Una película que oscila entre el realismo y la blandura pero que revela la delicadeza y la honestidad profesional de Ladislao Vajda, un cineasta que ya había demostrado versatilidad y buen gusto en sus anteriores empeños. Aquí traza una historia sobre un hombre dominado por su mujer que se venga de ella en cierto sentido. El film ya tenia antecedentes temáticos en el cine europeo pero Vajda le dió un tono menos realista y que estaba más adornado. Mostrar a un hombre dominado por una mujer era algo realmente novedoso en el cine español de la época y esta película así aportó algo nuevo con un buen aprovechamiento cinematográfico de los exteriores. Genial resulta la interpretación de Gert Frobe. El único defecto del film es la obvia incoherencia de la conducta del representante de la ley protagonista sobre todo en lo referente a la pasividad que demuestra ante el viejo al que se le acusa del asesinato que presencia al principio de la cinta. La película tiene un comienzo de gran dureza y hay una escena desgarradora con un tono sobrio pero de corte naturalista al mismo tiempo. La película va ablandándose luego pues todo esta medido al milímetro. Sigo en Spoiler.

Del grupo de chiquillos que encarnan a los niños héroes de la "Operación Plus Ultra" algunos agradan porque resultan simpáticos y graciosos mientras que otros resultan demasiado empalagosos. Ejemplo de esto último es la escena en la que dos niñas se pelean por un osito. El tono es bastante plañidero en general y por ejemplo la canción del gran Algueró que interpreta la venerable Carmen Sevilla es muy bonita pero la letra tiene matices demasiado sensibleros. Sin embargo entre tanta sensibleria disculpable de todas formas por el agradable acabado formal del film surge algún momento de auténtica sensibilidad y es cuando el grupo de niños renuncian al viaje a Roma hasta que se cure un compañero que está enfermo. En ese momento la película se gana limpiamente al espectador y se demuestra el talento de Lazaga para describir en las relaciones humanas lo que es el compañerismo o para narrar como puede empezar a nacer una amistad. En otras obras producidas por Masó y filmadas por Lazaga como "Los chicos del Preu" o "El otro árbol de Guernica" sucede lo mismo que aquí o sea que la descripción de personajes y situaciones es tan agradable que se pueden perdonar los excesos sentimentaloides que impiden que estas películas carezcan totalmente de defectos. La película aunque resulte algo exagerada en las formas tiene su encanto y revela una vez más que Lazaga era un cineasta verdaderamente especial.

Juan Bosch habia destacado en el género policíaco con "A sangre fria" y "Regresa un desconocido" por ser películas donde reinaban unas atmósferas muy particulares. De nuevo decidió contar con Arturo Fernández para "Bahía de Palma" que es una película que parte de una idea argumental muy trillada y floja porque casi es sólo una anécdota amorosa. Habiendo tan escasa acción como hay y pocas incidencias le hubiera convenido una realización más vigorosa y un ritmo más entonado. Queda así como una cinta que tiene el decoro de la época en que se realizó pero cuyo conjunto es un poco soso. Elke Sommer tiene un cometido convencional que resuelve discretamente aunque con cierta finura y el cómico Cassen tiene un papel que no le permite demasiado lucimiento teniendo en cuenta que estaba capacitado para un tipo de humor grotesco que no tiene cabida en una producción de este tipo. El actor argentino Luis Dávila estaba recién incorporado al cine español y demostró una elegancia considerable en sus papeles en España aunque aquí su intervención es breve. Germán Lorente era el productor y el esquema de esta producción suya lo repitió en sus primeras películas ya como director o sea la clásica historia de amor en ambiente turístico. Es una cinta para espectadores que sean capaces de perdonar los defectos que aparecen a lo largo de esta producción tratada con delicadeza y cuya primera mitad mantiene más o menos la atención para caer después en una cierta monotonía. Esta película destaca más que nada por su refinamiento visual y eso es un aliciente a tener en cuenta.

Iniciada con un film de imborrable recuerdo como es "La caza" la colaboración entre Saura y Elías Querejeta se mantuvo en una línea discordante con el régimen franquista y en esta obra centrada en como una serie de personajes turbios satisfacen sus obsesiones escabrosas y narcisistas con una mujer inteligente que intenta jugar con ellos al mismo juego después de ver lo que tiene a su alrededor se llegó bastante lejos. El film es como un puzzle en el que elementos como la censura o las ansias dictatoriales se ven reflejados en los componentes de la familia protagonista en una especie de representación simbólica de todos los estamentos oficiales de la última etapa de la dictadura. Todo está regado con un sentido del humor particular y muy eficaz que contrasta mal con algún momento que hay de crueldad gratuita y hay que reconocer que la pareja formada por Saura y Geraldine Chaplin lograron crear un universo más o menos fascinante en sus colaboraciones y con un tono contemplativo en la narración que no cansa gracias a su riqueza de matices. Aquí Geraldine Chaplin hace gala de su enorme personalidad y del resto del maravilloso reparto todos tienen momentos brillantes. Saura propone un juego divertido, ácido y amargo al mismo tiempo y en los personajes de su película está reflejado todo aquello que de una manera sútil criticó siempre. Es una de las películas más representativas de este autor por su audacia al hacer una crítica implacable de un sistema mediante símbolos ya que entonces no se podía hacer más abiertamente.

El irregular cineasta Juan Bosch con "A sangre fría" en vez de hacer una imitación del cine policíaco norteamericano o francés pues el proyecto admitía influencias mixtas y que hubiera sido lo más fácil lo que hizo fue personalizar las constantes genéricas y estéticas del género para aclimatarlas al suelo español. El objetivo se consiguió porque el comienzo tiene un aroma muy español y el ambiente en el que se mueven los personajes conserva ese aroma del principio pero sin dejar de evidenciar las bien aplicadas influencias extranjeras. El personaje de Carlos Larrañaga que es un joven ambicioso aficionado a las motos, la mujer fatal encarnada por Gisia Paradis que recuerda justamente a las heroínas del cine policíaco clásico americano, la forma de dialogar de María Mahor con Carlos Larrañaga... Todos se muestran a tono con lo que se pretendió en el guión y se consigue demostrar que en lo que a cine policíaco se refiere el cine español nada tiene que envidiar al cine de Hollywood. Incluso se puede decir que las virtudes de los mejores clásicos americanos en "A sangre fría" se engrandecen y abrillantan en algunos fragmentos. Curiosa y peculiar película, cuya condición mimética o de sucedáneo está dignificada por haber conseguido paradojicamente un resultado personal. Se trata de una película bastante especial. Si España ha brillado especialmente en algún género cinematográfico ese es sin duda el género policíaco.