La primera vez que Peter Jackson se tomó a sí mismo en serio. El resultado, técnica y artísticamente, sobresaliente. En cuanto al contenido, la historia aporta más al resultado artístico que al disfrute del argumento en sí, por tratar de entrar en el mundo adolescente de manera radical, sin pensar del todo en la empatía del espectador adulto, que (al menos en mi caso) se queda con las ganas de saciarse emocionalmente con un trasfondo tan potente. A pesar de ese pequeño defecto o desequilibrio, se disfruta e incluso por momentos transmite bastante. Me parece que tiene un estilo inteligente y elocuente, si no muy personal (porque puede beber de cineastas previos), sí con sensación o apariencia de legitimidad propia, de que Peter Jackson deja aquí un sello inconfundible.

Otro ejemplo del buen hacer de Clint Eastwood tras las cámaras: Sobriedad elegante en la realización, temática tratada con sensibilidad, y ritmo tranquilo pero no lento. Toda la trama resulta interesante y por momentos moderadamente emotiva. Eso sí, políticamente correctísima. La historia resulta quizá demasiado increíble pero claro, ¿quién puede negar que ocurrió así? Quiero decir, por muy buenas que fueran las intenciones y muy valioso Mandela, que todo resulte tan impoluto partiendo de una base tan marcadamente racista... Como mínimo, alguna mancha debería esperarse en la historia, algo que la haga más creíble. En cualquier caso, un mensaje muy, muy positivo. Otro gallo nos cantaría a todos si actitudes así se vieran más a menudo, superando (que no olvidando) disputas históricas que impiden el avance hacia un fin común.

Creo que la película pierde intensidad en el partido final, al margen de que a mí no me guste el rugbi. Sobre el campo de juego las escenas están muy bien rodadas, pero creo que no transmiten; los planos intercalados de gente viendo el partido en diferentes lugares resultan rutinarios, muy manidos de miles de películas anteriores, y con extras poco convincentes (o esa es mi sensación); también sobra la típica y recurrente cámara lenta con el balón volando por el aire. Todo ese partido se hace demasiado largo.

El resto, en mi opinión, intachable e interesante.

Una película muy bien rodada, muy notable en prácticamente todos los apartados técnicos, con buenos ingredientes en su historia, en general buenas interpretaciones (especialmente Rachel Weisz) y con algunas escenas loables (sobre todo la última). Tercio final de la película razonablemente bueno.

Una película con un montaje de escenas y un ritmo poco atractivos (sólo engancha lo justo para no perder el interés de la historia, pero por los pelos), un estilo demasiado artificial o superficial, una mezcla de ideas no demasiado bien conectadas y una importante sensación (por mi parte, claro) de falta de emoción en la mayor parte del metraje; no me transmite ese profundo mensaje esperado (simplemente lo entiendo, pero no me cambia el estado de ánimo). Primeros dos tercios de la película, aceptables con calzador, algo mediocres y por momentos tirando a aburridos.

Primera vez que una película de Amenábar no me deja con la boca abierta... si exceptuamos algún bostezo que otro. Pero en general es un trabajo interesante. Decepcionante, pero interesante. Lo mejor, las investigaciones astronómicas y la mencionada escena final. El resto (temática sobre religión y tolerancia), bien pero demasiado obvio y manido.

La película que más he disfrutado de Eastwood en mucho tiempo, y me atrevería a decir que una de mis favoritas de él. Una joya en la que vemos a un Clint puro y entregado al 100%: Guión (original, algo cada vez menos común), dirección, producción y papel principal; en todas estas facetas deja su impronta y su estilo. Sobre todo como director vuelve a narrarnos una historia a la perfección, al tiempo que nos conmueve con una temática en principio rutinaria y muy vista ya, pero que él logra hacer impresionante. Pero también como actor está genial: muy bien construido su carácter, nos hace que sintamos una inicial mezcla de odio y pena, luego nos hace reir, y finalmente empatizamos con él. Creo que perderse la que probablemente sea su última película como actor es un grave error; además de que su despedida sobre el escenario es apoteósica.

El desenlace de la trilogía es sencillamente inigualable, en todos los sentidos. Son tantísimos los aspectos diferentes que confluyen en este final, desde los más humildes y emotivos a los más ampulosos y épicos, que resulta milagroso que algo tan enorme no se desborde. Sólo Peter Jackson parecía capaz de lograr este auténtico clímax de más de tres horas de duración.

Personalmente, no he visto nunca una película que me haya impresionado tanto, ni mucho menos que siga haciéndolo tantas veces vista después. Una apoteosis de cine a todos los niveles.