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Críticas 164
Críticas ordenadas por utilidad
Críticas ordenadas por utilidad
8
28 de agosto de 2018
48 de 57 usuarios han encontrado esta crítica útil
Efectivamente, hay algo en propuestas como "It" o "Stranger Things" que huele a cartón piedra, a 80 recreados según sus versiones fílmicas, idealizadas, y no a partir de una visión más realista y fiel de la realidad, de lo que fue ser adolescente durante aquellos años, unos años, sin duda, de veranos bonitos, pero también de hechos siniestros y de niños desaparecidos.

Lo primero que llama la atención es que los personajes son menos prototípìcos: no está "el listo", "el manitas", "el gracioso", etc. En realidad todos ellos son unos pringados, que comparten los subidones hormonales propios del momento y que se encuentran con un follón de la hostia en su propio pueblo y en pleno verano. Más cercanos, alguno de ellos -el gordito del pelo rizado, por ejemplo-, podría haber sido cualquier amigo nuestro de los quince años.

La trama engancha, está muy bien llevada y no tiene ninguna voluntad de irse por lo fácil. Otro punto más, en el que quizá sobra tan solo ese "intento de romance" entre el protagonista y su vecina buenorra, muy llevado por los pelos y poco creíble.

Pero en definitiva, una película que podríamos llamar ya "ochentera crepuscular", más centrada en las sombras que en las luces, divertida pero no "de buen rollo" (más y más escabrosa a medida que avanza), de sensaciones agridulces, como la vida misma, porque no todo fue tan perfecto ni tan bonito.
Glasshead
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2
26 de marzo de 2023
120 de 205 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo que más me molesta de los dramas rurales de nueva hornada española es que están manufacturados por urbanitas que lo más cerca que han estado del campo han sido algunos fines de semana que se han ido de excursión o cuando van en vacaciones a la finca de los tíos. Desconocen por completo la vida fuera de la metrópolis pero no dudan en ponerse a grabar una película sobre ella y claro, las cosas salen como salen.

La película nos presenta a un par de pijos de Barcelona que deciden cambiar de vida e irse a vivir a la masía que acaba de heredar la chica. "Barcelona ya es solo para turistas", dejan caer en plan crítica, pero lo cierto es que esto es así por gente como ellos, que tienen en propiedad varios pisos herencia de su familia y que se dedican a explotarlos sin dar un palo al agua. Sí, amigos, rentistas puros y duros, parásitos sociales que aquí se nos presentan como dos jóvenes idealistas que van a vivir al campo a "reencontrarse consigo mismos".

La pareja protagonista es muy dispar y no pegan ni con cola. Un enanito de medio metro que es casi una réplica exacta de Frodo Bolsón pero con una verruga entre ceja y ceja. Y Vicky Luengo, que se supone que es un (no tan) joven valor por algún motivo que desconozco pero que tiene voz, hechuras y actitudes de perroflauta adinerada y con demasiada afición por los porros.

En fin, se van a vivir a la masía y pronto queda claro que Frodo Bolsón es un idealista que quiere mantener las esencias de la vida en el campo y que la idea de la chica es convertir la masía en un chill-out para sus amiguetes (la gente de campo es muy fea). Yo había leído que esta película era un western, pero ya me dirá alguien por qué. Principalmente, es un aburrimiento constante, de ritmo lentísimo (las dos horas de metraje parecen cuatro) y que mezcla temas sin orden ni concierto con una voluntad de análisis profundo, sí, tan profundo como las ideas de tu amigo Paco el del bar.

Enseguida los personajes empiezan a evolucionar. Eso sí, no siguen un desarrollo lógico o marcado por los acontecimientos. Todo es un poco random y nunca sabes muy bien a qué atenerte con ellos, porque están desastrosamente construidos. Sabes que a Frodo le ha dado por estar en el bosque y mezclarse con los jornaleros, con especial afición por los magrebíes (que por algo vota a Ada Colau). Los trabajadores autóctonos y los, eeeh, inmigrantes en estado irregular, no se mezclan ni hablan entre sí, porque cualquiera sabe que en el campo son todos una panda de xenófobos. Pero ahí está Frodo para poner orden y concierto y para trabajar recortando corcho aunque no haga maldita la falta.

