Pues eso, esta tarde voy de visita a casa de una amiga cuando ahí, en el TV, aparece recién empezada... "esta pelí".
Seguimos hablando de nuestras cosas, ambos conscientes de que aunque no la hayamos visto juntos, la conocemos hasta la saciedad, quizá un poco más yo por aquello de ser cinéfilo. Poco a poco, sin pretenderlo, ahí estamos los dos otra vez enchufados, a una peli que nunca aburre, justo a punto para tragarnos del tirón, antes de que llegaran los endiablados anuncios, ese momentazo que es la secuencia entre Vincent Vega y Mia. Cuantas veces no habremos nosotros bailado juntos en nuestros antros de turno ese baile, salvando las distancias, of course. Aún así permanecemos sin comentar estúpidamente la jugada, y aguardamos embobados, a sabiendas de que cada detalle que está por venir no merece pérdida...(ella hace rato que subió el volumen)

Que calidad de puesta en escena. Que banda sonora. Cuanta originalidad, ritmo, belleza icónica y demás añadidos que pocas personas podrían cuestionar se dan en esta obra. Y no hace falta ser fan de este director para reconocer su estilo y elegancia( a mi no siempre me cae bien) . Es una de esas pelis que se pueden ver mil veces y de mil maneras. Me encanta que sea episódica, pues una vez conocida la historia, no te sientes obligado a verla de una forma continuada. Me sucede algo parecido con Forrest Gump. Son pelis, en cierta forma, un poco adictivas, como esos temillas musicales que una siempre tiene a mano porque nunca fallan.

En fin Mr. Tarantino, aunque no seas Santo de mi devoción, entre otras cosas porque lo tuyo es ser diablillo, me quito el sombrero, aunque yo no use de esas cosas.