Thor, una de las piedras angulares en el origen del Universo Marvel, no es, sin embargo, un superhéroe que despunte, al igual que Daredevil. Son superhéroes conocidos pero que gozan de menos popularidad que Spiderman, Hulk o Lobezno e incluso que Iron Man.

Creado en los años 60, Thor es un superhéroe peculiar, una deidad que pertenece a dos mundos, el asgardiano, que recoge la mitología nórdica pero también su vertiente galáctica, y el terrestre (Midgard) más convencional y con villanos más típicos. Para vivir en ambos mundos, se le dotó de una segunda personalidad, la del Doctor Blake, un tullido cirujano que suponía su personalidad secreta y su talón de Aquiles. Así para transformarse en Thor debía golpear con su bastón en el suelo y por arte de magia asgardiana se transformaba en el dios nórdico rubio y su martillo Uru. Pero si perdía su martillo por más tiempo de una hora, se transformaba en el enclenque Blake.

Al realizar la adaptación al cine, Branagh brilla en su recreación del mundo mitológico asgardiano, pero sin embargo se queda muy cojo y fallón en el traslado del personaje al mundo terrenal y humano. De hecho, el personaje del Doctor Blake desaparece. Sus aventuras terrenales se sitúan en un pueblillo en medio de la nada, con cuatro casas, recordando a los enfrentamientos iniciales de los vilanos de Supermán II. Es demasiado cutre. Así, Thor no tiene alter ego, tan solo un ego desmesurado y la chica, que era su enfermera en los comics, se transforma en una cazadora de tornados, con más medios que nuestra seguridad social. Demasiada casualidad.

Al igual que con Linterna Verde, es su aspecto galáctico-mitológico el que se debe explotar en el cine, pues es el más vistoso (y caro) y dejar de lado el terrestre. Enfrentarse a trolls, brujas, gigantes, elfos, otros reinos y amenazas espaciales, más próximo a los Guardianes de la Galaxia, que, de alguna manera, recogen en la segunda parte.

P.D. Lo del Alter ego no tiene demasiada importancia, pues el Doctor Blake al final lo hicieron desaparecer. Una atadura demasiado mundana para un viajero cósmico.

Con unos lazos más próximos a "Abraham Lincoln, cazador de vampiros" este telefilme nos muestra una de interpretación del padre fundador por antonomasia de los EE.UU, ni más ni menos quien Washington. Al igual que el de Lincoln, este tipo de filmes no pretenden ser una parodia esperpéntica tipo Sharknado, sino que se busca transmitir una hipotética realidad alternativa, más o menos seria, con un notable y descacharrante humor negro y tétrico.

El trabajo del director logra transmitir, sobretodo en la cena final, con esa sociedad culinaria tan peculiar, una sensación de repugnancia y horror, que recuerda a algunas de las escenas en la casa del viejo de la original "La matanza de Texas". Sin embargo, la historia está lastrada por ser un telefilme y la resolución es extremadamente simplona.

Boutade, hipérbole, esperpento, exageración elevada al infinito de las películas sobre el casi extinto y obsoleto género de los accidentes aéreos, que estuvo tan en boga en los años 70 del siglo pasado. Parodia, con un negro sentido del humor, que no tiene nada que envidiar a la parodia maestra de "Aterriza como puedas" donde el piloto automático inflable de ésta es sustituido por un afroamericano obeso campeón en la Playstation. Aunque quizás se aproxima más a loshorrores de la saga "Sharknado".

Pero ¿es una situación surrealista? La realidad siempre supera a la ficción. Así en 2010, cuatro años después del filme, un cocodrilo escondido en una bolsa de deporte se liberó en un avión y mató a 19 personas en un vuelo en el Congo (adjunto link) . Como dice el anuncio de un conocido refresco, el ser humano es "extraordinario". http://www.elmundo.es/elmundo/2010/10/22/internacional/1287763299.html

El título de la crítica es una frase de Nando Salvá en Cinemanía y no puedo estar más de acuerdo. Una película llamada Abraham Lincoln: Cazador de vampiros, no puede pretender, ni es su objetivo, ser un fresco de uno de los episodios más trascendentes de la historia de los USA y, por extensión, de todo el orbe. No nos olvidemos que cuando en USA abolieron la esclavitud, aún era legal en las colonias españolas en el Caribe. El filme es un puro delirio tras una noche desenfrenada de alcohol.

La película es una versión alternativa de la historia oficial. Conspiranoia llevada a extremos surrealistas. Y la verdad es que hace gracia por lo bien que encaja. Vampiros y confederados. Esclavos usados no solo para recoger algodón, sino para saciar a los no-muertos. Si el punto de partida es coincidente con "Entrevista a un vampiro", el desarrollo es, sin embargo, una exageración visual. Lincoln usa el hacha como Bruce Lee los nunchakus, da saltos que ya quisiera dar Jackie Chan, sangre a borbotones, monstruos feísimos.

La película vive de escenas "memorables" por lo hiperbólicas. Ahí van:

-La persecución en la estampida de los caballos. ¡que barbaridad! Un vampiro le lanza un caballo a Lincoln a la cara y éste, tras el impacto de 500 kg, va y se sube en el jamelgo como si nada. Y luego se persiguen saltando de grupa en grupa.....¿mucho vodka?

-La pelea espalda a espalda del amigo negro junto a Lincoln sobre los vagones del tren. En una escena "trascendente" y "simbólica", se muestra la unión de un hombre blanco y otro negro, compartiendo hacha, para eliminar a los enemigos comunes. Indescriptible.

-El puente en llamas. Brutal. Como una montaña rusa pero a lo bestia. Y los héroes ni se chamuscan.

Hay escenas que flojean, como las de las batallas de la guerra civil, con el mismo oficial gordito y con barba las tres veces. Pero es que no había tantos medios.

Delirio. Idiotez. Broma de las buenas. La película es muy divertida si se ve sin complejos. Los actores la bordan y se tiene que reconocer que recitar esos diálogos sin desternillarse se merece un premio. Me gustaría ver las tomas falsas.

A ver cuando en España se animan y ruedan algo tan irrespetuoso con nuestra historia, pero tan fresco, por ejemplo, ambientado en la Guerra Civil. O quizás ya lo hicieron, en "El laberinto del Fauno".

Ninjas en el caribe. Sin pantalones o camisas de manga corta. Achicharrandose en pleno trópico, aunque protegidos de los mosquitos por sus trajes de combate. ¡Que surrealista! Pseudo homenaje a Operación Dragón en cuanto a la insularidad, secuestros y la organización del malo, con sus instalaciones secretas que todo el mundo conoce, sin embargo Dudikoff no es Bruce Lee. De hecho, sospecho que le doblaban en los combates en los que va embozado.

Clones ninja de saldo, que debieron inspirar a George Lucas en su segunda trilogía espacial, con una calidad similar a este filme.

Peliculita de la Cannon completamente intrascendente, con un malogrado Steve James que impone con esos dos cuchillos carniceros. Tortazos, patadas y muchos ninjas para un público nada exigente.