"Die Spinnen" fue una película ideada por Lang en dos partes. La primera sería rodada en 1919, y por desgracias, la segunda sería rodada en la misma época que "El gabinete del doctor Caligari", negándole a Erich Pommer, productor del clásico expresionista, el director que consideraba más idóneo. De todas formas, el gabinete dejó su impronta en "Die Spinnen" compartiendo una parte del staff creativo.

En "Die Spinnen" se asientan totalmente todas las bases del cine de aventuras, incluyendo héroe chulo y chocarrero, némesis del héroe con asociación criminal poderosa a su espalda, pasadizos, selva, indígenas, sacrificios y mucha acción.

En esta primera parte el corte se hace muy acentuado, está clarísimo que no pretendía ocultar, cinematográficamente hablando, la existencia de una segunda parte, dejándote con ganas de ver la segunda parte y algo dolido por los sucesos ocurridos.

Película de aventuras sin más, entretiene lo suficiente, sorprende con un ritmo bien llevado y destacan los escenarios Incas que se fabrican, pareciendo que realmente estás allí.

Lo malo son los lapsus idiomáticos que hay, donde incas y americanos se entienden a la perfección, la ñoñería de algún momento romántico y lo confusas que pueden llegar a ser las escenas de acción.

Utilizando la subida del nivel del mar como símbolo del paso del tiempo, te verás atrapado en la soledad del protagonista, que durante toda su vida fue, poco a poco, obligado a ir haciendo pisos para evitar que el agua le comiera su hogar. Tras varias decenas de años, lo que en su momento fue una casa grande y llena de vida se irá encogiendo, al igual que sus sueños y aspiraciones, para acabar solo en una habitación y con poco más que sus recuerdos.

Para los que habéis visto “Up” os diré que este hermoso cortometraje es la antesala del repaso por la vida del viejo que se marcan al principio del filme.

Triste metáfora sobre la vida y su triste final.

En poco más de un minuto este corto te convence de la voluntariedad de la vieja para dejar este mundo. Da pena, quieres que se vaya.

Luego, la medicina se pone a trabajar y evita lo natural, la muerte. Normalmente sería un momento alegre, normalmente es lo que todos esperamos, pero en ese primer minuto magnífico ha conseguido disuadirnos de la idea generalizada que asume el morir siempre malo. El resto del corto es una constante ir y venir de vida y muerte, perfectamente animado y muy gracioso.

Gran cortometraje que tenía imposible ganar el Oscar por decantarse claramente a favor de la eutanasia.

Hay películas que parecen haber sido hechas sin guión, sobre la marcha. Otras parecen montadas a contrarreloj, como si la sala de montaje estuviera alquilada por una hora y no hubiera presupuesto para más. También he visto películas donde cada escena estaba rodada con total descuido, a trompicones, esperando que surgiera el talento de unos actores carentes de él.

Pues todo este conjunto de carencias definen a la perfección lo que es “Alucarda” para mí. Una película mal hecha, que intenta tirar del carro con un ambiente “maligno” a base de grititos de ultratumba, una niña vestida de negro que se enamora de mujeres, y sobre todo, intentando hacer de la blasfemia algo aterrador.

En el 77, en un México inocente y muy religioso, quizás ver corretear a dos niñas diciendo “Satanás es mi amo”, “Lucifer es el dios de mi mundo”, “Dios es débil” y demás palabrería ensalzando la figura del Diablo y recriminando la actitud de Dios acojonara en la época, o al menos diera la sensación de estar viendo algo grotesco, pero hoy en día, queda absolutamente ridículo.

Aunque la idea fuera errónea, si el desarrollo hubiera sido decente, tal vez me hubiera creído un poco más a Alucarda, su amiga y demás plebe demoníaca, pero los sucesos van acaeciendo sin orden ni lógica, con secuencias que se saltan la armonía natural de un filme.

Ricardo III fue hecha un año antes de “El nacimiento de una nación” y es la copia más antigua de una película creada por la AFI (American Film Institute), aunque no llega a los límites narrativos del film de Griffith.

En 1996 un coleccionista privado encontró la copia y está fue donada a la AFI para su futura actualización. En 2001, fue editada en DVD, con la colaboración de Ennio Morricone que acompaña esta superproducción con una sinfonía creada para la ocasión y que mantiene un pulso perfecto con cada sensación que debe transmitir la película.

Hablando de la película, afirmo que sorprende mucho encontrarse con una superproducción de 1912, con decenas de extras, decorados, aunque repetitivos, grandiosos y toda ua escenografía de lo más cuidada. La cámara aún se mantiene demasiado estática, como aún no se hubiera sacado el lastre del teatro, pero con pequeños detalles que denotaban ya un intento de dar vida a la cámara. Me viene a la cabeza la secuencia de la coronación de Ricardo III, donde la comitiva entra por el lado izquierdo y es seguida por la cámara hasta donde se coronará al malvado rey. También me fijé en el uso de un zoom ligero para aumentar la sensación de cambio o peligro con la llegada de Francia de Earl of Richmond. Sorprende el uso de la superposición de planos para crear fantasmas, que tan famoso hizo a "La carreta fantasma" de Victor Sjöström o que tanto sorprendió en los cortos de Chomón.

Detalles que corroboran el lento pero inexorable paso del cine-teatro al cine actual.
Aparte de las curiosidades cinéfilas, la película es bastante entretenida y nos deja uno de los personajes más cabrones que ha habido, y uno de los primeros en pasar al mundo del celuloide.