El principal atractivo de la película es su trama centrada en los sueños y el uso de éstos. Tampoco hay que olvidar la cálida psicología de casi todos los personajes que hace de este filme un apetitoso dulce que te hace sonreír con las expresiones de la mayoría de ellos. Sin duda tiene una animación y estilo que se hacen muy agradables y agradecidos. Eso sí, la película no está exenta de algunos elementos oscuros, perturbadores y grotescos a los que nos debemos enfrentar si queremos entrar en el mundo de los sueños.

Volvemos a los sueños.

Otras películas han tratado los sueños, su naturaleza e implicaciones. De todas ésta es de las mejores. Pongamos de ejemplo a "Origen" de Christopher Nolan (la que se menta en el título de esta ¿crítica?): mientras que en "Origen" el sueño es utilizado como mero ambientación patatera para una thriller de acción pretencioso, en "Paprika" el sueño es un elemento constitutivo más de la película, de su trama y narración. Su uso no es mejor si no que su naturaleza es mejor. Aquí los sueños son entidades vivas, poco duraderas pero recurrentes, en donde elementos fantásticos se entremezclan con verosímiles sin que nadie se extrañe lo más mínimo en escenarios que alternan entre unos y otros con el automatismo que uno se bebe un vaso de agua. Además, en estos sueños y sus elementos se entreven las obsesiones, miedos, traumas y deseos de los personajes. Mientras, en "Origen", los sueños son como la vida misma con trenes que pasan a veces y malamente (como nuestro tren extremeño) junto a alguna ilusión óptica seguida de baja gravedad y algún elemento más (elementos que sólo aparecen puntualmente y como simple aditivo aunque tenga un por qué de aparición).

Al final que tenemos que la relativamente desconocida "Paprika, detective de los sueños" trata mucho mejor estos fenómenos oníricos que la vanagloriada "Origen", al tratar estos como son: espontáneos, irracionales y con reflejos distorsionados de nuestro interior y exterior, creados por el subconsciente humano. Mientras, en la magna opus de Nolan el sueño es nuestra realidad inmediata con alguna cosita más.

La trama que al principio se muestra como un thriller detectivesco se torna, hacia mitad de la cinta, en un drama "psicológico" que algo me recuerda vagamente al final de Evangelion no tanto por tema si no por tratamiento. Y, al contrario que "Origen", la película tiene pocos diálogos pseudointelectuales que resuenen con alta pretenciosidad y un final que, aunque algo confuso en su exposición inmediata, nos deja claro su mensaje con una pizca de la especia del misterio y comedura de coco que tanto gusta, pero sin pasarse, dejando que la extrañeza no arruine la experiencia.

Por último reseñar la banda sonora tan pegadiza y divertida que tiene la película.

La película parece querer tratar varios temas pero no ahonda en ninguno realmente excepto en la propia experiencia vital de una muñeca autoconsciente. Pero decir que no ahonda en ninguno excepto en el de la vida, en fin, es un poco locura: la vida es la totalidad de la experiencia y los temas, por lo cual todo tiene un mínimo de coherencia y cohesión. Tiene sus momentos alegres, felices y emotivos y otros igual de emotivos pero de tono triste, dramático, tonos que finalmente son los que dominan la película. Pero tampoco vamos a negar que en muchas ocasiones se rasca superficialmente y las cosas se dejan bastante poco claras.

Pero en fin, un defecto menor pues sobre lo que va, de la vida, lo trata bastante bien y se empatiza mucho aunque haya un más que interesante, divertido e inquietante halo de extrañeza por el hecho de ver a una muñeca hinchable socializándose y enculturizándose. Este proceso va siendo cada vez más poético, estético (¿sensible?) a medida que avanza la película pero sin pasarse y convertirse en una pieza vanguardista. Es capaz de mantener el lenguaje convencional puliendo cosas por aquí y por allá y arriesgándose a la hora de cómo y qué expresar.

En fin, bella película.

Es una buena película y comedia, con toques de biopic, sin más. Cierto es que trata algo de culto, "The room", considerada una de las peores películas de la historia, y cierto es que lo hace muy bien (cosa que podemos ver en la comparativa entre las escenas originales y las recreaciones), pero no va más allá: divertida, con buenos puntos, funcional y con grandes actuaciones, formalmente convencional. Y se agradece que den tanto espacio para lo que pasa detrás de las películas (entre bambalinas) y todos aquellos que participan, los grandes ignorados del cine.

Este "reboot" del clásico monstruo del cine japonés no decepcionará a quienes quieran ver a Godzilla haciendo sus cosas como destruir edificios como si nada o reírse en la cara de la humanidad en varias ocasiones. Si es lo que quieres, no te decepcionará.

Pero amigo, así son muchas películas de Godzilla y otros tantos seres como King Kong. Este "Gojira" no es del todo así. En este filme se explora una faceta que queda en segundo plano (o más atrás) en las películas de monstruos y catástrofes: la gestión gubernamental, que siempre está pero nunca reluce. Desde el principio se nos anima a encarar esta película con apertura, pues continuamente nos estarán bombardeando con imágenes del gabinete del Primer Ministro del país como el propio gabinete de crisis reunido y los mandos militares con la ayuda auxiliar pero no menos importante de especialistas en biología y otras materias. Incluso notaremos algo muy real en nuestros días, la interjerencia externa en conflictos internos, a través de los contactos diplomáticos y la coordinación con EEUU, Europa y la ONU.

Este aspecto está llevado al medio audiovisual a través de un montaje frenético de las conversaciones entre distintos nodos y sus conexiones, reforzando la idea de la complejidad burocrática de la gestión de una nación moderna incluso en tiempos de extrema gravedad. La burocracia no para (al contrario que pasa en algunos productos donde rápidamente se encargan de ellos los militares en una especie de simple dictadura militar).

Además, los directores consiguen que la gestión estatal (civil y militar) sea la acción en si misma, el núcleo de la historia, y no solo una preparación o excusa para asestarle varios golpes a Godzilla. Parece *casi* una deconstrucción del género.

La historia es dual: el triángulo amoroso de Osugi, anarquista japonés de los años 10 y 20, y la de un pareja de jóvenes, ya en los 60, que buscan recuperar la historia del anarquista y sus teorías. Sus teorías, así como las de su amante Noe Ito (también protagonista), giran alrededor de la revolución, la libertad, el amor libre y el feminismo (visible en Noe). Así, esta película trata también de la memoria y su recuperación.

Curiosamente, la película no es explícitamente militante. Solo a partir de la mitad de la película, a partir de la descripción de los sucesos de Kanto en el 23, los mensajes arriba mencionados se dejan ver más en forma de líneas de diálogos pero también encuentran su reflejo sustancial en varias escenas donde esos diálogos parecen ser más un apoyo para las imágenes que el hilo conductor de la trama. Y es que si algo no le falta a esta película son las imágenes potentes y expresivas. Supongo que será por ser de la nueva ola japonesa, pero yo no sé mucho de cine, aún así no es complicado darse cuenta de que el uso que da a las imágenes y su articulación con el plano narrativo (planos, secuencias, escenas) es "experimental" e innovador, con mucho carácter y fuerza. Por cierto, "Eros + massacre" es un experimento que sale bien, merece la pena verlo.