en los últimos años. Ahora es el turno del perezoso, un animal de apariencia amable que se viste de asesino implacable en este slasher cómico con aroma a serie B. Ambientada en el mundo de las fraternidades universitarias, Slotherhouse homenajea a numerosas películas. Desde el título, un juego de palabras que hace referencia a un clásico del género como Slaughterhouse (El Matadero), hasta referencias (poco sutiles) a títulos como La noche de Halloween, El Resplandor e incluso E.T.

Lo mejor de esta alocada película es el diseño del perezoso. Es un acierto que no incluya casi ningún retoque digital (recuerdo algún plano puntual de CGI). Dan ganas de abrazarlo y en todo momento deseas que acabe con todos los humanos que aparecen en pantalla. Incluso con la insulsa protagonista. Me gustaría comprarme uno, pero el manido mensaje de la película me ha dejado bien claro que no hay que sacar a animales exóticos de su hábitat natural.

El reducido metraje del largometraje juega a su favor aunque he de señalar que Slotherhouse no tiene la mala baba que cabría esperar. Para mi gusto la película hubiera ganado muchos puntos con alguna escena gore (las muertes resultan un tanto sosas) y mostrar algún que otro desnudo masculino o femenino, algo habitual en el cine que retrata ambientes universitarios. Se nota que han querido obviar estos aspectos para mantener la calificación “no recomendada para menores de 13 años”.

En definitiva, es un título sin muchas pretensiones para disfrutar entre amigos acompañados de alguna cerveza mientras esperamos a que llegue Cocodrilo Fentanilo.

https://www.terrorweekend.com/2024/02/perezoso-amoroso-review.html
TerrorWeekend
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6
6 de febrero de 2024
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
La premisa de esta película es tan delirante como indica su título. En esa simple frase, ya se resume el germen de lo que estamos a punto de ver: una persona compra una moto vampiro, y no hay ticket de devolución posible. Estamos ante una obra divertida y, sorprendentemente, dotada de bastante calidad, que falla sobre todo en que le sobran minutos.

A Noddy le encantan las motos, le gusta comprarlas y repararlas en su taller para luego dar una vuelta con su novia. Su nueva adquisición es una Norton por la que ha pagado un módico precio, pero desde que esta moto ha entrado en su vida, unos misteriosos y sangrientos asesinatos empiezan a tener lugar a su alrededor…

Este desvarío fílmico que nos ocupa está dirigido por alguien que nunca más hizo cine. Se trata de Dirk Campbell, que luego se dedicó a dirigir series de TV infantiles. Curiosamente, Yo Compré Una Moto Vampiro tiene mucho de naif e infantil, una moto con colmillos, un señor al que le huele mucho el aliento a ajo, unos personajes torpes y simplones… Hay algo inocente en todo el conjunto, aunque la película no escatima en sangre que, por cierto, está muy mal hecha. Entre los actores, tenemos que destacar a Anthony Daniels en el papel del cura, el legendario C3PO se sumaba a esta locura en un papel muy protagonista hasta el final.

Yo Compré Una Moto Vampiro tiene eso que nos gusta tanto cuando vemos serie B añeja: cariño y desparpajo. Podría tener lugar en Tromaville sin desentonar lo más mínimo, y, como tal, es de esas pelis que despiertan afecto y fandom a su alrededor. Parece que al decirse que es serie B se la coloca en un lugar menor, y se le presupone una calidad sospechosa, pero en este caso estamos ante algo que podría ser hermano de El Vengador Tóxico y que no desmerece en comparación con pelis que se creen mejores.

Lo peor de la película no tiene que ver con todo esto, sino con el hecho de que dura demasiado. Una vez que nos acercamos al desenlace, parece que nunca llega. Se le podrían recortar 20 minutos y el chiste, en conjunto, tendría bastante más gracia.

