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Críticas de Manuel Esteban
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Críticas 130
Críticas ordenadas por utilidad
4
25 de enero de 2018
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Desde un comienzo resulta difícil adentrarnos en el cine de José Glusman, un director de pocas referencias, reconocido por algunas actuaciones, pero que en lo referido a realizaciones poco tiene en su haber. Quizás la cinta "Domingo de Ramos", filmada en 2010, sea la más próxima a modo de contextualizar, comprender si tiene alguna tendencia, y sin obviar que en esta película previa, existe en el eje narrativo cierto enfoque al género thriller, como punto en común.

En "Pescador", la historia gira alrededor de Santos, personaje llevado a cabo por el categórico Darío Grandinetti, un hombre enigmático, solitario, naturalmente ermitaño, al que parece imposible sacarle una palabra, y da la sensación de estar más que satisfecho con la compañía de los peces, la playa y el mar, que de cualquier ser humano. La llegada de los tres jóvenes, con la idea de abrir un negocio en la zona, en un principio parece resultarle indiferente, aunque de manera inevitable, la proximidad llevará a una sucesión de encuentros.

Franca, interpretada por Jazmín Esquivel, la única mujer en el nuevo grupo, logrará en forma progresiva acercarse a Santos, con la excusa de un supuesto interés por la pesca. De algún modo, la joven obtendrá la confianza de aquel hombre solitario, y hasta podrá generar un vinculo amistoso, que con el transcurrir del metraje, derivará en una relación de mayor profundidad.

Pero la historia de Santos no parece limitarse a la pesca, ya que mediante escenas breves, y de referencias escuetas, sale a flote un suceso del pasado, que quizás fue el justificativo que llevó al protagonista a recluirse de todo. En este fragmento del film, se dará un encuentro con una abogada (Gigi Rúa), que remite a un amigo preso (Emilio Bardi), y una historia previa de la cual poco se sabe, y el director se encargará de contar lo menos posible, e ir dosificando información sobre la misma, a medida que la cinta se aproxime a su desenlace.

Glusman logra captar cierta esencia, ciertos climas, a la hora de enfocar la playa, el mar, y todo lo que representa un clima pacífico, solitario, pero acogedor. La música, expuesta por momentos en forma atípica, complementa esa intención, y otorga cierto lirismo. No obstante, en lo referido a la historia, las acciones se quedan truncas, los diálogos no terminan ni de reforzar, ni de cerrar ninguna clase de idea, quedando generalmente a medias, y por momentos el film mismo navega en la intrascendencia, tornándose innecesariamente denso.

Si bien algunas escenas, cooperan a la hora de reforzar el entramado del relato, otras parecen haber sido hechas sin la convicción necesaria, o son directamente inocuas, de poca relevancia y no ayudan en la comprensión misma de la cinta. Al finalizar la misma, y aún considerando su cierre, queda la sensación de que las dos líneas narrativas de la película en cuestión, nunca logran fusionarse del todo, yendo cada una por su lado, quizás hasta con cierta carencia en el mismo equilibrio de la narración.
Manuel Esteban
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8
31 de diciembre de 2017
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Corría el año 1988 y el prestigioso director italiano Ermanno Olmi, recordado por clásicos como "El Empleo", y "El Árbol de los Zuecos", se animaba con la adaptación de la novela del escritor austriaco Joseph Roth, "La Leyenda del Santo Bebedor", escrita en 1938, y publicada en 1939, siendo la última obra realizada en vida por Roth, que no llegaría a verla editada. Si bien el paso del tiempo no favoreció esta acertada adaptación, la razón seguramente fue que ese año Giuseppe Tornatore estrenaría "Cinema Paradiso", sin dudas una de las películas emblema del cine italiano, y esto opacó claramente a la producción mencionada, que quizás en otro contexto hubiera tenido otra repercusión.

Con Rutger Hauer como protagonista, la historia trata sobre Andreas, un vagabundo que duerme bajo los puentes de París, y un buen día se encuentra con un desconocido que le ofrece 200 francos, a cambio de que devuelve esa suma de dinero a la santa Teresa, y en el momento en que le sea conveniente. El carácter de honrado no carece en el espíritu del protagonista, que no solo advierte al desconocido de que no es recomendable que le preste ese dinero porque duda en poder devolverlo, sino que una vez con este en mano, considera en usarlo, sin olvidar que no le pertenece, y que debe devolverlo pronto.

Como una especie de odisea, la casualidad juega un rol importante, tanto en la obra de Roth, como en la fiel adaptación de Olmi, ya que casi de inmediato, en el primer bar al que se sienta a tomar una copa, a Andreas le ofrecen trabajo, y una remuneración idéntica a la suma inicial; Andreas no lo duda, eso le permitirá usar más relajado el dinero, y ese mismo domingo acudir a la iglesia en cuestión, para solventar esa deuda. No obstante ese domingo aparecerá un viejo amor del protagonista, que le impedirá el ingreso a la iglesia, pidiéndole ir a tomar algo, y saber en que anda y cual es su vida.

