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Críticas de chobrein
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Críticas 10
Críticas ordenadas por utilidad
5
7 de noviembre de 2005
14 de 29 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta película es simple, tópica (la trasnochada guerra de sexos), desprovista de gracia, ridícula (por momentos).
Pero esconde algo en su acto final, el desarrollo tópico vira hacia un cambio de registro dramático imprevisible (sobre todo en el tono) y se convierte, en contra de todo pronóstico en algo curioso.
Casi todo el mundo habla horrores, desde el más erudito hasta el espectador más simplón, pero yo me atrevo a reinvicar este obra aún a sabiendas de que hay exceso de excrecencia fílmica.
Pero en medio del estiércol se halla un entrañable koala que consume un refresco de naranja con una sonrisa diagonal de veinte grados.

Gracias por su atención.
chobrein
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1
28 de diciembre de 2008
8 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
Parece ser que por alguna extraña razón al criticar está película hay dos lugares comunes a tratar: la produce Ghibli y la paranoica necesidad de compararla con el cine de Miyazaki.

Bien, que la haya producido Ghibli me parece irrelevante. Y por favor, comparar a Miyazaki con Morita es como comparar a Bergman con Mariano Ozores.

No comprendo cómo una mentalidad medianamente adulta puede soportar la narrativa de esta película. A los once años, más o menos, hay un tipo de animación habitual en las televisiones que comienza a hacerse soporífera para el sujeto. La persona acaba por madurar y demandar una productos más complejos (no en todos los casos), cosa que no implica referirse a productos de mayor calidad.

Esta película no la pude terminar de ver. En la primera escena ya percibí que estaba viendo un producto decididamente infantil. Y visualmente igual de pobre que cualquier arrítmico producto animado televisivo. Previsualicé la película a saltos, descubrí el previsible y ridículo desenlace y le solté la merecida nota.

Repito, no entiendo que alguien tenga paciencia para ver una película así de simple, una película con un target claramente infantil.

Esto me hace pensar que parece ser que mucha gente ve el cine de Miyazaki de manera superficial, un cine mucho más complejo y visualmente rico, tanto en el mundo dramático como en lo referente al empleo de la narrativa visual. Si la gente sólo se queda con la historia que le cuentan y no es capaz de hacer comparaciones críticas posteriores, algo muy grave sucede. Cuando alguien ve seguidas No desearás a la vecina del quinto y Pierrot el Loco y sólo se queda con las peripecias narradas independientemente de todo lo demás creo que esa persona odia el cine, como el que cree que Miyazaki y Morita son algo parecido.
chobrein
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2
27 de noviembre de 2007
37 de 94 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tenía ganas de volver a ver la siguiente película de Paul Haggis tras la horrible Crash. Me afilé las uñas con la intención de abalanzarme sobre el nuevo filme, pero en caso de enfrentarme a una buena película, tenía previsto bajar humildemente mis armas y reconocer que Haggis había sentado cabeza. Pero no ha sido así.
Haggis está hecho un camaleón de tres al cuarto. Con Crash decidió rodar una película hipercomercial y tópica con un bonito disfraz "indie" y mucha gente se creyó el experimento. Ahora, con En el valle de Elah, ha rodado un vulgar y simplón thriller, ¿cuál es el disfraz para esta ocasión?, el de cine ideológico y comprometido. Con calzador asistimos a una forzada justificación sobre el porqué de la, se supone, truculenta historia que se cuenta, justificación que no revelaré para quines no hayan visto la película, pero desde aquí les diré, en mi humilde opinión, que vean otra película. La ideología general del filme es peligrosamente ambigüa: Irak corrompe a los pobres soldados que están allí, se presupone una ideología crítica con la incursión estadounidense en Irak, pero con elementos narrativos propios de la más rancia ideología estadounidense ultraconservadora (más allá del personaje de Tommy Lee Jones, conservador militar que despierta de su sueño), estamos por momentos ante el conservadurismo fílmico más atroz que realmente es el que más se ha impregnado en mis retinas. Conservadurismo con crítica fácil a la política exterior del país, pero con respeto, mucho respeto por la bandera. Por favor...
Cine indefinido, por lo tanto fallido. Si añadimos el grueso de esa narración plana una evidente falta de personalidad, de apoteosis de la planicie fílmica, ¿qué nos queda?:una mala película que encantará a quienes les gusten las historias "bigger than life", aquí tenemos a un acartonado Tommy Lee Jones, a una sufrida Susan Sarandon, a Charlize Theron jugando de nuevo a ser una actriz seria quedándose, como siempre, en el terreno de la nada, una maraña de secundarios tópicos.
Por lo menos, Haggis no nos ha venido con pretensiones artísticas ultratrascendentes como en Crash, menos mal, ahora sólo es ligeramente didáctico y más inofensivo, así, mi enfado ante la cinta es menor que con la que ganó un Oscar de esos. Pensemos por un momento en Crash.

Qué mala era.

