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España España · Málaga
Críticas de Paco81
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Críticas 16
Críticas ordenadas por utilidad
4
22 de enero de 2022
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una panorámica, fantasmalmente flotante, abre la película con una escena del interior de un caserón grande a oscuras, con las ventanas cerradas y lleno de trastos y objetos, lo que denota que se trata de un espacio deshabitado a saber cuanto tiempo. La música, acertadamente atonal, nos sumerge en la atmósfera desde el principio, sabiendo al instante que esto va de terror. Finalmente, concluye con el plano hacia la escasa luz que llega de una ventana, donde atisbamos que la casa, en la que ya presentiamos una presencia, va a tener nuevos inquilinos. A mi juicio, esta protocolaria escena inicial es lo mejor de la película, y ésa es la pena, que lo que prometía ser una absorbente "ghost story" termina siendo una película considerablemente cutre y modesta hasta el extremo.

No es que no haya otros momentos con ligero interés: la inquietud de las noches, los momentos ambiguos, el misterio de puertas y sonidos... realmente, pequeños atisbos de lo que pudo ser una buena película de fantasmas, y que demuestran el oficio de John Llewellyn Moxey que, no obstante, con un material tan precario no pudo hacer más. Tampoco vamos a quitarle responsabilidad, claro. La dirección de actores es realmente mediocre, aún contando con una actriz de renombre como Barbara Stanwyck, con la que al año siguiente Llewellyn Moxey trabajaría en la también modesta pero sí más lograda A Taste of Evil (en España, La presencia del diablo). La fotografía es de este tipo de fotografía mala en la que en la oscuridad no se ve nada. Quizá peor es recurrir a la noche americana, como era habitual en las pequeñas producciones de los 80, pero tampoco hay nada bueno que señalar de una fotografía apagada, de escasos recursos y sin estilo, propia seguramente de un rodaje rápido. Quizá un rodaje rápido impidió también un guión más extenso, porque la burda rapidez con la que sucede todo creo que sólo puede tener esa explicación. Si en el cine los romances suceden a una excesiva velocidad, lo de esta película es meter el turbo a 1.000. Pero, más allá de estas generalidades, lo que denota un trabajo mal hecho es el poco cuidado a los detalles. Por ejemplo, cuando ves que un actor que va a atacar a otro se está esperando a que otro intervenga.

Con todo esto dicho, el desarrollo del filme uno lo ve sin entusiasmo, fácilmente cayendo en la modorra, aunque sin caer en el aburrimiento total, llegando a mantener un mínimo interés que hace que pueda ser ligeramente entretenida. Esto no quita que la cierta sensación de haber perdido el tiempo queda tras el visionado, pudiendo optar a muchísimas películas de casa encantada antes, pues ésta no aporta nada. En su época, siendo un telefilme que habría gente que encontraría en televisión, pudo tener sentido. Pero ya una década después, con la invasión del VHS, poco aliciente, más que la curiosidad como la mía por una obra de Llewellyn Moxey, quedaba para ver una película con apuntes de interés pero que no consigue salirse de lo cutre.
Paco81
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5
9 de enero de 2022
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Slasher de culto, lo cuál no termino de entender, y es que para muchos es una notable película de terror, dándole notas de 7 y 8, lo que, debo decir, me parece fantástico, porque si algo me gusta es ver la pasión con la que la gente disfruta del género, así que el que bastante gente de quienes disfrutan del terror ochentero le tengan cariño a esta película es algo que me parece genial. Pero yo no puedo decir esto de un filme que me ha parecido realmente burdo.

Me resulta difícil, a estas alturas, tomarme en serio una película con la clásica imagen caricaturesca de un psiquiátrico. Esta parte, la inicial de la película, es la peor por ello, y es que afortunadamente, eso sí, luego se deja de tonterías y arranca. El problema es que todo está hecho a brocha muy gorda, es decir, cada personaje representa una única cosa, siendo muy unidimensionales, y esto se debe, también, a la falta de elaboración de los diálogos, algo que por desgracia era muy habitual en mucho cine de los 80. Y no es que yo me ponga muy exquisito si la película no pretende destacar en este apartado, pero al menos un mínimo, que no sean diálogos que parecen de niños pequeños conversando.

