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Rusia Rusia · Stalingrado
Críticas de Ferdydurke
Críticas 2.763
Críticas ordenadas por utilidad
2
31 de octubre de 2017
8 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
El prólogo es absurdo y grotesco, la idea (el muñeco de nieve como imagen simbólica que amenaza terroríficamente) es de risa, el final, tópico y malo hasta llorar. Todo lo demás, mucho, tanto, entre aburrido, tonto y bonito; como si revolvieran las piezas de la historia para parecer que se cuenta algo mientras las van ordenando de nuevo.
Los actores y el director dan empaque, además del bello lugar magníficamente filmado, a una trama infame, de derribo, de cochambre, tan vista y conocida, tan ridícula y pobre que no se puede ya creer a estas alturas (sí, de la película).
Fassbender, J.K. Simmons, Val Kilmer (¡cómo estás!, amigo, yo entre exclamaciones afirmo, no pregunto) y el director Alfredson el topo tratan de disimular el guion de broma. Y no pueden. Claro que no. Nunca es posible salvar eso, menudo desperfecto.
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Ferdydurke
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2
16 de febrero de 2015
8 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Miras el género y pone drama. Creo que es un error, grave, que se han confundido claramente. Es de terror (melodramático; entre el espanto y la llorera); este tipo de películas tratan de dar miedo, impactar, acojonar, hacer llorar y temerte lo peor (¿O es que hay algo más terrorífico que perder la memoria y, por lo tanto, toda tu identidad; no saber ni a quién quieres ni dónde estás o quién eres?). Juegan con las mismas cartas marcadas que las del gore con los cutres asesinos, que las de los Poltergeist y demás fanfarria fantasmal y patética. La diferencia es el material y que, en aquellas, afortunadamente, el susto bordea con el humor, aquí no, el horror, para más inri, va acompañado de sensiblería barata y lágrimas caudalosas. Y otra diferencia todavía más grande consiste en que mientras en las del uuuuuu y el ayayay solo quieren entretener, no tienen ínfulas, excusas o justificaciones, asustan para pasar el rato y hacer dinero, en estas, la que nos ocupa, son más hipócritas, se venden como necesarias o valiosas, como vehículos para llamar la atención sobre algún asunto espinoso; que tratan de visibilizar una enfermedad para así ayudar a los enfermos, eso se suele decir o se suele dar a entender, pero yo creo que en verdad pretenden lo mismo que las otras, hacer dinero y, para colmo, pasar por prestigiosos y concienciados. Esa postura podría haber estado justificada si hubiesen elegido la opción documental, el rigor y la información, las causas, las consecuencias, los posibles remedios, paliativos y demás instrumentos que sirven para entender y mejorar, pero no es el caso cuando se utilizan los recursos del melodramón más tramposo y facilón, de la llantina y el golpe bajo constante*, donde cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia, cuando la verdad huyó despavorida ante un amaño tan burdo y una ficción tan tosca. Porque vamos a ver; es en realidad solo una grosera acumulación, sin descanso ni remedio, in crescendo, de miradas familiares llorosas, de situaciones comprometidas, de miserias creadas y recreadas, no naturales ni espontáneas sino todo lo contrario, preparadas para remover al espectador, para conmocionarle y dañarle en un ejercicio claro de manipulación emocional, recurriendo a la identificación más primaria, a la pena más obvia, al sentimiento más simple y bruto.
En cuanto a la forma, hay que reconocer que la película es elegante, educada y eficaz narrativamente, con una gran Julianne Moore y una lograda pericia de todos.
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Ferdydurke
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4
8 de octubre de 2013
8 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Demasiada autocomplacencia y ensimismamiento.
Inteligencia, ingenio e imaginación en un vehículo que da vueltas sobre sí mismo y no dice nada.
Futurismo añejo, estética naíf y kitsch en una historia cargante y empalagosa que desemboca en frivolidad y banalidad. Abrumadora brillantez que aburre y cansa. La obsesión por la ocurrencia, la originalidad y la maravilla.
La historia de amor de siempre transmutada en un mundo surrealista y autorreferencial, infantil y cansino.
La película intenta un acercamiento lírico y tierno; una aproximación delicada y elegante a la fragilidad y belleza del amor; a la dureza de una vida que no permite el triunfo de la inocencia y el humor. Sería una reivindicación de la libertad, el juego y la vitalidad que queda atascada, empantanada en una saturación insufrible de gracias sin gracia y juguetes absurdos; en un aluvión de tonterías agotadoras e inanes.
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Ferdydurke
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4
19 de agosto de 2021
7 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
(Tras los tres primeros capítulos salió esto, un 6 que le daba, la casa por la ventana, estaba buena, no entusiasmaba)
A la divina lumbre. Nada Algo Todo. Estafermo. Garabato de candil. Corremundos. Judío colorao. Endiablado y maravilloso.
Tan preciosa y correcta, bien hecha y cuidada, delicada y exquisita como superficial y roma, anquilosada, acartonada y bonita, Andalucía. Le falta dureza, peso, vuelo, riesgo, cuerpo, arrojo, le sobra hermosura y tiento, es mansa y bella.