En conclusión, Haggis se nos muestra como un artesano para Hollywood. Había que enmascararse en la independencia en su anterior película para ganar adeptos. Ahora ya no hace falta, ahora se limita a darle al público lo que por desgracia pide. Nunca lo llamaría autor, pero sí, artesano, un buen artesano, sólo un excelso artesano podría perpetrar semejante crimen. Además, un artesano tramposo, un artesano que va de autor ideológico. Si Haggis no vuelve a hacer cine lo celebraré, pero en caso contrario, podré celebrar mi enfado "hagginiano" bianual, siempre y cuando no se le crucen los cables y se ponga a hacer una película al año como Woody Allen. Espero que no.
chobrein
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5
8 de noviembre de 2007
79 de 181 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cualquier cinéfilo inexperto, ingenuo o listillo (ingenuo engreído) saldrá de los cines con su palestina enrollada al cuello, se colocará sus gafas de pasta y pondrá la mano sobre el mentón mientras hace corrillo con sus amigos intelectuales y bohemios y comentará lo muchísimo que le ha transmitido esta película.
Una vez más estamos ante el engaño del manierismo. Como sucedió con una de las películas más comerciales del siglo pasado, El Mundo de Apu, los espectadores occidentales se dejan seducir con las descripciones de las sociedades foráneas y abren la boca mientras un reguero de baba acompañada con restos de palomitas (los bohemios también toman palomitas) y dicen: mira tú, cómo viven, es injusto, esos fundamentalistas qué mal tratan a su sociedad y a sus mujeres, hay que acabar con ellos.
Si les añadimos unas pizcas de estética "innovadora" el resultado es el aplauso de los bohemios de los festivales y posteriormente de los bohemios que acuden a las salas. Aparte de los bohemios también me imagino a las manadas cinéfilas de más de cuarenta años que salen muy concienciadas del cine y sorprendidas. Imagínense a la típica señora con su abrigo de visón y su permanente comentándole a sus amigas lo impactada que está por cómo han vivido en Irán los vaivenes políticos durante finales del siglo XX.
Bien, constataré que la estética de esta película es apabullante, arrolladora, hermosa, el uso de la música es brillante, pero no me quedo con eso precisamente. Dejando a un lado el humor fácil que impregna sus fotogramas haciendo que los bohemios que me acompañaban en la sala riesen mientras yo me sonrojaba, hay un asunto que me indigna: EL PANFLETO POLÍTICO.
Cualquier panfleto cinematográfico venga de donde venga me irrita, a pesar de que esté de acuerdo con él, la situación de represión que ha vivido Irán me parece repugnante, pero no me gusta pagar para que me den una clase de política unilateral. No se trata de que me enseñen el otro punto de vista, sino de que no me traten como a un gilipollas. No necesito que me abran los ojos y me digan: mira cómo vivimos, esto está mal. Quiero juzgar por mí mismo, el director debe mostrar los hechos y dejar que el espectador decida si acepta su tesis o no.
Pero claro, como el envoltorio es precioso la gente no usa sus neuronas y sale encantada del cine cuando yo, salgo muy cabreado.
Me gustaría volver a ver la película contemplando sus imágenes sin sonido, pero resulta que también son panfletarias. Tendré que proyectarla en el salón de mi casa cuando yo no esté, así sólo se podrá cabrear un vecino inteligente que esté espiando mi hogar con prismáticos.
chobrein
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1
16 de mayo de 2007
25 de 94 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es aventurado criticar un producto especialmente cuando no se analiza íntegramente. Soy de los que defienden que a las teleseries hay que darles (en ocasiones) una oportunidad sustentada en un puñado de capítulos para tener una visión más rica de las mismas. El primer capítulo de Lost me dejó indiferente, al cuarto comencé a respetarla.
Pero en ocasiones basta con un par de planos, un puñado de líneas de diálogo, un instante con unos actores patéticos y sobreactuados (me refiero a cuando sobreactuar consiste en un exceso hueco) para poder sentar cátedra.
No he visto un solo capítulo entero de esta ridícula teleserie, pero no necesito verlo; no he visto más de dos secuencias seguidas, pero nada me aportaría ver tres secuencias; no he podido ver la evolución detallada de los personajes a lo largo de varios capítulos, pero con los fragmentos que veo de vez en cuando ya me basta para adivinar que los personajes son igual de gilipollas a lo largo de las diversas temporadas; no puedo perder mi tiempo contemplando más de seis minutos y 16 segundos seguidos de esta patética teleserie.
No voy a caer en la crítica fácil de que el público es vulgar porque los que tenemos dos dedos de frente ya lo sabemos. ¿De qué me serviría hacer un libro de trescientas páginas ahondando en el tema cuando tenemos pruebas? Una prueba contundente y evidente por sí misma, la prueba de que cuando un producto tan ridículo agunta más de una temporada en antena, es vendida a decenas de países, goza de beneficios adicionales como la venta de dvds e incluso un videojuego... verificamos que la basura siempre ha vivido, vive y vivirá (perdón por usar un recurso retórico tan manido y fácil, pero comprenderán que no puedo depositar imaginación para criticar esta chorrada).
Porque son náuseas las que siento cuando veos las auténticas naderías que vomitan los actores, el tedio de las situaciones, la gilipollez supina general, ese presunto humor. No puedo, no puedo, y encima este producto tiene cierta aureola de prestigio. A pesar de que la prueba ofrecida es contundente, cuando contemplo instantes de esta necedad llega un momento en el que dudo y reflexiono (a pesar de contradecirme): ¿puede la gente ser tan gilipollas?, entiendo que los responsables de este producto lo sean como artífices de ofrecer semejante salvajada a la gente, pero, ¿los demás? ¿Por qué este producto tiene tan alta media?
chobrein
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