Sin embargo, esto no es todo, y es que aunque la dirección de Jack Sholder consiga al final hacer suficientemente disfrutable el filme, también tiene unas cuantas torpezas, y es que su ritmo es tosco, como si las distintas escenas no estuvieran bien enlazadas entre sí, sin conseguir un buen "crescendo" de la tensión como hace el buen cine de terror, resultando un tanto anti-climática. No obstante, como dije Sholder también está acertado, y creo que el gran acierto de esta película es sobre todo cuando se convierte en una película de terror psicológico. Esto es importante porque marca el rumbo que, mucho más adelante, seguiría el Home Invasion. Es decir, se juega con lo que no se ve. Se sabe que la casa va a ser invadida, encontrándonos con una especie de asedio, y de primeras se nos oculta la amenaza. El grupo de dementes que antes conocimos pasa a estar en las sombras. Anteriormente ya teníamos algunas películas que hoy llamariamos Home Invasion, pero Solos en la oscuridad (1982), con su mezcla de terror psicológico, slasher y resistencia ante una amenaza externa, marcaría el estilo que años después se pondría de moda en el Home Invasion. Así que sólo por esto ya se le puede tener aprecio a esta película, aunque a mí me resulte más un lo que pudo haber sido.

Por lo demás, destacar a su reparto, claro, con Donald Pleasence, Jack Palance y Martin Landau, que teniendo en cuenta los diálogos tan pueriles y los personajes tan desdibujados que les han otorgado, saben sacarle todo el interés posible siendo uno de los atractivos del filme. También hay algo de "ambiente ochentoso", que le da el encanto de la época, con un alocado concierto punk. Otro aspecto a señalar es su resultona banda sonora de sintetizadores, y poco más destacable añadiría. Tiene sus virtudes que hacen que me parezca genial que bastante gente la disfrute, y es que cumple como "terror de palomitas" con la que disfrutarla en compañía, pero en mi caso sin entusiasmarme.
Paco81
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7
22 de noviembre de 2021
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
El joven Dario Argento de los años 60 estuvo envuelto en los movimientos sociales de la época e, incluso, vivió el mayo francés. Sin embargo, su cine no sería conocido por ninguna abierta postura política, aún cuando, para quien sepa verlo, pueda interpretarse cierta visión sobre la sociedad. Esta película es, no obstante, la excepción, y es que de por sí es la gran excepción en su filmografía con una obra que no se encuadra en el thriller o el terror. Realmente, en los inicios de su carrera Argento pensaba en hacer films de diversos géneros, aunque finalmente se especializara en el cine de terror felizmente para los que somos aficionados a éste, gozando de una filmografía repleta de gemas del género. Pero, realmente, esta La quinta jornada (1973) no es una película impersonal como podrían pensar algunos, sino la visión del autor de un filme de comedia histórica.

Podemos ver el estilo del director en este filme, tanto en su manera de rodar como incluso en sus temas. Así pues, nos encontramos con la característica realización del director en la que los espacios son importantes. El propio Argento es uno de los escenógrafos en sus películas. Aquí un protagonista son las calles, esas calles dominadas por los insurrectos. Algo que solemos ver en las películas de Dario Argento es a gente caminando, lo cuál dota de vericidad a los escenarios y nos sumerge en ellos, y aquí hay mucho de esto. En una ocasión, tenemos un pequeño plano secuencia de una caminata. La elegancia con la que Argento realiza sus panorámicas se encuentra aquí. La realización en interiores, en las casas, también goza de una buena puesta en escena que nos proporciona una buena inmersión. Además del estilo de dirección, como dije también encontramos temas habituales del director, como son la crueldad de la violencia y el lado oscuro del ser humano, de hecho contados con especial fuerza al ser su película más política. Esto debiera hacer ver a algunos que Argento no es un mero sádico, aunque cuál Goya busque el deleite visual en sus escenas de violencia. Creo que Dario Argento tiene bastante de "niño perverso", algo palpable en sus películas de terror pero incluso en una película como ésta también, presentando las situaciones más retorcidas con un trasfondo de violencia y sexo.