En cambio, la chica prefiere quedarse a su bola en la masía, obsesionada quién sabe por qué con arreglar un depósito que está hecho fosfatina desde la ampliación del estado de confinamiento decretado por Dios sobre Noé y los suyos en el Arca. Vicky Luengo logra una interesante y alternativa interpretación, fundamentada en mosqueos con su marido y en miradas perdidas en un primer plano que dan todo el rato la idea de que se está volviendo loca y de que va a cometer algo chungo. Pero no, esto no ocurre, de modo que debo entender que he sido yo quien no ha sabido ver el fascinante debate que tiene lugar en su interior y que el director ha intentado plasmar a base de machacones planos de este estilo cada vez que ella aparece después de cabrearse con su marido (unas doscientas cincuenta ocasiones en todo el filme).

El argumento da un poco igual, porque es tonto, simplista y errático hasta decir basta. El guion está trabajado con desidia y con la mente de un niño de cuatro años que se cree un genio pero que en realidad va ligeramente atrasado con las cartillitas para aprender a leer. Las frases que sueltan los protagonistas a veces son de vergüenza ajena, y al bueno de Frodo Bolsón le caen en suerte unas cuantas. Con especial mención a esa escena de conflicto en la que el director trata de imitar (u "homenajear") a Perros de Paja, para convertir en terror rural lo que hasta entonces es un bodrio indefinible, y que genera una alta dosis de vergüenza ajena cuando comprendes que está hecha en serio, que no esconde ninguna parodia, que es así y punto.

No es este el único caso de guionista poco dotado. Como todo mal guionista, en la película aparece un burro al que le dan unos minutos de plano y comprendes enseguida que es el típico recurso barato, sí, amigos, ese pobre burro va a acabar mal para hacer avanzar el guion (en qué dirección, eso ya es harina de otro costal). Podríamos citar también la fiestecita del final, con una escena donde Vicky Luengo se marca una interpretación que optaría a situación más absurda, ridícula y dura de ver por la vergüenza ajena que ocasiona, ya que no viene precedida de una serie de motivaciones que te puedan explicar qué narices le pasa a esa chica. Por no hablar de la conclusión, en la que se cierra el círculo del ridículo, del sinsentido y de las frases sentenciosas y estúpidas de las que tan orgullosamente hace gala esta película.

La verdad es que me he puesto de mala leche escribiendo esta crítica. El cine español tiene un enorme problema (quizá compartido con otros países, no lo sé). Y es que solo puede rodar películas quien tiene mucho dinero y contactos. Y esto casi siempre solo ocurre si has nacido en una familia de bien. Y si estás en contacto con puestos de poder (también ocupados por pijos como tú) y puedes beneficiarte de subvenciones. Cuando esta gente filma sobre cosas que no conoce, o que conoce solo por encima, ocurre el desastre, que es lo que sucede aquí.

Ojalá podamos ver algún día en España un drama rural moderno honesto, rodado con talento y con conocimiento de causa. Quien espere encontrar algo de esto en Suro, mejor que busque en otra parte.
Glasshead
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1
18 de marzo de 2024
55 de 76 usuarios han encontrado esta crítica útil
Parece que hoy día baste con hacer una película visualmente "impactante" para que esta sea considerada por la borregada como una obra maestra de la ciencia ficción. Sin querer despreciar la importancia y el papel de las imágenes (por algo esto es cine), sí puedo decir que lo más importante es que la película tenga alma, vida e interés, cosas de las cuales carece por completo esta Dune 2.

Me cabrea soberanamente que se le tilde tan a ligera de obra maestra. Y me cabrea porque esto supone que cualquier payasada similar sea susceptible de convertirse en película de culto de la que todo el mundo te hablará pero que previsiblemente quedará olvidada en unos años, ya que de donde no hay, nada se puede sacar.

Bien, Villeneuve, tienes algunas buenas películas, pero esta sencillamente no se aguanta. Es un truño del tamaño de la torre de Babel.