Los sufrimientos solo llegan al final, como siempre lo más interesante de todo, el problema, el conflicto, el aguafuerte, la muerte, especialmente cuando se produce el cruce/choque de corrientes o de placas tectónicas artísticas entre el surrealismo pujante, la nueva ola, de Luisito Buñuel y Salvadorcito Dalí frente al andalucismo folclórico sublimado y cliché tan gitano y algo guardia civil de Federico, infantil, emasculado, asquerosamente ambivalente sexual, como él mismo dice rabiando/llorando, o su libro me parece, y parece a las personas que han salido un poco de Sevilla, muy malo; es una poesía que participa de lo fino y aproximadamente moderno que debe tener cualquier poesía de hoy para que guste a los Andrenios, a los Baezas y a los poetas maricones y cernudos de Sevilla, pero de ahí a tener nada que ver con los verdaderos, exquisitos y grandes poetas de hoy, existe un abismo, en palabras del cineasta aragonés; el resto del tiempo se pasa de chiripitifláutico y soleado, un regazo, no hay apenas crisis ni roce ni enojo, parecen todos ángeles del cielo, querubines rosados, ese repaso glorioso por tanta influencia poderosa, Galdós, siempre, Verlaine, el francés, Juan Ramón, Víctor Hugo, Rubén y Machado, y por tanto genio o simplemente estimado contemporáneo suyo, Alberti, Cernuda, Gerardo Diego, Dámaso Alonso, Guillén, Salinas, la generación del 27 en bloque, Góngora mediante con sus soledades, sin olvidar la música de Falla, el toreo bueno de Sánchez Mejías, ese mecenas, junto a la Argentinita, por supuesto, o el Cante Jondo del Caracol de pequeño o el del Niño de Jerez nada menos, todo ese grande elenco.
Su morbosa vida sexual, de tanto que dio que hablar la pobre, queda en amores hetero platónicos de primeras, en sus años más mozos y ñoños, un tanteo/jugueteo con Dalí, ahí lo dejan, no se meten en camisa de once varas estos educados señores, y la aparición fugaz, artista invitado, del leve villano Emilio Aladrén, el mediocre escultor como posible aprovechado del nombre, fama y dineros del poeta granadino.
Causa un poco de risa al principio cuando Federico dice, era muy joven el chaval, ese eterno atenuante, qué el solo cree en el amor universal y la igualdad total, palabras que salen de la boca y las mientes de un señoritingo de aúpa o mucho cuidado, de padre y muy señor mío, criado/amamantado/rodeado de criadas pobres y analfabetas que por mucho que las quiera/celebre/homenajee/ensalce tanto como se merecen no dejan de ser al fin y al cabo sus sirvientas, las de la otra clase, la de más abajo casualmente, a la que pertenecen todas aquellas que no tocan el piano precisamente (ay, Bardem, mío hermano).
La fotografía es luminosa y la voz en off constante que a mí no me molesta ese goteo de noticias como contexto, Cuba, Marruecos, los obreros, sus huelgas, Marx, la primera gran guerra, la dictadura de Primo de Rivera.
Hasta la fecha, vive del padre, un privilegiado, juez nada menos, y ha estrenado por fin con relativo éxito Mariana Pineda y, sobre todo, publicado el Romancero gitano, esa alhaja tan sonora y visualmente bella, el arquetipo destilado, elevado a la categoría de arte, lo popular como fiesta trágica, la palabra como gema de oro, cercana, que restalla y destella.
La gozamos, esas de cómic viñetas, pese a su blandura aterciopelada, perfecta, extraña de tan hierática, parece un museo de cera. Veremos qué más pasa. Aquí lo contaremos con todo lujo de detalles, que para eso estamos.
Muchos actores están doblados y él da el pego, se parece un huevo, está perfecto. Buñuel se pasa de ridículo y Dalí ahí le anda.
(Después de los últimos tres, la cosa ya no va tan bien, hielo donde no se debe, como a De Niro en toro salvaje, ese gran ultraje)
En carne viva. Una tragedia española.
La trama discurría plácida y con algún salero, más o menos, felizmente, llevábamos cuatro horas de travesía aproximadamente triunfal/superficial, cuando de repente aparece la tan temida guerra civil que siempre llega puntual a la cita la muy puta, horriblemente, que sirve igual para un roto que para un descosido, ese esperpento tremebundo, y Bardem pone la cámara con inusitada sutileza en la cara de unos pobres niños, se supone que para enfatizar la barbarie, para que nos demos cuenta de ello, elefante en chatarrería, y todo se va al garete o al trasto, a la mierda seguramente, se tira por la borda.
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Ferdydurke
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2
14 de agosto de 2021
7 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
El mar. La gallega ha gallegado. Me najo. Atraco ferpecto.
Absolutamente demencial y muy delirante. Mala a morir, increíblemente.
La ronda de Max Ophüls o la cadeneta de la muerte, espera un poco que ahora te la paso, a ti ya te toca.
Completo, aberrante dislate o gran sindiós en el que lo único medianamente salvable es el contexto, ese Bilbao de entreguerras, apocalíptico, mirindas asesinas, acción mutante, lumpenproletario, lleno de putas, chaperos, gitanos, clubs de alterne, cines porno, tugurios, garitos infectos y mucha mala policía, los viejos y buenos tiempos, cuando el crimen y el oprobio eran de juguete, entrañables, demonios de medio pelo, no como el mal de ahora, metálico, envasado al vacío, impersonal, deslocalizado, multinacional, higiénico, aséptico, saludable, bondadoso, concienciado, ecológico, todo ese repugnante o puto aseado infierno.
Ni pies ni cabeza nada de lo que aquí pasa, todo es absurdo, disparatado, lamentable, tan espantoso y ridículo que resulta inevitable reírte ante la acumulación gratuita o suma mostrenca/grotesca de majaderías e idioteces siniestras para niños eternos.
Baño de sangre constante, porque sí, porque gusta, sadismo oligofrénico, mequetrefe, ese, perenne.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Ferdydurke
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