Su estilo de comedia bufa puede resultar algo pesado y, además, su mezcla de tonos le da un aire enrarecido al filme que no gustará a todos, y es que la trama según avanza va volviéndose más oscura (no es tan diferente al resto de películas del realizador, ¿verdad?). Aquí es conveniente hablar de lo referente a la cuestión política. Como dije, Dario Argento en su época como tantos jóvenes tuvo una visión comprometida con la política pero, aquí especulo, aún manteniendo unas ideas críticas a la autoridad como se muestran en este filme, creo que después debió verlo más desde la distancia, en primer lugar porque la política no sería un asunto relevante en su cine y, en segundo lugar, porque su única película abiertamente política huye del maniqueismo, algo que sólo se puede hacer desde cierta distancia. Es muy fácil invocar la Libertad y la Patria pero, cuántos crímenes se cometen en torno a éstos, y sobre ello orbita este filme. Si uno busca información sobre los hechos históricos en los que se desarrolla esta película, las Cinco jornadas de Milán, en la que los milaneses se sublevaron contra la ocupación austriaca, encontrará relatos heroicos, demandas de libertad, lucha por la soberanía nacional... sin embargo, Dario Argento opta por contar la parte oscura de todo esto. Todos sabemos que las revoluciones y las revueltas, al permitir la impunidad, provocan lo que provocan. Y, al final, siempre es la imposición de unos intereses particulares sobre otros, y he aquí la inteligencia de Argento para no caer en el burdo maniqueismo. No por casualidad el protagonista del filme es un ladrón, no es un personaje "limpio" pero sí resulta útil para aportar un punto de vista "neutral" de la historia, al ser alguien que no encaja en ninguno de los dos bandos. No deja títere con cabeza, ni los dirigentes ni los aristócratas ni la Iglesia ni el manipulable pueblo sublevado son mejores que un vulgar ladrón.

La historia es una pequeña aventura que, para algunos, puede no llevar a ninguna parte, por ser un ir de allá para acá y terminar siendo una especie de sucesión de "sketches". Llamativo es que para una película ambientada en 1848 en algunas escenas cómicas se utilice, ¡música electrónica!, lo que le da un aire más surrealista si cabe al filme. El compositor, Giorgio Gaslini, se encargaría después en Rojo oscuro (1975) de los temas de Jazz, pero por diferencias con Argento no de la labor principal en la banda sonora, destinada al grupo Goblin. La quinta jornada (1973) fue la película que Argento realizó entre la gran trilogía del giallo, rodada entre 1969 y 1971, y la que sería la pieza maestra del giallo, Rojo oscuro (1975), una obra de tal calibre que cualquier otro giallo parece poca cosa a su lado y que puede decirse que cerró por todo lo alto la etapa de mayor apogeo del género. Posiblemente ésta fuera la película que definitivamente hizo que Argento no necesitase salirse del cine de terror, para felicidad de los que somos amantes del género, quedando La quinta jornada (1973) como una "rara avis" en su filmografía pero siendo un ejemplo de lo que hubiera hecho el director incursionando en otros géneros. Bien que así sea para que hayamos podido disfrutar de una de las mejores filmografías dedicadas al thriller y al terror, sin desdeñar esta notable película.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Paco81
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7
4 de julio de 2021
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Como tantos, la razón por la que visioné esta película se debió a que es vendida como "la película del grunge" y no porque sea un seguidor de la comedia romántica. No obstante sabía que no es una película sobre música y, por tanto, no he tenido ningún tipo de decepción. Aun así, el rock alternativo es un elemento importante en el filme que se ha cuidado mucho, por lo que su título de "la película del grunge" es merecido, tanto porque no hubo otra película dedicada al género como porque Cameron Crowe se preocupó de representar bien la "escena Seattle", estando en la banda sonora, e incluso con cameos en la propia película, los grupos más importantes de la escena, a excepción de Nirvana, cuyo título original de la cinta estaba tomado de una de sus canciones, como la gran ausencia, y es que ya se sabe lo peculiar que era Kurt Cobain.