A través de las dos horas de metraje, Andreas se verá aquejado al complicarsele en todo momento abonar la suma y cerrar con algo que sin dudas lo inquieta, y le molesta; la suerte no le es esquiva, pero quizás peque de cierta inocencia, de cierta permisividad y hasta de momentos de bondad, que le terminarán jugando en contra, y estirando una especie de agonía, porque tras los buenos momentos, en dónde recae en su máxima debilidad, el alcohol, esa falta previa vuelve en sueños, o visiones, y esto lo acongoja, lo corroe, los va desgastando lentamente en su interior.

Si vamos a la historia original, se sabía que Joseph Roth tenía problemas con el alcohol, por lo cual era
imposible no relacionar la ficción con la vida misma de su autor, que ni siquiera pudo llegar a ver publicada su obra, ya que fallecería en mayo de 1939, meses antes de la publicación. Es por ello que encierra cierto misterio, ya que no se termina de saber el punto de inflexión real que tuvo Roth al escribirla. Los análisis póstumos, tanto del relato de Roth, como la adaptación cinematográfica de Olmi, hablan sobre una historia de redención y dignidad personal. Sin dudas también juega el factor de la influencia, que a veces nos dejamos llevar por caminos que no nos convencen del todo, y que en el azar, lo bueno y lo malo confluye sobre el terreno en que nos situamos,

Si bien "La Leyenda del Santo Bebedor" no obtuvo Premios a Nivel Internacional, tuvo su debido reconocimiento en los dos Festivales más importantes de Italia; obtuvo el León de Oro a Mejor Película en el Festival de Venecia, y arrasó con 4 premios en la ceremonia de los David de Donatello, ganando como mejor película, mejor director, fotografía y montaje.
Manuel Esteban
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5
25 de enero de 2018
6 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Anunciada previamente como una de las películas de la temporada, con un galardón a Mejor Guión en el Festival de Venecia, el Premio a Mejor Película Dramática y Mejor Actriz para Frances McDormand en los Globos de Oro, y siendo una de la grandes candidatas en los Bafta, "3 Anuncios por un Crimen", dirigida por el británico Martin McDonagh ("Escondidos en Brujas", "Siete Psicópatas"), se presentaba como una de las producciones del 2017 que no había que dejar pasar por alto.

La cinta gira en torno a la vida de Mildred Hayes, llevada a cabo por Frances McDormand, una mujer de 50 años que perdió hace siete meses a su hija adolescente, víctima de violación y homicidio, y que disconforme con la búsqueda, y la falta de resultados, decide emprender una guerra contra la policía misma, alquilando tres vallas publicitarias, abandonadas cerca de su casa y en una ruta poco transitada, y publicar en ellas tres anuncios que demuestran su enojo con la situación. Pese a que el lugar elegido sea en un camino escondido, la noticia no tardará en circular, ni generar las debidas repercusiones, más teniendo en cuenta tanto el fuerte contenido que los mismos anuncian, como las palabras empleadas.

Si bien con anterioridad el pueblo apoyaba la causa de Mildred, entendiendo el dolor y la indignación que acontecimientos del tal magnitud puedan generar sobre los familiares de la víctima, el acto de protesta no será bien visto, especialmente por lo chocante de los mensajes publicados, así como tampoco por el hecho de que uno de los carteles acusa al jefe de policía Bill Willoughby (interpretado por Woody Harrelson), quien padece un cáncer terminal, y cuya noticia sea del conocimiento de toda la población. A su vez, Willoughby comprende la situación de aquella madre, pero considera injusta y un tanto duras las acusaciones que recaen sobre su persona. Otro personaje elemental en la historia será el oficial Dixon (Sam Rockwell), quien será el primero en visualizar los anuncios, y que perderá los estribos en reiteradas ocasiones, a medida que se vayan dando una serie de sucesos.

La idea de poner en tela de juicio, y retrotraer el tema del fallecimiento de su hija, la espantosa forma en que se dio, y el hecho de que no se haya encontrado al culpable, funciona como disparador, y capta la atención, tanto de la policía, cuestionada por su poca efectividad a la hora de rastrear y encontrar al responsable, como de los medios, atentos al impacto que puede generar la noticia de colocar tres anuncios en vallas publicitarias, sobre el crimen mencionado..

Lejos de ser la película sobresaliente que algunos dicen, "3 Anuncios por un Crimen" alterna de igual manera, buenos y malos momentos. A veces las exageraciones, tanto en lo que respecta al guión, como las actuaciones, manchan parte de la historia. Algunas escenas, incluidas a la fuerza, tampoco favorecen a la cinta, ni ayudan su narración, y hasta incluso llegado a entorpecer el desarrollo de la misma. Si bien se entiende que por momentos el foco se sitúa en la violencia que puede provocar todo lo acontecido, podemos decir que a McDonagh en varias oportunidades se le va la mano, siendo innecesariamente excesivo.