Los personajes son monigotes, marionetas que tienen un papel asignado desde el principio y que no cambian. Paul Atreides no da la talla ni de coña. Es un niñato que solo sabe poner caritas de "enamorado" de vez en cuando y que nadie se cree que su cuerpo escuálido y desgarbado y su carita de niña puedan albergar el espíritu de un guerrero, de un profeta, de alguien destinado a cambiar el sino de un planeta. No me jodas hombre, no puedes poner de Paul Atreides a alguien que podría ser el integrante de una Boy Band. Por otro lado, sus decisiones no se entienden, son absurdas, no están bien explicadas. No quiere causar una guerra, pero de repente, de un día a otro, pasa de ser un mariposilla a beberse una poción y convertirse en una especie de yihadista radical. Totalmente estúpido.

Su "enamorada", la chica esta, eh... morena... pues sí, pone caritas que quedan muy bien en anuncios de un minuto pero que irritan cuando se pasa toda la película haciendo eso. Esta chica no sabe actuar, no transmite ninguna personalidad, su personaje está más vacío que una pasa podrida. Es... morena, y a algunos les puede parecer guapa. Punto. Su relación con Atreides no puede ser más artificial y empalagosa.

Otros personajes quedan absolutamente caricaturizados. El barón Harkonnen, que en la novela es un personaje siempre amenazante y afilado, aquí es un gordo patético, ridículo y sin ninguna relevancia. Podría desaparecer de la trama y no pasaría nada. Por no hablar del sobrino cachas-psicópata al que quieren poner como nuevo rey del planeta: tiene pinta de personaje de una película porno gay fetichista de los aliens. No le pidas más. Mención especial para Javier Bardem, al cual le queda muy bien el papel de tonto del pueblo (Fremen). Cada vez que interviene en pantalla, diciendo una chorrada con voz de oligofrénico, te dan ganas de reírte como si fuera una película de humor de Jaimito con chistes de Arévalo.

En cuanto al guion: mal trazado, mal planteado, mal plasmado. La película dedica mucho tiempo a tonterías sin relevancia, el ritmo se detiene muchas veces y no parece que se vaya a ninguna parte de modo que te aburres. No hay tensión, las cosas suceden sin más, porque toca, porque en la novela pasan. El bajón definitivo llega al final, cuando se acerca la GRAN batalla, la que va a poner las cosas en su sitio... y esta dura... un minuto escaso... de hecho, no hay batalla, hay un inicio y un final sin nada en medio. Un timo, vaya, como cuando alquilabas en el videoclub la segunda parte de yo qué sé, Batman o Terminator, y te colaban una versión turca.

Los efectos especiales están bien, las imágenes están bien, pero cansa tanto tono dorado y tanto rostro moreno de ojos azules, cual anuncio alargado demasiadas horas, en cualquier momento esperas que Paul Atreides se saque un frasco de colonia de bolsillo, se perfume y te diga "Dune Eau de Toilette, la colonia para hombres zarrapastrosos del desierto". Por no hablar de la música. ¿He leído que la banda sonora es sensacional? Mentira, es una basura. Son canciones morunas que de vez en cuando se elevan con sus cánticos para darte esa idea tópica de "desierto".

Joder me he enfadado mucho escribiendo, ¿por esta bazofia he perdido tres horas de mi vida?
Glasshead
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4
1 de noviembre de 2022
54 de 75 usuarios han encontrado esta crítica útil
Siendo un amante del género de terror, elegí esta serie de Netflix para hacer la maratón temática que suelo celebrar en completa soledad cada Halloween. Me la habían recomendado, esperaba pasarlo bien o al menos un cierta satisfacción, pero lo cierto es que me ha quedado un sabor de boca un tanto agridulce.

Empecemos por el maestro de ceremonias que abre cada capítulo, el señor Guillermo del Toro. El presentador de los relatos es un personaje muy importante en este formato, y por lo tanto el poco espacio que aparece debe dejar huella y tener cierto estilo (recuerden Creepshow o Body Bags). Aquí Guillermo del Toro, pasadísimo de donuts, no hace otra cosa que sacar objetos de un armario muy chulo que le ha tenido que costar un dineral, para luego dar paso al episodio. Entremedio, dice algunas generalidades para cubrir el expediente, pero sin ironía o carisma de ningún tipo. Después del segundo episodio te lo saltarás, porque no aporta nada.

Ahora hablemos de cada episodio, por orden de aparición:

El lote 36: no está mal, pero tampoco es que sea demasiado bueno. Correcto, sin más, para empezar la antología. Una historia normalita para presentar la imaginería típica de Guillermo del Toro con un final más o menos adecuado. Un tanto descafeinada.