Aunque se trate ante todo de una película de temática romántica, otro aspecto que refuerza su representación de la escena de Seattle es que uno de los personajes, interpretado por Matt Dillon, es un cantante "grunge", con los miembros de su banda interpretados por los miembros de Pearl Jam cuando el grupo aún no tenía este nombre, y es que este filme se realizó justo antes del "boom" del grunge por el éxito del Nevermind (1991) de Nirvana, cuando el rock alternativo se convirtió en "mainstream", si es que es posible este oximorón. Es por eso que una película pequeña como ésta que estaba aguardando distribución fue rápidamente lanzada y vendida como "la película del grunge" tras el éxito de Nirvana, con la paradoja de ser la gran ausencia de la cinta.

Particularmente le encuentro mucho atractivo a las películas que realizan un retrato generacional, en este caso sobre la Generación X. Esto, incluyendo la música, le da un fuerte valor histórico al filme. Es como viajar al pasado, aunque para quienes tenemos una edad sea un pasado, el de los 90, que hemos vivido. Los 90 ya quedan lejos y son vistos, por mucha gente, como una época de nostalgia al igual que los 80 tan de moda hoy día. Es por tanto una época ya bastante diferente a la actual, y una película como ésta que refleja tanto su momento te hace viajar a esa década.

Otro acierto del filme es su reparto, ya que el casting es importante en una película tan coral. Lo más parecido a un protagonista es el personaje de Campbell Scott, muy adecuado en el papel, así como a destacar el personaje de su ex, y novia del "grunge", interpretado por la "roba-planos" Bridget Fonda con su encanto habitual. El tono de Cameron Crowe es amable, por eso destila cariño hacia sus personajes en contraposición hacia el desprecio con el que son tratados los personajes en muchas comedias. Es decir, aquí no hay la mala leche de los hermanos Coen, o de los hermanos Farelly, o tantos otros. Esto es una comedia ligera con un aire de simpatía. Puede achacársele al filme, eso sí, que la mayoría de personajes son, si no unos estereotipos, sí al menos bastante sencillos, aunque es parte del cierto aire de caricatura que tiene la película. Sin embargo, creo que los diálogos están bien escritos, rehuyendo la pedantería, tan propia del cine de Hollywood en donde es habitual tratar de sorprender con frases inverosímiles.

En definitiva, Solteros (1992) es una notable comedia dramática de historias cruzadas con la temática común del amor antes de que su director hiciera sus películas más recordadas con Jerry Maguire (1996) y Casi famosos (2000), y que refleja bien una época y sobre todo la escena musical de Seattle que, carambolas del destino, se hizo "mainstream" justo tras el rodaje de la película, quedando como un documento histórico muy interesante.
Paco81
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7
2 de junio de 2023
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Soy uno de los entusiastas seguidores del cine de Dario Argento, y como tal he lamentado la decadencia de su carrera, que no nos engañemos; decadencia que resulta más pronunciada por su extraordinario nivel en los años 70 y 80. Todas las películas de género que hizo en ambas décadas son, sin excepción, de sobresaliente o casi. Una época dorada más prolongada que la de prácticamente cualquier otro director de cine de terror. Así pues, aunque en los 90 prosiguió con unos destacables filmes, el cierto bajón pudo parecer más grande por agravio comparativo. Para unos la última gran película de Argento fue Opera (1987) o incluso alguna anterior, para otros fue El síndrome de Stendhal (1996) y para quienes abren más el abanico, entre los que me incluyo, es Insomnio (2001), lo más cercano que hizo a un "fanservice". Después empieza su decadencia más profunda, y aunque reitero que son películas que parecen peores de lo que realmente son por el bagaje del director, sí hay que admitir que su cine del siglo XXI baja hacia unos niveles preocupantes. Esta "etapa mediocre" son sólo tres películas, pero cada una muy dolorosa: La madre del mal (2007), que no es tan mala como se suele decir pero como tardía conclusión de la trilogía de las brujas es realmente decepcionante. Giallo (2009), más floja pero tampoco es tan mala, aunque en esa fina línea en la que Argento ha caminado sobre el ridículo tuvo un tropezón aquí que la hizo caer en la comedia involuntaria. Y Drácula 3D (2012), ésta ya muy indefendible, y es que como se empezaba a ver en su El fantasma de la ópera (1988), las adaptaciones de clásicos del terror no son lo suyo. Lo peor es que el filme resulta un tanto aburrido, algo inédito en su director incluso en las dos anteriores películas mencionadas, que no dejan de ser suficientemente entretenidas. Así que con el me temo que merecido fracaso de Drácula 3D, han tenido que pasar 10 años para que Argento estrenase un nuevo filme. Hay, sin embargo, en esta etapa, una película que he omitido, El jugador (2004), que creo que es bastante menor pero que en su modestia cumple sus pretensiones. A este nivel compararía esta Dark Glasses, que es lo mejor que ha rodado su director desde Insomnio en cierta discusión con este filme de 2004.