No obstante, y pese a correr el riesgo de perder el sentido de la historia, y sus múltiples líneas, en general logra reincorporarse, y tanto el hilo narrativo, como el suspenso que este genera, se mantienen en pie. Otro punto a destacar es la cruza de géneros, y como por momentos el film, ubicado desde un comienzo en los entramados del thriller, deriva en situaciones más próximas a la comedia negra, o hasta tintes dramáticos, delineados de forma correcta.

También se percibe un enfoque en lo referido a la condición humana misma, en como a veces se termina generando conciencia a partir de hechos negativos, que repercuten en las fallas previas de nuestro accionar y en cosas que quizás no debimos hacer o decir. La acusación del padre de la joven muerta, sobre Mildred, retrotraerá a su memoria hechos pasados, reforzando un sentimiento de culpa, que resultará siendo al fin, un motor para proseguir y sostener aún más firmes las mismas intensiones. Estás condiciones, serán las que lleven a la toma de decisiones puntuales, tanto al jefe de policía, como Dixon, siendo de considerable importancia la dirección que tome cada una de las historias personales, que terminarán guiando el desenlace mismo de la película, y en un final acertado.
Manuel Esteban
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9
9 de julio de 2007
4 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
A diferencia de la gran mayoría del cine que estamos acostumbrados a ver (al menos en Argentina), incluyendo el de los grandes directores, Todd Solondz en "Happiness" trata de mostrarnos la realidad desde un costado dónde pocos (o casi nadie) se anima a hacerlo.

La película es una critica a las sociedades en general y a la sociedad americana en particular, abordando cuestiones comunes de la vida, dónde diferentes personas tratan de alcanzar la preciada "Felicidad", y a la vez reflejando lo vacía que puede resultar a ser esta. Solondz nos muestra algunas de las perversiones ocultas en las familias americanas, a un punto que puede
llegar a generar repulsión, si no estamos preparados para una visión tan dura.

Las historias se entrelazan mediante la vida de tres hermanas, y la relación que conllevan con novios, parejas, amigos, vecinos y demás. Entre lo más genial de la película, encuentro las conversaciones de Bill con su hijo de 11 años, hablandole de la masturbación y la sexualidad, y a la vez dejando cada vez más claro sus intenciones, y su repugnante perversión.

Sin dudas una de las mejores películas de los últimos años.
Manuel Esteban
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7
11 de mayo de 2018
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Verano 1993" ("Estiú 1993") es el primer largometraje de la joven cineasta española Carla Simón, que tras la presentación de la misma viene cosechando un éxito nada despreciable y una cantidad importante de premios, de los que se destacan un galardón en Berlín a Mejor Opera Prima, la Biznaga de Oro en el Festival de Málaga, un Goya a Mejor Dirección Novel y, más recientemente, Mejor Opera Prima en los Premios Platino del Cine Iberoamericano.

El personaje central de "Verano 1993" es Frida (Laia Artigas), una niña de 6 años a quien se le acaba de morir su madre, que previamente perdió a su padre, y que como consecuencia deberá ir a vivir al campo con una familia adoptiva. La parte positiva de tal penumbrosa situación, es que la familia en cuestión está conformada por sus tíos y su prima, quienes ante la dura instancia optaron por hacerse responsables del cuidado y educación de la pequeña. La nueva vida de Frida no parece tener un escenario amargo, triste o melancólico, incluso con la compañía de su prima menor, que pasará a ser (por razones evidentes), como una hermana, y una compañera de aventuras. No obstante nunca es fácil realizar un duelo, y esto por momentos se percibe en el aire, puesto que no será una tarea simple para Frida adaptarse a un primer verano sin su madre. No tardará entonces en surgir el fuerte carácter de la niña, que pese a la aceptación evidente de su prima y sus tíos, sacará a flote algunas malas costumbres, caprichos y demás comportamientos que pueden entenderse por parte de una niña de su edad, pero que pondrán en evidencia cierta confrontaciones con su nueva familia.

La historia de "Verano 1993" tiene una fuerte connotación con sucesos pasados en la infancia misma de Carla Simón, que también perdió a sus padres cuando era niña. Es por eso que se percibe cierto tacto y sensibilidad que la directora española logra poner en velo, con la ayuda de la notable interpretación de la joven Laia Artigas. También colaboran en este sentido las actuaciones tanto de Bruna Cusi, David Verdaguer, como la pequeña María Paula Robles, cumpliendo en los roles de la familia adoptiva. Simón se toma su tiempo para desarrollar ciertos hechos, utilizando gran parte del tiempo fílmico en narrar momentos de ese verano, enfocando en lo referido al entorno, tratando de esa forma hacer llegar al espectador las sensaciones, tanto positivas como negativas, que la protagonista tendrá que transitar, para poder salir adelante. Si bien todo esto es claramente un punto a favor, también vale reconocer que hay pasajes dotados de cierta densidad, que pueden llegar a hacer perder el foco de interés. Quizás la cinta recuerden (o remita) en algún punto el clásico de Carlos Saura "Cría Cuervos", que contaba con la sólida actuación de una inolvidable Ana Torrent, y abordaba una temática similar.
Manuel Esteban
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