Ratas de cementerio: el mejor de la antología, con bastante diferencia. Tiene a su favor una historia estupenda, una gran ambientación y atmósfera, un medido toque cómico y una duración de poco más de media hora que la hace disfrutable de principio a fin. Excelente.

La autopsia: un más que correcto episodio de parásitos alienígenas que le da un gran ambiente de mal rollo a la antología. Sucesos extraños en un pueblo en el que empieza a desaparecer gente, y que deben ser resueltos por el sheriff del condado y por el perito forense. Tiene el tono, el ritmo y las sensaciones ideales para una antología de estas características. Un bien alto.

La apariencia: el segundo episodio mejor logrado de esta antología. Posee un estilo kitch-distorsionado-grotesco que le pega muy bien a la historia, protagonizada por una de las actrices más feas que he visto en mi puta vida. En este caso el terror oscila más hacia la crítica social, y el final es sencillamente brillante.

El modelo de Pickman: aquí "Gabinete de curiosidades" empieza a meterse en problemas, ya que este capítulo es el primer bache importante. Esta rutinaria y funcionarial historia lovecraftiana habría hecho mejor en acortarse unos treinta minutos, ya que acaba resultando decididamente soporífera. No hay absolutamente nada que destaque ni que vaya a quedar para el recuerdo. Gris e insípida con ganas.

Sueños en la casa de la bruja: y vamos de guatemala a guatepeor. Enlazar dos episodios con este nivel tan bajo es criminal y seguro que aquí muchos han abandonado la serie, ya que además este episodio dura otra horaza. Empieza interesante, con los problemas financieros de la sociedad para la investigación psíquica inglesa de principios del siglo XX, ya que no logran investigar nada que no sea un fraude. Pero no hay nada más salvo un extremadamente infantil cuento de fantasmas plagado de decisiones absurdas, comportamientos erráticos y una ridícula bruja y su lacayo. Horroroso de veras, pero en el mal sentido de la palabra.

La inspección: Ni siquiera sé por qué se llama así este episodio. No entiendo nada de nada. La estética, sí, muy guay, setentera-ochentera, con música de sintetizador y todo muy molón. Y un grupo de personas de cualidades sobresalientes en su campo de trabajo (un médium, una científica, un músico y un novelista), que son convocados por un excéntrico rico. Aparte de la fotografía y de ese toque retro (del que acabas un poco hasta las narices a medida que avanza la hora sin que pase nada), la historia no tiene ni pies ni cabeza. Un timo como la copa de un pino.

El murmullo: también podría haberse llamado "el muermullo". Otra hora para una historia que podría haberse condensado en media y que muestra a un matrimonio ejerciendo en una casa abandonada el "apasionante" oficio de la ornitología. De ritmo lentísimo, casi asfixiante, se une el trauma personal de la pareja con una historia de fantasmas y el vuelo de los pájaros. En fin, no está mal, pero tampoco bien, la verdad. Digno de una telenovela de sobremesa, si acaso, pero poco más.

Y eso es todo. Dos historias bastante buenas, dos que están bien y las otras cuatro... pues mejor ahorrárselas. Hubiera sido mejor, en pro de una mejor calidad, acortar los episodios o bien su número. Porque a partir del cuarto, la antología ya no hay por dónde pillarla.
Glasshead
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8
15 de agosto de 2018
37 de 44 usuarios han encontrado esta crítica útil
Upgrade es una película con un simpático -pero no asfixiante- aire ciberpunk, que juega con una trama sin demasiadas pretensiones, pero lo suficientemente inteligente como para retorcerse sobre sí misma y dar lugar a un satisfactorio final.

Implantes corporales, peleas y diversión a destajo, tecnología y una insufrible e idiota policía en una película en la que, gracias a Dios, la corrección política ni está ni se la espera.

Es fresca, muy entretenida, no va a cambiar tu vida, pero sin duda da mucho más de lo que podría esperarse de una película de estas características. Consigue que cuando acaba no te sientas timado.

El protagonista, pese a todo, no acaba de convencerme -¿quizá le falta carisma?-, y lastra un poco lo que podría haber sido una película para el recuerdo.

Aun así, totalmente recomendable si no quieres partirte la cabeza ni tampoco sentirte un chimpancé.
Glasshead
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