Quiero acabar diciendo que pudimos disfrutar de la película con un amigo motero, que nos contó que la peli es conocida en esos círculos. Así que lo dicho, un motero que se precie tiene que ver esta película, y un amante del género, también.

https://www.terrorweekend.com/2024/02/yo-compre-una-moto-vampiro-review.html
TerrorWeekend
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2
5 de febrero de 2024
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Hay algo que destaca en los títulos de crédito de Buffy, La Cazavampiros: el nombre de Joss Whedon en el guion, actores renombrados como Donald Sutherland o Rutger Hauer y Hillary Swank en uno de sus primeros papeles; sin embargo, la segunda – y gracias a dios, última – película de Fran Rubel Kuzui es un desastre se mire como se mire.

Buffy es una de las triunfadoras de este high school: animadora de lujo, novia del capitán del equipo de baloncesto y encima es una de las elegidas para planificar uno de los bailes del último curso. ¿Qué podría salir mal?

Pues dos cosas: el lugar ha sido elegido por Lothos, un vampiro milenario, para anidar y convertir a los humanos en vampiros… y que Buffy es la última de una legendaria cadena de cazavampiras con grandes poderes para eliminar a los chupasangres.

¿Dejará Buffy la carrera de animadora por la de cazavampiros?

¿Quién es el máximo culpable de este descarrilamiento de trenes, aparte de injerencias de producción que obligaron a reescribir el guion con el rodaje en marcha? Tal vez el fail más flagrante lo encontramos en la directora de casting, Johanna Ray, quien da el papel de Buffy a Kristy Swanson, una terrible actriz que ya se nota muy justa durante unos títulos de crédito donde deja claro que el baile no es lo suyo, pero el miscasting continua con Luke Perry, en aquel momento al alza gracias a la serie 902010 Beverly Hills, y que aquí interpreta al nerd de turno que hará tándem con la caza vampiros. La nula química entre Swanson y Perry hace que el rollito “buddy movie” jamás funcione. David Arquette interpreta uno de sus primeros papeles antes de ser descubierto con Scream, y su papel es tan exagerado que disimula lo pasadísimo que está interpretativamente; Paul Reubens (AKA Pee Wee) hace su primera aparición tras haber hundido su carrera con un arresto por exhibición pública, y debería hacer gracia pero solo da pena. Por la parte “clásica” encontramos a Donald Sutherland y Rutger Hauer, aunque el primero decidió ignorar el guion e inventarse sus propios diálogos – lo que genera mucha extrañeza a lo largo del metraje -, mientras Rutger Hauer siguió poniendo clavos al ataúd de su carrera.

Todo lo anterior daría igual si la directora Fran Rubel Kuzui hubiera estado sembrada tras la cámara, pero su dirección es tan mortecina que se hacen eternos los 85 minutos de duración y solo en contados momentos se nota más suelta, curiosamente cuando los personajes están sentados y hablan entre sí; años después, Rubel Kuzui purgó su pecado al ser productora ejecutiva del Buffyverse, con las series Buffy the Vampire Slayer y su spin-off Angel. Otros elementos que fallan son la terrible música de Cartel Burwell y la insulsa fotografía de James Hayman, a mitad de camino entre los neones de los años ochenta y las series televisivas de dónde provenía el director de fotografía.

Todo aquel que conozca la carrera de Joss Whedon reconocerá sus características como el tono ligero y jocoso, los rápidos diálogos, relaciones interpersonales y el aire pop que impregna la historia… Pero también es cierto que todo lo anterior está tocado de muerte, tan tocado que Whedon abandonó el set de rodaje de la película y jamás volvió… Pero gracias a esto, cinco años después se puso en marcha la serie de Buffy, The Vampire Slayer y la historia de la televisión jamás volvió a ser la misma.

(Nota adicional para completistas: años después el guion original de la película fue adaptado a comic por el propio Whedon en lo que se conoce como Buffy Año Uno y donde añadió unos capítulos puente entre la película y la serie televisiva)

https://www.terrorweekend.com/2024/02/buffy-la-cazavampiros-review.html
TerrorWeekend
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