Para sus seguidores es una buena noticia que esta película retome el giallo, aunque con reservas, es decir, estas tramas de investigación tan "juguetonas" que encontrábamos en sus filmes más clásicos no están aquí, que en este sentido recuerda más a El síndrome de Stendhal (1996). Esta película creo que continúa bastante la línea que seguía en los años 90, incidiendo en personajes atormentados, algo que ya estaba antes en su filmografía pero en lo que empezó a profundizar con sus películas de los 90, quizá por conexión con sus protagonistas interpretadas por su hija Asia, que tiene un papel secundario en esta Dark Glasses. Hay que tener en cuenta esto porque si uno lee la sinopsis de la película pensará que se retoma la idea de El gato de las nueve colas (1971), y es verdad que se retoman ideas de este filme como protagonista invidente ayudado por un personaje infantil o que el asesino es mayormente un estrangulador, además de que el descubrimiento de su identidad resulta poco relevante, sin juego de "whodunit" en este sentido. Pero estilísticamente es muy diferente, lejos del complejo thriller que era ésta y centrándose en la psicología de la protagonista. Esto no es un problema pero por ejemplo está lejos del "fanservice" de intriga juguetona de Insomnio, por lo que hay que tener cuidado con las expectativas que podemos tener los seguidores del director. Por el contrario, se incide en el peso dramático y el personaje protagonista está bien trazado y se empatiza con éste como es habitual con los protagonistas de los filmes de Argento, algo no poco importante entre tantas películas de género con protagonistas que no nos importan nada. La dirección de actores es algo burda como es habitual en su filmografía, salvándose pese a ciertas carencias los principales y cayendo más en lo ridículo en los secundarios, pero por suerte no nos encontramos nada esperpéntico como Giallo (2009).

Si la parte thriller es bastante suave, por fortuna la cosa mejora con la parte como filme de terror. Aunque lejos de sus mejores momentos, el trabajo con una atmósfera siniestra es mejor que el de su "triada" mediocre (recuerdo: La madre del mal, Giallo y Drácula 3D, donde echamos de menos la potente atmósfera de su director). Se consigue que sintamos la angustia de su protagonista y, como en el mejor giallo, como se establece una sensación de alerta constante. Dario Argento siempre ha sabido dotar de un halo siniestro a lo cotidiano: un pasillo, un callejón, una casa, etc. Nuestra propia mente interpreta como aterrador lo que en otro contexto nos parecería lo más normal, y en este sentido se agradece como se retoma logradamente la atmósfera de terror psicológico. Queda cierta sensación de "esto ya lo hizo antes, pero mejor", y en spoiler explico un ejemplo. Considero relevante señalar esto antes que los asesinatos, que de manera más simplista es con lo que se quedan muchos aficionados al género. En esta ocasión no hay muchos asesinatos, que además son escenas breves aunque, eso sí, con la brutalidad de siempre, y creo que es algo intencionado para centrarse más en la atmósfera tenebrosa. La identidad del psicópata no sólo no da mucho juego si no que hay poca "mística" sobre su figura, quedándose en un psicópata genérico más, quizá por como señalé antes centrarse en la protagonista, aunque una cosa no era incompatible con la otra. Como es habitual, el principio es potente y el filme "pasa rápido" por la fuerza con la que Argento imprime a su ritmo. Muchos dicen que la parte final es un bajón pero yo no la veo tan mal, si bien lo deseable es que hubiera sido más potente. En conclusión, lejos de su mejor época, tenemos con Dark Glasses al menos un filme digno de su realizador.
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Paco81
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